Ante
mí, una página en blanco. Sólo blanco se ve, un espacio blanco para llenar, pero
también un espacio vacío. Vacío de sentido, vacío de sentimientos, vacío de
deseos. Admirando el sólo blanco parece pedir ayuda a gritos, pareciera que
sólo desea ser llenada, sólo desea ser comprendida.
Esa
página se parecer a mí, aunque el color... no sé de qué color sería...
La
página esperando ser utilizada, esperando que las letras comiencen a recorrer
sus espacios, esperando que alguien le llene, le haga sentir que para algo
está.
Esa
página se parece a mí, aunque ese llenado... no sé quién podría dármelo...
La
página, limitada por sus márgenes, limitada por un arriba y un abajo, por un
izquierdo y un derecho y por un renglón, tan sólo esperando la letra que le
iniciará y el punto final.
Esa
página se parece a mí, también limitado y esperando el punto final...
La
página, que ni siquiera es papel, es sólo la idea de página de alguien que
tiene la idea.
Esa
página se parece a mí, aunque ni yo tengo idea de mí.
La
página que es simple página...
Y
yo, que ni siquiera soy yo...
La
página que cobra vida cuando se le escribe, que es vida cuando se le imprime...
Esa
página que ya no se parece a mí...
La tristeza es, como lo
afirman sus amigos los filósofos, un vicio del alma; es contrario a la vida misma.(2)
Cuadro al óleo, en papel y técnica espátula. JHB (D.R.A.)
(1) Escrito el 5 de septiembre de 2001
(2) Pierre Grimal. Memorias de Agripina.
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