Independientemente de su autor y de su historia[1], me llamó la atención un artículo relacionado con las masas, que textualmente dice:
Hace ya un siglo escribía don José Ortega y Gasset
uno de los libros decisivos del Siglo XX: La rebelión de las masas
El hombre masa cree saberlo todo, se siente dueño
de todo y con derecho a todo. Nada puede estorbar su espíritu de dominación, su
soberbia y su irracionalidad.
Porque el hombre masa no tiene ideas propias, no
crea un mundo nuevo pero se siente dueño de todo.
Esa irracionalidad lo hace enormemente peligroso y
como no, violento. Anda por la vida con la seguridad de que todo se le debe y a
nada está obligado. Es amo y señor de su entorno de fantasías y de idioteces. (…)
Ese personaje inopinado, el joven masa, está en la
escena. Empujado por unos aprovechadores de sus impulsos innobles y sus
aspiraciones absurdas, está listo para cualquier cosa. Para ir a la primera
línea o para simular que marcha en paz. Lo tiene sin cuidado la pandemia y sin
cuidado el que pueda morir o matar a otros. Lo suyo es el ahora inmediato y
unos pesos que le llueven del cielo o tiene que pagarle el transeúnte, el
camionero, el taxista, si es que quieren vivir. Porque nuestro joven masa,
insistamos, es heredero espiritual del que formara en la escuela del crimen
Pablo Escobar. No ha nacido para semilla y salvo el amor a la “cucha” no lo ata
nada al universo de los demás.
Esa es la única explicación posible a esta
irracionalidad que nos tiene donde nos tiene en esta multiplicación exponencial
de desgracias. Porque las aglomeraciones entre gritos, las trincheras del odio
y la venganza, nadie sabe contra qué, son la causa eficiente de estas cifras
horrorosas: 30.000 contagios y más de 500 muertos por día.
Supongo que
la denominación de masa viene de la culinaria, por aquello de que se suman
ingredientes y una mano experta da forma, en que los elementos, que pierden su
identidad, adquieren una nueva, moldeada a antojo del panadero, por decir algo,
pues él decide si esa masa se convierte en pan blandito o francés, roscón o
mojicón y si se quema, simple, el panadero lo desecha. Buena alegoría me salió.
Y entonces
en qué momento el individuo pierde conciencia de su propio ser y se suma, sin
mayores reflexiones, a la irracionalidad a la que es conducido. Es propio de la
violencia colectiva que a la primera piedra lanzada se dejan los
cuestionamientos a un lado y se actúa como masa, irracional. A la destrucción,
al vandalismo, a la destrucción, al saqueo, es el lema, sin saberse de dónde
salió esa orden contagiosa, se pierde la cordura y se actúa como el vecino que
tiene a su lado, en la misma condición.
Y el
panadero? En la distancia, lejos donde no le salpique nada, viendo como una
turba sin sentido se dejó moldear, sin darse cuenta.
Y esto
mismo ocurre con los fanáticos del deporte y de la política, sin olvidar la
religión. Un partido de fútbol que termina con un muerto y heridos[2],
por un resultado no deseado, anhelado eso sí, pero un resultado que no les
favoreció. Qué ganan los aficionados con el fútbol, por ejemplo, salvo si hacen
apuestas. Si gana o pierde su equipo en qué les afecta personalmente? Los hace
más que a los otros? Están sacando pecho por los logros ajenos mas no por el
suyo propio, entonces, para qué matarse por un partido? Cualquiera sea la
respuesta, eso es el fanatismo, eso es la masa fanática, irracionales,
intolerantes sociales. Y a quién culpar: a la masa en sí o al panadero? Y a
quién descabezar? Seguro que el primero que se esconde es el panadero, quien
afirma no ser el responsable.
Eso somos,
lamentablemente.
Nunca se sabe si
un engaño va a funcionar hasta que funciona.[3]
[1] Los mandan a matar y a morir. Fernando Londoño Hoyos. https://www.las2orillas.co/los-mandan-a-matar-y-a-morir/
[2] Si el morbo les puede, nada más ver el siguiente
video: https://www.youtube.com/watch?v=R923DpMH9fw
[3] David Baldacci. Los coleccionistas.
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