viernes, 30 de marzo de 2018

Vagaba sin ningún rumbo


Vagaba sin ningún rumbo, sólo con el peso de la vida, “sólo rodando por el mundo...”, precisamente era la canción que se oía al fondo del paisaje que le rodeaba y pensó: sí, sólo rodando por el mundo y cuando terminó de tararearla recordó aquella vieja canción que nunca le dejaba, a pesar de la aparente contradicción que podía tener con su vida, rodeada de personas pero siempre sintiéndose solo: “Hola soledad, no extrañaba tu presencia, te saluda un viejo amigo...”

Así estaba hoy, sólo rodando por el mundo acompañado de su vieja amiga, la soledad... la soledad del alma...

Quería llegar a ese lugar del sin destino; su ánimo no era el mejor, prefirió dejar que sus pies condujeran su vida, ya estaba cansado de la vida, ya se veía viejo... viejo y cansado...

Sus pies le hicieron entrar a una iglesia, de esas iglesias corrientes con presencia de catedral; gárgolas malgeniadas protegiéndola en las afueras, como impidiendo que el mal pudiera colarse adentro pero a la vez sus feas figuras presagiando el mal que hay afuera. La entrada imponente, techos altísimos como el Altísimo que la presidía, los vitrales que nunca pueden faltar, esa semipenumbra característica de viejas iglesias, el viejo olor de iglesia, los murmullos de los penitentes, los confesionarios vacíos en su oscuridad y de vez en cuando el aletear de las palomas, el único signo de libertad que puede escucharse. Las imágenes de santos y cristos tristes, vírgenes llorando la muerte de su amado hijo, todo demasiado triste. La única que tenía esa alegre tristeza en su bella y fina figura era esa Virgen que mira con ojos de mis pobres hijos, pero que a la vez reconforta y anima; sólo Ella era tranquilidad, esa Virgen hermosamente modelada por el artista que supo ponerle todo su amor a su obra, sólo Ella irradiaba ese azul celeste que le acompaña... irradiaba múltiples sensaciones maravillosas.

Luego de todos estos pensamientos siguió la mirada de la Virgen, ella miraba una cartelera, la miraba de esa forma en que forzosamente redirigía la mirada de quien la miraba. Siguiendo ese llamado miró el mensaje de la cartelera, una frase de San Pablo que decía: “Quitémonos lo que nos estorba y el pecado que nos mata”. Le dio varias vueltas a la frase, le empezó a intrigar, jugó con sus diversos sentidos y concluyó: Quitémonos lo que nos estorba y el miedo que nos mata... Así está mejor, pensó. Ese Quitémonos lo que nos estorba y el miedo que nos mata comenzó a girar y girar en su cabeza. Retornó su mirada a esa comprensiva Madre y repitió: Quitémonos lo que nos estorba y el miedo que nos mata... Y vio la sonrisa maternal de aceptación y se decidió...

Desde ese día decidió ser feliz!

Foto: JHB (D.R.A.)


martes, 27 de marzo de 2018

LA APUESTA DE PASCAL



Una frase oída estando desprevenido. Me gustó y me dije que debía decir algo interesante y me puse a indagar un poco y me llevé la sorpresa de que es mucha mi ignorancia, a pesar de la cultura de la que me precio y lo curioso en todos estos casos, es que proviene de siglos atrás, lo que hace que mi cultura quede pordebajiada.

Entrando en el tema me encontré que don Blas Pascal lo dijo y que Wikipedia me resumió así:

(…) es un argumento creado (…) en una discusión sobre la creencia en la existencia de Dios, basado en el supuesto de que la existencia de Dios es una cuestión de azar. El argumento plantea que, aunque no se conoce de modo seguro si Dios existe, lo racional es apostar que sí existe. "La razón es que, aún cuando la probabilidad de la existencia de Dios fuera extremadamente pequeña, tal pequeñez sería compensada por la gran ganancia que se obtendría, o sea, la gloria eterna." Básicamente, el argumento plantea cuatro escenarios:
- Puedes creer en Dios; si existe, entonces irás al cielo.
- Puedes creer en Dios; si no existe, entonces no ganarás nada.
- Puedes no creer en Dios; si no existe, entonces tampoco ganarás nada.
- Puedes no creer en Dios; si existe, entonces no irás al cielo(1)
           
