viernes, 5 de octubre de 2018

Sombríos


Sólo los sombríos muros que rodean esta eterna soledad, sin otra luz que la que de la penumbra débilmente llega, pareciera que proviniera de un bombillo de un vatiaje demasiado débil, sólo de la suficiente luz para alumbrar las sombras, que son las únicas compañeras, como son los pensamientos... únicos compañeros. Tanto tiempo en medio de los muros y de la penumbra, que hasta ellos juegan impidiendo poder saber con certeza en dónde se unen sus ángulos, en dónde termina una pared y comienza otra, en dónde está el techo, lo único que puede saberse es que existe un piso que sostiene los pies y el lugar en donde descansa el cuerpo, cuando se cansa de contemplar aquel eterno panorama, un panorama de semipenumbra infinita, sin ninguna compañía. Si no fuera por la penumbra de la luz y el contacto de los pies con el suelo, cualquiera podría pensar que está en un hoyo negro en lo más profundo del universo, en donde no hay arriba ni abajo, aquí ni allá, ayer ni mañana, solo un eterno hoy, un eterno hoy... muy sombrío y demasiado silencioso...

Cada día igual, si es que puede saberse qué es un día; cada noche igual, si es que pudiera saberse qué es una noche. Una situación así es la única forma de perder la noción del tiempo, es la única forma en que el tiempo no existe y en que su importancia es tan mínima como la penumbra de la luz que le rodea, por eso cada momento es igual al momento que ya pasó y será igual al que llega. Sentir una sucesión de momentos iguales en donde no se sabe si es un ayer, un hoy o un mañana y en que tampoco importa cuál de ellos es, porque todos son tan familiares como lo fueron el abuelo, el padre y el nieto...

Solo los pensamientos, única compañía, a veces tan vacíos, otros tan adormecidos, otros tan veloces como el caudal de un potente río muriendo en una cascada, única compañía. Los pensamientos... única compañía... en esa eternidad... única compañía. Pensar que son los pensamientos los que hacen de los fantasmas, fantasmas, de los fantasmas de la penumbra sus amigos o sus enemigos, sus confidentes o sus inquisidores, pero siempre fantasmas porque la penumbra sólo permite ver fantasmas... unas veces en semioscuridad, otras en semiclaridad.

Y oír una voz... que despierta la conciencia y que claramente dice:

- Mucho desocupado! ponerse a pensar en esas maricadas.

Y oír otra voz... que también le despierta y que claramente dice:

- Mucho sueño para hijueputa!

(Era como) un fantasma que no sabe morir adecuadamente. (1)


Foto JHB (D.R.A.)


(1) Película un método peligroso. En palabras de Freud.


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