miércoles, 29 de noviembre de 2017

VIDA AJENA


Imaginamos que los demás, particularmente los poderosos –incluyamos a quienes detentan el poder, religioso o político, industrial o económico, presidentes, escritores, artistas, el Papa o simplemente aquellos a quienes le damos ese calificativo- llevan una vida diferente a la de cualquier otro mortal, sólo porque son poderosos, son importantes o son… lo que son?

Presumimos que en todo momento están haciendo algo importante -y olvidamos que son simples seres humanos-, que no les queda tiempo para nimiedades, para un momento de pereza, para echarse un motoso y si se quiere, creemos que no cagan –actividad que se considera denigrante, si se mira desde la distancia, pero necesaria, si se mira desde la necesidad, si se me perdona la (im)pertinencia-.

Es la imagen que se acomodó en nuestros cerebros (no la de la última cita, aclaro), sembrada por quién sabe quien –cualquiera crea un mito urbano siempre que lo sepa propagar- y es lo que nos lleva a pensar que esos personajes siempre andan ocupados, ni siquiera tienen tiempo para el sueño, mientras que la realidad es otra. Se aburren como uno, les da pereza como a uno, les sobra tiempo como a uno y hasta cagan, como uno, desde el Papa hasta el portero, todos debemos hacerlo al menos una vez cada día(1). Recuerdo, aunque es confusa esa rememoración, si era afirmación comunista o de algún ateo, que para hacer aterrizar a la humanidad había una frase que decía algo así como: El Papa también caga. (Si la referencia es sacrílega que me perdone Dios porque la iglesia creo que ya me habrá excomulgado una vez más!)

Y esa alusión por sacrílega o grotesca que parezca nos debe hacer aterrizar a esa realidad de que presidente o Papa, son meros mortales, como cualquiera de nosotros y que el título o poder que detenten no es suficiente para hacerlos diferentes a nosotros, el resto de la humanidad. La diferencia estará en la actitud y en la aptitud, pues una cosa es ser Putin y otra Papa.

Ellos no son diferentes a nosotros, el resto de mortales, también la cagan. Y para culminar, si no se sienten ofendidos, encontré un poema(2) que puede parecer grotesco pero ilustrativo, si se le quita todo eufemismo, es el Poema a la mierda (otros para suavizarlo lo llaman el Poema a la caca), entre cuyos apartes dice:

En este lugar sagrado,
donde acude tanta gente,
hace fuerza el más cobarde,
y se caga el más valiente.

Óleo con espátula sobre papel. JHB (D.R.A.)




(1) Parece que la alusión proviene de un proverbio español que decía, en una de sus variantes, algo así como: Cagar es un placer,/
de cagar nadie se escapa,/ caga el rey, caga el papa,/ caga el buey, caga la vaca,/ y hasta la señorita más guapa/ hace sus bolitas de caca.
(2) Puede consultarse completo en: http://foros.monografias.com/showthread.php/31745-Poema-a-la-caca o en http://isabelangela.blogdiario.com/1147723620/un-poema-de-mierda/.

lunes, 27 de noviembre de 2017

PALABRAS SIN SENTIDO


En el mundo de hoy son muchas las palabras que ya carecen de sentido, porque se les haya cambiado significado, porque no han sido comprendidas, porque no son vividas, porque fueron tergiversadas, trocadas, truncadas y aún manipuladas o mutiladas.

En Facebook, un grupo denominado un millón de voces por la paz. Pareciera que se equivocaron de nombre y en vez de voces debería decir de coces. Como todos los grupos y opiniones de las redes sociales, los nombres designados terminan tergiversados, confundidos, olvidados, maltratados.

Pensaba que la tolerancia con ese nombre llevaría a unir gente en favor de la paz. Me equivoqué, como siempre. Es un grupo que comenzó a desperdigarse, al parecer con el beneplácito de su administrador y con el tiempo se convirtió en un nido para desunir, denigrar y sacar lo peor de las opiniones de los participantes. Naturalmente, por su contenido político, las palabras disonantes surgen contra Uribe, Ordoñez y demás politiqueros que nada nuevo ni bueno aportan, salvo la disociación y el crear un medio de miedo.

