miércoles, 31 de octubre de 2018

ECONOMÍA NARANJA?


 

No me vengan con pendejadas. Ahora dizque economía naranja. Lo primero que pensé es que si no comía naranja estaba haciendo economía, algo parecido al petroguacate. Pero la mano de estupideces que se inventan para justificar cosas que al común de la gente le tiene sin cuidado por hacerlas enrevesadas; al pueblo lo único que nos interesa es que nuestra economía permita al menos subsistir.

 

Y en economía, a propósito, todo es hágale a ver qué pasa; si va bien, de pronto se gana el Nobel y si no, la disculpa estará en los modelos utilizados. Así de fácil. Y en otros casos, ellos opinan que como no funcionó en las primeras economías, véndalas a los subdesarrollados y así recuperan pérdidas, piensan los vendedores de la idea, claro está. Fíjense nada más en lo del tal neoliberalismo, un fracaso cantado, pero aún así y con todo, nos la vendieron a estos países subdesarrollados, porque lo habían dicho otras latitudes y miren sus efectos.

 

Estoy escribiendo enredado, pero es como escribiría un economista, me digo a modo de consuelo.

 

Pero bueno y eso de la economía naranja? (Porque uno puede ser pobre pero no ignorante, me dije). Me puse a investigar y naranja es porque la cultura y el saber; dicen está asociado con el naranja, el color y no la fruta. Vaya descubrimiento! Me da la impresión de que  a más ciencia, más estupidez! (Eso me dije a mí mismo, para que no se ofendan otros mís mismos!).

 

Y el jugo que sale entre la economía y la naranja está en palabras ajenas: “Es el conjunto de actividades que de manera encadenada permiten que las ideas se transformen en bienes y servicios culturales, cuyo valor está determinado por su contenido de propiedad intelectual. El universo naranja está compuesto por: i) la Economía Cultural y las Industrias Creativas, en cuya intersección se encuentran las Industrias Culturales Convencionales; y ii) las áreas de soporte para la creatividad.”(1)

 

Sinceramente no entendí mayor cosa, porque me digo que toda idea económica se transforma generalmente en bien o servicio, pero habrá que echarle lo cultural, para que todo el jugo se pueda exprimir, en aquella intersección que sirve de soporte a la creatividad de quien se inventó la palabreja y viene a descrestar indios. (Mí mismo, le quedó clara la exposición, me dije a mí mismo).

 

En una palabra, para mi ignorancia, la economía naranja se limita a escribir un libro, o una novela o a echar una historia, porque el libro nace de una idea que se transforma en un libro, que da lugar a una propiedad intelectual. (Y la carátula naranja? Para que le cuadre bien la exposición, me dije. Salga con babosadas y nadie me vuelve a leer y pierdo mi economía naranja, le repliqué). Pero el problema es que la cultura no genera ingresos.

 

En serio, para justificar cualquier cosa se inventan unos nombres, para descretar indios, me digo. Nada más aquello de ser ecológico, de ser verde, en donde las empresas se volvieron verdes por el hecho de cambiar de lugar la basura. O de bancos y empresas públicas que vieron que una forma de ser ecológico es no mandar las facturas en papel, pero el suscriptor es quien debe imprimir y pagarlas. Se ahorran el papel, se ganan ese sobreprecio que ya tenían –y que venía pagando uno- y fuera de eso le trasladan el problema a uno, así como la culpa porque no somos ecológicos por tener que imprimir para poder pagar, mientras ellos sí lo son.

 

Sigo pensando que hay muchas cosas que me sacan la piedra, por no decir que me emputan, sin eufemismo. Por qué no se concentran los economistas en hacer un mundo más igualitario y no hacer más ricos a los ricos? Por qué no buscan soluciones efectivas en vez de andar experimentando con la economía de los pobres, claro está.

 

Y prefiero terminar acá antes de que mi bilis reviente y quedarme al lado de mi media naranja, que al menos la economía de la casa la compartimos.

 

PD. Luego de escrito me encuentro con la economía creativa, que viene a ser como la naranja, deduje. Y adicionalmente esta otra joya: neurofinanzas (y dice la publicidad: 3 caminos al encuentro patrimonial (ahorro, gestión, deuda) una responsabilidad de generaciones X y uno que otro mileniams)- Me cago en tu madre o la madre que te parió, diría acertadamente un español!

