Lo dijo el desobediente Thoreau,
que estuvo en la cárcel por no pagar ciertos impuestos,
que cuando el gobierno “me dice la bolsa o la vida
¿por qué tengo yo que correr a darle mi dinero?”
Y aprovechemos y hablamos también del otro concepto, estado, con
o sin mayúscula hoy por hoy da lo mismo, le perdimos el respeto. Por eso es que
para recuperar ese respeto parece que a través del miedo están buscando
respetabilidad. Y como anda de moda, el desprestigio va acompañado con otro
concepto: impuestos.
El arte de los
impuestos consiste en desplumar al ganso de forma tal que se obtenga la mayor
cantidad de plumas con el menor número de graznidos posible”, y la desplumada
que se viene con los impuestos hará chillar mucho a los pobres, no a los ricos,
como lo prometió alguna vez el presidente Santos. (…) Y es que el ruido de los graznidos los busca acallar el Gobierno con
chantajes, como el cuento de que si esta reforma no se aprueba, las
calificadoras de riesgo quitarán a Colombia su actual grado de inversión,
degradando a nivel de basura sus títulos de deuda pública en el mercado
nacional e internacional, algo similar al miedo inculcado con el plebiscito que
perdió, según el cual si ganaba el No, el país entraría en guerra al día
siguiente. (…) Disfrazar con mentiras la falta de argumentos técnicos, para
justificar la regresiva estrategia de subir los impuestos a los que viven de un
sueldo, para así poder bajárselos a los que viven de sus rentas capitalistas,
muestra un Gobierno alejado de la realidad social y que parte de la falsa
premisa según la cual la salud de la economía de mercado se basa en mantener
felices a los dueños del capital, a costa de castigar a los trabajadores.(…)
Amenazar al ganso con las muy desprestigiadas calificadoras del riesgo internacional
es equivocado, pero definitivamente deja claro que, antes que técnico, el
debate de los impuestos es ante todo político.
Y eso me preguntaba, si no suben los impuestos no hay
calificación de riesgo? Y qué? Por qué arrodillarse ante ellas? Nada más
recordar que Morgan no era precisamente tan honorable para estar sometidos a
ellos, su calificadora si no recuerdo mal fue descalificada por fraude. Que el
costo país es gravísimo? Y qué? Que lo ordena el FMI. Y qué? (acaso la
directora de ese fondo no está investigada por corrupción?) Creo que la idea no
es endeudarse sino vivir con lo que se tiene. Que el endeudamiento del país se
viene abajo? Y? Sencillo no nos endeudemos. Y cómo? Como dice el simplista del
Juan: acaben con las corbatas politiqueras –me consta que se contrata uno y
tres ayudantes más para que el uno verifique lo que haga el otro y ni modo de
decirle lo contrario a la palanca-. Acaben con la corrupción, decreten la pena
de muerte, de ser el caso o bájenlas a su justa proporción, como indicaba
Turbay Ayala. Todos esos conceptos que nos meten son simples distractores,
porque el concepto miedo fue otro que se entronizó para que los débiles se
hagan fuertes a través de él mismo.
Es cierto que la única forma de alimentar al monstruo llamado
estado es con los impuestos y por qué no rediseñar ese estado a su justa
proporción? Ya no estamos en el siglo XIX, para qué tener un congreso con dos
cámaras? Antiguamente el senado estaba diseñado para que allí estuvieran los
mejores, los de la plata y los ancianos; la cámara, para que el pueblo, lo
popular tuviera su representación. Hoy sobran los segundos y son demasiados y
en ambos casos, igual de corruptos, politiqueros, mentirosos y que, si se ve
bien, no hacen nada. Los proyectos por iniciativa propia son ínfimos (a duras
penas los que dicen que la nación se asocia para celebrar un natalicio, una
fundación o cualquier sesquicentenario que conlleva unos recursitos pa’l pueblo
de donde es el… iba a decir tarado, digo congresista respectivo). Más del 90%
de proyectos provienen del gobierno y cuadran la aprobación con la ahora
llamada mermelada. En la misma
medida, para qué sirven concejos y asambleas? La misma corrupción, la misma
ineficiencia, la misma burocracia.
