viernes, 6 de diciembre de 2019

COMIDA TÍPICA


            Desde hace rato andaba pensando en lo que llamamos comida tradicional que realmente con el tiempo va desfigurándose, así no se quiera.

            Por ejemplo, el ajiaco santafereño. De él se tienen mil variedades, según se haya ido diluyendo la receta o no alcance la plata para los ingredientes. La receta que se dice clásica contiene cuatro tipos de papa (sabanera, tocana, pastusa y criolla; hoy se identifican con números porque parece que las originales también fueron suplantadas) y cada una tiene su razón de ser y su momento adecuado de meter a la olla. La una es durísima, por lo que es la primera que se mete. Las siguientes a mitad de camino, pero en su preciso orden, pues la una es arenosa, la otra se disuelve rápidamente y la última igual que las otras, que es la que le da el color característico al ajiaco. Fundamental, las guascas. Y no dos o tres hojitas, en cantidades alarmantes pues el sabor nace precisamente de la cantidad. Y no sigo con la receta, pues no es mi intención dar un curso de culinaria. El ajiaco es con pollo, Dios nos libre de echarle cerdo o carne (sacrilegio! gritará Mónica). Nada de arvejas (blasfemia! Seguirá gritando), ni zanahoria (profanación de receta! Continuará gimiendo), arracacha menos (irreverencia! Sigue con retahíla), acelgas (excomunión se merecerán), sin guascas (lamentarán haber nacido, dirá con desgarramiento de vestiduras). Y no sigo porque la variedad de ajiacos, ya no originales, la han venido modificando según el barrio, según el restaurante y hablando de ellos, hasta ofrecen en restoranes finos el ajiaco gurmé –no me pregunten de qué se trata, pues ni idea, pues sólo sé que el avance gastronómico ha llegado a límites que un tradicionalista puede considerar la mayor profanación del paladar-. Y no digo nada de acompañar el ajiaco con arroz, mejor con pega, porque es el mayor insulto que se le puede hacer a la señora Mónica, Dios nos libre! (y cómo me encanta ese acompañamiento con una buen pega).

            Y nada qué decir de la bandeja paisa que esa sí está más putiada que el ajiaco, porque las variaciones son infinitas, como paisas hay en el mundo, cualquier cosa es bandeja paisa; hasta en algún lugar vi un lujosísimo restaurante en Medellín, si mal no recuerdo, que para cobrar caro, la muy estilizada bandeja paisa se servía en platicos porcionados, por aquí el arroz a la yonosequé, frisoles de yonosedónde; un tantico de hogo, guiso hecho con especias de vayaunoasaberqué; en otro platico alargado, con buena presentación un minúsculo trozo de chicharrón, una pequeña morcilla vegana –creo-, un señuelo de chorizo y no sigo porque pensaba yo hasta qué extremos culinarios modernos hemos llegado. Que otros paguen la novedad, para mí una buena bandeja es como la montañera, de todito para revolver con la cuchara.

            Como sea, ante el avance moderno no hay impedimento que valga, y para los tradicionalistas son sacrilegios que se castigan con la excomunión. Pero eso somos, las familias fueron conjugándose con las regiones de donde provenía y de allí que el ajiaco permita todas sus variaciones originados por relatos mal contados o por economías que no permitían todos los ingredientes originales.

            Cosas de la modernidad.


Óleo sobre papel. Espátula. JHB (D.R.A.)

miércoles, 4 de diciembre de 2019

LOS SIN TECHO


            Por todos lados que uno mire, siempre se encuentra con noticias poco alentadoras que, de alguna manera, conmueven el alma, así sean vistas desde la lejanía del confort propio.

            Uno no está libre de sentirse cómodo, porque cuando no son sus propios problemas son los ajenos los que, de alguna manera, terminan haciéndolo pensar, por lo menos eso, ya que no tiene ni poder ni medios ni forma de arreglarlos.

            En la comodidad de mi cama vi un programa de DW que hablaba, básicamente, de los sin techo, de aquellas personas que, en Estados Unidos aclaro, por cualquier razón perdieron su empleo y viven, como pueden, dentro de sus propios carros. Lo sé, a cualquiera le puede pasar.

            Y todo por la ruleta de la suerte, tuvieron pero hoy ya no tienen, quién sabe si algún día podrán volver a tener.

            El programa así lo precisaba: Indigencia, hambre, vergüenza: la pobreza se ceba con el país más rico del mundo, EE. UU. Afecta a 43 millones de ciudadanos, el doble que hace 50 años. Puede aparecer rápidamente: una enfermedad o perder el empleo pueden bastar para dejar a una persona en la calle(1).