 

De hecho, ellos (los aztecas) habían despreciado las primeras monedas españolas porque les costaba adjudicar valor a algo que no podían comer ni sembrar. (2)

Foto: JHB (D.R.A.)

(1) https://www.rankia.co/blog/mejores-opiniones-colombia/3940907-economia-naranja-definicion-ejemplos-cifras
(2) Gary Jennings, Robert Gleason y Junius Podrug. Sangre azteca.

lunes, 29 de octubre de 2018

APENAS LA CONOCÍA


 

Apenas la conocía y sin embargo creía leer su corazón, creía sentir su tristeza, creía ver su fragilidad.

Apenas la conocía y ya sentía que la conocía de antaño; apenas la conocía y ya creía conocerla... y ya deseaba conocerla.

Disfrutaba viéndola, oyendo su risa espontánea y hasta sus alocados ímpetus de explosiones de furia, su constante parloteo y su constante actividad, sus picantes comentarios y sus escasos silencios.

Una mancha en la pared dibujada al azar por el azar.

Desde hacía días quería contarle lo que veía en él, pero nunca había llegado el momento. Un día llegó el momento y le preguntó:

- Qué ves?

- Una mancha.. - dijo ella y luego agregó- Un avión.

- Qué más? Prosiguió él.

- Un pájaro...?

- La libertad... concluyó él.

Una llamada cambió el giro de la vida. Supo que se iba y una eterna tristeza invadió la eternidad del segundo en que lo supo.

La mancha se fue destiñendo y con ella se fue yendo la libertad. Él simplemente le dedicó una sonrisa, sabiendo que solo así podría darse la despedida, porque ya estaba acostumbrado a las despedidas y a ver cómo la libertad se iba.

Óleo sobre papel, técnica espátula. JHB 

viernes, 26 de octubre de 2018

ESCUCHA



Escucha, escucha el silencio,
Escucha la noche... toda la noche,
Ella te dirá los pesares de tu corazón.

Escucha, escucha cómo pasa la vida,
Escucha cómo la vida se va...

Escucha, escucha tu corazón,
Él te dirá cómo es la vida,
Pero nunca te dirá... cómo será tu vida.


Óleo sobre papel, espátula. JHB.

miércoles, 24 de octubre de 2018

ANOCHE


Anoche, por si lo olvidas, tuviste cuatro sueños que debes recordar y para que no lo olvides, te los voy a resumir, porque eras muy joven, estabas en tus quince años...

Recuerda que estabas en un lugar conocido, pero a la vez desconocido, porque era un lugar que tienes presente al haber estado allí en tus sueños, pero en la realidad, no has podido ubicarlo en un sitio preciso. Estabas allí, una calle en un espacio bastante abierto, caminabas con otras personas, por ahora intrascendentes y salía un conejo y lo perseguían, se iba pero volvía, todos lo rechazaban con el pie; se iba pero volvía... En cuanto a ti, también te perseguía, rozaba su cuerpo contra tu pierna, tu le rechazabas suavemente y se alejaba, pero insistente volvía. Pasado un tiempo, sentías que el rechazo del conejo no era propiamente por temor a él y poco a poco le empujabas como diciendo sigue tu camino, amigo mío, ya como un compañero del cual te despedías sin ningún temor porque sabías que en todo caso siempre iba a estar allí, de cualquier manera... Al despedirte del conejo supiste quién era, porque se oyó tu adiós, conejo de la suerte!

Después...

Ibas en un crucero, mirabas a través de una escotilla hacia la zona en donde se encontraba la piscina que a la vez era el mar mismo, veías personas que estaban flotando, más que nadando y no estabas muy seguro si eran víctimas de un hundimiento o de su propia diversión, aunque te mantenías calmado. Subías y desde un lado del barco divisabas a las personas que estaban dentro del mar, nadaban o se ahogaban? Nunca se sabría porque ni estaban sufriendo ni estaban pidiendo auxilio, pareciera que estaban nadando. Antes de irse el sueño mandaste un salvavidas a alguien, la última imagen que viste fue a ese alguien metido dentro del salvavidas...

Después...