Si alguien hiciera cuentas se llevaría una sorpresa saber
cuánto cuesta hoy cada uno de esos vagabundos (porque además de sueldo y
prestaciones sociales, pasajes y almuerzos, hay que incluir la célula o unidad
legislativa que son diez corbatas más, -nombradas con aquello de que tu nombras
a mi tía y yo, en la mía, meto a tu hija-, más chofer, secretarias y
guardaespaldas, cuando es muy importante o se las da de). Y hay siete
comisiones constitucionales y seis legales, por lo que agreguémosle los
secretarios que hay en despachos de cada uno más los de comisiones, más la
parte administrativa que en el senado tiene diecisiete oficinas; en la sola
secretaría general hay dieciséis dependencias más, -mínimo con cuatro
cristianos-, más el secretario del secretario del secretario, si se han dado
cuenta de las sesiones cuando se reparten el trabajo de arriba abajo. Y solo
hablé de senado que tiene 102 senadores; la cámara 166 y multipliquen por los
mismos.
Y como para dar una guía, en Wikipedia me encontré esta joya:
En 2015 el salario de un
congresista colombiano ascendía a $25.915.432. En 2013 el Gobierno colombiano añadió
una prima especial de servicios de $7.898.445 mensuales adicional al salario de
los congresistas. Esta prima especial sustituye las primas de salud, y de
localización y vivienda; pero se considera para liquidar la prima de servicios
y la prima de navidad. Los
congresistas tienen beneficios como primas de salud, localización y vivienda,
prima de servicios y de navidad; además de tiquetes, plan de celular,
vehículos, entre otros. El salario asignado equivale a alrededor de
40,8 salarios mínimos de los colombianos con respecto al 2013. En contraste, a un senador de un país
desarrollado como Estados Unidos le es asignado un salario de aproximadamente 10,4
salarios mínimos de ése país. También
cabe resaltar que a los senadores colombianos se le asigna un salario
equivalente a alrededor de 14 veces el PIB (PPA) per cápita colombiano,
comparado con un equivalente de aproximadamente 3,3 en el caso de los senadores
de Estados Unidos.
A quienes les gusta las matemáticas, las estadísticas y
en general la curiosidad numérica podrían hacer cuentas y saber si se elimina
la cámara y la mitad del senado, porque 50 son suficientes –por aquello de
tener una democracia participativa, no más-, cuánta plata al año se ahorraría?
(sin tener en cuenta los costos de equipos de oficina, mantenimiento, tintos,
etc. etc.) Solo con esto, no habría necesidad de subir los impuestos. Sin hacer
operaciones lo sé –por simplismo o por facilismo-. Ah! Olvidaba y que todos
esos declararan renta y pagaran como el
resto los consabidos impuestos.
Para no aburrir y no terminar
haciendo un tratado, imagínense el resto de monstruo estatal a nivel nacional,
departamental y municipal si se recortara a su justa proporción incluyendo
todas las ías que se han inventado en el tiempo (registraduría, procuraduría,
contraloría, personería, auditoría, etc. etc.). El ahorro sería muy grande y la
carga impositiva para el que realmente paga, no sería tan alta. Digo yo, dentro
de mi simplismo.
Que recuerde había unos impuestos
que fueron creados transitoriamente y
como tales llevan más de veinte años (impuesto de guerra, dos por mil que pasó
a cuatro por mil, etc. etc.). Si acabamos la guerra, el impuesto de guerra por
sustracción de materia desaparecería. Se acabó la guerra ya no se requiere
tanta inversión en guerra, se requeriría para la paz, por lo que es cambiar la
destinación de guerra a actividades de paz (salud, agro, educación, digo yo, en
mi simplismo).
Y deberían clavarse a los que tienen
plata, no a los vaciados, que no podemos evadir, porque no tenemos, así de
simple.
