lunes, 18 de noviembre de 2019

PENSAMIENTOS QUE CARCOMEN


            Que no solo carcomen, roen y se mantienen con la insidia, llevando la eufórica sensación de temor al mismo miedo, implantado con síntomas de terror.

            Es la inoculación del miedo gracias a una visita médica, por ejemplo de biopsia, que es esperanza de descartar algo malo, pero que se aposenta en la idea precisamente de que todo salga mal antes de conocer el resultado, como sentencia definitiva, antes de tiempo.

            Y así es, la anticipación de noticias es cruel, autónoma dictatorial porque no admite la duda positiva, solo piensa en negativo. Se asienta hasta que se instala la angustia, llega y entre ellos, contra el tiempo, alargándose lo más posible, se atornilla en la desgracia, en el peor escenario, en el más negro, en lo impensable, haciéndolo real.

            El tiempo de espera, en vez de ser indiferente o al menos objetivamente neutro, sin adelantar resultado, se empeña en lo negativo, en ese: sí, sí es un tumor. Y luego que angustia, temor y miedo se unen, se agravan con el pensamiento de cuán malo es. Cuánto tiempo queda. Cómo será ese fin.

            Es como una escalera de males, peldaño a peldaño y el superior o inferior, según se vea, según sea la fatal depresión, subir se hace dificultoso, bajar es peligroso.

            Aproximándose la hora de conocer el resultado, fatídicamente malo según dicta el pensamiento, por su propio pesimismo, adelanta sudor, taquicardia producto precisamente del diagnóstico precipitado y fatídico realizado desde la ignorancia.

            No es nada, dice el que sí sabe. Y nuestro interior atónito. Hasta cierto punto decepcionado, porque nos encanta la victimización. Pero la realidad nos trae a la realidad, al mundo real, en que no pasa nada, a pesar de la tragedia imaginaria que nos tocó pasar, por pendejos, simplemente por eso, por pararle bolas al que solo nos infunde miedo.

No puedes morir hasta que se cumpla tu destino.(1)


Óleo sobre papel, espátula. JHB (D.R.A.)


[1] Mario Escobar. El Papa Ario.

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