Estabas, al parecer solo, en la casa de tu infancia, leías y mirabas lo que pasaba en la calle, a un mismo tiempo; en el prado había una camioneta de las de hoy, a pesar de que eras muy joven. Llegó un trasteo trayendo unas sillas de oficina y unas bibliotecas, pasó de largo pero sabías que iban para tu casa, el destinatario era uno de tus hermanos que apareció junto con su esposa, como a la espera de los muebles que llegaban, pero no comprendías la relación de muebles para tu hermano en la casa de tu infancia, un carro último modelo de hoy en un ayer distorsionante. Definitivamente con este sueño quedaste perdido, aunque tampoco es que te haya molestado de ninguna manera el no haber entendido nada.

Después...

En dónde? Ningún lugar conocido, estabas en una acera, te resbalaste y caíste... encima de una cagada, se te ensució una punta del bolsillo izquierdo, una punta de la cartera que tenías en el bolsillo derecho y el pañuelo. Te enojaste? Parece que no, pero qué cagada caer en una cagada... Apareciste en un lavadero grande, con techo de zinc, pareciera el lavadero de la casa de tu tía y comenzaste a lavar el pañuelo, pero ah! de un momento a otro, pasando el jabón el pañuelo se rasgó de un momento a otro, el lugar permaneció, ese patio donde la tía, o tal vez era tu casa de infancia? En todo caso, se veían brevos y al borde del lavadero aparecieron dos serenateros, con guitarras raídas, pero sus voces hacían resonar los boleros que cantaban, dos serenateros como sus guitarras, raídos. Casualidad, esos dos serenateros eran esos dos aprendices de ladrones que tenías de vecinos, pero se les perdonaba todo porque tenían buena voz y los boleros que entonaban eran muy bonitos, a pesar de que no sabías qué cantaban. Así como aparecieron se diluyeron con un despertar.

Después... despertaste...

Son sueños que debo recordarte, porque soy tu recuerdo y de esta forma impido que me olvides...

Toca las estrellas mientras duermes y que tu sueño te lleve a ese lugar que tanto anhelas en tu corazón. Que tomado de la mano, de ese amor eterno, recuerdes los bellos momentos vividos en eternidad. Y que tu ángel de la guarda te cubra con sus alas de luz! Hasta mañana y hasta siempre. Mónica.


Foto: JHB (D.R.A.)


lunes, 22 de octubre de 2018

DICEN


Dicen, los que saben, que las palabras se las lleva el viento. Dicen también, los que saben, que todo pasa y nada queda. Pero también decimos, los que no sabemos, que las palabras se las lleva el viento, pero el recuerdo las retorna. Decimos, los que no sabemos, que todo queda en el recuerdo. Decimos también, los que no sabemos, que un aire, traído por el viento, refresca el recuerdo. Y el recuerdo, así se vaya con el viento, retorna a nuestra memoria.

Y esta memoria, junto con su recuerdo, en algún momento se reencontrará. Recuerdos que vendrán acompañados de tristes sonrisas, de sonoras carcajadas o de pícaras nostalgias. Y un instante hará revivir el recuerdo que jamás se olvidará!

Dicen que en la tumba de San José su lápida decía: No muere el que muere, sólo muere el que es olvidado.

Y mientras exista nuestro recuerdo, qué tan cierto es el epitafio y más cuando hemos trascendido en el recuerdo.

Foto: JHB (D.R.A.)

viernes, 19 de octubre de 2018

PODRÍA...



Podría... un verbo bastante peligroso. Tantas cosas que pudieron haber pasado en nuestra vida... y no pasaron; de cuántas otras nos hemos arrepentido por no haber cogido la otra opción del podría... y de cuántas otras hemos cargado la culpa por haber decidido lo que decidimos. Si no hubiera existido el podría, tal vez este mundo no sería éste, sería aquél...

En cuanto a otros aspectos de mi vida, debo confesar que es en extremo sencilla, por no decir aburrida.(1)


Foto: JHB (D.R.A.)


(1) Santiago Gamboa. Los impostores.

miércoles, 17 de octubre de 2018

LA HISTORIA...



Los conocedores del tema han predicado que la historia la escriben (y la borran) quienes resultan victoriosos, los que tienen el poder. La verdadera historia jamás será conocida, ni aquí ni en Cafarnaúm, por más demócrata que se califique. La historia, como la verdad, tiene tres versiones: la mía, la tuya y la verdad verdadera –que no está por demás señalar que es la que nunca se escribe, ni se replica, ni se menciona-, es la que causa rubor.

