viernes, 27 de abril de 2018

ABURRIMIENTO


La envidia, Vásquez, no es más que la convicción de que otro tiene el lugar que a mí me pertenece.(1)

Me dedicaré al arte de la crítica. Pero lo primero que debo hacer es referirme a la crítica, al menos como la entiendo. La crítica es una, buena o mala, es crítica. Pensando que debo empezar por el principio, debía definirla, por lo que me fui a la Real Academia que dice: Examen y juicio acerca de alguien o algo y, en particular, el que se expresa públicamente sobre un espectáculo, un libro, una obra artística, etc. y entre los sinónimos aparece además murmuración y censura, que vienen a ser como malquerientes.

Me quedé pensando e hice un desvío y al ver que no quedaba complacido con la definición de la Real Academia, me fui a los sinónimos de la tecnología, el office y me dijo: Sátira, Diatriba, Invectiva, Ataque, Maldición, Burla, detracción, ironía.

Creo que quedé más conforme con la definición a través de la sinonimia que con el discurso de la real academia, al menos por lo que comúnmente se entiende hoy. Entre risa y piedra viene a mi mente la imagen de dos mujeres, diciéndole la una a la otra: Mira, no es por nada, pero lo que te voy a decir te lo digo con el alma y entiéndelo como una crítica constructiva... y va y le suelta una frase semejante a que el prendedor que tiene ya está muy pasado de moda; no hay cosa que más ofenda a una mujer que le digan algo así o que tu pelo o que el color del esmalte o que no le combina la cara y cosas así.

El decir que te voy a hacer una crítica constructiva ya uno sabe para dónde va el crítico; va por el camino de la sátira, del ataque, de la burla, de la ironía. Y no se diga nada si la crítica va por el camino de la murmuración, es decir, cuando el criticado no está de cuerpo presente, que Dios le libre del chisme que se va a iniciar porque ese va con todo y diatriba e invectiva (naturalmente me tocó consultar los terminachos que suenan bonitos y dice la Academia, del primero: Discurso o escrito violento e injurioso contra alguien o algo, y del segundo: Discurso o escrito acre y violento contra alguien o algo. Parece que la diferencia entre uno y otro es el sabor que le queda a uno, bien acre o bien injurioso; siendo así, sin más comentarios, para qué más?).

Todo ésto me hace sentir que ahora el idioma se maneja más con sinónimos que con la precisión que requeriría. Pero bueno, no critiquemos, que en ésto ando. Decía al principio que para mí sólo hay una crítica, constructiva o destructiva, como ahora se denominan las subclases, aunque siempre es una y si se está criticando a una persona o de alguna persona, no es que sea muy constructiva que digamos. Creo que si existiera la crítica constructiva, no sería crítica, sería un consejo. Cuando uno está criticando, simplemente está criticando y al criticado normalmente no le va muy bien, no le va nada bien, porque de la crítica al chisme no hay sino un paso. Y no sabe lo que me pasó por criticón? -se oye resongar después.

De tanta paja se me olvidó el motivo de esta conversa. No recuerdo qué era lo que iba a criticar y creo que el problema es cuestión de edad y de mente... Pareciera que la edad lleva al olvido, cosa que ya me está pasando frecuentemente. Ahora no quedaré tranquilo hasta que pueda recordar a qué venía este cuento. Esa sensación de saber algo pero no recordar es bastante frustrante y aunque uno quiera alejarla del pensamiento, queda tan incrustada que uno no queda tranquilo hasta que se dispara el recordatorio y lo peor de todo es que cuando se dispara es medianoche, no está el interlocutor o uno ya no se acuerda de para qué tenía que acordarse. Murphy, simplemente.(2)

Ahora retomo, porque me encuentro en un momento de aburrimiento, de esos aburrimientos en que uno no quiere hacer nada, así tenga algo que hacer; en donde la modorra y el sueño colaboran para impedir la concentración en cualquier cosa y en donde es preferible que lo vean a uno tan trabajoso en el computador para que le dejen en paz y no se den cuenta ni del sueño ni de la modorra ni del aburrimiento.

