miércoles, 30 de junio de 2021

LO QUE FALTABA

 

Cuando las malas noticias se convirtieron en horribles y luego en atroces directamente, decidió apagar la radio. Menudo mundo dejarían a la siguiente generación.[1]

 

            Por conocimiento directo he presenciado el desgaste que produce interponer una tutela, en particular tratándose de casos de salud. La ley dice que los términos para fallar una tutela son perentorios. Los jueces en su sabiduría alargan los términos cuanto se les da la gana y salen con unas babosadas que uno se pregunta si el juez es ignorante o está cobrando por fallo, lo que parece un común denominador de la justicia, haciendo que el principio constitucional, como el resto de la misma dé risa: Tenemos derecho a una pronta y cumplida justicia. Ya me la creí. Demostrado queda que la constitución no es la panacea para los males de un país.

 

            Pero el colmo de las babosadas aparece una tutela contra un partido de fútbol[2], quién se lo creyera y el colmo mayor es que un juez cohoneste con darle trámite. Parece que ahora todo se resuelve con tutela, si algo no le gusta a alguien, a pesar de haber agotado todos los recursos legales, se van por el camino de la tutela, como panacea a todos los males. Pero lo más criticable es el hecho de que en menos de 48 horas ya el juez hubiera adelantado los trámites cuando, tratándose de los de ruana, ese mismo trámite se lleva no menos de quince días. Qué agilidad la del juez! Debe ser aficionado al fútbol y tampoco le gustó el resultado. Esperemos a ver cómo termina esta obra de teatro.

 

            La tutela, tal como se concebía, buscaba proteger especialmente la salud y la vida, pero terminó putiándose y sirve para todo, basta con conocer las minucias de la justicia, el reparto de casos, el juzgado apropiado, saber en dónde tocar y listo, se superan escollos imposibles para el de ruana. Supongo que aún queden jueces honorables o al menos decentes, cosa que la experiencia da a pensar que es lo contrario, porque las intrigas son bastante grandes. Si uno es de los de ruana a duras penas le dejan poner la tutela en un juzgado municipal, pero si no se es y se tiene plata y palancas, hasta en las altas cortes se puede hacer. Allí la intriga es mayor y me consta lo que hay que lagartear para que escojan para revisión una tutela.

 

            Y el problema no es la ley, son las personas, las que la aplican que son tinterillos o les creen a esos y permiten las componendas que hace pensar que uno, ante la justicia, jamás tendrá pronta y cumplida justicia, como pregona una constitución que dice mucho pero no hace nada. Es triste ver que hasta la justicia está más que perrateada. Que Dios nos coja confesados, pienso por último. Porque no sería raro que el honorable juez de la tutela que me ha sacado la piedra decida que el partido lo gana Colombia, como sentencia divina.

 

            Cada día me prometo no leer noticias, para no amargarme la vida, pero parece que soy un morboso permanente y no puedo alejarme de esa adicción.

 

A veces, Brunetti pensaba que Italia era un país en el que todo el mundo lo sabía todo pero nadie estaba dispuesto a decir nada. En privado, todo el mundo comentaba con fruición y plena certidumbre las actividades secretas de los políticos, los jefes de la mafia y las estrellas de cine. Ahora bien, los ponías en una situación en la que sus observaciones pudieran tener consecuencias legales, e Italia se convertía en el reino de los mudos.[3]


Tomado de Google


[1] David Baldacci. Frío como el acero.

[2] https://www.infobae.com/america/colombia/2021/06/25/por-orden-de-un-juzgado-colombiano-pitana-tendra-dos-dias-para-pronunciarse-sobre-su-decision-en-el-partido-contra-brasil/

[3] Donna Leon. Amigos en las altas esferas. Sabias palabras aplicables a cualquier país, concluyo con rabia y sin resquemor.

lunes, 28 de junio de 2021

EN BLANCO

             Un estilógrafo, tinta verde, como se solía usar. Una página en blanco y… nada qué decir.

 

            Pero sí, mil pensamientos, la mente no se puede estar quieta, no puede ponerse en blanco -ni en negro, supongo-, eso es bien sabido.

 

            Mil pensamientos, naturalmente, pero todos meras pendejadas, nada concreto y la página sigue en blanco.