La historia es recuerdo, en cualquiera de las versiones que se quiera escuchar y generalmente, al haber un vencido, hiere a alguien y ese recuerdo, heredándose por generaciones, incomoda a alguien, destruye o desmemoriza, refriega o encadena y por eso mismo no deja avanzar, porque el odio queda incrustado. Basta recordar cómo heredamos de nuestros abuelos y padres aquello del odio entre godos y liberales, sin saber en últimas por qué teníamos nosotros que identificarnos con algo heredado sin motivo ni razón. Y ese odio con el correr de los tiempos se fue diluyendo y afortunadamente ya no se distinguen godos ni liberales, a pesar de que nacieran otras inquinas tal vez más fuertes pero afortunadamente, hasta el momento, no tan violentas como dicen que fueron aquellos tiempos de democracia colombiana.

Decía que la historia es recuerdo y no habiendo sido un recuerdo grato, sino todo lo contrario, de violencia, de poder, de miedo, ¿por qué no echarle tierra a ese recuerdo, olvidarlo y comenzar de cero, si fuera posible? Mas cuando esa historia ya quedó enterrada en el pasado, remoto o no tan remoto, ¿por qué no renacer como país, como humanidad?

Y ejemplos hay y por citar, a vía de ilustración, algunos. Los judíos mataron a Jesucristo y han pasado dos mil años y se les sigue cobrando esa muerte a los judíos, cuando se quiere herir con inquina y menosprecio. Los españoles nos conquistaron, nos saquearon hace casi quinientos años y aún hoy se creen superiores, por estar en Europa supongo y nosotros seguimos renegando por haber sido sometidos y saqueados hace siglos, por ser subdesarrollados, supongo. Y no menciono, para no alargarme, a negros esclavos, ni judíos en campos de concentración, ni del resto de humanidad sometida y sometedora.

Si se sigue pensando en lo ocurrido hace siglos, si no se supera esa parte de historia, en lo posible se olvidara, seguiremos cargando el pecado original, la expulsión del Edén, la muerte de Jesucristo o la conquista española, como si hubiera sido culpa nuestra. Estas cargas no se heredan, no deben heredarse porque estamos heredando odios que en últimas no son nuestros, son ajenos, así se trate de nuestros abuelos o tatarabuelos. Es cierto, venimos de un tronco común pero eso no quiere decir que debo responder por lo que ellos hicieron o dejaron de hacer, porque lo que fue, fue.

Y toda esta parrafada a dónde me conduce? Quería expresar que, sin eufemismo alguno, eso de la memoria histórica, hoy, me parece una payasada, un gasto inútil de recursos (¿o no se habrán preguntado cuánto costará ese esfuerzo? ¿Cuánto cuesta mantener el Centro Nacional de Memoria Historia?) y un esfuerzo que sólo levantará y revivirá odios. ¿Quiénes escribirán? ¿Cómo conciliar la historia que deben escribir narcos, paramilitares, guerrilleros, izquierda, godos y liberales, uribistas y demás ralea política? Sólo me imagino la redacción de un artículo cualquiera por todos ellos, si es que se quiere escribir historia. ¿Cómo conciliar todos esos intereses? Lo único que veo en una sesión es la forma como escribirán, reescribirán, traslaparán, rediseñarán y nunca finalizarán, con motivo de egos, de evitar señalamientos, culpabilidades. Y todo terminará en revivir odios, malquereres, desconfianzas y en pérdida de plata.

Mirando lo del Centro de Memoria Paz y Reconciliación en Internet encontré esta frase que dice “que ayuda a no olvidar y mantener viva nuestra memoria histórica." A no olvidar, a eso se reduce, a mantener el recuerdo del odio o la raíz del odio que hoy sienten algunos. Qué tal hoy investigando cuánto se robó Santander, quién mató a Mamatoco o qué se hizo la plata que los gringos entregaron por Panamá? Ello sólo conduciría a llorar por la leche derramada.

Ya sé que alguien, muchos alguienes para ser sincero, dirán que es un esfuerzo para evitar que la historia se repita, porque, como lo dice el viejo cliché, quien no conoce la historia está condenado a repetirla –no se ha podido comprobar esta afirmación que yo sepa-. Conocerla o no hacerlo no implica que haya más bien un deseo por superarla, lo que pasó ya pasó y hoy no es mejor mirar hacia adelante para una mejor convivencia? Enterrar el pasado, darle feliz descanso, sin necesidad de estar llorando permanentemente ante su féretro, sin motivo, sin razón.