Hay días en que todo se aúna para impedir que la vida transcurra al menos con alguna ocupación. Hay días que se hacen aburridores en medio del aburrimiento, días en que uno no se halla, días en que la malparidés cósmica se alborota. Hoy es un día de esos, en donde hasta las ideas y los pensamientos se aburren de su propietario y la distracción brinca de aquí para allá, porque la concentración se aburre de ella misma y está atenta a cualquier distractor. Los deseos se frenan y hasta resulta inútil esforzar el cerebro tratando de hilvanar pensamientos consecuentes o ideas que permitan fluir adecuadamente; si fuera posible, ya no habría aburrimiento, habría sido desalojado por el desaburrimiento.

La hiperactividad de los ojos, la constancia del bostezo y la quisquillosidad de los oídos son enemigas de la concentración. Don’t speak, se oye levemente como música que cadenciosamente inicia su lento recorrer. Con esa modorra con que comienza la canción, Madonna hace que se presente un sobresalto cuando grita su don’t speak y con susurros y sobresaltos la música lo lleva a uno a... a qué le llevará a uno? Incoherencias propias del aburrimiento.

No hables!

Los vicios son buenos para los ricos, y quien los quiera que se enriquezca primero.(3)

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(1) Juan Gabriel Vásquez. La forma de las ruinas.
(2) Han pasado muchas semanas desde que inicié este escrito, que aparece como grabado originalmente el 12 de diciembre del año pasado y naturalmente olvidé que tenía que tratar de recordar el motivo del escrito, no me trasnochó y para ser sincero, me importó un carajo. (Fue escrito el 17 de febrero de 2006, es decir hace muchos años).
(3) Saramago. Claraboya.

martes, 24 de abril de 2018

UNA HORA


Estaba sentado en el parque, tomando el sol y dejándose acariciar de sus rayos, sintiendo el arrullo del viento, viendo a la gente pasar, viéndoles la cara tratando de escudriñar sus pensamientos, sus penas y alegrías, pero eran más las tristezas, las angustias y la desazón que leía en ellas… pocas se veían sonrientes. Si hubiera sido estadístico habría concluido que el noventa y ocho por ciento de los seres humanos sufrían, porque eso dicen los periodistas con las encuestas que hacen y con las preguntas estúpidas con que acostumbran concluir todo. Y era el noventa y ocho por ciento porque vio a una persona sonriente... y él, que completaba el ciento.

Por estar en estas elucubraciones no se dio cuenta del personaje que se había sentado a su lado; hubiera pasado desapercibido si no le hubiera preguntado a bocajarro: Qué haría si le quedara una hora de vida? Entre perplejo, asustado y pasmado no supo cómo reaccionar. Precisamente pensando en preguntas estúpidas y le salen con una de esas preguntas de las que dejan sin habla. Estaba asustado por el desconocido que le dirigió la palabra y que le había amenazado? Quedó perplejo con la pregunta y pasmado al ver que ya no estaba esa persona que le había hablado. En ese momento en su mente retumbó nuevamente la pregunta: Qué haría si le quedara una hora de vida? Qué era una hora? Eran sesenta minutos? Eran un montón de segundos acumulados? Y qué era la vida? La suma de segundos de un caminar? En esa pasmosidad en que andaba aún no alcanzaba a digerir bien la pregunta. Le habían dicho que qué haría si le quedara una hora de vida o qué haría si en una hora moría? Al sentir retumbar en su mente la palabra muerte, ya la cosa cambiaba.

En estos pensamientos gastó veinte minutos.

Pensó en el susto que le daría que la pregunta fuera cierta, sintió la angustia de ver venir la muerte o de dejar ir la vida... cómo sonaban de diferentes dos verdades idénticas o era acaso una misma verdad? No podía reponerse aún de la sorpresa.

Fueron otros diez minutos.

Se preguntaba qué haría si tuviera ese tiempo; hizo una lista de cosas que tendría que hacer pero era tan larga que en cualquier caso el tiempo no alcanzaría, entonces tendría que ir reduciéndola de acuerdo a la importancia, pero aun así el tiempo no alcanzaría, porque cómo determinar qué era importante? Y así continuó reduciéndola, pero con la lista que aún tenía necesitaría de toda una tarde para hacer lo que había en ella. Sería preciso seguir acortándola, pero a pesar de que quedaran cinco cosas para hacer, la hora no alcanzaría y al revisar la lista y ver tantas cosas tachadas sintió complejo de culpa por lo tachado y pensó en que si tuviera más tiempo podría atender hasta los tachados; sí, si tuviera tiempo...

