viernes, 27 de abril de 2018

ABURRIMIENTO


La envidia, Vásquez, no es más que la convicción de que otro tiene el lugar que a mí me pertenece.(1)

Me dedicaré al arte de la crítica. Pero lo primero que debo hacer es referirme a la crítica, al menos como la entiendo. La crítica es una, buena o mala, es crítica. Pensando que debo empezar por el principio, debía definirla, por lo que me fui a la Real Academia que dice: Examen y juicio acerca de alguien o algo y, en particular, el que se expresa públicamente sobre un espectáculo, un libro, una obra artística, etc. y entre los sinónimos aparece además murmuración y censura, que vienen a ser como malquerientes.

Me quedé pensando e hice un desvío y al ver que no quedaba complacido con la definición de la Real Academia, me fui a los sinónimos de la tecnología, el office y me dijo: Sátira, Diatriba, Invectiva, Ataque, Maldición, Burla, detracción, ironía.

Creo que quedé más conforme con la definición a través de la sinonimia que con el discurso de la real academia, al menos por lo que comúnmente se entiende hoy. Entre risa y piedra viene a mi mente la imagen de dos mujeres, diciéndole la una a la otra: Mira, no es por nada, pero lo que te voy a decir te lo digo con el alma y entiéndelo como una crítica constructiva... y va y le suelta una frase semejante a que el prendedor que tiene ya está muy pasado de moda; no hay cosa que más ofenda a una mujer que le digan algo así o que tu pelo o que el color del esmalte o que no le combina la cara y cosas así.

El decir que te voy a hacer una crítica constructiva ya uno sabe para dónde va el crítico; va por el camino de la sátira, del ataque, de la burla, de la ironía. Y no se diga nada si la crítica va por el camino de la murmuración, es decir, cuando el criticado no está de cuerpo presente, que Dios le libre del chisme que se va a iniciar porque ese va con todo y diatriba e invectiva (naturalmente me tocó consultar los terminachos que suenan bonitos y dice la Academia, del primero: Discurso o escrito violento e injurioso contra alguien o algo, y del segundo: Discurso o escrito acre y violento contra alguien o algo. Parece que la diferencia entre uno y otro es el sabor que le queda a uno, bien acre o bien injurioso; siendo así, sin más comentarios, para qué más?).

Todo ésto me hace sentir que ahora el idioma se maneja más con sinónimos que con la precisión que requeriría. Pero bueno, no critiquemos, que en ésto ando. Decía al principio que para mí sólo hay una crítica, constructiva o destructiva, como ahora se denominan las subclases, aunque siempre es una y si se está criticando a una persona o de alguna persona, no es que sea muy constructiva que digamos. Creo que si existiera la crítica constructiva, no sería crítica, sería un consejo. Cuando uno está criticando, simplemente está criticando y al criticado normalmente no le va muy bien, no le va nada bien, porque de la crítica al chisme no hay sino un paso. Y no sabe lo que me pasó por criticón? -se oye resongar después.

De tanta paja se me olvidó el motivo de esta conversa. No recuerdo qué era lo que iba a criticar y creo que el problema es cuestión de edad y de mente... Pareciera que la edad lleva al olvido, cosa que ya me está pasando frecuentemente. Ahora no quedaré tranquilo hasta que pueda recordar a qué venía este cuento. Esa sensación de saber algo pero no recordar es bastante frustrante y aunque uno quiera alejarla del pensamiento, queda tan incrustada que uno no queda tranquilo hasta que se dispara el recordatorio y lo peor de todo es que cuando se dispara es medianoche, no está el interlocutor o uno ya no se acuerda de para qué tenía que acordarse. Murphy, simplemente.(2)

Ahora retomo, porque me encuentro en un momento de aburrimiento, de esos aburrimientos en que uno no quiere hacer nada, así tenga algo que hacer; en donde la modorra y el sueño colaboran para impedir la concentración en cualquier cosa y en donde es preferible que lo vean a uno tan trabajoso en el computador para que le dejen en paz y no se den cuenta ni del sueño ni de la modorra ni del aburrimiento.

Hay días en que todo se aúna para impedir que la vida transcurra al menos con alguna ocupación. Hay días que se hacen aburridores en medio del aburrimiento, días en que uno no se halla, días en que la malparidés cósmica se alborota. Hoy es un día de esos, en donde hasta las ideas y los pensamientos se aburren de su propietario y la distracción brinca de aquí para allá, porque la concentración se aburre de ella misma y está atenta a cualquier distractor. Los deseos se frenan y hasta resulta inútil esforzar el cerebro tratando de hilvanar pensamientos consecuentes o ideas que permitan fluir adecuadamente; si fuera posible, ya no habría aburrimiento, habría sido desalojado por el desaburrimiento.

La hiperactividad de los ojos, la constancia del bostezo y la quisquillosidad de los oídos son enemigas de la concentración. Don’t speak, se oye levemente como música que cadenciosamente inicia su lento recorrer. Con esa modorra con que comienza la canción, Madonna hace que se presente un sobresalto cuando grita su don’t speak y con susurros y sobresaltos la música lo lleva a uno a... a qué le llevará a uno? Incoherencias propias del aburrimiento.

No hables!

Los vicios son buenos para los ricos, y quien los quiera que se enriquezca primero.(3)

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(1) Juan Gabriel Vásquez. La forma de las ruinas.
(2) Han pasado muchas semanas desde que inicié este escrito, que aparece como grabado originalmente el 12 de diciembre del año pasado y naturalmente olvidé que tenía que tratar de recordar el motivo del escrito, no me trasnochó y para ser sincero, me importó un carajo. (Fue escrito el 17 de febrero de 2006, es decir hace muchos años).
(3) Saramago. Claraboya.

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