            Si bien el programa no se centra en la mendicidad ni en barrios de miseria sí muestra a las personas que, al menos manteniendo algo de dignidad, hacen de su carro su vivienda y tratan de sobrevivir, de cualquier manera. 43 millones en Estados Unidos me dije, pero si es casi la misma población de Colombia, reflexioné y eso me impactó. Supongo, dentro de mi ignorancia, que el 20% de colombianos están en la misma situación. No quise pensar en sumar ese 20% de los 194 países reconocidos por la ONU, porque eso me llevaría a pensar que si todos esos pobres se reunieran en una sola tierra, en África, por decir algo, apenas cabrían. Mucha gente, mucha pobreza y nada qué hacer, porque a nadie le interesa, pareciera que a los países, hasta los más desarrollados, necesitan tener pobres, pues de no ser así, no los tendrían, me dice mi pobre y limitado pensamiento.

            Pensé en que si esos 43 millones votaran al unísono, cómo sería la cosa, aunque el colegio electoral de los gringos se impondría reconociendo no esos votos sino los de su propia conveniencia(2).

            Soluciones debe haberlas, me imagino el platanal que se han gastado en estudios que, como todo estudio que no sea rentable, termina en el olvido del archivo muerto.

            Una reflexión que debía hacer, sin solución a la vista, por falta de interés estatal, ante la imposibilidad personal de hacer algo. Naturalmente se consiguen personas que con buena voluntad ponen su grano de arena, como los ejemplos que trae el mismo programa, que al ver a esas almas caritativas, uno de entrada las descalifica, porque la pinta hace eso precisamente, que uno las descalifique, desafortunadamente, desafortunadamente. Y eso me lleva a terminar pensando que por más leyes antidiscriminación que haya siempre encontraremos razones para discriminar.(3)

No pude evitar aquel pensamiento: el Hijo del Hombre era un ser maravilloso, pero condenado al fracaso.(4)

Tomado de Facebook. (5)


[2] ¡Ojalá tengan razón los rabinos y los profetas y un día llegue el Mesías, para que acabe de una vez con estas vidas nuestras que nada valen! (…) ¿Hasta cuándo iba a creer el pueblo de Israel en estas tonterías con las que los rabinos lo machacaban? ¿Hasta cuándo estas pobres gentes, a las que Herodes oprimía hasta sacarles la sangre, iban a esperar a que un Mesías viniera a liberarlos, en lugar de liberarse ellos mismos? Marek Halter - María de Nazaret.
[3] No sé si la frase es de mi propia inspiración, inspirado por otro o leído en algún lado, pero me gustó y por eso terminó anotada en mi registro de memoria, la que me ayuda a no olvidar.
[4] JJ Benitez. Caná.
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lunes, 2 de diciembre de 2019

DECISIONES



            Oí decir: he tomado una decisión muy personal. Me pareció un verdadero pleonasmo y naturalmente mi pensamiento comenzó a funcionar sin sentido, porque una decisión siempre implica que es personal y el muy utilizado no le quita la personalidad que tiene la decisión.

            Por definición la decisión es: Determinación definitiva adoptada en un asunto. O Firmeza, seguridad o determinación con que se hace una cosa.(1)  Lo que implica que por naturaleza es personal, sin necesidad de darle intimidad mayor por el hecho de usar el muy, insisto.

            Y hablando de decisiones, el asunto que me llevó a escribir, está en que el mundo gira alrededor de la decisión. Me centraré en las personales. Uno siempre decide, tomar café o gaseosa, acostarse o levantarse, irse en bus o en taxi, aceptar o no alguna cosa y naturalmente toda decisión conlleva una consecuencia, generalmente la deseada.

Y también hay decisiones alternativas, de lo uno o de lo otro, como mencioné, cuando se presentan alternativas.

            Y hay decisiones delegadas, sin perder la noción básica de haber decidido sujetarse a ellas. Son decisiones que se adoptan de antemano o son implícitas, como la de sujetarse a la determinación de la mayoría o a la de un poder superior. Es aceptar ir al paseo sujetándose al itinerario adoptado por otro. Al aceptar se ha decidido que otro decida por uno y por ese hecho la decisión fue la de delegar y someterse al querer del delegado. Eso pasa con la democracia, decidí que otro mandara y así gane el que yo no quería, me toca aceptar –aún a regañadientes- que otro decida, aunque sea minoría.

            En cualquier caso tomamos decisiones, acertadas o no, todo el tiempo, aunque lo que más nos gusta es delegar la decisión final, porque si va bien, nos favorece, pero si va mal tenemos a quién echarle la culpa, ante la imposibilidad de aceptar que habíamos decidido por nosotros mismos.

            Siendo así, siempre seremos responsables de nuestras decisiones, buenas o malas, personales o delegadas, porque siempre habrán de ser personales, ante el temor de tomarlas directamente o por la subordinación aceptada.

Decisiones (Ave María)
Cada día (Si señor)
Alguien pierde, alguien gana Ave María!
Decisiones, todo cuesta
Salgan y hagan sus apuestas
Ciudadanía!(2)
Óleo sobre papel. Espátula. JHB (D.R.A.)

viernes, 29 de noviembre de 2019

MANIPULACIÓN DE LA CULPABILIDAD


            Una propaganda de Claro me llamó la atención. Vi cómo la publicidad, el llamado marketing y todas las sicologías del mercadeo han llegado a extremos de manipular el sentimiento de culpa de la gente, descaradamente, pienso.