Pasaron otros veinte minutos...

Pensó en reducir la lista a una sola llamada, una sola despedida y miró a su alrededor entre desconsolado y desorientado, pensó el poco tiempo que quedaba y miró el teléfono público(1) pero quedaba bastante retirado; más angustia sintió cuando recordó que no tenía monedas y el terror le fue sumiendo en tremenda rabia al ver que su propia angustia le había hecho olvidar el número que debía marcar...

Pasaron otros ocho minutos...

El llanto de la desesperación se apoderó de él, lloraba como nunca había llorado, lloraba con todo ese sentimiento de tristeza, de impotencia, de rabia, de necesidad... y pensar que sólo le quedaba un minuto y todo acabaría y que había perdido una hora sagrada porque no sabía qué haría en ella, nunca había sabido qué hacer con una hora de su vida y viene un extraño y le da el ultimátum... Desesperado mira el reloj y ve cómo el segundero ahora sí camina rápido y ve cómo marca 30, 31, 32... Recordó el lanzamiento de cohetes, pero en esta oportunidad el que despegaba era el cohete de su vida... y comenzó la cuenta regresiva... 25, 24, 23... Cómo había desperdiciado su vida... 21, 20, 19... Y pensar que ahora ya no podía hacer nada... 15, 14, 13... Lo único que se le ocurrió en estos últimos momentos fue pensar en los suyos... 10, 9, 8... y pedirle perdón a Dios, de rodillas, humillado y con lágrimas en los ojos... 3, 2, 1...

Cuando abrió los ojos, lo único que vio fue a las personas que pasaban por el parque y que le miraban como se mira a un loco arrodillado, humillado y lloroso... sin razón aparente.

Cuadro al óleo, en papel, con espátula. JHB (D.R.A.)


(1) Téngase en cuenta que este cuento fue escrito el 17 de julio de 2003 cuando no había distractores populares como los celulares.

viernes, 20 de abril de 2018

UN POCO DE POLÍTICA


Pues sucedió, pensé, agotado, porque el alcalde y el comandante del fuerte le compraron sus cargos al rey. Ellos pagaron por el derecho de malversar los fondos de la ciudad, incluyendo el dinero de los impuestos destinado a la compra de proyectiles para los mosquetes. El rey, a su vez, usaba esos sobornos para librar guerras en Europa. Todo estaba amañado, todo había sido acordado de antemano. Nadie era ingenuo.  Pero no dije nada. (1)

Oí algo que la izquierda era la única que redistribuía la riqueza. Pensé que sí, la riqueza ajena, nunca la de ellos, a pesar de que el experimento ruso fracasó y el cubano igual. Al fracasar la riqueza de volvió a redistribuir, los que mandaban se volvieron más ricos y el resto, siguió igual.

                Eso me llevó a pensar en la política, en los idearios de los partidos, tema del que creo hablé en algún momento.

                Hoy, buscando objetividad, reflexioné nuevamente. Antes eran dos partidos, godos y liberales que en un principio tenían un ideario medianamente claro (los de izquierda nunca contaron en este país, los soportaban para demostrar democracia). Luego, con el paso de los años, el ideario de cada uno de ellos se fue desvaneciendo y terminamos con el discurso de antaño: Usté por qué es godo (o liberal, o anapista, o comunista)? La respuesta común: Porque mi papá lo era, el abuelo también (nótese la connotación machista de la época y el derecho a la herencia incorporado). Nosotros, los que provenimos de la segunda mitad del siglo pasado creo –sin intención de generalizar, demasiado-, vivimos con una parte del rezago de ese desvanecimiento y simplemente nos tildábamos de godos o liberales por herencia sin conocer ninguna de sus doctrinas, sino simplemente repetitivos, tan repetitivos que nos olvidamos de qué era lo que se suponía que éramos en materia política.

                Y dejó de importarnos, mientras no tuviéramos necesidad de la política, como fue afortunadamente mi caso.