Nada de eso es cierto, ni la ineficacia de las vacunas ni la creación del mundo con Adán y Eva en medio de los dinosaurios, pero la falta de verdad no importa pues la gente no se moviliza por argumentos (así lo crea), sino por defender a su grupo, que es su identidad, su marca.
Tal vez todo esto esté relacionado con el miedo que hoy existe al anonimato; a quedar perdido en medio de una masa humana globalizada que consume lo mismo, piensa lo mismo y hace lo mismo. La mejor ilustración de este miedo es el afán por aparecer en las redes sociales, incluso a costa de la buena imagen. Cada vez hay más gente que prefiere una notoriedad ridícula a un anonimato sereno. Eso no pasaba antes. La vergüenza era algo que casi todo el mundo evitaba; hoy pareciera como si muchos la buscaran.(1)

He de hacer un paréntesis. Soy furibundo antiuribista, antiordoñizta, antipetrista y demás fauna nacional. Replico la mayoría de mensajes contra ellos, me confieso, trato de no hacerlo, pero hay una parte de mí que como rechazo a todos ellos me lleva a denigrar. Mea culpa. Para unas cosas soy intolerante, como a la lactosa, me prometo cambiar pero no he podido, ante tanta estupidez. Cierro el paréntesis.

Luego aparecieron los neoilustrados (aquellos que no investigan ni piensan ni toleran, tal vez como una parte mía) y que van soltando frases que solo llevan al caos. Dizque votar en blanco es votar por Uribe. Que el voto en blanco patatín, patatán y con ello desinforman. Alguno decía, tratando de mediar en la discusión, que se consultara con un funcionario de la Registraduría sobre el alcance del voto en blanco. Para qué, me preguntaba. Acaso la Constitución no es clara en ese aspecto? Simplemente dice: Art. 258, PARÁGRAFO 1o. Deberá repetirse por una sola vez la votación para elegir miembros de una corporación pública, gobernador, alcalde o la primera vuelta en las elecciones presidenciales, cuando los votos en blanco constituyan mayoría absoluta en relación con los votos válidos. Tratándose de elecciones unipersonales no podrán presentarse los mismos candidatos, mientras que en las de corporaciones públicas no se podrán presentar a las nuevas elecciones las listas que no hayan alcanzado el umbral. 
           
Es una manera en que la democracia puede depurar, aunque también es cierto el dicho popular colombiano: Hecha la ley, hecha la trampa. Naturalmente si se saca a un aspirante, éste pondrá a alguien de su parentela, pero es una forma -me ilusiono- de limpiar la política. En consecuencia, el voto en blanco vale la pena probarlo, porque dentro de la democracia, qué más se puede hacer, en medio de un país de leguleyos?

Llegó un momento en que por sanidad mental y ante la arremetida a mis comentarios decidí salirme de ese grupo, ante tantos incompetentes, groseros e ignorantes, lo mejor fue salir corriendo de allí. Naturalmente el sinsabor queda y por eso este blog.

            Y retornando al título del blog, la paz es una de esas palabras que vienen perdiendo sentido, como el sentido común. Por eso baste con transcribir:

La noción de paz está íntimamente ligada a la idea de curación, reconciliación y perdón. Es una actitud de la mente y del corazón que permite trascender un pasado doloroso para reencontrarse con el otro a un nivel de relación más alto. De hecho, la paz evoca la salud del cuerpo social que se recompone en unidad, después de una profunda experiencia de dolor en la cual los individuos se niegan y se desconocen. (…) De hecho, el fundamentalismo no es otra cosa que la convicción rígida de tener la verdad y de estar en lo correcto sin la capacidad de ponerse en relación con otras ideas. Además, el fundamentalismo está radicado en la convicción de que el otro no puede cambiar o evolucionar porque es la encarnación del mal. Sólo con esta abertura uno puede redescubrir al otro y así redescubrirse a uno mismo. La forma más poderosa para hacer eso es ponerse a escuchar y compartir las historias y las experiencias entre todos. Este sería un ejercicio que nos humanizaría.(2)

Sólo para tener en cuenta, me digo, porque de cambiar, nada cambia.


