viernes, 29 de marzo de 2024

SEMANA SANTA O REMINISCENCIAS DE UN ANCIANO

                 Semana de pasión o de recogimiento, se decía en mi época Y en viernes santo me dio por recordar aquellas épocas que aún eran las épocas de tradición de cientos de años que veníamos heredando y que creíamos perdurarían con el paso de los años.

 

                Lunes, martes y miércoles santos pasaban como de vacaciones escolares, nada diferentes a las de mitad o fin de año. Pero lo que eran el jueves, viernes -especialmente el viernes- y el sábado santos eran particulares, de respeto -si el hablar bajito era respeto-.

 

                He de advertir que provenía de una familia católica, respetuosa de las tradiciones religiosas de la época, así como mis padres lo eran en su propio momento. Además estudiábamos en colegios religiosos, como era la usanza. Con lo que se quiere decir que fuimos inoculados debidamente en su momento de mártires y sentimientos de culpa ajenos.

 

                El jueves santo era de recogimiento. Ya de por sí las emisoras, de radio y televisión, dedicaban la programación a la reflexión, se suspendía la música no sacra, proliferaban el radioteatro o las películas de santos y del martirio del Señor. El medio ambiente se inyectaba de pesadumbre, se hablaba en voz baja. Se iba a visitar los llamados monumentos que no era otra cosa que ir de iglesia en iglesia -si eran siete se ganaban no sé qué indulgencias plenarias, es decir, las llamas del infierno se alejaban un poco de los penitentes-. Recuerdo que en la tarde de ese día mi papá cogía a sus tortolitos y con ellos iniciaba la peregrinación. En una u otra iglesia, según la hora a la que se accedía, coincidía el sonido de la matraca -aquél instrumento de madera que simulaba el canto de una urraca, lo que nos hacía gracia y nos invitaba a reír, solapadamente, claro está, porque en caso de evidencia mi papá no perdonaba el respectivo cocotazo-.

 

                En la casa solo se oía música sacra, aunque ya habituados por cuanto que mi papá casi siempre oía música clásica. El silencio en las calles era notorio, diferente, apagado, respetuoso? podría decirse. Todo el comercio cerrado, el lunes santo, a más tardar había que hacer el mercado de toda esta semana. El viernes, esperar las tres de la tarde, generalmente con aguacero que anunciaba la hora, cosa curiosa y emisoras y televisión transmitiendo el sermón de las siete palabras, discurso por demás aburridor, con sonsonete de sacristía que un niño no entendía.

 

                Esa era la semana santa hasta que a mediados de los años setenta la cosa se fue relajando, ya emisoras y televisión no eran tan apagadas, tímidamente empezaba a darse otro tipo de programación, ya se podía jugar en las calles, como solía hacerse entre vecinos de la misma cuadra, ya no era tan obligatorio el acompañamiento a procesiones y visitas sacras. Las familias pudientes empezaron a tomarse un descanso veraneando en los alrededores de la ciudad, a tierra caliente, como se decía antaño.

 

                Y llegaron ya los ochentas, ya uno profesional, empleado, casado y con hijos y el relajamiento de las costumbres se hizo más notorio, ya no había semana de reflexión o más bien sí, se reflexionaba si se podía uno ir de vacaciones con la familia a tierra caliente, sin motivo religioso alguno, aunque aparente, supongo.

 

                Y pasaron esos años y llegaron los noventa y los dos mil y la cosa se relajó de tal manera que para aquellos jóvenes -nuestros hijos- el viernes santo era de trago y festejo y todo el sentimiento de semana santa desapareció, la costumbre religiosa se evaporó completamente -no es que me esté quejando, sino que quiero dejar constancia de cómo una costumbre puede desaparecer, casi sin darse cuenta, tal como se extinguen ciertos animales y plantas, sin darnos cuenta. Solo recordar dos frutas que desaparecieron y que no se consiguen, al menos he tratado de volverlas a saborear inútilmente, la pomarrosa y la lima, para citar dos ejemplos-.