            Y a sabiendas que me he abstenido lo más posible de escribir sobre religión, tema que lo tengo pensado para cuando la edad avance, me acerque al final y logre cimentar algo, me dio, a más de tema para este blog, para insistir en mi pensamiento sobre el más allá, como una esperanza de vida o como una desilusión de su inexistencia y una pérdida de tiempo en el más acá.
           
Y esta apuesta es precisamente la que he venido digiriendo desde hace un tiempo. He de confesar que mi niñez y juventud estuvo regida por la religión, con monjas y jesuitas, por lo que mi proclividad al desequilibrio supongo que se debió precisamente a ello. Por esto, no profundizaré mucho, por ahora.

            Pero, desde mi óptica de mediana ignorancia, da pie para poder estar medio ecléctico, es decir, configurándome como agnóstico, por el momento. Y leí que es un buen fundamento para el agnosticismo(2), porque así como Dios es azar, en el más amplio significado, nos toca jugar ese mismo juego, dado que la razón no da explicación, fuera de la fe y la esperanza –sin citar el dogma-, pero pare de contar.

            Es por ello lo atractivo de la apuesta, que si pierdo, gano y si gano, también, pensamiento propio de jesuita: si no la gana, por lo menos empátela(3). Esto sí lo aprendí muy bien de los jesuitas.

            Y éste es mi problema mental, que no puedo aceptar que no haya nada en la otra vida, porque si se muere uno y sanseacabó qué objeto se tuvo al vivir? Pregúntenle a un mendigo, al obrero, al esclavo oficinista que nunca podrán hacer plata y responderán: vivir para joderse, lo aseguro. En tal caso la pasaron mejor Pablo Escobar, Hitler y hasta los papas, en medio de sus imperios. Y si lo hay? Para eso está la apuesta, a pesar de esta aparente contradicción que acabo de notar, pero bueno. Me digo que tiene que haberlo –influencia religiosa de mi infancia y juventud?- o sino para qué ser bueno en esta vida si al final de nada valió? Esa es mi dicotomía de veleta en plena tormenta.

Por el momento no me alargo más, sigo con la apuesta ya que me cae como anillo al dedo y retomo las palabras de Bertrand Russell, -que igualmente mantengo como anillo-: no digo que Dios no exista, lo que digo es que hasta el momento no se ha comprobado lo contrario.

¿Quién lo sabe con certeza? ¿Quién lo proclamará? ¿De dónde nació? ¿De dónde provino la creación? Los dioses son posteriores a la creación de este mundo. Entonces ¿quién puede conocer sus orígenes? Nadie sabe de dónde surgió la creación o si Él lo hizo o no. Él, quien lo contempla desde los sublimes cielos, solo Él sabe, o quizás, Él no lo sabe.(4)

https://www.pinterest.es/pin/342695852871605144/

(1) https://es.wikipedia.org/wiki/Apuesta_de_Pascal.
(2) Doctrina filosófica que considera inaccesible para el entendimiento humano la noción de absoluto y, especialmente, la naturaleza y existencia de Dios y, en general, de todo lo que no puede ser experimentado o demostrado por la ciencia. https://www.google.com.co/search?q=agnosticismo&oq=agnosticismo&aqs=chrome..69i57j0l5.2241j1j7&sourceid=chrome&ie=UTF-8. La más sencilla para no entrar en Honduras.
(3) Aun a pesar de las teorías que le contradicen, como la de  Richard Dawkins, (…) usa la hipótesis de que, en el caso de la real existencia de un ser superior, éste en vez de premiar la inteligencia de una persona que use la apuesta de Pascal, la castigue debido a la hipocresía de una persona al creer únicamente para ganar algo”, pero no confío mucho en eso, porque si Dios es todo bondad, mal puede ser que se vuelva malo al final!
(4) Nasadiya-sukta (también conocido como el «Himno de la creación») en el décimo libro del Rig-veda. https://es.wikipedia.org/wiki/Agnosticismo.