Cuadro al óleo y espátula. JHB (D.R.A.)


(1) Mauricio García Villegas. La defensa de lo pequeño. https://www.elespectador.com/opinion/la-defensa-de-lo-pequeno-columna-720176
(2) Aldo Civico. El fundamentalismo colombiano. https://www.elespectador.com/opinion/el-fundamentalismo-colombiano-columna-722007

viernes, 24 de noviembre de 2017

AH TIEMPOS!

Solo se siente avergonzada cuando las palabras se dicen en voz alta. Pensadas no dan vergüenza.(1)

Cambian los tiempos y la vejez se aproxima, aunque le llamen madurez. Al escribir percibo los cambios de pensamiento sucedidos, cambios que conducen, entre otros, a contradicciones que se puede escudar bajo el nombre de madurez.

Ayer, hace tiempo –aclaro porque el ayer puede ser el lejano, el de hace poco o el del mismo ayer- pensaba de una manera, actuaba de otra, argüía diferente. Con ese paso de tiempo el pensamiento también ha variado, acomodándose al mismo tiempo –aún con juego de palabras-, haciéndole el quite a pensamientos que se volvieron retrógrados, que perdieron fuerza, perdieron vivencia, como la adultez misma.

Dicen que el tiempo cura todo y que el hoy del ayer se limita a ser eso, ayer.

Ya sabiendo que se está próximo a la meta, el pensamiento varía, supongo que mejorando en el pensamiento mismo, al menos eso me ha pasado, porque ya no tengo expectativas que cumplir, ni aceptaciones que buscar, al contemplar que lo que soy, soy; que lo que fui, ya no soy y que lo que obtuve, eso fue lo que me correspondía. Que ya puedo dormir tranquilo, me digo, con voz de consuelo, me dirá otro.

Es notoria la transformación del pensamiento, lo que ayer fue ha cambiado, se ha trocado, puede ser que ya no sea, puede que siga siendo aún modificado, alterado, añadido y hasta suspendido.

Por eso mismo cambio de actitudes –y aptitudes, si se quiere- ya no somos lo que fuimos y, repito, lo que ayer creía, puede que no lo crea hoy o puedo creerlo con más fuerza, con más intensidad o simplemente haya dejado de creer.

Y a que viene todo este discurso? A que hoy pontifico olvidando los detalles del ayer. Pregono honradez a pesar de que antaño me llevaba los esferos que me daban para la casa; me parqueaba donde se me daba la gana argumentando aquello de que un minutico que es que mi abuelita está enferma; pasaba las calles sin respeto alguno –graduado en atravesar la 10ª en aquella épocas de bárbaras naciones-; si daban papaya me colaba, me hacía el vivo. Por eso me pregunto, cómo puedo pontificar si no tengo autoridad alguna. Pero también me respondo –a título de inútil excusa-, si el Papa es Papa, de cardenal podía pecar y en su nueva posición ya es inefable y por eso pontifica!

Concluyo. La madurez, o si se quiere la viejera, en cuanto se adquiere conciencia del final y se cambian hábitos pasados, lavan karmas que se dejaron en el camino?

No todo lo que parece es, no todo lo que es parece. Pero entre el ser y el parecer hay siempre un punto de entendimiento, como si ser y parecer fuesen dos planos inclinados que convergen y se unen.(2)

Oleo sobre papel con espátula. JHB (D.R.A.)




(1) Saramago. Claraboya.
(2) Saramago. Claraboya.

miércoles, 22 de noviembre de 2017

PALABRAS SIN CONTENIDO


Todos ingerimos diariamente la dosis de morfina que adormece el pensamiento.(1)

Sentido común. El común de las personas. Nosotros (cuando queremos connotación de muchísima gente). La gente. Esos. Los de allá.