 

                Después del dos mil con tanto avance, la programación cambió totalmente, ya la tierra caliente igualmente quedó en el olvido, el plan de semana santa es irse a otro país a pasarla bueno bien alejados de la realidad cotidiana.

 

                Son cosas que pasan, no me quejo, pues fui parte de la transformación y de alguna manera coadyuvé para que así fuera, lo que me lleva a pensar que todo puede pasar en este mundo y ya no hay de qué asombrase, pues hoy todo es posible.

 

«No es que cuando dejamos de creer en Dios de pronto no creamos en “nada”… Creemos en cualquier otra cosa».[1]

Tomado de Facebook
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[1] El jardín de las sombras. Ian Rankin.

miércoles, 27 de marzo de 2024

INCONGRUENCIAS

                 La velocidad es hoy una de las metas que se buscan para proyectar cohetes, para hacer eficientes ciertas actividades. Pero me pregunto cuál el interés de producir carros común y corriente que superen velocidades de 250 y 300 kms. por hora y que alcancen la mayore velocidad en fracciones de segundo, que acelerando se logre en tres segundos superar los 80 kms. Sinceramente no lo entiendo.

 

                Y no lo entiendo por razones de sentido común. Las zonas urbanas actuales tienen el límite entre 30 y 50 kms. Para qué quiere uno un carro que llegue a 300 por hora? Y si vamos a las carreteras en estas no pueden superarse los 80 y en las autopistas como máximo 120 aunque lo corriente está en 100. Entonces me sigo preguntando, para qué un vehículo que llegue a 300 por hora si no puede andar a más de 120? No le encuentro lógica, lo que sí entiendo es que entre más velocidad más precio y a más precio más pantalleros se vuelven sus dueños, pueden decir que tienen un superauto pero omiten decir que en la ciudad no pueden ir a más de 50, como los carros del resto de mortales. Pagan el precio, para levantarse la autoestima, nada más, porque de utilidad les sirva para tres cosas… Si no es por eso para qué pretender un carro que en tres segundos alcanza los 250 km. por hora?

 

                Estupideces de los seres humanos cuyo ego está por los suelos, me digo, simples fantoches que solo pueden demostrar su valía con argumentos simplistas. Esas son las incongruencias que me llaman la atención.

 

Yo viví el sesenta y ocho, hijo, y no sirvió para nada. —Hizo una pausa—. Ni entonces ni ahora, si te digo la verdad.[1]

Tomado de Facebook
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[1] Nombrar a los muertos. Ian Rankin.

lunes, 25 de marzo de 2024

DOS SUEÑOS

                 Consecutivos, he de aclarar, uno tras otro o una noche y la otra, como se prefiera. Me llamaron la atención al ver que podían delatar lo que podría ser una parábola[1], me digo y guardadas proporciones aclaro.

 

                En la una me veía en conversación con otros, que a la larga eran mi mismo yo, una especie de esquizofrenia supongo (o sicosis o bien trastorno de personalidad múltiple, qué sé yo), en que los varios personajes intervinientes, si mal no recuerdo todos en un bus, recibían órdenes y el yo que no aparecía en el cuento las daba a los otros yo que sí aparecían de cuerpo presente, pero ajenos, quienes portaba sierras de podar y a cada orden mía cortaban un brazo por allí, una cabeza por allá, eran obedientes, concluí, no discutían, simplemente obedecían. Eso es todo lo que recuerdo pues el final se desvaneció con el despertar.

 

                En la siguiente noche me veía dando órdenes por interpuesta persona, como si fuera una marioneta de mí mismo, manejaba mis propios hilos, en cuerpos ajenos, no sé si como una escena vista desde afuera y continuación del sueño de la noche anterior. Este sueño se difuminó de tal manera que no recuerdo ni la trama ni la conclusión.

 

                Un ejercicio para algún siquiatra que ande desocupado, revelador de esa otra cara que tenemos oculta, bien oculta, pero no tan oculta que impida que salga en algún momento. Eso me llevó a pensar en que hubiera sido un buen espía, un razonable nazi, un servidor de los servicios de inteligencia, de cualquier país, porque en todos se cuecen habas. Y esa maldad que se oculta en cualquiera de esos oficios termina siendo tergiversada por uno mismo bajo argumentos de servir a un bien mayor y por tanto no imputable como maldad propia del ser humano, exculpante de actos perversos.