 

            Eso cree uno.

 

            Concéntrese, mijito, oigo decir.

 

            Pero nada que valga la pena anotar. Solo pendejadas. Nada qué decir, nada qué anotar. Una persona común y corriente, con actividades iguales a las de cualquiera. Nada qué decir, porque nada interesante pasa, como a casi todos.

 

            Sigo pensando. Un estilógrafo y una página, pero ya no en blanco. Bastante curioso, se fue llenando, de pendejadas, ya lo sé, de pensamientos de alguien que tiene un estilógrafo, una hoja en blanco y nada qué decir.

 

Qué raro que una persona casi ni exista si no está en las redes, ¿verdad?[1]


Tomado de Facebook
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[1] Donna Leon. La tentación del perdón.

viernes, 25 de junio de 2021

ENTRETEJIDOS

             Alcancé a ver una parte de una entrevista que le hacían a Edgar Morín[1] y deduje que decía algo así como que cada vez que se toma una decisión es porque se presentan opciones y se debe decidir por alguna de ellas.

 

            Entonces siempre estamos enfrentados a decidir. Decidir, elegir una opción entre varias. Allí radicaba lo que llamamos libertad? Pregunta que me he hecho.

 

            Y lo decidido es lo que debería aceptarse, sin cuestionamiento, sin arrepentimiento, porque fue la decisión adoptada ante varias opciones, así fueran dos, al ser alternativas.

 

            Si la decisión lleva a buen fin poco se piensa en ella, ya que poco importa, porque nos hizo felices o al menos nos hizo sentir bien, porque el efecto satisface y no genera nada diferente a la satisfacción misma.

 

            Cuando el efecto es adverso, el perverso cerebro entra en acción y allí es cuando surgen los problemas. Por qué la tomé? Si hubiera decidido lo contrario? Si no hubiera hecho caso? Si, si, si, eternos síes condicionales. Pero estamos jodidos en este punto, por haber optado por lo decidido y no ser capaces de sobrellevar esa carga, que objetivamente deberíamos asumir, al tomar, como sea, la decisión adoptada. Diría uno: sí, la cagué y qué? El paso siguiente sería el de salir del atolladero al que nos llevó la decisión, si se puede; si no, seguir con la vida porque qué más se hace? Pero nos quedamos con la culpa, que dura tiempo superar, hasta que el tiempo o la berraquera de uno diga en voz alta: Basta!

 

&

 

            Al otro día de escribir lo anterior, viendo DW[2], estaban tratando un tema sobre hasta qué punto las decisiones eran nuestras. Hablaban de cómo manipulan los medios y la publicidad nuestras decisiones no solo en el campo de las necesidades que nos crean sino en el ámbito social y volviendo a Morin decía Wikipedia: Para Morin, el imaginario colectivo es el conjunto de deseos, valores y prácticas sociales, que constituyen un dualismo entre la imaginación y la realidad. De forma que la industria cultural se pone al servicio del imaginario colectivo, como cualquier elemento inventivo y creativo necesario para cualquier producto cultural. Este imaginario colectivo nace de la necesidad de sentirse pertinente a la sociedad y encajar. Por este motivo las masas se crean un ideal al que quieren aspirar, determinando este dualismo entre la realidad que viven y el imaginario al cual aspiran. La cultura de masas se encarga de crear los símbolosmitos e imágenes que pertenecen tanto a la vida práctica como la imaginada.

 

            Y volvieron mis preguntas retóricas de hasta qué punto somos tan libres como creemos serlo. Hasta qué punto el mundo moderno nos ha moldeado para tomar decisiones creyendo que son nuestras, sin serlo. Como dije, preguntas retóricas.

 

Estaba orgulloso de su uso del lenguaje complicado con el que el mundo de los negocios enmascaraba la realidad del comportamiento humano.[3]

Tomado de Facebook
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[1] El programa era emitido por TV5Monde, edición del 22 de junio. https://es.wikipedia.org/wiki/Edgar_Morin.

[2] Hecho en Alemania.