sábado, 24 de marzo de 2018

NORMALIDAD



¿Quién me puede enseñar a ser normal si somos únicos?
¿Quién nos puede enseñar si a ellos nadie les enseñó?
Les enseñó alguien que se creía normal,
pero que no sabía quién le había enseñado a serlo,
sólo creían que era normal
y por eso enseñó lo que creía que era normal.

Y así siglo tras siglo, creyendo que enseñaba bien,
que enseñaba lo correcto.

¿Pero qué estaba enseñando? me pregunto.
¿Qué era la normalidad?
¿Qué estaban enseñando? Me repito.

Y si somos únicos, ¿qué estábamos aprendiendo?
Qué normalidad estábamos recibiendo? ¿cuál transmitiendo?

Y entonces me pregunto: ¿qué aprendí?
¿Qué tan normal soy? ¿Qué tanto me acomodé a sus enseñanzas?

Y hoy, vuelvo y me pregunto: ¿Qué tan normal soy?

¿De qué normalidad estamos hablando? Me pregunto.
¿De la que nos enseñaron? ¿De la que me implantaron?
¿Y todo a mi pesar? ¿Y qué mal la trasmití?

Y con todo, sigo preguntándome: ¿Qué tan normal soy?
Si al menos supiera qué significa normal.
¿Será que me volví excepción? ¿O soy una excepción más?
Y ¿debo temer a la excepción?
Porque cuando la excepción llega, lo normal deja de ser.

Y entonces me pregunto:
¿qué pasa cuando la razón deja de tener razón?
Y ¿cuando lo normal deja de ser normal, por tanta excepción?
Sólo sé que moriré sin explicación.

Todos los hombres nacemos con los días contados.(1)
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(1) Julia Navarro. La hermandad de la sábana santa.

jueves, 22 de marzo de 2018

DEJANDO SOMBRAS



Al pasar por la vida dejamos sombras, no sombras de recuerdo de lo que fuimos, sino sombras invisibles de lo que somos, como estelas de espíritus caminantes en otra dimensión. Esa sensación que a veces nos acompaña y que de algún modo y en algún momento notamos como compañía que a veces asusta, que otras se agradece, por no ser conscientes de ellas.

Será que dejamos alguna sombra de este tipo a nuestro pasar? Tal vez la cuántica tenga la respuesta.

Las sombras serán los recuerdos que dejamos en otros? En las situaciones vividas? En el tiempo?

Será que en cada instante que pasa nuestra sombra queda impresa en el instante mismo? O serán tergiversadas por el viento mientras se graban? Serán sombras o algo más?

Imaginar que cada instante queda grabado en la memoria del tiempo, una grabación inalterada, inalterable; una grabación que sirve de pasaporte al cielo, donde no vale opinar porque lo que fue, fue y Pedro, al advertir alguna mentira, alguna excusa, algún desplazamiento de responsabilidad, alguna suplantación, evitará que prosigamos al paraíso, dejando en evidencia nuestra culpa, simple y llana, pasándonos la película que requiere para refrescarnos que el fueque no tiene allí valor, determinando que seamos nosotros mismos los que ante la evidencia seamos los que admitamos el castigo, porque no hay apelación, recordando que qué mejor portero que Pedro, el que negó tres veces y le iba saliendo caro, porque aún ahora es ejemplo del fueque, tal vez por eso fue el portero designado, tal vez esa fue su ironía.

Tal vez sería la única oportunidad en que objetivamente, sin subjetividad ni eufemismo alguno, se podría asumir la responsabilidad de actos, sin achacarla al prójimo, sin posibilidad de alegar eximentes, ni incitantes, porque no los hay ni siquiera la legítima defensa, ni siquiera los malabares de Granados, Lombana o Delaespriella, porque allí no hay defensa, sólo asunción de la verdad, tal cual, escueta, tal como es.