He dicho! (porque me cansé de pontificar en árido suelo, que tampoco lleva a nada, aunque cada cuál debería preguntarse en su propia intimidad qué tanto le interesaría, en la soledad el rubor no importa).

Para una tribu indígena de Paraguay, o quizás era de Bolivia, el pasado es lo que está delante de nosotros, porque podemos verlo y conocerlo, y el futuro, en cambio, es lo que está detrás: lo que no vemos ni podemos conocer. El meteorito siempre viene por la espalda, no lo vemos, no podemos verlo. Hay que verlo, verlo venir y hacerse a un lado. Hay que ponerse de cara al futuro. Es muy pobre la memoria que sólo funciona hacia atrás.(1)

Foto: JHB (D.R.A.)



(1) Juan Gabriel Vásquez. Las reputaciones.

lunes, 15 de octubre de 2018

¿CUÁNDO ME PERDÍ?



No sé si la modernidad me está ganando y, por ahora, hay cosas que me son muy molestas.

Una, la forma como se escribe ahora, donde por un lado reina el copie y pegue, sin verificar si realmente viene al caso y la abolición paulatina de las vocales; parece que van a la extinción. Nada más ver cómo, sin distingo de edad, se escribe en redes sociales, en correos electrónicos. Fds, me escribieron preguntándome por fds y yo, perdido no supe qué contestar; pensé que se referían a la reserva federal gringa o a una empresa de entregas, pero yo no tenía relación alguna con ninguna. El doctor Google me dijo que era una tienda de ropa, fuera de serie, pero tampoco, nada qué ver con la pregunta. Hasta que contextualicé un poco más, recordando que me alejo de la gente precisamente por la ignorancia a la que ellos cada vez más se acercan, según mi punto de vista, claro está. Total, me estaban preguntando por mi fin de semana! Dios mío, cada día soy más ignorante porque al parecer los demás ya se involucraron en ese ritmo de vida.

Y mi rechazo se origina en un consejo que me dieron, al ver una respuesta mía sin puntuación ni ortografía por el afán de responder, supongo; y me hizo reaccionar antes de caer en la impertinencia de escribir a lo moderno. Me dijeron, bueno, el siquiatra de la familia me dijo, que así sea un correo debo escribirlo bien, no tanto por el respeto al destinatario, sino por uno, para que el cerebro no se acostumbre a ser perezoso, pues ello conlleva consecuencias neuronales; el cerebro debe ejercitarse para que no disminuya su actividad. Primero muerto que loco, me dije. Por eso es que odio cuando me escriben tipo red social, porque desde mi punto de visto, yo no soy el ignorante, que respeten al menos mi edad!

La otra, que igualmente me ofende y con más profundidad, es otra impertinencia, que así al menos considero. Siento que una persona es cretina cuando se presenta como el doctor fulanito, especialista en algo, con un peachedé en cualquier cosa, doctorado en nosédónde y continúan citando todos los diplomas que deben tener colgados en algún lugar, acaso no basta con ser fulanito? Y no sé si es más cretino el que para sustentarse en algo, que al parecer no puede ser oído de sus propias palabras producto de su propio pensamiento, se respalde en fulanito de tal, doctor en algo, peachedé en algo, doctorado en algo. Acaso uno no puede tener sus propios pensamientos, sus propias conclusiones sin necesidad de sentirse autorizado por la opinión de otro? O son cuestiones de ego? Sólo a los médicos les respeto sus estudios, porque tienen mi vida en sus manos y a mayor especialización, así sea de práctica, es decir viejos, más respeto les tengo. Dios me libre de caer en manos de un médico con muchos títulos, poca edad y pocos conocimientos, a pesar de su aparente especialización y sapiencia.

Desde que se inventaron la necesidad de especializaciones el mundo cambió, porque todo profesional tenía que tener al menos uno, no importa en qué –que lo digan los congresistas de mi época que se especializaron gracias a sus ayudantes o a la universidad que de todos modos le regalaba el diploma, y me consta-; luego era necesario el magister (que no sé qué es y tampoco me interesa investigarlo) y luego el doctorado, más el doctorado del doctorado y no sé cuántas más, que tampoco me interesan a estas alturas de la vida, con pensar en que me quedan unos cuantos años de vida ya es suficiente.

Por eso se me pone la carne de gallina cuando veo a alguien que no tiene los calzones, pienso yo, para opinar sino que acude al expediente de opinar con la opinión de otros, ellos con peachedé, doctorado y mil cosas más, que al parecer los hacen más inteligentes y naturalmente, el bruto es uno.