 

                Supongo que aduje la palabra parábola pretendiendo que contiene una verdad espiritual no tan buena como debería ser.

 

Sintió un escalofrío. Comprendía lo que generaba atrocidades como la de Villefranche[2] y que en pleno siglo XX siguiesen perpetrándose en el mundo barbaridades así. Era consciente de la crueldad congénita del género humano y de que frente a tantos actos de barbarie de nada servían la valentía y la bondad.[3]

Tomado de Facebook
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[1] Las parábolas de Jesús son aquellas breves narraciones dichas por Jesús de Nazaret que encierran una educación moral y religiosa, revelando una verdad espiritual de forma comparativa. La parábola es un relato religioso corto que es fácil de comprender y brinda verdad espiritual.

[2] Cuando me referí al ficticio pueblo francés de Villefranche d’Albarede lo hice pensando en el pueblo de Oradour-sur-Gláne que sufrió el ataque de la Tercera Compañía del Regimiento «Der Führer» de las SS. En la tarde del 10 de junio de 1944, la Tercera Compañía —«Das Reich»— entró allí y obligó a los vecinos a concentrarse en la plaza. Metieron en la iglesia a las mujeres y a los niños y con los hombres hicieron grupos que fueron conducidos a diversas granjas y otras instalaciones de las afueras. Los mataron a todos.Se hizo un recuento de seiscientas cuarenta y dos víctimas, pero se calcula que aquel día perecieron unas mil personas aunque sólo se logró identificar cincuenta y tres cadáveres. Un niño de Lorena que había visto las atrocidades de las SS pudo escapar en el momento en que las tropas irrumpían en el pueblo, y en la granja de Laudy cinco hombres lograron salvar sus vidas saliendo a rastras del edificio en llamas y escondiéndose. De la iglesia escapó una mujer que saltó por una ventana tras hacerse la muerta junto al cadáver de su hijo. Los soldados fueron casa por casa sacando a enfermos y ancianos para fusilarlos y quemarlo todo. Los cadáveres fueron arrojados a fosas o pozos o introducidos en hornos de pan.El oficial al mando era el general Lammerding, el mismo que el 9 de junio ordenó en Tulle la muerte de noventa y nueve rehenes, responsable también del genocidio de Oradour. Al final de la guerra, Lammerding fue capturado por los ingleses, quienes se negaron a extraditarlo a Francia, pero le permitieron regresar a Dusseldorf donde dirigió una boyante empresa hasta 1971, año de su muerte. El jardín de las sombras. Ian Rankin.

[3] El jardín de las sombras. Ian Rankin

viernes, 22 de marzo de 2024

CHURCHILL

                 Estadistas como éste lástima que hayan desaparecido, los de ahora son unos meros aparecidos. Y a él, según leí, se le atribuye la siguiente frase:

 

Si estás en el infierno, sigue caminando.

 

                Frase para la reflexión y para no olvidar en caso necesario.

 

                Naturalmente estando en el infierno de la depresión, del miedo, de la rabia, la mente se obnubila, se inmovilizan los sentidos y los consejos no sirven para nada, muchas veces para dar más piedra de la que se tiene.

 

                Los consejos son geniales para darlos, no para escucharlos y menos para ponerlos en práctica porque uno está cegado precisamente al estar en medio del infierno y la fijación de la idea que le llevó a ese infierno no permite siquiera ver el purgatorio, que sigue siendo el infierno pero con un poco de calefacción, supongo.

 

                Eso me lleva a pensar que los consejos en esos momentos, además de innecesarios, resultan inútiles.

 

Recordó las palabras de Levy: «¿Puede el tiempo borrar la responsabilidad?». La justicia era algo bueno y noble, pero la venganza…, la venganza era un sentimiento mucho más fuerte que un concepto abstracto como «justicia».[1]

Tomado de Facebook
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[1] El jardín de las sombras. Ian Rankin.

miércoles, 20 de marzo de 2024

RE-FLEXIONES

                 Son imágenes que no requieren comentarios adicionales, son solo cosas de nuestros días y ellas se explican por sí solas.