Y
continúo en palabras ajenas
Y en
el caso de nosotros, los que compramos en tiendas de barrio o en supermercados,
nosotros, los de la clase media, los que cada vez nos acercamos más a la
extinción, en un país en el que cada día hay más pobres, sin ninguna vergüenza para
los gobernantes, por qué (me uno a la voz del escritor estadounidense) nos
tienen que desplumar, sobre todo porque lo manda el Fondo Monetario
Internacional.
Por
qué razón, cuando el gobierno presenta un proyecto regresivo y antipopular de
reforma tributaria, tenemos todos, bueno, los que más padecemos con su cobro,
digo de nuevo, clase media y “pobretariado”, ¿por qué habría que aceptar así no
más las trampas de un gobierno que pone los acuerdos de paz como señuelo y
mampara para disimular su ataque desaforado contra los más necesitados?(…)
Es, sin duda, una reforma
retardataria porque no obra con equidad: es decir, a los multimillonarios y
demás deberían cobrarles más, y disminuir los aportes de las clases medias y
populares, siempre en la vorágine de las desventuras promovidas por el
neoliberalismo y un estado de cosas en el que, cada día, la pobreza y otras
desdichas asedian a los menos pudientes. La reforma, según se ve, quiere
corregir los líos deficitarios en la balanza de pagos, producto del modelo
económico vigente y de los leoninos tratados de libre comercio. (…)
La
reforma golpeará los presupuestos de las mayorías con el alza del IVA del
dieciséis al diecinueve por ciento, y con el tributo que se pretende cobrar a
tenderos y pequeños comerciantes. Con este atentado a las clases medias y
populares, la gente no tendría por qué seguir siendo sumisa y debiera
declararse, como lo hizo Thoreau en la primera mitad del siglo XIX en Estados
Unidos, en desobediencia civil. A las marchas en favor de la paz deben sumarse
los descontentos masivos contra la reforma tributaria.
Por
estos días, analistas han recordado al ministro de comercio y finanzas del Rey
Sol, el absolutista Luis XIV: Jean-Baptiste Colbert, un experto en el aumento
de impuestos en Francia. El protegido de Mazarino decía que la gracia
de las reformas tributarias era la de desplumar vivo al ganso sin que chillara
demasiado.
Y el gobierno hablando de reforma estructural. Si fuera
estructural reestructurarían la burocracia, tomarían atenta nota de lo dicho y
se enfocarían en lo fundamental, que llamaba Álvaro Gómez. Pero no, lo
importante para un gobierno actual es meter miedo (que si no hay reforma se cae el país, pues que se caiga, digo yo, que
luego tendrá que levantarse y releerse!), es hablar en términos
estrambóticos para que los ignorantes como yo no podamos opinar en ignorancia
(monotributo, impuesto verde, determinación cedular, y no prosigo para no
enredarme más), pues sólo los sabios entendidos tienen el alcance de leer el
alcance de la reforma. Y creo que está calculado por qué se presentó ahora la
reforma, porque las sesiones que quedan son cortas, ya entramos para diciembre
y el pupitrazo con mermelada va a conducir a una clavada al contribuyente que
no tiene con qué y sin vaselina. Aunque les va a costar un poco convencer
porque aún está Robledo y Claudia López, que los harán sufrir un rato.
Me llama la atención por último que un simplista como
yo, tenga mejores ideas que esos genios de la comisión de expertos. Si viviera
mi papá diría: bueno, éste no me salió
tan bruto! Y desde los Ministerios oigo decir: Mucho indio pa’ bruto!
Las matemáticas no mienten,
lo que hay son muchos matemáticos mentirosos.
Henry David Thoreau
Imagen: https://objetivismo.org/impuestos/
Reinaldo Spitaletta. Cómo desplumar al ganso sin que
chille. http://www.elespectador.com/opinion/desplumar-al-ganso-sin-chille.
José Roberto Acosta. Falacias para desplumar el ganso. http://www.elespectador.com/opinion/falacias-desplumar-el-ganso