Y ya que estoy en éstas, recuerdo que hubo un momento de mi vida profesional en que mis opiniones eran respetadas sin necesidad de escudarme en lo que dijeron otros. Con el tiempo y creo que con la llegada de internet, cualquier opinión tenía que estar respaldada, lo que le quitaba originalidad a la opinión de uno. Y con el tiempo, fui desplazado por contratistas asesores, con mil títulos que sabían más que uno, pero cuyos conceptos dejaban mucho qué decir (y me consta), pero eran los asesores de turno. De esa manera me guardé mi opinión y en lo posible no opinaba, el bruto es uno, para qué dar papaya!

Estudié una cosa y por las variantes de la vida, terminé haciendo muchas cosas ajenas a esa profesión, con la claridad de que ese aprendizaje me gustó y disfruté cada uno de los puestos que desempeñé y lo hice lo mejor que pude. Pero recapacitando, hoy me pregunto en qué punto me perdí? Afortunadamente ya la profesión me tiene sin cuidado, de nada me sirve, estoy pensionado, pero me siguen molestando, dándome urticaria si he de confesarlo, estos temas y me sigo preguntando, en qué momento me perdí?

… la lengua, un ser vivo, sufre continuas mutaciones de síntesis, préstamo, influencias de lenguas cercanas, giros coloquiales y de jerga local, que, claro, hacen de ella un instrumento de estudio fascinante, pero que complican enormemente su manejo.(1)


Imagen de Google (2)

(1) Santiago Gamboa. Los impostores.
(2)  https://www.google.com.co/url?sa=i&rct=j&q=&esrc=s&source=images&cd=&ved=2ahUKEwiEgNGCt4neAhVFqlkKHf0KAUoQjRx6BAgBEAU&url=http%3A%2F%2Fwww.xdviral.com%2F19-conversaciones-de-whatsapp-muy-chistosas%2F&psig=AOvVaw3TtqZn8HXa7xC0aPVNUDbu&ust=1539726633913248

viernes, 12 de octubre de 2018

SEIS MINUTOS


Qué puedo hacer en seis minutos. Buena pregunta. Tengo seis minutos y una página en blanco. Pensando en qué puedo hacer, miro la página en blanco y cómo se va llenando, corriendo contra el tiempo, veo cómo los errores se hacen más frecuentes, por lo que hay que regresar, corregir, releer y continuar. Y ya han pasado dos minutos, quedando cuatro pendientes en su caminar. Lento? Como ando corriendo contra el tiempo, parece que a esos minutos que quedan les da por caminar más rápido, lo que genera la ansiedad de escribir más rápido, lo que hace que el margen de error sea mayor y entonces... quedan cuatro minutos...

Respirar profundo, ser consciente de los minutos que quedan, continuar, por el afán, supongo, en errar, leer y releer para verificar que no se han cometido más errores y remirar el reloj: quedan tres minutos y sigue en su andar y qué va quedando escrito? Pareciera que los renglones que van quedando no caminan tan rápido como los dos minutos que faltan. Afortunadamente no tiene este reloj segundero, porque de ser así, más angustioso se haría su andar, de solo verlo ya los errores crecerían duplicándose...

Falta un minuto y no supe realmente si aproveché o no esos seis minutos de vida que transcurrieron. Una mirada atrás para ver seis minutos, una mirada atrás para ver cómo transcurrió mi vida durante ese tiempo, ver cómo se aproxima ese futuro fijado en la hora cero, ver cómo ese presente se convirtió en pasado y cómo termino el tiempo.

Fueron solo seis minutos de vida que pasaron, seis minutos de los que fui consciente de presente, pasado y futuro; seis minutos de afán porque corría contra el tiempo...

Y ahora qué...?

La vida se movía con lentitud para aquellos ancianos; lo único que aparecía al galope era la muerte.(1)

Foto: JHB (D.R.A.)


(1) Gary Jennings, Robert Gleason y Junius Podrug. Sangre azteca.


miércoles, 10 de octubre de 2018

SERÁ QUE SOMOS BIPOLARES?


Inicialmente vale la pena precisar que no me refiero a la enfermedad maniaco-depresiva descubierta no hace mucho tiempo, en la que en un segundo se pasa de la felicidad a la desesperanza(1).