            En el comercial al que me refiero aparece la referencia a los miles de mensajes que envía una persona, el número de llamadas telefónicas habituales que realiza y remata con una pregunta, aparentemente inofensiva, al inquirir sobre cuántas llamadas o mensajes le ha hecho a la mamá, al papá –o a los primos, para efectos de la propaganda- o a amigos venidos a menos.

            Lo vi como una forma de hacer sentir culpable a una persona por no estar mandando mensajes o hacer llamadas –no importa de qué tipo- a determinadas personas con cierta periodicidad o al menos con la esperada por esa compañía. Lo importante es incrementar ventas, pues para ellos no importan los medios que se usen ni la manipulación que pueda realizarse. Es claro que detrás de toda (aparente) buena obra, siempre hay un interés mezquino.

            Propaganda que me pareció ofensiva, pues si no se llama con la periodicidad esperada es simplemente porque no se quiere, porque se ven todos los días, porque no hay nada qué decirse o por la razón que sea (sin eufemismo, porque no se le da la gana o no pueden verse ni en pintura), pero no puede abusarse para generar sentimiento de culpa por no hacerlo. Naturalmente a Claro le tiene sin cuidado esa aparente afectividad, lo que quieren es mayor consumo, para obtener mayores ganancias, pues tengo claro que detrás de toda buena obra, siempre hay un interés mezquino, como dije.

            Por eso en esa propaganda lo único que vi fue una vil manipulación de sentimientos y confieso que me sentí ofendido y cada vez que lo pienso, me ofendo más.

Era absurdo, decía Humboldt, que una cosa «caída del cielo» tuviera que pertenecer a la corona española. En su opinión, la política y la economía de un gobierno colonial estaban basadas en la “inmoralidad”.(1)

Óleo sobre papel, espátula. JHB (D.R.A.)


(1) Andrea Wulf. La Invención de la naturaleza. El nuevo mundo de Alexander Humbolt.

miércoles, 27 de noviembre de 2019

PODER DE EXPRESIÓN



            No poder decir lo que uno realmente piensa es un gran pecado, especialmente impuesto por el qué dirán, por la presión social, por oponerse a una mayoría ficticiamente asentada.

            En esas estamos, ocultando nuestro pensamiento y supongo que nuestros ancestros también lo sufrieron con mayor intensidad.

            Poder decir sin vergüenza lo que realmente quiero, poder expresar una opinión personal, poder oponerme porque a mí no me gusta o porque creo que debe ser diferente. Pero el poder radica en el prójimo, en el poder de rechazo nacido de una imposición ajena y vaporosa, nacida de quién sabe dónde, pero simplemente impuesta. Imposibilidad de expresión por el qué dirán ajeno, que ni nos mantiene ni al que le debemos cuenta, pero que nos hace sentir vergüenza, nos hace sentir rebeldes, nos ruboriza, nos hace sentir diferentes.

            Esa imposibilidad de poder expresar un sincero pensamiento ante la posibilidad de ser excluidos, de ser sometidos al bulin del prójimo que también está imposibilitado de expresar su querer pero que ya están esclavizados por una mayoría imaginaria.

            Poder expresar un no quiero, un no estoy de acuerdo sin rubor alguno, sin temor de discriminación y de rechazo. Eso es lo que nos está faltando. Nos hace falta perder la vergüenza para expresar eso que realmente queremos, mandando al carajo la opinión de los otros, de la mayoría, de esos otros que tampoco se pueden expresar, como se debería expresar, sin llegar naturalmente al fanatismo ni al vandalismo.

            Por eso creo que el eufemismo nos está matando, porque la expresión íntima ya no es posible expresarla, salvo de viejo –y eso con resquemor- cuando ya uno no tiene mayor cosa qué perder.

…es un olvido interesado. Así que no es olvido: es la supresión de una verdad incómoda. El ejemplo perfecto de una conspiración exitosa.(1)

De Facebook. 207c8bce140f73a-a-nw-p.jpg

(1) Juan Gabriel Vásquez. La forma de las ruinas.

lunes, 25 de noviembre de 2019

UNA NOCHE COMO CELADOR



            El vandalismo me lleva a la reflexión. Estando en toque de queda, una sensación no tenida desde hacía como cuarenta años afloró nuevamente. Estando en la noche, ya acostado en medio de un sopor lindante con el adormecimiento una alarma hizo que naciera la sensación aquella del qué pasará. Ver cómo de los apartamentos sale la gente alocadamente, reuniéndose en la plazoleta y se ve que van con palos, con armas improvisadas, con lo que se encontró en el camino, listos a la defensa. El contagio es automático y me incluí, porque pensaba que el miedo no podía imponerse, al menos en mí, no me había robado nada y nadie tenía derecho a quebrantar mi seguridad, es decir, andaba predispuesto a repartir palo sin importar las consecuencias, pues primero está lo de uno, literalmente.