                Ya doctrina partidista no la hay a pesar de que escuetamente se mencionen en las páginas Web correspondientes (oiga, agréguele aquello de la ecología que está de moda, puntualiza algún doctrinario). Pero ya nadie puede concretar su ideario ni filosófico ni político. Y ahora más que nunca que los partidos son de derecha, izquierda, centro, centro derecha, centro izquierda, más izquierda que derecha, de derecha pero con una corridita al centro izquierdismo y así hasta la infinidad. Y a los políticos no les interesa más, sólo la demagogia del discurso a conveniencia. Ni siquiera ellos saben a dónde van con su color político, lo único que les interesa es cuántos puestos voy a obtener, qué contratos me corresponden, a quien voy a mangoniar, cuánto es para mí. Eso es todo, a eso se reduce la doctrina política de hoy. Y conste que no es solo la colombiana, miren por dónde miren, en todo el mundo se reduce a lo mismo.

                Hoy la política se hace es por la persona (no digo caudillo, pero sí por quien lidere, de cualquier manera; hasta los pastores religiosos se metieron a eso, por algo será. Deje el veneno, me oigo decir.)

                Por eso en estas elecciones que se avecinan no estamos votando por un partido, ni por el bienestar de un país, votamos por el que mejor venda, no las ideas sino por las imágenes. Vamos a votar por el menos peor, como lo hemos hecho los últimos años; vamos a votar por el contrario para que aquél que nos cae mal no suba, para no darle ese placer; vamos a votar por aquel que nos ofrezca más, sabiendo de antemano que no nos va a dar nada. Vamos a votar por una cara, por un odio, por un miedo que nos incrustaron, nunca por el mejor ni por el que eventualmente piensa en grande.

                Y con todo, hoy desilusionado me pregunto si acaso no todos han sido iguales y son iguales? Qué va a cambiar? Qué ha cambiado? Soy de los pesimistas que piensan que con mi voto o sin mi voto nada va a cambiar, todo seguirá igual y, en cualquier caso, yo seré el clavado con impuestos, naturalmente, porque ya nada más tienen qué quitarme, supongo. Y para mi consuelo, espero que suba el menos malo, naturalmente sin mi voto, porque yo no hago la diferencia, en política no soy nadie, soy un invisible más, por no decir un desechable políticamente hablando, si he de decirlo sin eufemismo.

Ay de mí! Nosotros, los mortales, hacemos muchos planes para nuestras insignificantes vidas, pero son las parcas las que tejen las mortajas del destino, no nosotros.(2)

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(1) Gary Jennings, Robert Gleason y Junius Podrug. Sangre azteca.
(2) Gary Jennings, Robert Gleason y Junius Podrug. Sangre azteca.

martes, 17 de abril de 2018

Y LA AUTODETERMINACIÓN?


Llevan a Dios en su corazón y al demonio en sus pensamientos.(1)

Fui criado bajo la influencia del pensamiento gringo, porque todo lo gringo era bueno, lo demás era malo, pecaminoso o siniestro, como el comunismo, los cubanos, los protestantes y hasta los gitanos. De allí que mi pensamiento siempre tendrá al menos un gramo de malquerencia hacia determinados temas, debido al lavado cerebral que desde niño me hicieron.

Antiguamente, al menos eso aprendí, cada pueblo dirigía sus pasos hacia el lugar que determinaran sus jerarcas. Con el tiempo vi que la autodeterminación, tan bellamente labrada en constituciones y tratados, es un mero juramento a la bandera, al cual no hay que hacerle caso. 

He sido testigo de guerras e invasiones, de Corea, Vietnam y todas las modernas, en todos lados del planeta y siempre los mismos, de un lado los rusos –apoyando la libre determinación de los pueblos- y los gringos y sus aliados –apoyando la libre determinación de los pueblos.

No sé cuántas guerras han pasado y ya, como es normal -y como mí no me han tocado-, pasan como noticia vista en la lejanía, la tal guerra del golfo, la del desierto, la de los siete días. Algunas, por el eufemismo gringo, llamadas conflictos, invasiones para asegurar la democracia o qué se yo.

Han sido guerras distantes para mí, aún la interna contra la guerrilla y el narcotráfico. He sido un simple lector impávido e impasible de la noticia que la hace desaparecer al voltear la página. Y con mayor razón cuando los tratados internacionales son ahora simples papeles cuya utilidad llega hasta cuando me conviene, de resto, se rompe el papel y se retira uno del compromiso, así no más, sin remordimiento ni rubor. Y puedo citar un mero ejemplo, el caso San Andrés, se pusieron a torear al novillo y como no salió como querían… eso ya es historia.