Hago referencia a una especie de bipolaridad mental o de pensamiento, si es dable hacer ese parangón. Es esa dualidad que habita en nosotros que podemos ser seres decentes, casi angelicales, pero que con un detonante, explosivo por demás está añadir, podemos volvernos unos gamines completos, llegando hasta el deseo de matar, muchas veces sin una explicación racional del momento, porque todo ha de tener su explicación, pero cuando nos entra la irracionalidad, que entre el diablo y escoja, no hay Santa Lucía que valga.

Y pensando así, dado el transcurrir de mi vida ya hacia el agotamiento –de la vida, no del pensamiento- el devenir humano no transcurre de manera totalmente horizontal, constante por lo que su pensamiento tampoco es invariable. Y me pongo a pensar en que si hiciera un recorrido a lo largo de mi vida, digamos que desde la vida laboral, pues la anterior el grado de irresponsabilidad era mayor, la variación de pensamiento ha sido una constante. Piénsese en el pensamiento político, en el familiar, en el cotidiano, en lo religioso, en el laboral y cada época ha impedido mantener un único pensamiento que lleve a un mismo proceder constante.

Las anteriores palabras dan pie a que yo mismo piense si estoy desvariando, si me picó la elegancia del pensamiento o si simplemente ya me confundí por tratar de explicar lo que mi pensamiento sí tiene claro, mas no me ha sido claro expresar.

Como sea, en muchas cosas mi concepción ha variado a lo largo de este tiempo, algunas veces retornando y retomando viejas posiciones, otras criticando nuevos procederes, algunas más adaptándome a los tiempos modernos. Lo que ayer critiqué tal vez hoy lo aplique, para bien o para mal y esa es la bipolaridad a la que me refiero, al constante cambio de posturas, de posiciones, de actitudes, de apariencias, tal vez de composturas tanto en lo familiar, en lo político, en lo religioso, en lo cotidiano y en su momento en lo laboral. Y muchas veces han sido cambios contradictorios que ni uno se explica cómo pudo sucederse, como el de aquellos en que en su juventud fueron fanáticos comunistas y hoy son buenos burgueses.

La bipolaridad notoria la vi hoy en un noticiero español en que varios panelistas discutían el asunto de Cataluña. Tenía la palabra uno de ellos y se estaba explicando y a medida que avanzaba su explicación empezó a tratar de intervenir otro para contradecir, hasta el momento en que ese otro forzando su necesidad de intervenir elevó tanto el tono que el primero al no respetarle el turno de la palabra decidió callarse y dejarlo que ese otro groseramente asumiera la vocería, cosa que hizo sabiamente, porque la conductora del programa deplorablemente no hizo nada. Y ese otro que tomó la palabra a la fuerza comenzó a sentar cátedra y otra panelista trató de intervenir, conforme lo había intentado quien ahora tenía la palabra. Y este señor comenzó, casi gritando, a exigirle a la interviniente que le respetara el derecho de la palabra, que le dejara hablar, porque él tenía la palabra, como si no se la hubiera robado al otro. Y la otra trataba de intervenir diciéndole que ella sí le respondía a la pregunta y el otro, el que se robó la palabra, insistía en el uso de su derecho y argumentaba adicionalmente que él no le había hecho a ella ninguna pregunta, por lo tanto no estaba dirigido a ella. Y ese enredo, y relajo añado yo, se alargó buen rato y era como si el que gritara más tuviera más derecho a la palabra.

Ese bipolar fue el que me dio motivo a este blog y me hizo recordar también muchas discusiones en las que de manera parecida participé, muchas veces me rendí, otras grité más y en otras más, me robé la palabra, de manera indecente, hoy he de reconocerlo.

De mañana no respondo, porque aún no entiendo mi bipolaridad.

Pasó en vela noches enteras debatiendo con su profesor de teología sobre el concepto de la doctrina del mal menor y la meta más alta, según la cual el fin justifica los medios y aun así no condenar el alma, con tal de que nunca sean quebrantados los parámetros de aquello que no es permisible.(2)


Foto: JHB (D.R.A.)