Sólo quería cerrar los ojos e imaginar.

No hay nada más peligroso que alguien que decide ser decente en el último minuto. Hará cualquier cosa por intentar enmendar su pasado.(1)

Imagen de Facebook. FB_IMG_15095882899431207.jpg


(1) Julia Navarro. La biblia de barro.

martes, 20 de marzo de 2018

TU PROPIO TU


Ante el espejo:
Y te preguntas quién eres?
Y te preguntas quién soy?

Y ese espejo ha de responder:
Si no sabes quién eres, cómo pretendes que lo sepa yo?
Me dirás tus pedigrís, me contarás tus logros, tus estudios,
hablarás de los de tu familia, de lo que hiciste y de lo que dejaste hacer,
pero no me dirás lo que eres, sólo me estás contando sobre tu pasado,
pero no me has dicho quién eres realmente.
Si no sabes quién eres, cómo pretendes que lo sepa yo?
A pesar de que tú seas tu propio yo, cómo pretendes que yo lo sepa?

Y me atreví a replicar:
A pesar de que tu seas tu propio yo, como yo soy mi propio yo,
siendo tu y si ni tu ni yo sabemos quiénes somos, qué podemos hacer?

Con cierto enojo oí responder:
Hoy de nada te valen títulos ni pedigrís ni estudios ni nada de lo que fuiste.
Es inútil, si no sabes quién eres.
Y así dio por cerrada la conversación.

Sin embargo, con desazón logré pensar para mí mismo:
Es inútil, si no sabemos quiénes somos,
me has condenado a no saberlo yo tampoco.

De todos los animales de la creación el hombre es el único que bebe sin tener sed, come sin tener hambre y habla sin tener nada que decir.(1)

Óleo sobre papel. Técnica: espátula. JHB (D.R.A.)




(1) John Steinbeck.

miércoles, 14 de marzo de 2018

RECUERDO



Una frase oída al aire me hace escribir sobre el recuerdo. Decía algo de un recuerdo dentro de otro recuerdo.

Inicialmente pensé cómo podía un recuerdo estar dentro de otro recuerdo y recordé la fragilidad del pensamiento, de la vulnerabilidad en la grabación cerebral, en la traición de la mente, en la poca fiabilidad de lo que guardamos en cualquier lado de la cabeza, consciente o inconscientemente, por no mencionar al subconsciente, esas tres personalidades que allí habitan.

Los recuerdos nos confunden y basta con oír las versiones de varias personas a un mismo suceso pasado; cada una trae a su memoria lo que recuerda, le agrega apreciaciones subjetivas, le añade emotividad no ocurrida y al hacer la mezcla con los recuerdos ajenos, queda la sensación de no saber cuál fue realmente el hecho que se recuerda y de allí en adelante, cada vez que se piensa se le sumarán todos los elementos nuevamente oídos para crear un nuevo recuerdo dentro del recuerdo y de así la realidad termina tergiversada.

                Si se piensa un poco más, el recuerdo termina involucrado con otro recuerdo y éste lleva a otro haciendo tal mezcolanza que la verdad se evapora generando una nueva verdad, ya subjetivamente tergiversada, torcida, desconocida.

                Y en eso se nos va la vida, de allí que alguien hubiera puesto en alerta sobre aquella loca que habita en nuestra cabeza y como loca que es, no se puede confiar en ella, aunque a veces diga o parezca decir la verdad, dado que el desprestigio de su lengua le lleva a divagar con propiedad o con dubitación, pero nunca objetivamente.

Era más pequeña de lo que me había imaginado –como inevitablemente son los sitios que la memoria reconstruye-, pero también más aburrida y grisácea. Los recuerdos mejoran el pasado; es la realidad la que falla.(1)

Óleo sobre papel. Técnica espátula. JHB (D.R.A.)


