La
gente no busca razones para hacer lo que quiere hacer,
busca excusas.
Somerset Maugham
Tal vez mi generación sea la de las excusas, o tal vez sea solo la
sensación de que es ella, porque fue la que me tocó.
Para todos las hay, para todos los gustos.
Por el lado paterno nunca funcionaron, al parecer había un tácito
acuerdo no escrito sobre las excusas. Con él ni intentarlo!
Fuimos la generación del fueque, o al menos al parecer eso parece. La
respuesta que excusaba se iniciaba siempre con un fue que, que dicho en la
rapidez para salir del problema se acortaba, acortando la distancia entre ambas
palabras y fueque, sin saberlo iniciaba una exculpación que tenía como
trasfondo otra verdad.
Recuerdo a algún amigo del colegio, creo que del último, que contaba
que la mamá siempre los descubría, porque empezaban la oración, no de expiación
sino de aparente exculpación, con un fueque y siempre caían, una y otra vez, a
pesar de estar advertidos.
Un fueque exculpatorio, aparentemente, evasor, sacaculista, si se
quiere. Nunca teníamos la culpa, pero teníamos todas las excusas del mundo,
para favorecer nuestra ineptitud, nuestra ignorancia y hasta nuestra
arrogancia.
Y como estamos exculpando por lo que somos, en mi caso, dos
ingredientes adicionales y ambos celestiales. Educado por jesuitas y fuera de
eso capricorniano; es decir, si no la gano la empato, así sea con excusas.
Excusas insulsas, increíbles, insípidas e inútiles, pero pretendiendo ser exculpatorias.
Qué arrogancia la de uno.
Prefiero
molestar con la verdad
que
complacer con adulaciones.
Séneca
Foto: JHB (D.R.A.)
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