            Los rumores de los sucedido son muchos, tantos como vecinos había. Y previamente contaminados por las redes sociales y noticieros que relataban vandalismo en todos lados y uno pensando que estaba lejos de la guerra sucia, iniciada por unos cuantos, no muchos pero que hacían por muchos. Por eso había que hacer uso de la valentía escondida y pensar que aquí valía todo, eran ellos o nosotros, sonaba en el ambiente. Sin dudar es necesario en esos momentos hacer acopio de valentía. Es cierto que sobresale cuando son varios los que pretendemos ser valientes, sin haberlo sido nunca.

            Bajo ese lema sólo queda pensar: matar o morir, así sea en el intento. El instinto asesino sobresale a pesar de que es claro, ellos son expertos y profesionales, mientras que uno, es un mero iniciado.

            En consecuencia, la noche será larga, defendiendo lo de uno. Y ese largo tiempo de espera, que no pase nada, lleva a pensar: Alguien vio a los vándalos? Parece que nadie, el uno dice que fue el otro que le contó, el otro que otro más parece que vio pero que no le consta, uno más allá dice que vio un video, pero no de acá y que todos en las redes sacan los videos que se subieron, pero pocos muestran vandalismo. Entonces, simplemente fue una muestra más de cómo infundiendo miedo se logra acobardar a los muchos. Y sigo pensando, será que un grupo de ladrones se van a hacer vandalismo por hacerlo, sin obtener nada? Lo dudo. Exponerse a una multitud con palos, no es negocio para ellos. Otros dicen que son ladrones o vándalos expertos pagados, con un solo interés, el de asustar, el de causar miedo. Pero siendo así, alguien debe estar detrás de todo ello, pero quién? El izquierdoso de Petro? El gobierno? Alguien que le gusta el poder a través del miedo? Son preguntas retóricas, lo sé, nadie podrá sacarme de la duda.

            Sí, son meditaciones en momentos que no se habían vivido, resultado de un paro que en últimas no se sabía ni porqué se convocó. Nada más ver entrevistas a huelguistas que demostraban que no tenían ni idea de cuál era el ideal que perseguían. Marcho por la madre tierra. Los perritos también tienen derecho. Marcho porque la juventud debe ser la que dirige este país. Por los indios del Cauca. Porque no maten más gente. Porque quiten los impuestos. Fueron algunos de los razonamientos que oí en noticieros. Falacias de lo inexplicable. Pero hay que protestar, no importa por qué, periódicamente hay que hacerlo, parece que dice la historia, para no pasar desapercibidos?

            Y he de mencionar los desmadres generados. La muchacha que aplaude a su bendición porque está pintando la pared con un aerosol (sin pensar que son los vándalos del futuro). La otra graciosa influencer que quería saber cómo era el vandalismo y grabó, en medio de risas, cómo con su martillo destruía las estaciones de Trasmilenio (Dios quiera que la cuelguen por eso. Después llorosa aparece diciendo que cualquier humano puede errar. Sí, me la creí, ojalá, como dije, la judicialicen, le hagan pagar todo lo que destruyó y sea ejemplo que no quede impune o por lo menos que le cueste, bien caro). La pobrecita que es golpeada por un policía al que había intentado acuchillar, pero ella es la víctima.

Todo es un sinrazón, ver muchachitos de estrato con la tapita y una cuchara de palo yendo de aquí para allá, para donde convoquen las amistades de estrato, sin saber por qué le dan a la cacerola porque la guerra para ellos es lejana, tienen buena educación (lo digo con la ironía propia de que por estudiar en buena universidad creen que son educados), no pagan impuestos, son los taitas los clavados (si es que no le buscan la comba al palo), no tienen empleo porque no lo necesitan, ellos lo tienen todo, pero es la experiencia de participar en una marcha, no importa de qué. Esos dan risa. Mientras que más atrás marchan los de barrios bajos aledaños. Esos si dan miedo, no por lo que dicen sino por la proclividad a terminar en desmanes, por el solo hecho de la rabia, nacida de la envidia, por los otros que sí tienen. Un círculo vicioso, eso es.

Si yo fuera el gobierno, me digo a modo de consuelo, chumbimba ventiada era lo que les daba, porque este país necesita es orden, qué derecho humanos ni qué carajadas, porque eso es lo que nos tiene jodidos, la falta de autoridad con calzones que imponga el orden que es debido.

Siendo las cuatro de la mañana, cuando todos los que salieron inicialmente ya están roncando porque saben que unos cuatro pendejos seguimos ahí pendientes de la nada, soportando el frío y una eventual gripa, les estamos velando su sueño, porque los vecinos sí tienen solidaridad! Pero ya el cansancio me agota y que sea lo que Dios quiera, que ya pasé por la experiencia de ser celador por una noche.