Sentido común y con ironía en mi época se decía que el menos común de los sentidos. Y hoy…

Y el común de la gente o gente común, como se decía antaño. Pero hoy qué tenemos de común con el prójimo, fuera de ser animales y supuestamente racionales? La gente común y corriente era distinguible, había una serie de presupuestos identificatorios. Hoy, ya no. La gente de sociedad, distinguible antaño. Hoy, ni eso!

Somos muchos, como mecanismo de defensa para decir que estamos solos, pero que no se metan con nosotros porque tenemos un fantasma con el que queremos decir que somos muchos, estando solos, aparentando multitud de soledades, como mecanismo de defensa…

La gente. Esos. Los de allá. Para distinguirnos de quién? De los de acá? De los que nos creemos más? De los que aspiramos pero no llegamos? De los que nunca seremos aunque aspiremos? De los que no nos conformamos con ser lo que nos tocó?

Y multitud de palabras que abundaron, que fueron y ya no son y otras que no fueron pero ahora son. Este mundo ya está loco, no sé qué tanto como yo.

Y solo resta decir con Saramago(2): Hay palabras que se retraen, que se niegan, porque tienen demasiado significado para nuestros oídos cansados de palabras.


Cuadro al óleo, espátula y papel. Autor JHB (D.R.A.)


(1) Saramago. Claraboya.
(2) Claraboya.

lunes, 20 de noviembre de 2017

HAY DÍAS DE DÍAS


Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.(1)

Hay días en que el tiempo pasa lentamente, a su propio ritmo, contra el deseo mismo de agilizarlo para hacerlo menos monótono, menos estático.

Días en que su paso es de a pocos, sin sobresaltos. Interminables cuando vienen acompañados de un cielo encapotado, amenazante de tormenta, sin que se decida. Ayudado de ese frío de fin de año, frío gélido que no invita a otra cosa que anidar.

Y los segundos parecen aletargados en su propio tiempo, dando cada paso a un ritmo que lo único que hace es alargar y alargar el tiempo, sin que pase nada, sin que la nada suceda, porque la nada y la acción son uno, sin ser aliados, pero aletargado el acto por ese cansino andar de la nada.

Y todo el rededor igualmente estático, sin movimiento, andando con ese mismo sonsonete de la nada, que nada ayuda.

Y miro a un perro y su mirada demuestra que no le importa cómo está el tiempo, cómo pasa en lentitud, porque no le importa, tal vez no sea consciente de lo que es el tiempo y por eso no le importa. No tiene ayer, porque lo olvidó. No tiene mañana, porque para él no existe. Vive en el permanente hoy, sin preocupación del mañana y por eso poco le importa cómo anda el tiempo, pues la monotonía pareciera que se hubiera impuesto ante ellos y ante los demás.

De la misma manera veo una niña que recién aprendió a caminar. Tampoco le importa cómo está el tiempo, anda abrigada, sobreprotegida. No le importa el mañana, porque está en el hoy, es su eterno hoy, mientras no adquiera conciencia del tiempo, mientras no le sea impuesto un reloj en su muñeca, reemplazante de la muñeca.

Y veo la sonrisa inocente de niña, que apenas da pasos que le aseguren el caminar por la vida.

Y viendo esa sonrisa, pensando que es un regalo que sólo me hace a mí, me reconcilio con el tiempo, el frío tiempo y con el paso del tiempo, porque nada puedo hacer, simplemente sonreír de repetirme, qué importa cómo está el tiempo, lo mejor es cómo estoy yo. Y la sonrisa ilumina mi día y me reconcilio con la vida misma.


Imagen de Facebook (2)

(1) Antonio Machado. Extracto de Proverbios y cantares (XXIX)
(2) https://co.pinterest.com/araujo2114/no-te-rindas/

viernes, 17 de noviembre de 2017

RUIDOS


Cuadro al óleo. JHB (D.R.A.)