                 Para los subnormales de ahora:



Y de esta manera son civilizaron:


Cosas que no tienen explicación:

 


Y recuerdo cuando en los aviones no se podía usar celular, salvo para pagar los consumos, que esas operaciones no tumbaban el avión. Válgame Dios.


 Y a mayor tecnología, más retraso, me digo:

Tan difícil de contestar preguntas simples, eso nos ha llevado a hacer preguntas estúpidas?

 


El mensaje era simple, pero somos dados al complique:






Y lo bueno es que se me vienen a la cabeza cuando no tengo con qué escribir.

Y esto es lo que demasiadas veces quisiéramos:

Y ahora que lo sabemos, seguimos igual:


Una gran verdad que nos negamos a aceptar:


A esto llamo yo modernidad:
Y el colofón indispensable:



                A veces es bueno reflexionar o al menos leer buenos memes, que algo se quedará, como los libros.

 

Son para ser leídos —respondió el profesor Costello con toda la inocencia—. Para ser disfrutados, admirados. ¿De qué servirían encerrados en una caja fuerte o en la vitrina de alguna vieja librería?[1]



[1] Jack al desnudo. Ian Rankin.

lunes, 18 de marzo de 2024

DESPERTARES

                 Una acción siguiente al despertar es tomar conciencia del rededor y luego asumir el hecho de levantarse.

 

                El empleado pensará: un día más. El pensionado: un día menos.

 

                El primero tiene alternativa, puede maldecir por ser un día más de esclavitud o bien un día mas que le permite devengar. El segundo no tiene opción.

 

                El acto de levantarse es decisivo, cada cual adoptará su decisión de lo que será su vida en el transcurso de ese día, aún siendo un día rutinario, previsible, predecible, rutina de cualquier día, de todos los días.

 

                Aunque si he de ser sincero, creo que nadie se levanta haciéndose esas preguntas tan trascendentales, simplemente se levanta y continúa con su rutinaria vida de desempleado, de empleado o de pensionado.

 

Lorenzo preguntó: Juan, tu eres vago?

Aturdido al no saber qué responderle, sabiendo que sus preguntas generalmente me ponen en aprietos y sin posibilidades de salir bien librado me limité a decirle: Sí, soy un vago pensionado.

Así zanjé olímpicamente tan filosófica pregunta.


Tomado de Facebook
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viernes, 15 de marzo de 2024

CUÁNDO SE PERDIERON LAS TRADICIONES?

                 Una pregunta que escuché en la televisión; esas tradiciones que venían de los abuelos y que con ellos venían de tiempos inmemoriables, repetidos por generaciones y que sufrían variaciones, claro está, pero no tan notorias.

 

                Parece que con el tiempo se fueron evaporando, a partir, supongo que de los sesentas, esa etapa que cambió radicalmente a todo el mundo a pesar de que nuestros padres trataron de seguir manteniéndolas pero que nosotros, como padres, dejamos que se volatilizaran y de los que nuestros hijos tendrán un vago recuerdo.

 

                Entonces parece que fue nuestra generación la que permitió el salto de tradiciones y más que salto, el cambio dejando desfallecer a las viejas tradiciones. Ya no es lo mismo, lo sé a pesar de quejarnos, pero hemos sido responsables, para bien o para mal, del cambio surtido y somos resultado de nuestro propio tiempo y así debemos asumirlo, no hay de otra y es lo que hay, todo se fue diluyendo en el tiempo, por poner unos ejemplos, la música colombiana, las navidades, las semanas santas, todas esas festividades quedan en el recuerdo, que como recuerdo que es se desvanecen en el tiempo.

 

                A eso mismo estamos condenados al saber que ya nos falta poco para desvanecernos en el tiempo que nos correspondió.