Amén (dicho con sarcasmo, tilde y una gota de emputamiento).

Lamentablemente, nunca nos hemos podido dar el lujo de escoger a nuestros enemigos.(1)

Tomado de Facebook. (2)

(1) Robert Ludlum, El engaño.
(2) 45721217_2241556009248599_8799075859815202816_n.jpg

miércoles, 20 de noviembre de 2019

MARCHAS


      Sinceramente no sé el objeto de las marchas y menos cuando terminan en desmanes y vandalismos y creer éstos que así lograron tumbar un gobierno, pero viene el desgobierno, el caos y la anarquía, cuya reconstrucción lleva su tiempo, sus impuestos y nada bueno para quienes pretendieron cambiar un régimen, aunque ello genera más corrupción, de toda índole. Pero bueno, eso es cuento aparte.

      Va a haber una manifestación contra el gobierno pero no he podido identificar con claridad qué es lo que se busca, por haber tantos promotores, tantos intereses y tantos conflictos, como en todos los gobiernos que he vivido. Lo que me parece que es, es una manifestación en la que todos quieren salir a gritar, lo que sea, desde que se diga con seguridad: abajo el gobierno, o el eterno el pueblo unido jamás… pero con todo y ello, el pueblo siempre seguirá jodido, no hay de otra.

      No veo claramente un objetivo único o al menos alguno confiable, es tanto como decir hay que salir a protestar, por lo que sea, qué más da?(1) Pero realmente qué es lo que se está buscando? Mejorar la calidad de vida de los colombianos? Mejorar un poco al menos la de los más desamparados? Todos están en la búsqueda de pescar en río revuelto, la mezquindad humana se aprovecha de esos momentos, cada cual quiere su tajada, eso lo tengo claro.

      Naturalmente he de confesarme. Nunca he sido partidario de ningún tipo de marchas, creo que nunca he participado en ellas, ni siquiera en la sonada marcha de la paz de antaño que hasta donde recuerdo, fue muy linda, muy tranquila, pero sus frutos no los vi, fue una marcha que se evaporó con la misma efervescencia con que nació. Ni qué hablar de las marchas contra la corrupción, quedaron en nada. Por el contrario, rehúyo de cualquier aglomeración, hasta de centros comerciales a las horas pico y ni qué decir de conciertos y reuniones similares. En mi defensa puedo decir: estoy en mi derecho, pero prefiero pensar en que libremente puedo decir que no me gustan tales eventos y me tiene sin cuidado lo que la gente pueda pensar de mí.

      Si con algo de objetividad miro retrospectivamente el gobierno actual y todos los anteriores, no veo diferencia, el país sigue igual, a veces con algo de progreso y en otras con otro tanto de retroceso. Todo sigue igual y lo que me preocupa es que todo este bombo termine mal, porque desadaptados sociales abundan y en cantidades; y todos se dejan llevar por la marea(2), pensando que si Chile y Ecuador y aún Bolivia lograron aparentemente cosas, ha tenido su costo y ha demostrado la debilidad de sus líderes, por no decir que no estuvieron a la altura que se esperaba, simples miedosos y temerosos de las encuestas. En efecto, en Santiago lograron que no se subiera el costo del metro, pero lo destruyeron y volverlo a poner a funcionar ya les digo cuánto tendrán que pagar en impuestos(3) y al presidente se le vio el miedo de la presión; en Ecuador impidieron que se bajara el subsidio a la gasolina pero el costo de no hacerlo en oportunidad les pasará una gran cuenta en el futuro y también mostró la debilidad de su presidente; tumbar a Evo, que en realidad no fue por las manifestaciones en su contra sino que los militares se cansaron de respaldarlo y están en busca de una mejor tajada, pero, como digo, todo tiene su costo, en vidas humanas, en la economía del país, en restablecer el orden.

      Por eso sigo pensando en la utilidad de las marchas, mas cuando se llega a los extremos de los extremistas que solo están interesados en crear anarquía, pues, como dije, solo buscan generar miedo, simplemente eso, el placer de destruir, sin importar las consecuencias. A la muchedumbre destructora no le importa arrasar con el negocio de un paisano que ni siquiera tiene un seguro para ampararle; o al imprudente que quedó entre la multitud y le quemaron su carro y de pronto ni seguro tiene; a la ciudad que se ve destruida por desmanes y que, como insisto, debe recuperarse y sólo lo logra poniendo más impuestos para volver a levantar aceras, semáforos, paredes. Ya no hay Gandhis ni Martin Luther King pacifistas, hoy sólo puede terminar en turba desquiciada. Por eso no creo en las manifestaciones, porque hay mucho loco en el camino y las consecuencias pueden terminar siendo más costosas que la misma enfermedad.

