lunes, 29 de agosto de 2022

¿Y DÓNDE ESTÁ DIOS?

                Pregunta al ver Cosmos, versión 2020.

 

                Pregunta que en circunstancias desgraciadas se hacen los afectados, el que está en la miseria, el huérfano, el viudo, el lisiado, el que está tocando fondo, el que sufre.

 

                No me encuentro actualmente en ninguna circunstancia que me haga preguntarme dónde andaba Dios, pero sí me puedo preguntar: En dónde está Dios y naturalmente no tengo respuesta y seguro que mientras esté vivo no obtendré respuesta, no soy un místico, tampoco uno de los elegidos, soy un simple mortal y como tal, por ahora no tendré respuesta alguna, pero valió la pena hacerse la pregunta, aunque retórica: En dónde está Dios.

 

                Y una respuesta retórica, si ello es posible, qué importa dónde esté, la vida sigue, estando o no estando, con dichas y desgracias, así es la vida, hay que seguirla viviendo esté o no Dios.

 

Cierto es que existen cosas de las que nadie debería dudar, pero también lo es que la carne es débil y no hay minuto en la vida de un hombre en el que las preguntas sin respuesta no provoquen vacíos, y en muchas ocasiones, vacíos de fe. Me sentí más humano.[1]

Tomado de Facebook
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[1] El Inquisidor. Patricio Sturlese.

viernes, 26 de agosto de 2022

DOS FRASES

            Viendo una película me llamaron la atención dos frases, una vista al inicio, otra al final.

 

                La primera atribuida a Mark Twain: No es lo que no sabes lo que te mete en problemas, sino aquello que tú sabes con certeza, pero que no era tan verdadero

 

                Quería profundizar, pero palabras no me salieron, era como si bastara con su enunciación y por ello la dejo así, como enunciado, ya cada cual verá cómo las toma.

 

                Y la segunda, en un diálogo tenido en una cafetería, en la que uno de los protagonistas decía que la había oído en un café de Nueva York, palabras más, palabras menos: La verdad es como la poesía, nadie la quiere oír.

 

                Quedo sin palabras, solo con mil ideas.


Tomado de Facebook
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miércoles, 24 de agosto de 2022

JUEGO DE PALABRAS

Qué curioso es el tiempo. Y estaba pensando en el clima, con sus subidas y bajadas intempestivas.

 

Y recordé la voz de un fraile que explicaba a un policía que quería saber sobre el pasado de un cura. Con voz suave, pero firme le dijo: Aquí vivimos el presente, sentenció.

 

Qué curioso es el tiempo. Cuál? A qué tiempo se refiere? Y refiriéndose al tiempo temporal, a que forma verbal? Pasado, presente, futuro, pasado imperfecto, futuro imperfecto, acaso habrá un presente imperfecto, futuro condicional, presente condicionado?

 

Y si es el tiempo climático, a cuál se refiere? Al gris que anuncia lluvia, al negro tormenta, al ocre ocaso, al amanecer brillante? O al frío glacial, al frío de medio día, al calorcito del amanecer, al abrazador medio día, al templado que no se define si estar aquí o allá, o al aguacero que cae sin ningún anuncio, pero premeditadamente.

 

Qué curioso es el tiempo, pensé una vez más. 

Tú eso no lo has pensado nunca, Ruth, pero todos los momentos maravillosos son inútiles.[1]

Tomado de Google
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[1] Una novela de barrio. Francisco González Ledesma.

lunes, 22 de agosto de 2022

TIEMPOS

            En la caminata diaria con los perros, una vía siempre transitada, Mónica paró al ver un conjunto residencial en una zona que no es vieja y me preguntó cuántos años ya podría tener e hice mis cálculos y llegué a la conclusión de que tendrían unos treinta años si tenía como referencia la época en que conocí la zona por primera vez.

 

            Ya regresando, mi mirada se fijó en una carnicería y me llamó la atención la presentación de los diferentes tipos de carne. Unos trozos de carne magra, sin casi gordo y me entretuve viendo la distribución. Llamativa, se respiraba limpio, dentro de lo que puede pensarse de una carnicería. Cada cosa en su sitio, todas las carnes limpias, hasta las vísceras. Y eso me trajo a la memoria la carnicería de Don Miguel, la de mi niñez y juventud, con la radio Metropolitana siempre puesta (rancheras, música popular, que para los oídos de la época era música de pueblo, he de confesar, hasta que descubrí la belleza de la voz de Javier Solís, por ejemplo con lo cual ya dejó de ser música de pueblo, aún siéndola).