 

Las cosas siempre resultaban más complicadas de lo que uno pensaba. Pero cuando pensaba en ello, las complicaba aún más, figurándose que iban a salir mal, en vez de esperar lo mejor. Sí, él, desde muy joven, como método para estar mejor preparado ante los avatares de la vida, había optado por ser pesimista. Siendo pesimista, si las cosas salen mal, no le pillan a uno por sorpresa, mientras que si salen bien, es una agradable sorpresa.[1]

Tomado de Facebook
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[1] Resurrección. Ian Rankin.

miércoles, 13 de marzo de 2024

Ñ

                 Me llegó una historia sobre la letra eñe bastante interesante, desde su nacimiento -producto del ahorro del espacio por aquello del costo del papel- hasta su querida desaparición, cuando los europeos propusieron su eliminación, pues España era el único país europeo que la utilizaba y dañaba los estándares del teclado de computadores, menos mal no pudieron.

 

                Por esas casualidades de mi pensamiento (pero qué casualidad, dirá alguien), me di cuenta que todas las letras del alfabeto eran féminas, de la a a la zeta, el único masculino entre ellas era el alfabeto (habrá alguien que le critique por ser el patriarca). No habrá motivo para denunciarlas por sexismo? Por segregación? Por discriminación? Pero como fue la real academia quien lo dispuso, que se ha de hacer, si ella igualmente es fémina.

 

                Aunque como venganza masculina, caí en la nota de que todos los números son masculinos, del uno al nueve, incluido el cero, lo que ya es un consuelo.

 

                Y cuando hice el comentario de las letras féminas, uno de los genios de mis hermanos saltó diciendo: Pero la hache es muda!

 

                Sí, pero sus mañas se da para hacerse notar, repuse. Lástima que solo sea una muda.

 

La gente sabía y sentía cosas que él nunca había sentido. Él pensaba que sabía lo suyo, y cuando era niño creía saberlo todo. Pero ya no pensaba igual. De lo único que uno puede estar seguro es del interior de su propio cerebro, y hasta en eso cabe equivocarse. «Ni siquiera me conozco a mí mismo», pensó. (…) Y a medida que pasaban los años la entendía menos aún.[1]

Tomado de Google


[1] El jardín de las sombras. Ian Rankin


lunes, 11 de marzo de 2024

A PROPÓSITO DEL DIA DE LA MUJER

                 Estamos en una sociedad a la cual no sé qué epíteto darle, pero buena imaginación que sí tiene, a cada día que pasa se le celebra algo a un personaje, así sea a la empanada, a la raza o a lo que sea. Me imagino que el día del pájaro chogüí se busca uno para darle el regalito.

 

                Y el día de la mujer me dio la papaya correspondiente. La fama es de ellas, nosotros los hombres, pobres condenados a ser tiranizados. Llámenme como quieran, sexista, machista o lo que sea, sinceramente me tiene sin cuidado, pero los memes ajenos me dan pie para incluirlos en este blog. Tal cual.

 




                 Y efectivamente no sé de dónde viene la fama que se han ganado las mujeres y muchos de los apuntes además de su gracia, tienen tras sí su verdad, así no se quiera aceptarla o se tema aceptarla en voz alta por el temor a ser tildado de sexista o machista, de muchas cosas más nos han tildado, para qué avergonzarse?

 

Y como decía el sabio filósofo House:

 


 

En consecuencia iniciemos este periplo de tratar de entender a una mujer:

 












          O me habré equivocado mucho?
 

 

                Es lo más cierto del mundo. Y en el mundo de los casados, uno debe tener claro el papel que desempeña en él:

 


 


 





 


 




                Porque igualmente hay un viejo aforismo[1], a pesar de ser retórica la pregunta:

 


 

                Y las consecuencias son evidentes:

 


 



  



                Y una solución, temporal, puede ser:

 




 

En conclusión:

 


 

 

                Pero eso sí, tengan cuidado:

 



                Y para las mujeres:

 




 

            Para culminar, lo dije con todo respeto…

 




[1] Un aforismo es una sentencia que pretende expresar una idea de manera concisa, coherente y en apariencia definitiva.​El aforismo es el género literario más breve y más conciso, pues lo definen así sus propias características estructurales y de extensión.