lunes, 10 de octubre de 2016

OCHO DÍAS DESPUÉS



Dios apostó con el diablo a que el hombre
no podía convivir en armonía por mucho tiempo.
Y ganó, pero nos perdió a sabiendas.

Juan

Me gustaría analizar objetivamente el resultado, no tanto del plebiscito, sino del comportamiento seguido. Digo objetivamente a sabiendas que mi mala leche me impide ser objetivo, tal como aconsejan en el ejercicio del testigo en yoga.

Pero he de intentarlo, me digo que nada se pierde. Entonces, adelante!

1) Los del sí estábamos convencidos que ganábamos y por buen margen. Por eso no existió un plan B, porque éramos optimistas optimistas. Era imposible y al final las encuestas así lo decían. Pecamos por confiados y por falta de previsión cuando debía sopesarse esa posibilidad. Igual culpa para aquellos que tenían verbalizado el sí pero por pereza no salieron a votar, pensando en que la mayoría ya estaba asegurada e igualmente pecaron aquellos que no votaron porque el día no se prestaba para salir y creían en ese subconsciente colectivo que la mayoría era por el sí, por lo que no se necesitaba de su voto. Este grupo nunca pensó: Y si perdemos?

2) Los del no estaban convencidos que no ganaban y por eso no tenían plan B, nunca lo tuvieron, los principales cabecillas del no lo hacían por oposición, simple y llanamente, por llevar la contraria, a pesar de la respetable cuota de intelectuales que, hay que reconocerlo, tenían claro sobre las consecuencias del plebiscito, naturalmente dije intelectuales dentro de los cuales no pueden incluirse ni Pastrana ni Uribe, naturalmente. A esos primeros intelectuales se les debe respeto, pensaban más allá de sus intereses personales, tenían pensamientos más nacionales, con argumentos respetables, los otros…

A este grupo opositor sin argumentos válidos parece que a ninguno se le ocurrió pensar: Y si ganamos?

3) A los dos grupos nos cogieron con los calzones abajo y ningún dirigente tuvo palabras, así fueran improvisadoras, para reconocerlo o para confesarlo; prefirieron el gagueo, el sacaculismo del momento.  

4) El plebiscito no quería polarizar, pero desde el principio había nacido polarizado. El sí contra el no y viceversa. De dos males, el menor, pensaban los del sí. Los del no, por que no!

Se polarizó desde que había que hacer una elección, sí o no. Los del sí, incluyéndome, por iluminación de sensatez considerábamos que votar por el no era estupidez, por un argumento simplista: quién no quiere la paz? (Debo aclarar que los intelectuales del no sí pensaron en el costo que ello demandaba –político, económico, etc.- y creían que en esas condiciones no era lo mejor). Los otros del no, simplemente por oposición, sin argumentos o con argumentos veintejulieros y tan débiles que ellos mismos ni se lo creían, pero había que hacer oposición a cualquier precio.

5) Desde el inicio del proceso, la intolerancia de parte y parte, fue el común denominador. Eso generó roces personales y en algunos casos rompimientos familiares.

6) Los colombianos somos muy malos ganadores y peores perdedores. En ambos extremos hay que desprestigiar y ridiculizar al contendor, para sentirse ganador, en ambos casos. Los del no, hoy ganadores, mirando despreciativa y despectivamente a los perdedores del sí y viceversa. Los del sí somos tan malos perdedores que como perdimos, para sentirnos ganadores chutamos el balón a los otros y les retamos para que se pronunciaran sobre el Y ahora qué? Ahora es su problema.  Y con semejantes mensajes les culparemos por cualquiera será el resultado en que termine el asunto.

7) Y nuestros líderes, del sí y del no, demostraron claramente su incompetencia, ambos por ocultar realidades, por decir medias verdades, por aminorar responsabilidades, por no ser claro, frenteros y decentes, como se pudiera esperar. Y ambos, por no prever lo previsible, por confiarse en extremo, por solo estar pendientes del ataque del vecino. No cantes victoria, aunque en el estribo estés.

8) Y la guerrilla qué? Aplican todos los comentarios anteriores. Igualmente responsables, siendo una parte del problema. Luego de su derrota, su conferencia de prensa me llamó la atención en la actitud que todos ellos presentaron ante cámaras. Todos tenía una mirada socarrona, una risita invisible, retadora, como diciendo: ese no es nuestro problema, miren a ver qué hacen. Si pueden verificar esta apreciación me gustaría saber si vieron lo que yo vi. De ser así, eso basta para saber a qué atenernos.

9) Pretendíamos acabar con cincuenta y pico años de violencia y de odio, pero parece que con el plebiscito lo que hicimos fue abrir más la brecha, mucho más la herida,  polarizar el tema y generar intolerancia del uno contra el otro. Y se logró, basta oír conversaciones ajenas o propias, ver redes sociales.

Y por ahora, paro acá, ya veremos qué sigue ofreciendo el panorama nacional.

Lo único que me quedó claro es que todos perdimos y podemos llegar a estar peor que antes, pero espero que Dios nos coja confesados.


P.D. Y Santos se ganó el Nobel, cómo nos quedó el ojo?

Foto: JHB (D.R.A.)

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