      Espero que esa manifestación sea una más y que los desmanes no se presenten. Mientras, desde la comodidad de mi vida lo veré desde lo lejos, como lo he hecho a lo largo de mi vida y me tiene sin cuidado lo que puedan pensar de mí.

      Amén, hermano, oigo decir con sarcasmo y un tinte de ironía.

Un pastiche ingenioso de verdades, medias verdades y completas falsedades. Como sucede con las mejores mentiras.(4)

Tomado de El Tiempo (5)

[1] En Colombia, la movilización del 21 se ha convertido en una gran confluencia de quejas, frustraciones y reclamos de sindicalistas, estudiantes, indígenas, profesores, artistas, etcétera. Unos hacen paro, otros solo marchan. Unos van a agitar consignas ideológicas contra el Gobierno, otros van a enarbolar pañuelos blancos en favor de la defensa de los líderes sociales. Ese desahogo colectivo, en el que cada cual va a salir por una causa, no ha estado exento de falsas noticias, manipulación y polarización, como es usual en el territorio apache de las redes sociales. Revista Semana. https://www.semana.com/nacion/articulo/que-hay-detras-del-paro-del-21-de-noviembre-de-2019/640594
[2] De la noche a la mañana, Perú, Ecuador, Chile y Bolivia entraron en fuertes crisis políticas marcadas por protestas callejeras. A pesar de tener causas y efectos distintos, varios sectores interpretaron que se trataba de un movimiento telúrico que recorría la región para tumbar a los gobiernos. (…)Los promotores del paro, hábilmente, en los últimos días impusieron dos tendencias: Marchar contra el mal gobierno y salvar la paz. En el primer caso, sintetizaron una consigna efectista: puede que no haya un colombiano que no esté inconforme con algo. Desde la corrupción hasta un hueco frente a su casa. Así se creó una dinámica en la que de manera inédita aparecieron las más distintas voces diciendo que iban a la marcha. (…) Pero, si el presidente Duque les reiteró que por ahora no se presentará ningún supuesto paquetazo laboral ni pensional que golpearía a los trabajadores, entonces ¿por qué el paro? El Tiempo. https://www.eltiempo.com/politica/gobierno/paro-nacional-del-21-de-noviembre-promotores-y-opositores-434268
[3] Las protestas en Chile le han salido muy caras a ese país. El cálculo oficial del Gobierno dio los siguientes resultados. Se estima que los daños en infraestructura ascienden a 4.500 millones de dólares. De esos, 300 millones de dólares corresponden a los daños de las 70 estaciones de metro prácticamente destruidas de las 136 que tiene Santiago. La economía ha perdido 3.000 millones de dólares que corresponden al 1,08 del PIB. El comercio ha caído en un 10 por ciento, y el recaudo del IVA en un 25. Se han perdido 100.000 puestos de trabajo. Y el crecimiento económico esperado, de 2,5 por ciento, ahora se proyecta en 1,9 por ciento. Confidenciales de Semana. https://www.semana.com/confidenciales/articulo/perdidas-y-costos-de-las-protestas-en-chile/640589 y también https://www.semana.com/confidenciales/articulo/cifras-del-gobierno-de-evo-morales-en-bolivia/640588
[4] Robert Ludlum. El engaño.
(5) El Tiempo. Edición del 19 de noviembre de 2019. Columna de Eduardo Escobar.

lunes, 18 de noviembre de 2019

PENSAMIENTOS QUE CARCOMEN


            Que no solo carcomen, roen y se mantienen con la insidia, llevando la eufórica sensación de temor al mismo miedo, implantado con síntomas de terror.

            Es la inoculación del miedo gracias a una visita médica, por ejemplo de biopsia, que es esperanza de descartar algo malo, pero que se aposenta en la idea precisamente de que todo salga mal antes de conocer el resultado, como sentencia definitiva, antes de tiempo.

            Y así es, la anticipación de noticias es cruel, autónoma dictatorial porque no admite la duda positiva, solo piensa en negativo. Se asienta hasta que se instala la angustia, llega y entre ellos, contra el tiempo, alargándose lo más posible, se atornilla en la desgracia, en el peor escenario, en el más negro, en lo impensable, haciéndolo real.

            El tiempo de espera, en vez de ser indiferente o al menos objetivamente neutro, sin adelantar resultado, se empeña en lo negativo, en ese: sí, sí es un tumor. Y luego que angustia, temor y miedo se unen, se agravan con el pensamiento de cuán malo es. Cuánto tiempo queda. Cómo será ese fin.

            Es como una escalera de males, peldaño a peldaño y el superior o inferior, según se vea, según sea la fatal depresión, subir se hace dificultoso, bajar es peligroso.

            Aproximándose la hora de conocer el resultado, fatídicamente malo según dicta el pensamiento, por su propio pesimismo, adelanta sudor, taquicardia producto precisamente del diagnóstico precipitado y fatídico realizado desde la ignorancia.