Pero continúo con la idea. Las guerras actuales. Antes al parecer en ellas había más honor y hasta un código, aunque siempre he sostenido que tratándose de una pelea, no hay reglas, defiéndase como pueda, a pesar de que suene a contradicción y de serlo, es la contradicción en la que vivo. Una guerra no nace por la búsqueda de la bondad humana, de la protección de los menos favorecidos, a pesar de que ese sea el escudo que se utiliza para ambientarla ante la opinión pública. Hoy sabemos que las guerras se arman por el interés –económico, sobra decir- de alguien que quiere algo que no es suyo y que tampoco pudo comprar o quitar buenamente, si el término es posible.

«Una cosa es que Bush haya usado el atentado como pretexto para una guerra que quería lanzar desde hacía rato. Otra cosa es que haya permitido la muerte de tres mil civiles».
«Justamente, eso es lo que parece. Parecen cosas distintas. Éste es el gran éxito de esta gente: hacernos creer que van separadas cosas que en realidad están bien juntitas. Hoy en día, sólo un ingenuo cree que la princesa Diana murió en un accidente».(2)

Irán, Irak y ahora Siria –aunque ya lleva años y solo por citar algunos-. Democratizar pueblos a la brava? Porque así lo dicta occidente, a pesar de que el occidente es el oriente de los orientales, ahora que lo pienso (Falta que diga que todos los orientales son occidentales de alguien? Me oigo pensar). Sin pensar que en Europa hay monarquías, pero como son democráticas, son buenas monarquías. Y detrás de cada guerra, mercenarios (porque ya los gringos consideran que así debe hacerse, para lavarse las manos por lo que salga mal y los excesos son culpa de los privados que contrataron) con lo que se sienten autorizados para hacer todo tipo de bestialidades. Y la destrucción, porque después de la destrucción viene la construcción y eso da plata, la una y la otra. Y el sometimiento de un pueblo, como sea que no pudo autodeterminarse, porque el actual contrato social dice que el mundo está dividido y las grandes decisiones las toman los gringos y sus aliados, los rusos y ahora los chinos y no sé quién pudo firmar ese contrato social, pero cada uno de ellos se siente debidamente autorizado para hacer y deshacer en nombre de otro, no solo dentro de su casa sino en la casa ajena, la que teóricamente cuidan porque no pueden autodeterminarse (Excusas las hay, es que es la bobita de la casa, es que ella no sabe, es que, es que…) .

Y hoy sí me dio piedra. Cómo así que don Trumph se levantó berraco y ordenó dispararle a Siria, porque sí y sus aliados aplaudieron la decisión, sin consultar con nadie –bueno preguntándole a franceses, ingleses, alemanes y por cumplir a otro alguien, que si no les molestaba que ordenara una ofensiva que esquetengounasarmasporahí confechadevencimiento, antesdequelaspierda-. Y transcribo: Que el presidente Trump tenga o haya tenido relaciones con prostitutas, incluidas las rusas (“las mejores del mundo”, según Putin), vaya y venga, pero que, como sus antecesores, interfiera en los asuntos internos de otros países, y, como si fuera poco, viole sus soberanías y bombardee a su amaño sí es un irrespeto a la autonomía de las naciones. Bombardear a Siria, sin mediar al respecto resoluciones de las Naciones Unidas, es una violación del derecho internacional. Pero, como siempre, no pasa nada, porque al imperialismo ¿quién lo ronda? (3)

Y me dio piedra porque a quienes deciden les tiene sin cuidado la gente de a pie de la respectiva nación, que podía autodeterminarse, pero ya no. Y pensé, poniéndome en los zapatos de las víctimas, sentir que sobre la cabeza de uno, aún adormilado –porque no se suele hacer a la luz del día- empiezan a caer bombas y uno sin poder saber para dónde coger, ni qué hacer y menos saber qué les pasó a sus allegados que no vivían junto a ellos. Y ver cómo sus bienes se evaporan y nadie responderá; ver cómo la gente cae al lado de uno y nadie responderá; y esperando a que caiga una nueva lluvia de bombas, sin saber si alguna de ellas tiene escrito el nombre de uno o de un allegado.

Y eso me dio piedra, saber que un hijueputa loco está autorizado para hacer todas las barbaridades del mundo y no pasa nada, los muertos y las posesiones destruidas, los vaciados y a quienes les toca llorar sus muertos no se explican por qué un hijueputa en la lejanía decidió por Dios, si es que existe.