(…) en últimas el silencio no es tanto la ausencia de sonidos como el vacío necesario para la creación de los sonidos propios. Y con suerte quizás uno de esos sonidos podrá despertar una sonrisa, una lágrima o una idea.(1)

Hay sonidos de sonidos. Música de música. Pero ruidos? Los hay muchos. Sólo pensar en todos esos ruidos que se generan en nuestra cabeza, desde comer papas fritas, el mordisco de una manzana o el crujir de un buen chicharrón, estando en silencio. También en la acumulación de pensamientos que en medio de su desorden solo generan el caos y producen dolor de cabeza.

Ruido lo hay en el entorno, aún en el silencio de la noche que a su pesar aún mantiene el ruido, acallado por la mente que decide no oírlo. Ruidos de la lejanía, del camión que irrespeta la soledad del silencio, del lejano maullido de gata en celo que rompe el aparente silencio o del perro que con su ladrar alborota el vecindario, sin olvidar el de un gallo que anuncia que es el dueño del corral, sabiendo que no está en el campo.

Y el ruido de la ciudad. Ese mata, ese irrespeta, ese domina. No solamente el de los carros en su andar, el de la gente en su gritar, parlantes y voceadores, conversaciones en susurros y a gritos, carburadores mal carburados, incluido el ruido de los gases venenosos que desprenden, contaminación total.

Hay personas que no soportan el silencio, que vibran con el ruido de la ciudad; los hay también que prefieren el silencio inexistente, porque siempre habrá sonido, habrá ruido así como habrán pensamientos malquerientes, silentes y hasta decentes.

Y hay ruidos de ruidos, según la zona. Hay ruidos que no son disonantes, como el estar en plaza de mercado en su mejor hora, oír bultos, traslados, conversaciones, negociaciones, que en medio de su monotonía traduce el ruido en el sonido apropiado de plaza de mercado, para quienes saben de ello.

Y no hay peor ruido que el de centro de ciudad. Nada más ver la peatonal de la 7ª, en horas pico, música, algarabía, parlantes, sonidos que en la individualidad llaman, pero que en el conjunto generan un caos, un ruido caótico que lo único que invita es a huir de allí, a pesar de lo folclórico que se pretendió hacer. Es el momento en que el sonido y la música generan caos y lo único que puede lograr es ahuyentar al transeúnte, a aquél que el ruido ensordece y le hace evadir esa triste realidad, sumada a la suya propia, si la tiene. Sin hablar del ruido que produce el tumulto, la imposibilidad al caminar.

Y el mejor remedio, el cerebro que se encarga de cernir ruidos y sonidos, eligiendo cuál oír, cuál desechar. Elije por nosotros, estando en automático, pero póngale el manual y ah! ruido que escucharás!

La mente no está en ninguna parte. Es una función del cerebro y las funciones no están en ningún sitio físico sino que son algo que ocurre en un sistema. Para entenderlo, le doy una metáfora sobre el movimiento y la rueda. Uno no diría que el movimiento está en la rueda sino que es algo que hace la rueda. Algo similar ocurre entre el cerebro y la mente.(2)



(1) Juan Carlos Botero. Reflexiones tras una conferencia. https://www.elespectador.com/opinion/reflexiones-tras-una-conferencia-columna-718851´. Refiriéndose a la creatividad literaria.
(2) Ignacio Morgado. Para ilustración: es catedrático de Psicobiología del Instituto de Neurociencia en la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona , de la que es decano fundador. Actualmente imparte clases de Psicología fisiológica y lleva a cabo investigación experimental sobre recuperación de la memoria por estimulación eléctrica cerebral. Ha recibido varios galardones académicos y ha hecho estudios en centros internacionales de investigación (Universidades del Rhur, Alemania, y de Oxford, Reino Unido; Instituto Tecnológico de California, Caltech, EE.UU.). Pertenece a varias sociedades científicas internacionales y ha sido asesor científico de la editorial Ariel y Cosmocaixa Barcelona. Es autor de más de un centenar de trabajos especializados sobre psicobiología yneurociencia cognitiva. Sus últimas obras de divulgación son Emociones e inteligencia social: una alianza entre los sentimientos y la razón(Mina, 2006; edición castellana: Ariel 2007 y 2010) y Cómo percibimos el mundo: una aproximación a la mente y los sentidos ( Ariel, 2012), aprender, recordar y olvidar (Ariel, 2014) y La fábrica de las emociones (Ariel, 2015). https://ca.wikipedia.org/wiki/Ignacio_Morgado

miércoles, 15 de noviembre de 2017

SER UN RECUERDO


Nadie sabe si olvida antes de olvidar. Si fuera posible saberlo antes, muchas cosas de solución difícil la tendrían fácil.(1)

Me asaltó una pregunta: Somos parte de un recuerdo? Y siéndolo, de quién? Ajeno o propio?