(1) Siddhartha Mukherjee. El gen, una historia personal.

lunes, 12 de marzo de 2018

MI VOTO Y SU INUTILIDAD



He venido sosteniendo que ante mi invisibilidad como ciudadano y aún me atrevo a decir que como persona social –por no referirme al animal social griego- mi voto resulta ser una inutilidad, porque no es el decisorio, es uno más en una urna que confiemos está bien custodiada.

Iba a votar en blanco, esa era mi campaña, pero la soledad me invitó a quedarme en la comodidad de mi rutinario día. Entonces decidí ser ese día abstencionista, porque de todos modos para el congreso –demeritado y desgraciadamente foco de injusticia y corrupción- no tenía candidatos y a sabiendas de que por ser para el congreso, eran elecciones sujetas a la compra del voto.

Leyendo el resultado obtenido, como consuelo de mi pereza para votar, vi que hubiera o no ido, no habría influido en el resultado final. Antanas salió elegido por amplio espectro, que era mi opción, por lo tanto un ser decente, en medio de tanta mermelada y rapiña me representará, sin haber votado por él, salvo que valga el voto de intención, como es mi caso.

De resto, reitera mi pensamiento, siguieron los mismos con las mismas. El miedo hizo que ganaran los que no deberían ganar, aunque en mi sentir, todos deberían perder, no nos merecemos ese congreso que sirve para tres cosas. Nada más que vean las leyes que anualmente aprueban; un montón sí, pero ninguna que piense en el futuro de este país. La mayoría se quedan en el respectivo provincialismo (por medio de la cual el congreso se asocia a la fundación de cualquier pueblo olvidado por Dios; por medio de la cual se reconoce como patrimonio inmaterial de yo no séquécosas; por la cual se aprueban los protocolos de un montón de bobadas que se firman, que se cumplen a medidas, que se incumplen según interés; por la cual se declara patrimonio folclórico, como si la música colombiana aún subsistiera; por la cual se declara patrimonio nacional la casa del telégrafo y así hasta la infinidad y eso que desde la constitución del 91 ya llevamos 1988 leyes, casi todas ellas transitorias y que pasan al olvido del colectivo (si es que la palabra significa algo).
               
Y me pregunto, sin congreso el país deja de funcionar? No lo creería, más bien nos ahorraríamos un montononón de plata; el gobierno dejaría de ser chantajeado para la aprobación de proyectos. Y sí, si conocieran –algunos habrán de conocer- las intimidades del poder y de la política sabrían de tantas cochinadas como las que he presenciado, oído y chismeado, pero como nos gusta el eufemismo, preferimos no decirlas o decirlas en tono tan bajo, como es la política.

Ya me he desahogado. Aún contra mi voluntad, siguen los mismos, las mismas prácticas, la misma democracia y con mi voto o sin mi voto, la vida sigue igual, porque mi voto no define nada, solo define lo que es democracia, el derecho a votar o a abstenerse (léase como excusa pública a la pereza de hacerlo). Esta es mi amada Colombia, la que no nos merece. (Ya oigo decir: después no se queje, pero dentro de la indiosincracia colombiana, el quejarse parece ser un deporte que tampoco tiene eco).

Solía afirmar que la mejor manera de sobrevivir a tanto caos, tanta falsedad y tanto dolor era ocultar la propia naturaleza detrás de una máscara. «La máscara puede reír y gritar, enfurecerse y llorar, pero el rostro que hay debajo de la máscara, nuestra propia naturaleza, permanece impenetrable, impasible, tan carente de alma como el vacío».(1)

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(1) Gary Jennings, Robert Gleason y Junius Podrug. Sangre azteca.

viernes, 9 de marzo de 2018

CÓMO SERÁ EL FUTURO DENTRO DE UNOS CINCUENTA AÑOS?


Las conjeturas son el rompecabezas de la verdad.(1)


Me hice la pregunta en voz alta y lo primero que recuerdo fue que si me la hubieran hecho hace 30 o 40 años mi respuesta seguiría siendo la misma de las personas del siglo pasado, que le tuvimos miedo a la entrada del nuevo siglo, que no avizorábamos lo que podía pasar en el mundo con la tecnología que se nos vino encima y se desarrolló en los últimos veinte del mismo siglo, a pesar de la mente avizora de Galileo, de Verne y de Asimov.