Por Siria, me dio piedra.
No había hecho mal a nadie, Dios no tenía por qué mandarle pasar por ninguna prueba. Si Dios existe, su crueldad es infinita.(4)

De Facebook(5)


(1) Gary Jennings, Robert Gleason y Junius Podrug. Sangre azteca.
(2) Juan Gabriel Vásquez. La forma de las ruinas.
(3) Reinaldo Spitaletta ¡Fuera bombas! El Espectador. https://www.elespectador.com/opinion/fuera-bombas-columna-750467

sábado, 14 de abril de 2018

CONVERSACIONES MODERNAS


Pareciera una conversación de locos, una conversación tenida en un manicomio o lo que puede ser peor, un sueño o una conversación con uno mismo, donde la loca de la casa, la mente (que es ELLA), sólo muestra su laconismo y, apartando subjetividad, muy atinado, por lo que veo.

Una conversación nacida de la insulsez, teñida por el modernismo en que sólo se ven palabras cuando no multitud de emoticones –que es como se le llama ahora a la pereza de escribir-, mas no se escucha voz alguna, en donde se oculta la identidad, a pesar de ser conocida, pero que permite también esconder el rubor, la vergüenza, la gana y hasta el deseo. Un anonimato que encubre facciones, reflejos, expresiones y hasta aburrimientos, que son seguidos por emoticones que pretenden decir, sin decir nada, como el mismo anonimato. Se evaden preguntas, se desorientan respuestas, se insinúan cuestionamientos, se ignoran proposiciones, se canta la tabla, se dicen mentiras, son conversaciones modernas en las que todo vale, sin vergüenza y hasta sin angustia; se echa la carnada, uno nunca sabe qué sale, olvidando que toda pregunta o respuesta, contestada o no, genera consecuencias, muchas veces no deseadas.

Bajo este supuesto, imaginemos la siguiente conversación:

[4:38PM] Pareciera…
[4:39PM] La señal se va y viene.
[4:39PM] Viene y se va.
[4:40PM] Y no sé si estoy o no hablando.
[4:40PM] Es como estar sin estar.
[4:40PM] O no estoy?
[4:40PM] O solo soy tu imaginación?
[4:40PM] Qué tal que sólo sea eso?
[4:41PM] ELLA: Sí, la señal es lenta.
[4:41PM] Que tu me imaginaste?
[4:41PM] ELLA: Tardan en llegar los mensajes.
[4:41PM] Qué tal que yo sea parte de tu imaginación?
[4:41PM] Sí…
[4:41PM] ELLA: Qué almorzaste?
[4:41PM] Pero que no estoy, sin ser.
[4:42PM] Y que solo ves lo que quieres ver?
[4:42PM] Y estás hablando contigo misma?
[4:42PM] Qué tan imposible puede ser?
[4:43PM] Si no hay imposibles?
[4:43PM] ELLA: Cualquier cosa es posible.
[4:43PM] Y si no eres?
[4:43PM] Y si eres mi imaginación?
[4:43PM] Y si no existes?
[4:44PM] Y si no eres lo que yo creo?
[4:44PM] ELLA: Somos y no somos al mismo tiempo, es la relatividad de la existencia.
[4:44PM] Y si ni tu ni yo somos?
[4:44PM] Si no existimos?
[4:44PM] ELLA: Al final la mente aporta ideas, que son eso: simples ideas.
[4:44PM] Y si somos imaginación de otro?
[4:45PM] Y si es idea ajena?
[4:45PM] ELLA: Entonces por qué discutir por ideas?
[4:45PM] Por ser una idea.
[4:45PM] ELLA: Que al final no existe.
[4:45PM] Entonces...
[4:45PM] No existimos?
[4:45PM] ELLA: Qué tontería.
[4:46PM] La existencia? La idea? La imaginación?
[4:47PM] ELLA: Y tú tienes tu idea, y yo la mía… y así todas las personas... quién tiene la razón: todos y nadie.
[4:47PM] Entonces somos y no somos.
[4:47PM] ELLA: Una ilusión del espíritu.
[4:48PM] Y somos espíritu?
[4:48PM] ELLA: Somos y ya está.
[4:48PM] ELLA: Y no somos y ya está.
[4:48PM] O también una idea de espíritu.
[4:48PM] Si no somos? Debemos continuar sin ser?
[4:49PM] ELLA: Si no somos para que nos preocupamos.
[4:49PM] Y si somos, cómo ser?
[4:49PM] ELLA: Somos y ya está.
[4:50PM] Pero dijiste que no somos?
[4:50PM] Somos sin ser?
[4:51PM] ELLA: RELATIVIDAD.
[4:52PM] Física cuántica?
[4:52PM] ELLA: 
[4:52PM] Si es relatividad?
[4:52PM] Te quiero y no te quiero? A la vez?
[4:52PM] Eres pero no eres lo que me imagino?
[4:52PM] ELLA: Si
[4:53PM] ELLA: Si
[4:53PM] Ahhh! entonces miento cuando te digo que te quiero?
[4:53PM] Cuando digo que te extraño?
[4:54PM] ELLA: Eso es ejercer el ejercicio de abogado, presionando a la contraparte.
[4:54PM] ELLA:  👍👌👌
[4:54PM] Hay contraparte?
[4:54PM] O somos... qué somos entonces?
[4:55PM] ELLA: Somos.
[4:55PM] Somos o soy? O eres?
[4:56PM] Como ser sin ser?
[4:56PM] ELLA: 😕😕😕
[4:58PM] Sin conexión.

