sábado, 26 de mayo de 2018

ESE ESTADO…



Felipe Zuleta Lleras ante una experiencia escribió, sabiamente:

Vi en este señor la cara de la corrupción. La del Estado malhechor, malandrín, asaltante, que nos tiene asolados y mamados.
La del “inspector” que genera los peros para ver cómo “arreglamos eso”.
Y si bien no suelo escribir sobre mis problemas cotidianos, lo hago hoy porque como yo hay millones de colombianos que a diario estamos sometidos a la corrupción, a los ataques de un Estado de mierda que nos agrede con saña como a sus peores enemigos. Un Estado delincuente que protege a los criminales y castiga a quienes cumplimos con nuestras obligaciones. Ese Estado vergajo y malhechor que se disfraza de funcionario, de inspector de gas o de tramitador.(1)

Un reflejo del estado que tenemos y hasta puede ponérsele el nombre que quiera: de Italia a Mozambique, de Antioquia a Bogotá, nadie se salva, por más Suiza que quiera llamarse, pues allí con su secretismo el quiste se encuentra. Basta mirar las noticias.

            Y pensaba yo en que ese estado que nos abarca es igualmente una ilusión, como un billete, como un recibo, dicen que debemos pero le debemos a un intangible, a una ilusión. Y de eso vivimos, de ilusiones, hasta Dios al parecer es una ilusión, le debemos, nos pasa la cuenta de cobro, nunca estamos en paz, siempre debiendo, a pesar de los mejores deseos que tengamos para no deber, para estar en paz.

            Quisiera pensar que ese estado Colombia tuviera forma visible, pero no un edificio o una sigla o un lema porque eso no nos soluciona nada. Nada más recordar las frases que se supone orientan al país: Bienvenidos al futuro y ese ya pasó hace rato y según los analistas no fue muy bueno; Paz, equidad y educación, no sé bien en donde quedaron; Unidos por la paz y véanos; La respuesta es Colombia, ajá me limito a pensar en la distancia; Frente social, objetivo el pueblo y han pasado más de 40 años; Todo por un nuevo país y sigue el mismo. Y me desvié del tema, porque esas quimeras que nos vendieron fueron eso, meras quimeras, solo promesas pero sigo preguntándome y el estado en dónde estuvo? Cuándo ese estado se dejará ver para oír los reclamos? Son como los políticos, ante preguntas que no quieren oír se desaparecen.

            Ese estado ya no es ni siquiera un símbolo patrio porque ya ni siquiera son respetados. Y si quisiera seguir preguntándome malamente, diría y dónde está la ciudad, porque también hay que hacerle unas cuantas preguntas a esa cacareada Bogotá humana.

            Pero todo es inútil, el estado no oye, es sordo, se parece a Dios, me digo bien a mis adentros para no ofender (demasiado).

            Todo se reduce a personas y no las más capacitadas, ni las más inteligentes, ni las que buscan el bienestar de todo un pueblo (otra palabra que es ilusa y una ilusión, será por aquello de que jamás será vencido, aunque siempre vapuleado, exprimido y sometido?).

            En consecuencia, estamos llamados al fracaso y eso sin necesidad de ser muy pesimista.

Colombia es un lugar donde ninguna buena acción queda impune. Quién sabe qué nos puede caer encima.(2)

Óleo sobre papel, técnica espátula. JHB (D.R.A.)


(1) Felipe Zuleta Lleras. El Estado enemigo, ladrón e ineficiente. https://www.elespectador.com/opinion/el-estado-enemigo-ladron-e-ineficiente-columna-751335
(2) Juan Gabriel Vásquez. La forma de las ruinas.

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