Mucho vivimos del recuerdo, mucha historia, por ser historia precisamente es recuerdo y siempre nos estamos refiriendo al recuerdo, para todo, para explicación, para aclaración, para contexto, para ser parte del texto –de alguien más-.

Soy recuerdo de muchos, de quienes me han conocido, de quienes me han reconocido y aún de quienes han pasado cerca de mí y viceversa, es decir, yo de ellos. (Ya escribió sobre los rostros, va a volver a lo mismo? Me inquiere uno de esos mil rostros que poseo. Sí, pero no, respondo, porque aquellos eran rostros, éstos, recuerdos. Sentencio).

Pero sí, los recuerdos son como los rostros (en efecto tema de anterior blog), porque casi siempre cada recuerdo es acompañado por un rostro, al menos uno y si vienen acompañados, difícil deslindarlos.

Pero me centro y me concentro. El punto es que somos parte de un recuerdo, propio o ajeno, real o soñado, temporal o levemente intemporal, como es el ser. Y he de aceptar: recuerdo es pasado y pasado es historia.

Y retomo las palabras de Abad, padre, y el título del libro del hijo, sobre el olvido que seremos. Y cae en mis manos el periódico de hoy que dice que hace cincuenta años (18 de octubre) murió Luis López de Mesa y si lo menciono es para traer el recuerdo. Quién se acuerda de él? Quién habiéndolo conocido en sus facetas de político y escritor ha leído lo suyo? Quién como yo lo tengo en mente pero sin precisión, sin recordar haberle leído? Y según me ilustra el doctor Google, en un día como hoy murieron: Charles Gounod, Edison, Ortega y Gasset, genios cada uno en su andar por el mundo. Y hoy, quién les recuerda? A propósito quién era Gounod, dirá alguien. Yo ni idea, aunque el nombre me sonaba(2). Y eso que fueron famosos, en su momento. Hicieron historia, pasaron a la historia. Y también en esa efeméride nacieron Klaus Kinski (así sea recordado por ser el papá de la hija, Natasha, bocatto di cardinale) o Juan Tamarís (por Sábados Felices), contemporáneos nuestros, que igualmente hicieron su historia y también han pasado a ella.

Y me devuelvo, quién soy yo para ser recordado? (y hago remembranza de otro blog que escribí sobre autobiografía). Me consuela, de alguna manera que la gente con la que viví, con la que conviví, con la que me encontré, me reencontré, rechacé, me despojó, rocé o como bien dicen los llaneros, me distinguen y a las que distingo, por no ser sus conocidos ni sus amigos, me pueda recordar en uno de esos momentos de disipación mental, tal como me acontece a mí en los que el recuerdo, la ensoñación, el sueño o ese algo que a veces nos hace recordar inexplicablemente, me traen a la memoria muchos recuerdos, muchos rostros.

Y la pregunta final: Y para qué quiere uno que lo recuerden?

Imagen Google(3)



(1) Saramago. Claraboya.
(2) Compositor francés, por eso me sonaba. Quién no ha escuchado el Ave María cantado por Sarah Brigntman, por Pavarotti, por Plácido Domingo? Aquí una muestra de recuerdo: https://www.youtube.com/watch?v=UyeLHA6bBME
(3) https://plus.google.com/photos/photo/111714868684197101237/6478173406461947138?icm=false&iso=true&sqid=102154118487193173828&ssid=f2c5a514-18c4-42e3-99f3-e89151e79e96

lunes, 13 de noviembre de 2017

AUTOBIOGRAFÍA


Pensaba empezar a escribir mi biografía. En más de sesenta años habrá mucho qué contar, me decía. Han pasado muchas historias, algunas tristezas, otros desconsuelos, otras ridiculeces más y… amores, desamores, alegrías… sí habría historia para contar.

