Felipe Zuleta
Lleras ante una experiencia escribió, sabiamente:
Vi en este señor la cara de la corrupción. La del
Estado malhechor, malandrín, asaltante, que nos tiene asolados y mamados.
La del “inspector” que genera los peros para ver
cómo “arreglamos eso”.
Y si bien no suelo escribir sobre mis problemas
cotidianos, lo hago hoy porque como yo hay millones de colombianos que a diario
estamos sometidos a la corrupción, a los ataques de un Estado de mierda que nos
agrede con saña como a sus peores enemigos. Un Estado delincuente que protege a
los criminales y castiga a quienes cumplimos con nuestras obligaciones. Ese
Estado vergajo y malhechor que se disfraza de funcionario, de inspector de gas
o de tramitador.(1)
Un reflejo del estado que tenemos y
hasta puede ponérsele el nombre que quiera: de Italia a Mozambique, de
Antioquia a Bogotá, nadie se salva, por más Suiza que quiera llamarse, pues
allí con su secretismo el quiste se encuentra. Basta mirar las noticias.
Y pensaba yo
en que ese estado que nos abarca es igualmente una ilusión, como un billete,
como un recibo, dicen que debemos pero le debemos a un intangible, a una
ilusión. Y de eso vivimos, de ilusiones, hasta Dios al parecer es una ilusión,
le debemos, nos pasa la cuenta de cobro, nunca estamos en paz, siempre
debiendo, a pesar de los mejores deseos que tengamos para no deber, para estar
en paz.
Quisiera
pensar que ese estado Colombia tuviera forma visible, pero no un edificio o una
sigla o un lema porque eso no nos soluciona nada. Nada más recordar las frases
que se supone orientan al país: Bienvenidos
al futuro y ese ya pasó hace rato y según los analistas no fue muy bueno; Paz, equidad y educación, no sé bien en
donde quedaron; Unidos por la paz y
véanos; La respuesta es Colombia, ajá
me limito a pensar en la distancia; Frente
social, objetivo el pueblo y han pasado más de 40 años; Todo por un nuevo país y sigue el mismo.
Y me desvié del tema, porque esas quimeras que nos vendieron fueron eso, meras
quimeras, solo promesas pero sigo preguntándome y el estado en dónde estuvo?
Cuándo ese estado se dejará ver para oír los reclamos? Son como los políticos,
ante preguntas que no quieren oír se desaparecen.
Ese estado
ya no es ni siquiera un símbolo patrio porque ya ni siquiera son respetados. Y
si quisiera seguir preguntándome malamente, diría y dónde está la ciudad,
porque también hay que hacerle unas cuantas preguntas a esa cacareada Bogotá humana.
Pero todo es
inútil, el estado no oye, es sordo, se parece a Dios, me digo bien a mis
adentros para no ofender (demasiado).
Todo se
reduce a personas y no las más capacitadas, ni las más inteligentes, ni las que
buscan el bienestar de todo un pueblo (otra palabra que es ilusa y una ilusión,
será por aquello de que jamás será vencido, aunque siempre vapuleado, exprimido
y sometido?).
En
consecuencia, estamos llamados al fracaso y eso sin necesidad de ser muy
pesimista.
Colombia es un
lugar donde ninguna buena acción queda impune. Quién sabe qué nos puede caer
encima.(2)
Óleo sobre papel, técnica espátula. JHB (D.R.A.)
(1) Felipe Zuleta Lleras. El Estado enemigo, ladrón e ineficiente. https://www.elespectador.com/opinion/el-estado-enemigo-ladron-e-ineficiente-columna-751335
(2) Juan Gabriel Vásquez. La forma de las ruinas.
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