[3] Con el agua al cuello. Donna Leon.

miércoles, 23 de junio de 2021

MASAS

 Independientemente de su autor y de su historia[1], me llamó la atención un artículo relacionado con las masas, que textualmente dice:

Hace ya un siglo escribía don José Ortega y Gasset uno de los libros decisivos del Siglo XX: La rebelión de las masas

El hombre masa cree saberlo todo, se siente dueño de todo y con derecho a todo. Nada puede estorbar su espíritu de dominación, su soberbia y su irracionalidad.

Porque el hombre masa no tiene ideas propias, no crea un mundo nuevo pero se siente dueño de todo.

Esa irracionalidad lo hace enormemente peligroso y como no, violento. Anda por la vida con la seguridad de que todo se le debe y a nada está obligado. Es amo y señor de su entorno de fantasías y de idioteces. (…)

Ese personaje inopinado, el joven masa, está en la escena. Empujado por unos aprovechadores de sus impulsos innobles y sus aspiraciones absurdas, está listo para cualquier cosa. Para ir a la primera línea o para simular que marcha en paz. Lo tiene sin cuidado la pandemia y sin cuidado el que pueda morir o matar a otros. Lo suyo es el ahora inmediato y unos pesos que le llueven del cielo o tiene que pagarle el transeúnte, el camionero, el taxista, si es que quieren vivir. Porque nuestro joven masa, insistamos, es heredero espiritual del que formara en la escuela del crimen Pablo Escobar. No ha nacido para semilla y salvo el amor a la “cucha” no lo ata nada al universo de los demás.

Esa es la única explicación posible a esta irracionalidad que nos tiene donde nos tiene en esta multiplicación exponencial de desgracias. Porque las aglomeraciones entre gritos, las trincheras del odio y la venganza, nadie sabe contra qué, son la causa eficiente de estas cifras horrorosas: 30.000 contagios y más de 500 muertos por día.

 

            Supongo que la denominación de masa viene de la culinaria, por aquello de que se suman ingredientes y una mano experta da forma, en que los elementos, que pierden su identidad, adquieren una nueva, moldeada a antojo del panadero, por decir algo, pues él decide si esa masa se convierte en pan blandito o francés, roscón o mojicón y si se quema, simple, el panadero lo desecha. Buena alegoría me salió.

 

            Y entonces en qué momento el individuo pierde conciencia de su propio ser y se suma, sin mayores reflexiones, a la irracionalidad a la que es conducido. Es propio de la violencia colectiva que a la primera piedra lanzada se dejan los cuestionamientos a un lado y se actúa como masa, irracional. A la destrucción, al vandalismo, a la destrucción, al saqueo, es el lema, sin saberse de dónde salió esa orden contagiosa, se pierde la cordura y se actúa como el vecino que tiene a su lado, en la misma condición.

 

            Y el panadero? En la distancia, lejos donde no le salpique nada, viendo como una turba sin sentido se dejó moldear, sin darse cuenta.

 

            Y esto mismo ocurre con los fanáticos del deporte y de la política, sin olvidar la religión. Un partido de fútbol que termina con un muerto y heridos[2], por un resultado no deseado, anhelado eso sí, pero un resultado que no les favoreció. Qué ganan los aficionados con el fútbol, por ejemplo, salvo si hacen apuestas. Si gana o pierde su equipo en qué les afecta personalmente? Los hace más que a los otros? Están sacando pecho por los logros ajenos mas no por el suyo propio, entonces, para qué matarse por un partido? Cualquiera sea la respuesta, eso es el fanatismo, eso es la masa fanática, irracionales, intolerantes sociales. Y a quién culpar: a la masa en sí o al panadero? Y a quién descabezar? Seguro que el primero que se esconde es el panadero, quien afirma no ser el responsable.

 

            Eso somos, lamentablemente.