 

            Don Miguel, hablo de la década de los sesenta, o sea hace ya mucho tiempo, demasiado tiempo. No había orden, las carnes que daban al público era grasosa, llena de gordos, sangruda por doquier, nada más recordar las batas ( o la bata, supongo que nada más tenía una) con la que atendía, llena de sangre, recuerdo que hasta los cuchillos los limpiaba en ella. Las vísceras dejaban mucho qué desear. Desaseo producido por la sangre y la misma actividad eran las reinantes. Uñas largas y negras, sangrantes igualmente, que eran limpiadas con un trapo que se lavaba cada veinte años o simplemente se secaban las manos contra la bata, la eterna bata sangruda. Que mi mamá manda pedir una libra de cadera, que bien bonita, que sin gordos, tajada. Naturalmente don Miguel despachaba la carne que le daba la gana, haciendo oídos sordos al pedido, en particular que no tuviera mucho gordo. Sobra recordar que las moscas pululaban por todos lados.

 

            Hoy, todo lo contrario, hasta las vísceras están limpias, bonitas, no dan asco y ni siquiera se ve mucha mosca. Da gusto comprar menudo, corazón, bofe, menudencias (aunque aclaro que nunca las compro, simplemente dan gusto verlas).

 

            Esos son los sutiles cambios en la vida que no vemos, están y se van dando las transformaciones sin ni siquiera darnos cuenta del avance de la vida. Es un momento en que uno se pregunta cuándo envejecí, cuando me salieron esas ojeras, cuándo perdí el pelo, cuándo me hice viejo, sabiendo que comencé hace muchos, pero muchos años, a hacerme viejo, muy sutilmente.

 

Quizá porque cuanto más me acerco a la muerte más me anima despellejar de mis recuerdos todo lo banal, y una fecha —a pesar de lo que opinen los historiadores— no es más que otro día en el calendario.[1]

Tomado de Google



[1] Líbranos del bien. Sánchez Baute.

viernes, 19 de agosto de 2022

VERDAD

            -Me va a contar la verdad?

            -Cuál verdad?

            - La mía? La suya? La de ellos?

            - La mía está parcializada, no es objetiva, busca la exculpación, me defiendo automáticamente ante algo que me pueda perjudicar o afectar, por inane que sea, es un reflejo condicionado que aprendí desde que tengo uso de razón. Con todo, va a creer en mi verdad, si sabe que no es la verdad, o que es una verdad a medias o en una mentira disfrazada. Y si le contara la verdad, no me creería.

            - La suya, está parcializada, no es objetiva, busca la exculpación, se defiende automáticamente ante algo que le pueda perjudicar o afectar, por inane que sea, es un reflejo condicionado que aprendió desde que tiene uso de razón. Con todo, va a creer en su verdad, si sabe que no es la verdad, o que es una verdad a medias o en una mentira disfrazada. Y si contara la verdad, no le creería.

            - La de ellos? está más que parcializada, no es objetiva, busca la exculpación, es un reflejo condicionado que se aprende desde que se tiene uso de razón. Con todo, va a creer en la verdad de ellos que está más que parcializada, si sabe que no es la verdad, o que es una verdad a medias o en una mentira disfrazada. Y si contaran la verdad, no se les creería.

             Habrá alguien que me crea, si yo mismo ya empecé a dudar? Será que en algún momento podré creer en mi verdad? Me preguntaba. Y la suya? Y la de ellos?

 

Lo importante no es lo que él diga de ti sino lo que tú callas sobre él. Créeme: no hay mayor gloria que el otro desconozca lo que sobre él se piensa. Y en todo caso, no hay mayor venganza que la escritura. La palabra se olvida pronto, pero lo escrito prevalece; la palabra la escuchan pocos, pero lo escrito traspasa las fronteras. Cualquier frontera…[1]

Tomado de Facebook
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[1] Líbranos del bien. Alonso Sánchez Baute.


miércoles, 17 de agosto de 2022

EL HILO INVISIBLE

            El nombre de una película de Prime Amazon. Ariadna fue lo primero que pensé, el hilo que permitió a Teseo salir del laberinto. (No se me tome por letrado, solo investigué en Wikipedia y aunque sí pensé en el hilo, no era ese el hilo conductor al que quería referirme).

 

            Pensaba en el hilo del destino, me equivoqué de personaje, pensaba en el hilo que los antiguos pensaban era tejido para señalar de antemano la vida de las personas. Resultó que eran tres hermanas que representaban el nacimiento, la vida y la muerte (los romanos las llamaban Parcas, -no sé si porque hablaban poco- y los griegos las Moiras), realmente en ese contexto pensé inicialmente.

 

            Pensaba que ese hilo, tejido de antemano, era un destino preescrito, pero no sé si se va escribiendo a cada instante que pasa la vida, refiriéndome a esto último, y aclarado para evitar caer en contradicción, que existía una dicotomía (que puede terminar en un enredo mental, mío).

 

            A ver si me explico: por un lado, a cada instante que transcurre se va visibilizando lo escrito en el libro de la vida. De allí que el futuro inmediato no exista a la vista, pero sí programado y, en este caso se va escribiendo a medida que escribo estas líneas.