 

Hoy, ya preparados por los avances científicos y tecnológicos mi respuesta resulta demasiado dubitativa porque descubrimos el computador, el celular, el internet y con ellos toda la información posible y lo que hoy nos asusta es el exceso de información, de que no haya imposibles. Dicen que la receta para fabricar una bomba atómica se puede obtener en internet, que un revólver se puede imprimir ya y hasta un puente, leí. Ya no hay imposibles ni siquiera en la imaginación, todo es posible y por eso es atrevida la pregunta, bajo esa conciencia.

 

Cada día se automatiza más la actividad física, primero a cargo de hombres, luego de animales y ahora de máquinas. Y entonces lo que me lleva a pensar es en el futuro de la humanidad. No sé cuántos miles de millones de seres humanos somos actualmente[2] con una alta tasa de desempleo[3], sin contar con ancianos, incapacitados y menores de edad. A esos hay que agregarles hampones, presos, los vagos, los que no hacen nada porque no les interesa, lo que un estimativo a vuelo de pájaro me armó un lío en la cabeza que termino sin palabras para poderme explicar.

 

Entonces, lejos de los números y las estadísticas y si hoy por hoy la vida laboral humana está siendo reemplazada a grandes pasos por las máquinas, cada vez más sofisticadas, más autónomas, más automáticas y hay tanto desocupado –como yo- y la humanidad va creciendo a pesar de una longevidad más larga, va a haber más gente desocupada, por necesidad, por deseo o porque le toca; ya casi todo está en manos de algo tecnológico y me surge la pregunta sólo desde el punto de vista humano: qué va a ser de toda esa gente sin trabajar? Tanto desocupado? Y por más que trato de imaginarlo no sé a dónde va a parar esta humanidad, porque no sé en dónde va a tener cabida. Habrá que cambiar de roles, de forma de ver la vida y de vivirla, con jornadas de dos horas para que no se cansen demasiado y los porcentajes de riqueza contra pobreza serán iguales a los de hoy o todos tendrán todo, porque en el transcurso de ese tiempo uno tampoco nunca sabe.

 

Veo por consiguiente un futuro no muy halagüeño para mi gusto. Y si repaso un poco la historia, son las grandes catástrofes (naturales o las guerras) las que han equilibrado la población, lo que resulta más triste. Como no sé si vengo de una reencarnación, de otra vida, no tengo punto de comparación y cómo habría podido ver en su momento el futuro en aquellas oportunidades, si fue con el mismo pesimismo de hoy. Lástima que sean tan pocos los estados que piensan a diez o quince años, si es que los hay, porque si pensaran en los tataranietos, desde ya deberían sentar las bases para esos años, previendo en todo caso los daños ambientales que se han producido, que naturalmente a lo Trump, no existen, así se ahorra plata, para los ricos.

 

En conclusión, puede que en el futuro haya carros voladores, ciudades inteligentes, comodidades a granel, se haya conquistado otro planeta, pero la cantidad de gente que habrá dónde se posará? Qué hará? Es otra pregunta impertinente para legos como yo, ya sabrán los doctores en economía, estadísticas, finanzas y altas políticas cómo pueden predecirlo, si es que llegan a imaginárselo[4]. Lo único que me consolaría es que dentro de 40 o 50 años alguien lea este escrito, como parte de la arqueología de ese tiempo y piensen que algún desocupado pensó, sin imaginar, lo que sería de la vida de ellos.

 

Para bien o para mal, el hombre desocupado es un peligro!