            No es nada, dice el que sí sabe. Y nuestro interior atónito. Hasta cierto punto decepcionado, porque nos encanta la victimización. Pero la realidad nos trae a la realidad, al mundo real, en que no pasa nada, a pesar de la tragedia imaginaria que nos tocó pasar, por pendejos, simplemente por eso, por pararle bolas al que solo nos infunde miedo.

No puedes morir hasta que se cumpla tu destino.(1)


Óleo sobre papel, espátula. JHB (D.R.A.)


[1] Mario Escobar. El Papa Ario.

viernes, 15 de noviembre de 2019

RASGARSE LAS VESTIDURAS


            El ser humano sigue desconcertándome. Hubo un enfrentamiento militar y hubo muertos de cada lado. En el de los malos, unos jóvenes. Y se armó la hecatombe periodística y de redes sociales por el asesinato de niños. Traté de abstenerme en opinar pero pudo más mi propia mala leche, que paso a explicar.

            En toda guerra hay muertos, sean directos, inocentes y entre éstos los colaterales. Como dijo Stalin y repito: para hacer una tortilla hay que romper huevos. Para imponer la paz, en medio de la guerra, está más que demostrado que hay muertos, muchos más de los deseados, pero así es la guerra y es consecuencia para la paz.

            En primer lugar, es lícito hablar de asesinato en medio de un conflicto si es producto de ese mismo conflicto? Creo que no, si se distingue entre muerte –más que genérico en el sentido impreciso de fallecimiento en lucha-, homicidio y asesinato. Homicidio es figura penal que si está agravada por ciertos ingredientes se convierte en asesinato. En la lucha, justa o injusta, entre un ejército y una guerrilla habrá muertos, necesarios para imponer la paz –qué contradicción conceptual tienen esos términos!-. Si la muerte es cometida por el ejército no hay represalia penal precisamente porque están defendiendo un sistema, justo o injusto. Pero periodistas y redes no entienden de estas cosas.

            En segundo lugar: que murieron niños guerrilleros, aunque periodistas y redes le quiten el calificativo. Sí, qué vaina, pero esa es la guerra. Me puse a pensar si  se me apareciera un muchachito, de cualquier edad, con un arma apuntándome qué haría? Pues lo natural, defenderme. Es él o yo, no hay otra alternativa, ni el diálogo ni preguntarle que me muestre la cédula para ver si puedo o no disparar por ser menor de edad. Es mera cuestión de sobrevivencia. Y lo que me llamó más la atención es que el culpable es el ejército y no la guerrilla que les reclutó, a las buenas o a las malas.

            Pero hemos de rasgarnos las vestiduras luego del hecho y hay que buscar a alguien para echarle el muerto. Y en esas estamos. Aclaro –aunque me importa un comino lo que opinen- que condeno masacres fuera del enfrentamiento, también los asesinatos, sean cometidos por cualquiera de los dos bandos.

            Y así, por un enfrentamiento –en cuanto haya sido legal, si se puede usar el término- los que no han disparado ni un tiro en su vida resultan juzgadores y verdugos de quienes se enfrentaron a una realidad, ellos o el enemigo. Esa es una carga para periodistas y secuencia de los avances tecnológicos que crearon las redes sociales insaciables, carniceras e irresponsables.

Marco Craso, si quieres conseguir algo que supones va a tener oposición, hay que pedir más de lo debido. La oposición se indigna tanto por lo suplementario que acaba por perder de vista su rechazo a la primera medida (1).


Tomado de Google.(2)

(1) Colleen McCullough. Favoritos de la Fortuna.
(2) https://www.google.com.co/url?sa=i&source=images&cd=&cad=rja&uact=8&ved=2ahUKEwiUt_2ov-zlAhWGwFkKHTHCAqMQjhx6BAgBEAI&url=https%3A%2F%2Farchive.4plebs.org%2Fx%2Fthread%2F18827422%2F&psig=AOvVaw2G_Brxu4-b4BNaqGVuU8_H&ust=1573916847103528

miércoles, 13 de noviembre de 2019

HISTORIA



            Recordaba el libro de historia de mi época en que, por ejemplo, se relataba el gobierno de un determinado presidente en unos cuantos párrafos, no más allá de media página. Así se condensaba una parte de la historia, aunque no lo condeno, pues al menos se le daba a uno un brochazo de su propia historia, ante la imposibilidad de conocerla totalmente. Naturalmente se conocía la historia del país y me asaltó la pregunta de cómo saber cómo fue la historia regional o local en determinada época? Porque de esa no se decía nada o casi nada, salvo que un hecho repercutiera a nivel nacional.

            Naturalmente recordé que la historia es escrita por el vencedor, por el que está en el poder. Y a mi memoria llegó una cita: Puede que Pablo de Tarso fuera el vencedor, el que escribió la historia, pero quizá no escribió la verdad. (1)

            Pensé entonces en cómo se escribe hoy la historia, con tanto adelanto tecnológico, con tanta información que nos llega desde los confines de la Tierra si ya no estamos capacitados para saber la verdad, pues la desinformación que se usa para ocultar o minimizar la verdad es grande. Y lo curioso es que tanto hoy como ayer la historia regional o local se desvanece de igual manera, pues al instante estamos más atentos de lo que ocurrió en el mundo, al dejar el provincionalismo que caracterizaba antaño, en su momento por la falta de acceso inmediato a la información. Ironías de la vida, me digo.