 

            Por otro lado, si el destino ya está escrito, es como si se abriera el libro con palabras invisibles, hojas en blanco que no dicen nada pero que contienen ese futuro con palabras invisibles en que ese futuro invisible escrito en el ayer, señalando el futuro de lo que acontecerá al volverse presente la invisibilidad comienza a desaparecer para hacerse palabras visibles en el libro y diario de la vida.

 

            Pero si no existe libro en el que el destino esté escrito o el libro en el que se va escribiendo la vida, qué será lo que existe sin existir? (No, no me he drogado, solo elucubraciones para llenar los vacíos de la vida.)

 

Pero no añoremos el futuro. «No hay peor nostalgia que añorar lo que no ha pasado», dice la canción esa que tanto tararea mi hija Constanza. [1]

Tomado de Google


[1] Líbranos del bien. Sánchez Baute.

viernes, 12 de agosto de 2022

EL LUGAR EQUIVOCADO

            Tomé un taxi. El conductor un hombre mayor que yo. El vehículo algo desvencijado en cuanto los amortiguadores señalaban que habían tenido un mejor tiempo.

             Comenzó el trayecto, música incluida, programas matutinos de chistes flojos y de doble sentido, de esos que al menos a mí no me sacan ni una mueca de sonrisa, por ser tan ordinarios. Chiste flojo, conductor sonriente, conductor que mira por el retrovisor para ver si también me había gustado la ordinariez propia de don jediondo y de los de su ralea, mi cara no refleja ningún gusto, pero el conductor sigue mirando por el retrovisor para ver si me gusta el chiste de turno, pero realmente con la ordinariez ajena no puedo.

             Conductor que se convierte en chofer de buseta. Trancón indeseado, pero son las horas propias para el trancón por mi ruta. No mantiene las distancias, se pega a centímetros del carro que le precede. No le paré muchas bolas, pues el problema no es mío, no voy manejando, el carro tampoco lo es.

             Pero de trancón en trancón comenzó a comportarse como los buseteros de mi época, tratando de pasarse al otro carril con la esperanza de avanzar y un vez allí mirando la oportunidad para pasarse de nuevo al carril del que veníamos. Así todo el trayecto. Culebreado el camino, por impaciencia del chofer que en medio de su situación le pegaba al timón, como si así avanzara. Refunfuñón, fuera de todo. Yo, tranquilo porque iba con suficiente tiempo para llegar y además sabía que era hora de trancón, obligatorio, de esa no me salvaba.

             Todo eso me llevó a pensar que un taxista lo que más tenía que tener era paciencia, pues él, más que nadie, conoce los trancones y horas pico de toda la ciudad y no le encontraba razón de ser a su comportamiento y cada frenada, constante por demás, la hacía a centímetros del carro que le precedía. Mi temor era que le diera. Además de paciencia, debería manejar con más soltura, respetando al menos las distancias consabidas. Mirando con más detalle la cara del chofer, tratando de entender su comportamiento, al parecer permanente, me trajo a la memoria los choferes de bus y buseta de mi época, en la que realmente sí era un peligro montar en buses con choferes locos y además peligrosos.

             Concluyo, ese hombre estaba en el lugar equivocado, por su propia salud mental no debería manejar taxi y menos someter al pasajero a su propia neurosis, pero cómo decirle a un busetero que no sabe manejar?

—El esclavo carece de incentivos, le conviene trabajar lento y mal, ya que su esfuerzo sólo beneficia al amo, pero la gente libre trabaja para ahorrar y progresar, ése es su incentivo.[1]

Tomado de Google.
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[1] Isabel Allende. La isla bajo el mar.

martes, 9 de agosto de 2022

INCOMPRENSIBLE

             He tenido una sensación, por demás absurda, que no he podido explicar a satisfacción mía, tal vez mi cerebro la tenga clara, pero la percepción real no se acomoda a la situación.

 

            Salí de Madrid, España, a las diez de la mañana y aterricé en Bogotá, Colombia, a la una de la tarde del mismo día. Del mismo día, de eso no hay duda alguna. El vuelo entre una y otra ciudad duró diez horas.

 

            Se me perdieron siete horas? Sí, ya sé, no iba sino venía. Sí, ya lo sé, hay muchas explicaciones científicas, pero cómo explicarle a mi cerebro o a mi cuerpo que las cosas son como son, no necesariamente como se sienten.

 

            Y ya estando en mi tierra, en ese suelo que conozco, mirando hacia atrás, solo hacia el día anterior, el paseo se fue desvaneciendo, volvía a mi rutina, todo parecería un sueño, un paseo convertido en un sueño, vívido sí, pero despertando ya a otra realidad.

 

            Son cosas que me resultan incomprensibles.

 

uno suele acordarse de las palabras cuando ya ha pasado la ocasión de pronunciarlas.[1]

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[1] Ricardo González Ledesma. Expediente Barcelona.