(1) El trastorno bipolar es una enfermedad mental severa. Las personas que la sufren experimentan cambios de ánimo poco comunes. Pueden pasar de ser muy activos y felices a sentirse muy tristes y desesperanzados. Y, así, empezar el ciclo otra vez. Frecuentemente tienen estados de ánimo normales entre uno y otro ciclo. A las sensaciones de euforia y actividad se les llama manías. A las de tristeza y desesperanza se les llama depresión. https://medlineplus.gov/spanish/bipolardisorder.html
(2) Frederick Forsyth. Vengador.

lunes, 8 de octubre de 2018

AMIGO, DÓNDE QUEDARON SUS SUEÑOS.



Hoy parece que estoy un poco mejor, y los médicos dicen que no me encuentran nada; como si la edad no fuera una enfermedad, pero lo es, querido Guillermo, lo es. Lo peor es que te priva de los recuerdos. (1)

Tomé como poesía pura esta frase curiosamente lanzada por un personaje de esos que se suben a Transmilenio a rapear, cuando al recitarla espontáneamente se la decía a un pasajero en cuya chaqueta estaba escrito el logo de la empresa en donde trabajaba. El rapero, que si no es por la forma decente y graciosa como rapeaba a cada uno de los pasajeros, hubiera sido desechado de mi atención y mi mirada lo hubiera vuelto invisible, inquiría en dónde había quedado el sueño por estar trabajando el día a día, distrayéndole de las metas y sueños que de niño se había forjado.

Por esa poesía de la frase, incluido su contexto, me llegó a lo profundo del alma y me pregunté a mí mismo: amigo, dónde quedaron tus sueños…

Y así quedó la respuesta iniciándose con puntos suspensivo, preguntándome dónde estaban mis sueños, si los había tenido de joven, si hoy, ya viejo, los había logrado. Y una tristeza poética, de esas que dejan añoranza de mejores tiempos, cayó en mi alma resbalando un nosequé, de poética tristeza.

Me pregunté entonces si había tenido sueños; traté de mirar hacia el pasado más lejano para recordar si alguna vez me había impuesto o al menos había pensado en un mejor mañana, que es la esencia de los sueños. Recordé mi niñez y no me vi soñando en el momento en que fuera viejito, pareciera que no había tiempo para eso, porque niñez era precisamente eso, niñez, supongo que pensaba que siempre sería niño, mientras lo pudiera disfrutar. No sé en qué momento llegó mi adolescencia, pasó el bachillerato y prosiguió la universidad. Tal vez el sueño fuera ser grande y trabajar, a lo grande. Hoy, no lo sé.

Trabajé durante treinta y pico de años y no recuerdo que hubiera tenido un sueño, de esos poéticos, de lo que deseaba, de lo que realmente deseaba. Atendía el día a día, procurando en cada oportunidad ascender y atender las necesidades de mi familia. Y así pasaron los días, día a día y no me acuerdo de que me hubiera fijado en la necesidad de tener un sueño. Tal vez el sueño era tener cosas, sin saberlo.

No me duele el tiempo pasado ni el no haber tenido, tal vez, sueños, de ese sueño poético del que hablaba el rapero de hoy.

Y si hubiera tenido sueños, de esos poéticos a que tanto me he referido, no sé si los habría cumplido, si se hubieran cumplido o, ya viéndome en el plan de pensionado, estuviera decepcionado de no haberlos cumplido. De no haberlos tenido, hoy, no me siento desilusionado, pues si no los tuve qué decepción no haberlos cumplido, si lo miro desde la óptica de tener cosas. Cuándo dejé mis sueños, dónde quedaron mis sueños, tampoco lo sé.

Parte de la respuesta me la dio Grishnan en un libro que hace poco terminé:
- ¿Dónde estarás dentro de diez años?
  —Yo no pienso en esos términos. No creo en los calendarios ni en los programas ni en las listas de cosas pendientes. Fijarse objetivos es una estúpida costumbre americana. No estoy hecho para eso. Vivo más bien al día, puede que piense un poco en el mañana, pero eso es todo. Planificar el futuro me parece ridículo. (2)

Hoy, gracias a una pregunta al vuelo, soltada por la persona menos pensada -un rapero, Dios mío!-, no sé si tuve sueños, si se cumplieron o no, sé que ahora sólo espero una vejez tranquila, con una muerte afortunada. Nada más que eso.

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la marcha de mis pies cansados;
Con ellos anduve ciudades y charcos,
Playas y desiertos, montanas y llanos…(3)


Foto: JHB (D.R.A.)


(1) Julia Navarro. Dime quién soy.
(2) John Grishnan. El Rey de los pleitos.
(3) Violeta Parra. Gracias a la vida.