 

Nunca se sabe si un engaño va a funcionar hasta que funciona.[3]

Tomado de Facebook
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[1] Los mandan a matar y a morir. Fernando Londoño Hoyos. https://www.las2orillas.co/los-mandan-a-matar-y-a-morir/

[2] Si el morbo les puede, nada más ver el siguiente video: https://www.youtube.com/watch?v=R923DpMH9fw

[3] David Baldacci. Los coleccionistas.

lunes, 21 de junio de 2021

EN BÚSQUEDA DE LAS RAÍCES

             Viendo documentales y películas veo con curiosidad la necesidad que tienen ciertas etnias por conocer sus raíces, por saber de dónde vienen. Allá ellos, me digo, pero la inquietud me persigue, pues el saber de dónde vienen, en qué les modifica la vida? Los hará más o menos si llegan a saberlo? El saber que sus tatarabuelos fueron esclavos o indios, en qué modifica su situación actual, salvo en hacerlos más aprensivos respecto de los demás, a los que deberán terminar viendo como sus esclavistas y generarán una gota de odio hacia el prójimo que no tiene las mismas raíces. Ese puede ser un problema sociológico que rebota en lo sicológico, al sentirse menospreciados automáticamente, aunque solo sea en su imaginación.

 

            Entonces me pregunté si era aplicable a mi caso, el conocer mis propias raíces. Pensativo quedé. Afloraron las preguntas necesarias, qué raíces y qué importancia tenían para mí esas raíces, si las encontraba.

 

            No encontré respuesta, al parecer al ser una pregunta retórica, de las tantas que conviven en mí. No encontré respuesta, tal vez porque las raíces me han tenido sin cuidado. Sólo sé en dónde nací, en dónde me crie y en dónde he vivido. De dónde venían mi papá y mi mamá y mis abuelos y pare de contar.

 

            Mis raíces? Las paternas, sabaneras todas hasta donde he sabido y mi papá pregonaba sus orígenes chibchas. Las maternas se complicaban un poco, al ser una amalgama de nortesantandereano con italiano, desplazado éste de la Europa de inicios de siglo que no pudo retenerle por sus propias vicisitudes. Todo esa amalgama de ADN la estoy compartiendo, sin poder echar más atrás la historia. Y con eso es suficiente, una genética por demás un poco complicada.

 

            Y pienso en todos aquellos que están en búsqueda de sus raíces, realmente les interesa? Al menos esa parte de la historia a mí me tiene sin cuidado, pues lo importante es la historia que yo mismo construí y tal vez, digo tal vez, es mejor no conocerla, pues uno nunca sabe qué telarañas se puede encontrar en el camino. Y acaso no basta con la propia historia de uno, para qué echarse encima la carga de unos desconocidos que a pesar de ser de la familia simplemente eran eso, unos desconocidos. Reitero, no es suficiente con la historia propia o se necesita para poder jactarse de ella ante los demás, porque son raíces que no volverán, si es que alguna vez estuvieron.

 

—Es difícil desprenderse del pasado, sobre todo cuando el futuro resulta un poco incierto.[1]


Tomado de Facebook
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[1] Justicia divina. David Baldacci.

viernes, 18 de junio de 2021

PENSANDO EN RUTINAS

             Qué pensará un monje tibetano al haber pasado la mayoría de su vida entregado a sus rituales? Cada día viendo pasar las gélidas brisas de las montañas del Himalaya. Cada día repitiendo interminablemente las letanías aprendidas en la juventud. Haciendo las abluciones aprendidas con rigor, acompañadas de las salutaciones correspondientes. Pasando la mala[1] constantemente para no dormirse, entre otras cosas. Buscando siempre la quietud del alma en búsqueda del nirvana, que tan solo han logrado los verdaderos budas[2]. Ver pasar el tiempo, día tras día, el mañana igual que el ayer, con agua constante, frío constante, pocas ropas, pero con fe venciendo las inclemencias, dándose calor desde el interior con la única fe de perseguir ese nirvana tan deseado.

 

            Qué pensará un judío ortodoxo al haber pasado la mayoría de su vida frente a un libro en su atril, recitando constantemente las plegarias contenidas en la Torá[3], mientras deslizan su cuerpo de adelante hacia atrás, una y otra vez, repitiendo en hebreo las palabras que de allí emanan, mientras sus otros compañeros se encuentran dentro del salón haciendo las mismas salutaciones, movimiento que igualmente realizan para no dormirse, me digo. Plegarias que abarcan todo, particularmente de sometimiento a la voluntad divina y aparentemente, a una constante de pecador eterno que requiere de redención, según deduzco al ver a Shticel en Netflix. Aunque no veo que estén en búsqueda de algún Nirvana, pareciera que más bien están en búsqueda de algún perdón por algún pecado indefinido, cometido por algún pecador igualmente indefinido. Y a renglón seguido, como su tarea en este mundo es estar allí sentados por la eternidad, vi que correspondía a las mujeres[4] mantenerlos, lo que me llamó la atención. Un paréntesis que consideré necesario, me digo.