Pero me pregunté: Y a quién carajos le puede importar mi historia? Acaso hice historia? Hice algo importante en la vida como para aparecer en sus anales? He descubierto algo? Como por qué habría de pasar a la historia? Seguí cuestionándome. Y entre más preguntas me hacía, más me desilusionaba yo mismo.

Tal vez mucho para contar, pero para hacerlo en el silencio de mi intimidad. Nadie más lo oiría, a la primera página ya se cansaría de una vida insulsa, como la de cualquier otro parroquiano que ha pasado su vida trabajando, porque no hay nada más soso que la vida de un trabajador y qué tendría que contar?

Y agregaba, contar la propia vida no es aconsejable, porque los secretos no aflorarán, las cuitas quedarán, la caja de Pandora imposible de abrir. Y lo más importante, no sería la persona más objetiva contando mi vida, porque buscaría pretextos para deshacerme rápidamente de la culpa, me exoneraría de irresponsabilidades, plasmaría mi versión, que, conociéndome, se dejaría llevar por la fantasía, por la proclividad al ensueño, por la distorsión del recuerdo, mas la alabanza que nunca falta, porque hay que alimentar diariamente el ego, pues si uno no lo hace, quién?

Todo esto me llevó a pensar que perdería el tiempo escribiendo mi biografía, pero Saramago en su sabiduría me dio la respuesta precisa:

Para contar una historia llenaban páginas y páginas y, al final, todas las historias se pueden contar en pocas palabras.(1)

Entonces, contada en pocas palabras mi vida, como puede ser la suya: nací, crecí, estudié, estudié, trabajé, trabajé, trabajé y ahora… esperando el desenlace final, los intermedios dependían, los había buenos –nótese mi sonrisa pícara- y los no tan buenos –véase mi ceño-.

He de confesar que trataba de inspirarme particularmente de Saramago, quien de unas vidas insulsas sacaba grandes historias, no por la historia misma, sino por la narración que de él fluían.

Como ven, la narración de una vida insulsa no es lo mío y de la mía, menos!

Amén.


… nunca decía palabras superfluas. Apenas las necesarias y no más que las indispensables. 
Pero las decía de una manera que quienes las oían apreciaban el valor de la concisión. 
Las palabras parecían nacerle en la boca en el momento en que eran dichas: 
venían todavía repletas de significado, pesada de sentido, vírgenes. 
Por eso dominaban y convencían. (2)

Foto JHB (D.R.A.)




(1) Claraboya.
(2) Saramago. Claraboya.

viernes, 10 de noviembre de 2017

UN MINUTICO NO MÁS…


… las cosas alguna vez tienen que suceder y que no hayan sucedido ayer no quiere decir que no sucedan hoy o mañana. (1)

Ya olvidé por qué pensé en lo del minutico, en lo que se puede hacer en un minuto y ello me llevó a pensar cuánto se puede escribir en un minuto, si se tiene la inspiración. Miré a la pared del edificio y me encontré con ella, ladrillo a la vista, tratando de ser simétricos, de guardar cordura y de saber guarnecerse de la lluvia y del sol, supongo.

Y a través de la ventana, me veo viendo ventanas ajenas. Una, de casa vacía, ordenada, en su puesto, pero vacía como si fuera bodega que solo es visita en las noches, con las cortinas cerradas y la iluminación, artificial. En contraposición, ventanas en donde el orden no es el reinante diría uno, apartamentos de jóvenes o de provincianos que aún no se han acomodado al gusto de sus vecinos.

Mirar a otra ventana y ver a un alguien sentado en la sala, entreabriendo un libro, sin la decisión de leerlo, con la duda de no hacerlo, de tal vez dejarlo para más tarde o simple entremés para poder tomar la siesta del medio día. Eso se nota. Un lector con libro en mano, visto en la distancia, es fácil de determinar el destino que les acompañará. No hay como ver la seguridad de un lector al retomar la lectura, abrir en precisa página y verle iniciar el largo camino de la lectura.