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(1) Grafiti de antaño, escrito en cualquier pared bogotana, hace ya mucho tiempo.
(2) Actualmente hay unas 7.300 personas en la Tierra. Seremos 8.500 millones en 2030 y 9.700 millones en 2050, según un informe de las Naciones Unidas. Y al final del siglo unos 10.000 millones. https://www.elespectador.com/noticias/actualidad/poblacion-mundial-superara-los-10000-millones-siglo-articulo-575920.
(3) Para el 2017 (conste que ya pasó), se prevé que el número de personas desempleadas a nivel mundial se sitúe en poco más de 201 millones – con un aumento previsto adicional de 2,7 millones en 2018 - ya que el ritmo de crecimiento de la fuerza de trabajo supera el de la creación de empleo, según el informe Perspectivas sociales y del empleo en el mundo – Tendencias 2017  (WESO) de la OIT. http://www.ilo.org/global/about-the-ilo/newsroom/news/WCMS_541144/lang--es/index.htm.

(3) Aunque hoy ya hay programas para todo, puede verse: Mapa del mundo muestra muertes y nacimientos en tiempo real. Un simulador permite observar segundo a segundo en qué países y ciudades nace y muere una persona. https://www.infobae.com/2013/10/31/1520332-mapa-del-mundo-muestra-muertes-y-nacimientos-tiempo-real/  o una curiosidad en https://www.youtube.com/watch?v=dp0tqdu7fH4.


miércoles, 7 de marzo de 2018

DE CÓMO PODEMOS ESTAR EQUIVOCADOS.




Es un mérito y un elogio a la inteligencia de la humanidad lograr conocer las intimidades del mundo en condiciones extremas, en donde las cosas no son como presumimos, cuando el sentido común se quiebra y la intuición no resulta buena consejera.(1)

Pensaba en el sentido común, cómo era posible que lo que uno considera como sentido común ya no fuera el común del pensamiento. Si la flecha dice que se puede transitar para allá cómo había gente que no hacía caso y hacían lo contrario, pensaba que a esa gente le hacía falta el sentido común.

Luego leo un artículo ¿Viola la física el sentido común?(2) y eso me lleva a profundizar algo en el tema porque arranca haciendo sinonimia entre sentido común e intuición, lo que hace que me confunda un poco más, pero así son las cosas.

 

Arranco entonces con la intuición, definida como el conocimiento directo e inmediato, sin intervención de la deducción o del razonamiento, siendo considerado como evidente.(3) Es decir, al intuir no se reflexiona. Y el sentido común, también (El sentido común no tiene una función de «reflexión»(4)

 

Siendo un conocimiento no objeto de reflexión, de razonamiento, sino de…? Mi mente queda blanqueada al sentirse limitada para expresarse.  Somos muchísimos más grandes que los electrones y los átomos, pero ínfimos comparados con las estrellas. Las velocidades a las que estamos acostumbrados son incomparablemente menores a la velocidad de la luz. Podemos percibir con nuestros sentidos tiempos de algunos años o décimas de segundo, pero no tenemos intuición de millonésimas de segundo o millones de años.(5)

 

Todo esto me lleva a pensar que el sentido común viene a ser individual, a pesar de haber sido adquirido por usos y costumbres milenarias, y que no es tan común a una generalidad, pues lo común puede serlo para una persona pero no para todos los vecinos, para un barrio pero no para una ciudad, para una ciudad pero no para todo el país, para el país pero no para todo el mundo.

 

Y todo me lleva a preguntarme en cómo podemos vivir tan equivocados? Y también si mi sentido común no coincide con el de los demás? Me tocará entonces morderme la lengua cuando vaya a decir: pero cómo es de bruto, cómo hace eso, pues de pronto está usando su propio sentido común, que no nos hace común a ambos! O seré yo el que no tiene el más común de los sentidos, como se afirmaba antes? Que me perdonen entonces mis vecinos!

 

Vaya uno a saber, eso me pasa por hacerme preguntas indebidas!

 

Hay gentes tan llenas de sentido común, que no les queda el más pequeño rincón para el sentido propio.(6)

Óleo sobre papel, con espátula. JHB (D.R.A.)



(1) Héctor Rago.
(2) Héctor Rago. https://www.elespectador.com/opinion/viola-la-fisica-el-sentido-comun-columna-737644
(5) Héctor Rago.
(6) Miguel de Unamuno.