 

            Eternas rutinas que no sé a dónde llevan, aunque los lamas al menos buscan la paz del alma, supongo. Y pensé, además, que la rutina no es mala, como parece que nos vienen enseñando, porque realmente la rutina hace al verdadero maestro.

 

            Entonces me pregunté, sin pretender criticarlos, si alguna vez se han cuestionado si existe un más allá al que tan anhelosos están o, por virtud de la fe misma, lo dan por descontado. Alguna vez se habrán preguntado por la rutina en la intimidad del rito. Alguna vez se habrán sentido frustrados al encararse a esa rutina sin ver un fruto. Lo sé, son preguntas retóricas, como todas las que suelo hacerme, pero viendo las películas no dejaba de pensar en ellos.

 

            Tal vez sea esa la diferencia conmigo, ellos tienen fe ciega, tienen esperanza de ver cumplidos sus deseos, sus esfuerzos. Espero sinceramente que ninguno de ellos se vea sin esperanza, si con eso tienen esperanza, pues de lo contrario, el futuro es muy negro.

—La vida es así. Hay que aceptarla tal como viene porque no queda otro remedio.[5]




[1] Un mala o japa mala es una sarta de 108 cuentas esféricas, generalmente de madera, usada en el hinduismo, el budismo y el sijismo para recitar mantras o el nombre o los nombres de una deidad. Wikipedia.

[2] En el budismo se relata que Buda Gautama no ha sido el único buda. El canon pāḷi se refiere al buda Gautama como el 28.º de una larga lista que surgen paralelamente al florecimiento y posterior desaparición de su enseñanza (véase la Lista de los 28 Budas). Según el budismo, el próximo Buda aparecerá dentro de cien años y será llamado Buda Maitreya (Pāḷi: Metteyya). Wikipedia

[3] El judaísmo ortodoxo se guía principalmente por la halajá o ley judía especificada en el Talmud y codificada en el Shulján Aruj. Estos a su vez se basan en la Torá,2​ la ley del Pentateuco. De todas las corrientes del judaísmo, el judaísmo ortodoxo es la que más sigue las leyes de la tradición oral, ya que esta fue entregada por Dios, en el monte Sinaí y de ella salen todas las leyes judías. Wikipedia.

[4] La mujer en el judaísmo ortodoxo cumple un rol muy importante, ya que según esta corriente, el hombre necesita a la mujer (y no al revés), la mujer se conecta constantemente con Dios mientras que el hombre tiene que rezar con 10 personas para llegar al mismo nivel. Wikipedia.

[5] David Baldacci. Frío como el acero.

miércoles, 16 de junio de 2021

MENSAJES SILENCIOSOS

             A mi WhatsApp llegó el mensaje que transcribo literalmente. De algún anónimo, cuyo contenido igualmente comparto, en su integridad.

 

No lo escribí yo, pero me identifico con su autor. 

 

Anónimo.

 

Una sociedad que carece de valores cívicos, éticos y morales no puede exigir un mejor país, tenemos una sociedad enferma, mezquina, que tiran la piedra y esconden la mano, que creen que el gobierno no debe robar pero ellos si pueden hacerlo. Esa combinación no lleva a ningún lado, así marchen toda la vida.

 

La ciudadanía exige derechos pero se les olvida que primero hay que cumplir con unos deberes. No se recibe la paga antes del trabajo, primero hay que labrar la tierra, sembrar la semilla y luego disfrutar de la cosecha, pero eso es demasiado trámite para el muérgano de hoy, se les olvida que no siempre el ascensor está en funcionamiento, a veces hay que usar las escaleras.

 

Desde hace 55 años me han querido adoctrinar con la bendita frase de cajón, típica del socialismo: "Los jóvenes son el futuro del país", a ellos hay que darles todo lo que pidan, lo que exijan, lo que demanden, si no lo hacemos les estamos truncando su futuro y por ende el futuro del país. Entonces le gritamos al gobierno, (((malditas ratas le están robando la platica a los muchachos, pobrecitos)))

 

Los socialistas necesitan tontos útiles y en las nuevas generaciones de hoy, con pocos deseos de superación, encontraron la carnada perfecta.

