Sólo los sombríos muros que rodean
esta eterna soledad, sin otra luz que la que de la penumbra débilmente llega,
pareciera que proviniera de un bombillo de un vatiaje demasiado débil, sólo de
la suficiente luz para alumbrar las sombras, que son las únicas compañeras,
como son los pensamientos... únicos compañeros. Tanto tiempo en medio de los
muros y de la penumbra, que hasta ellos juegan impidiendo poder saber con
certeza en dónde se unen sus ángulos, en dónde termina una pared y comienza
otra, en dónde está el techo, lo único que puede saberse es que existe un piso
que sostiene los pies y el lugar en donde descansa el cuerpo, cuando se cansa
de contemplar aquel eterno panorama, un panorama de semipenumbra infinita, sin
ninguna compañía. Si no fuera por la penumbra de la luz y el contacto de los
pies con el suelo, cualquiera podría pensar que está en un hoyo negro en lo más
profundo del universo, en donde no hay arriba ni abajo, aquí ni allá, ayer ni
mañana, solo un eterno hoy, un eterno hoy... muy sombrío y demasiado
silencioso...
Cada día igual, si es que puede
saberse qué es un día; cada noche igual, si es que pudiera saberse qué es una
noche. Una situación así es la única forma de perder la noción del tiempo, es
la única forma en que el tiempo no existe y en que su importancia es tan mínima
como la penumbra de la luz que le rodea, por eso cada momento es igual al
momento que ya pasó y será igual al que llega. Sentir una sucesión de momentos
iguales en donde no se sabe si es un ayer, un hoy o un mañana y en que tampoco
importa cuál de ellos es, porque todos son tan familiares como lo fueron el
abuelo, el padre y el nieto...
Solo los pensamientos, única compañía,
a veces tan vacíos, otros tan adormecidos, otros tan veloces como el caudal de
un potente río muriendo en una cascada, única compañía. Los pensamientos...
única compañía... en esa eternidad... única compañía. Pensar que son los
pensamientos los que hacen de los fantasmas, fantasmas, de los fantasmas de la
penumbra sus amigos o sus enemigos, sus confidentes o sus inquisidores, pero
siempre fantasmas porque la penumbra sólo permite ver fantasmas... unas veces
en semioscuridad, otras en semiclaridad.
Y oír una voz... que despierta la
conciencia y que claramente dice:
- Mucho desocupado! ponerse
a pensar en esas maricadas.
Y oír otra voz... que también le
despierta y que claramente dice:
- Mucho sueño para
hijueputa!
(Era como) un
fantasma que no sabe morir adecuadamente. (1)
Foto JHB (D.R.A.)
(1) Película un método peligroso. En palabras de Freud.
(1) Película un método peligroso. En palabras de Freud.
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