            Y aterrizando a este país, tratando de escribir su historia después de los Acuerdos de paz que se firmaron, en donde había un compromiso de escribirla por parte de todos, autoridades, desmovilizados, desplazados, víctimas y victimarios. Lo que dio por llamarse como la historia de la posverdad. Este último término me ha llamado la atención y decidí buscar su noción y Wikipedia me dijo: Posverdad​ o mentira emotiva es un neologismo​ que describe la distorsión deliberada de una realidad, con el fin de crear y modelar la opinión pública e influir en las actitudes sociales, ​ en la que los hechos objetivos tienen menos influencia que las apelaciones a las emociones y a las creencias personales. Con tal definición, que confirmaba mis sospechas, nada qué hacer, se pifiaron los firmantes de los acuerdos y la consecuencia es apenas natural.

            Y volviendo a los Acuerdos de paz y la tal memoria del postconflicto, a la que he de confesar, gracias a mi pesimismo, no iba a parar a ningún lado. Parece que ese pesimismo mío no era tan desfasado. El gobierno escribiendo su versión. Los exguerrilleros haciendo otro tanto. Víctimas y victimarios también haciendo lo suyo. Pero lo curioso es que todos escribiendo lo que les conviene, demeritando al otro, dejándose llevar por los ánimos y nadie escribiendo una historia objetiva, desafortunadamente.

            Y entonces vuelvo al cuento, cómo se escribiría la historia reciente, si se pudiera hacer? Cómo condensar el tiempo en unos párrafos sin dejarse llevar por la emotividad y el subjetivismo, sin exculparse ni echarle la culpa a otro?
                                                                                   
Si la historia no se escribe a tiempo, para qué escribir y reescribir lo que se diluyó en el tiempo(2).


Tomado de Google (3)

(1) Matilde Asensi. El regreso de Catón.
(2) Para descrestar pueblerinos, frase mía.
(3) 71636738_10218660581600120_6700707443472596992_n.jpg. Errata de la imagen: después lleva tilde.

viernes, 8 de noviembre de 2019

MODELO ECONÓMICO


            Dentro de las tantas ideas que me vienen tan seguido, aunque algunos piensen que son puras pendejadas de desocupado, a los que igualmente les concedo razón, me surgió una inquietud de por qué no era posible tener un modelo de economía determinado, aplicado si se quiere a un determinado país, que hiciera mejor la vida tanto de pobres como de ricos.

            Y por eso me concentré en los economistas. Y para iniciar me valgo de una definición, jocosa pero al parecer muy real: es un experto que mañana sabrá explicar por qué las cosas que predijo ayer no han sucedido hoy. – Lawrence J. Peter-(1).

            Pero bueno, pensaba en cómo no era posible que hoy –al menos dentro de mi ignorancia no he sabido que se haya hecho- no fuera posible hacer, con tanta tecnología e información, un modelo aceptable para mejorar este planeta, o al menos este país. El mundo es información, algoritmos, probabilidades, estadísticas, proyecciones. Si se tomara la información económica de un determinado país, por decir algo, de los últimos cincuenta años, se evaluaran durante ese período las consecuencias que tuvo cada modelo económico usado, sus lados flacos, sus fortalezas, desechando lo malo que tuvo cada uno y evaluando lo favorable o bueno de los que así lo lograron y pudieran construir un modelo que alimentara la economía de un país se podría llegar a mejorarlo más que ponerse a estas alturas a seguir haciendo experimentos a costa de la gente.

            Sí, muy lindo, me dijeron cuando comenté el tema a algunos economistas y me bajaron rápidamente de las nubes, replicando que se podía hacer, pero que el problema no era ese, sino los ricos y los políticos –voceros pagados por los ricos- a quienes no les interesaba tener un modelo ideal.

            Siendo así, quedé callado –aunque me gustaría que se hiciera el experimento- y terminé mascullando mis locas ideas por mejorar a la humanidad o al menos hacerle un aporte. Pero a todos los locos los desinflan de sus chifladuras cuando son tocados por la realidad.

… porque las ideas no dejan de jugar ni en los momentos de descanso.(2)


Tomado de Google. gbeqh9.jpg


[1] ¿Cuál es la primera ley de los economistas?: por cada economista existe un economista igual y opuesto. ¿Cuál es la segunda ley de los economistas?: ambos están equivocados. Y este otro: Si los economistas en verdad fueran buenos para los negocios, serían hombres ricos, no los asesores de los hombres ricos.” – Kirk Kerkorian.
[2] Milan Kundera. La broma.