 

Dejemos la pendejada compatriotas, los jóvenes no han producido nada por lo tanto no se han ganado nada, un país lo conforman niños, jóvenes, adultos y viejos, no solamente culicagados rebeldes sin causa.

 

El futuro de Colombia es una labor de todos en conjunto y no sólo de personas de una edad determinada; si nosotros actuamos bien el país marcha bien, Colombia funciona mejor si respetamos las normas, si respetamos la gente, si actuamos con honorabilidad y honradez y si cumplimos con nuestros deberes. Somos más gente que gobierno por lo tanto el país es fiel reflejo de nosotros y no del presidente de turno.

 

El gobierno no te obliga a robarle el celular al otro, a vandalizarle la propiedad al vecino que sufre de lo mismo que tú, el gobierno no te obliga a colarte en los transportes públicos, ese transporte que llamas "de mierda" porque tú lo volviste asi, tú eres el que lo usas, no el presidente.

 

El gobierno no te obliga a que llegues tarde a una cita, lo haces porque eres un irresponsable y te importa un pepino el tiempo y el esfuerzo de los demás, tampoco te obligan a que tires a la calle la envoltura del caramelo, ni a sacar la basura a la mitad de la avenida. El gobierno no te obliga a que seas corrupto y mala gente, eres así por tu propia decisión.

 

Hay que cambiar el papel de la sociedad que se cree santa cuando apunta a los pecados ajenos y aceptar que YO también soy parte del problema y no me cuesta un centavo cambiar mi actitud para contribuir a una Colombia mejor.

 

El gobierno no tiene que velar por tu bolsillo si no por el del país, tú mismo tienes que salir a ganarte tus cosas, el gobierno no da empleo, las fuentes laborales las crean los mismos empresarios que podemos ser tú o yo, el presidente no tiene porqué preocuparse si tu mesa está llena o vacía, tú eres dueño de tu hogar y es tu obligación poner alimentos sobre ella, si no puedes hacerlo entonces es tu problema por traer hijos sin pensar en las consecuencias.

 

Deja de llorar, deja de exigir cosas que no te has ganado, deja de creerle al que te dice que el gobierno te tiene que proveer todo porque te ha estado robando toda la vida, que el banquero te estafa, que el rico te abusa, que ellos son los culpables de tu pobreza, eres pobre porque te programaste a hacerlo, porque le sigues prendiendo velas a la virgen para que te traiga un mercado, porque crees que la familia y los amigos tienen obligaciones contigo, porque no supiste sembrar y ahora estás recogiendo frutos amargos. 

 

No es el gobierno el culpable de tus problemas, es tu entorno, tus hábitos, tus prejuicios, tu actitud, es la forma como administras tu vida y no el banquero, el rico o el presidente. La persona que te enseña a odiar a la gente exitosa es un resentido social, aléjate de ellos para que no termines igual.

 

Un buen gobierno solamente podrá existir cuando haya buenos ciudadanos, por eso hagamos nuestra parte, el enemigo más importante a vencer no es el que tienes enfrente, sino el que vive dentro de tí, normalicemos el país, limpiemos nuestras calles, pintemos los muros y paredes vandalizadas, ayudémosle al vecino a recuperar su negocio, re-activemos el comercio y recuperemos los empleos perdidos, dejemos pasar a los campesinos con sus productos y mostremos primero compromiso con la patria.

 

Un país que ha perdonado a los peores criminales y terroristas de su historia ahora no encuentra la manera de vivir en paz.

 

No hay mucho qué agregar, salvo volver a pensar, cuándo dejaremos la mezquindad?

 

En Colombia, donde la justicia casi siempre tarda veinte o más años en llegar —cuando llega, porque en el camino frecuentemente se vende al mejor postor—, el sistema está diseñado para proteger al delincuente y desgastar a la víctima, lo cual quiere decir que alguien con los recursos financieros de Pablo está destinado a disfrutar por el resto de sus días de la más rampante impunidad.[1]

Tomado de Facebook
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[1] Amando a Pablo, odiando a Escobar. Virginia Vallejo. Un libro que vale la pena leer.