miércoles, 26 de febrero de 2025

SE PUEDEN RECICLAR LOS PENSAMIENTOS?

             Una retórica pregunta. Se me vinieron a la cabeza varios pensamientos, en tropel, claro está y eso hizo que repensara la pregunta.

             Una de ellas, me imaginé asimilándola a la terquedad. Dele que dele el mismo pensamiento, generalmente abrazador y la misma respuesta como si no hubiera otra opción, de allí la similitud con la terquedad. Ese dale que dale como canción que se entroniza sin posibilidad de dejarla ir, dale que dale sin saber por qué carajos se quedó ahí, obstinadamente, sin quererse ir, voluntariamente.

             Hago entonces un pare. Qué es el reciclaje o qué significa reciclar[1] y toda su significancia lo lleva a su sinónimo: basura. Supongo que es porque es lo que ahora se acostumbra, para estar a la moda, no por íntima convicción. Cosas que se me ocurren.

             Entonces reciclar es, en la voz de la academia, el proceso de transformación de desechos a nuevos productos que permiten la reutilización.

             Así visto, es convertir basura en un nuevo producto. Entonces me preguntaba si el pensamiento se podía reciclar. Pero pensaría uno ante todo que tendría que tener pensamientos basura, inútiles, desechables. Y pensamientos inútiles es lo que más tenemos, valdría la pena reciclarlos en pensamientos productivos, mejor que dejarlos en el basurero (y eso me lleva a otra pregunta adicional, igualmente retórica, en dónde se almacena la basura del pensamiento? Que por ser retórica es mejor dejarla quieta, por el momento). Y eso me lleva al inicio, a la terquedad, somos tan tercos que nos da por no desecharlos, mantenerlos, mantener en una palabra la inutilidad.

             Y habría que ver si se trata de pensamientos propios o adquiridos -de conocimiento, me preciso-, pues en ambos casos hay mucha utilidad (o inutilidad, si se quiere). Por ejemplo, de qué me sirve hoy saber que Bolívar ganó la batalla de Bomboná en 1822, si ni siquiera recordaba el año y menos en dónde quedaba el pueblo ese, si he de reconocer mi olvido. De cultura general, me dirá alguien; otro dirá que el que no conoce la historia está condenado a revivirla y me preguntaba cuándo será eso, si habrá otra Bomboná, si será pronto, si debo conocer la estrategia usada por Bolívar, dos siglos después y si seré yo el comandante, pues de lo contrario, para nada me ha de servir. Estos sí que son pensamientos inútiles y no vale el reciclaje, me digo.

             Más bien dejemos la terquedad y pensamos en a mí qué carajos me importa si los pensamientos pueden reciclarse y como para qué. Algunos pensarán en que les hice perder el tiempo leyendo estas letras. Era para demostrar tercamente que existen pensamientos inútiles, los más, que pueden reciclarse en una buena o mala lectura, me defiendo. 

¡seguro, segurísimo, Brilka, porque el primer beso de nuestra historia tiene que ser bello a toda costa.[2] 

Tomado de Facebook
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[1] tr. Someter un material usado a un proceso para que se pueda volver a utilizar. Sin.: regenerar. tr. Tecnol. Someter repetidamente una materia a un mismo ciclo, para ampliar o incrementar los efectos de este. RAE.

 [2] La octava vida (para Brilka) - Nino Haratischwili.

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