Al caer la conexión se evitó el tradicional cuelga tú primero!

207c8bce140f73a-a-nw-p.jpg. De Facebook.

jueves, 12 de abril de 2018

LA PESADA CARGA DE LA ASAMBLEA


Una vez al año, por fortuna, toca la asamblea de copropietarios. Digo toca porque es bajo amenaza de sanción, sino no habría quórum.

Y la historia es la misma, repetitiva, estresante y cansadora. Nada más cuadrar el quórum ya es una peripecia, sin mencionar la citación, en la que caben intérpretes de toda gama, interesados sólo en llamar la atención por simplemente, joder.

Y al ver la amalgama de presentes ya uno ve para dónde va la reunión. Están los ofendidos, la tercera edad, los avivatos, los interesados, los mezquinos, los aburridos, los asistentes obligados.

Quienes han oído un corral a la hora de comer los animales habrán sentido el estrés que produce la confusión de animales chillando por su porción. Algo similar se presenta cuando los grupos se dividen, cuando algunos quieren opinar, cuando otros intervienen sin derecho y se forma la algarabía de querer todos expresarse al unísono. Oído en la distancia es de un despelote total, de plaza de mercado a la hora pico, no se entiende nada, todo es gritería y quien preside también gritando dizque llamando al orden, que para calmar termina excitando aún más. Me imagino que así fue el 20 de julio de aquel 1810, porque también eran colombianos aquellos.

Cuando la asamblea transcurre en paz, es decir cuando a nadie le interesa el tema en discusión, se oyen los murmullos de los grupos, el ir y venir de gente, la displicencia que el orador ve en sus contertulios y en él mismo.

Y qué decir de aquellos viejitos (y gente despistada o bruta, para llamarla sin eufemismo) que en el punto cuatro empiezan a hacer preguntas del punto uno, que no, que eso lo deje para varios, que ahora estamos tratando este punto, que si no se dio cuenta que eso ya se dijo. Más el que está garloteando y pide la palabra para criticar al vecino que sale sin camisa o el que tiene un perro ladrador o el que se queja de lo sucio que está el piso, porque no es capaz de aguantar a llegar al punto de varios.

En una asamblea es en donde se ve la calidad de las personas y, desafortunadamente, lo que somos los colombianos. Los hay de todos los tintes, de todos los intereses, de manipuladores, groseros, pasivos los menos, indiferentes los más, todos con celular en mano para distraerse o hablando (rajando) con el vecino, para los mismos efectos.

A eso se llama democracia, término que nunca nos enseñaron a comprender, porque en la democracia sólo hay derechos, nada de obligaciones, de respeto, de temperancia y por eso es que estamos como estamos.

Por eso, no hay mayor castigo que asistir a una asamblea de copropietarios, donde se calibra quién es quién, donde se establecen las distancias métricas o de miradas, donde la vergüenza no tiene límites.

Su presencia era como una penitencia, inútil como todas las penitencias y sólo comprensible porque era voluntaria.(1)

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(1) Saramago. Claraboya.