Más allá, un perro asomado a la ventana, viendo pasar a sus congéneres y él, allí esperando su turno, si llega; pero con mirada triste se entretiene y deja que sus minutos pasen, sin pena ni gloria; afortunado él que no tiene noción de tiempo, aunque sus cálculos habrá de hacerlos, en su propia intimidad. Uno nunca sabe.

Todo esto puede pasar en un minuto, pero como buen colombiano, un minutico no más ya tiene implícito diez adicionales y en ese minutico puede pasar de todo, hasta el terremoto no esperado. Un minuto de espera difiere entre la felicidad del escape en cama ajena al de quien está encarcelado en sí mismo, en la tristeza o literalmente en la celda.

Un minuto es diferente. Difiere por el sujeto, por la situación, por la circunstancia. Además, es relativo, como lo es el tiempo. Pero siempre esperando que ese minuto mal o bien pase de largo y lo más pronto posible o, por el contrario, que se congele y que su paso sea lerdo, lento, como de viejito sin afán.

Y a qué viene el cuento? No sé, sólo necesitaba esconderme un minutico de esta vida… esta vida que se nos está pasando.

Todo puede ser contado de otra manera. (2)


Foto JHB (D.R.A.)


(1) Saramago. Claraboya.
(2) Saramago.

miércoles, 8 de noviembre de 2017

CANCIONES

 (...)
Para beber amor puro hace falta un colador
Para botarle los cunchos, la amargura y el dolor
(...)
Si el cariño se pilara, como se pila el arroz
Uno botaría en el tamo la mentira y la traición
Y escogería limpiecito amor puro de un pilón
Si el amor fuera la caña que en el trapiche se muele
Se botaría en el bagazo esos engaños que duelen. (1)

Venía en el Transmilenio. Una pareja joven de buen vestir se subió a cantar y mi primera impresión fue la que tengo en estos casos: Qué jartera, ya vienen a cantar a pleno pulmón. Como siempre, adopté mi posición de rechazo a cualquier ayuda que se pudiera dar. Y comenzó a hablar con el tono venezolano y se anunció como tal y que cantaría una tonada llanera. Ya cambió mi semblante, tal vez por el gusto a esa música. Y arrancó a cantar, con una voz de llanero que iluminaba la canción: si el cariño se colara como se cuela el café… para botarle los cunchos, la amargura y el dolor.

Cantaba con una sonrisa, con el placer de cantar su música, nos embelezó a todos y todos acudimos a él con cualquier moneda.

Cantaba con el amor que reflejaba su cara, con gusto, con pasión, un buen cantante de esa música. Si él hubiera advertido mi cara desde el inicio me habría visto ahora oyéndole ruborizado de vergüenza de pensamiento, del prejuicio que aún ronda en mi cabeza. Y ni modo de confesarme en voz alta.

Y pensé, si la vida se pudiera colar como se cuela el café, podríamos botar los cunchos de la amargura, el prejuicio y el dolor.

Mi alma quedó ruborizada al bajarme, pero agradecida por la canción regalada, una gracia para continuar con la vida, para levantar el ánimo y luego Nino Bravo quien continuó acompañándome en el camino, ya con una versión diferente, aterrizándome al mundo:

Si yo nací… como todos nacemos
Llorando, llorando,
Si yo crecí… como todos crecemos
Jugando, jugando,
Si yo viví como todos
Soñando, soñando
Y conseguí lo que tengo
Luchando, luchando.(2)

Con todas estas experiencias, sólo restaba en todo caso un gracias a la vida, en la tonada de Mercedes Sosa!


Foto: JHB (D.R.A.)


(1) No hay como la mama de uno. Walter Silva. https://www.youtube.com/watch?v=m2lTejVgfZs
(2) Nino Bravo. Como todos. https://www.youtube.com/watch?v=uXesk4u9748&index=42&list=RDYARhgOGAMBY