Caminante,
son tus huellas
el camino y
nada más;
Caminante,
no hay camino,
se hace
camino al andar.
Al andar se
hace el camino,
y al volver
la vista atrás
se ve la
senda que nunca
se ha de
volver a pisar.
Caminante
no hay camino
sino
estelas en la mar.(1)
Hay días en que el tiempo pasa lentamente, a su propio ritmo,
contra el deseo mismo de agilizarlo para hacerlo menos monótono, menos
estático.
Días en que su paso es de a pocos, sin sobresaltos.
Interminables cuando vienen acompañados de un cielo encapotado, amenazante de
tormenta, sin que se decida. Ayudado de ese frío de fin de año, frío gélido que
no invita a otra cosa que anidar.
Y los segundos parecen aletargados en su propio tiempo, dando
cada paso a un ritmo que lo único que hace es alargar y alargar el tiempo, sin
que pase nada, sin que la nada suceda, porque la nada y la acción son uno, sin
ser aliados, pero aletargado el acto por ese cansino andar de la nada.
Y todo el rededor igualmente estático, sin movimiento,
andando con ese mismo sonsonete de la nada, que nada ayuda.
Y miro a un perro y su mirada demuestra que no le importa
cómo está el tiempo, cómo pasa en lentitud, porque no le importa, tal vez no
sea consciente de lo que es el tiempo y por eso no le importa. No tiene ayer,
porque lo olvidó. No tiene mañana, porque para él no existe. Vive en el
permanente hoy, sin preocupación del mañana y por eso poco le importa cómo anda
el tiempo, pues la monotonía pareciera que se hubiera impuesto ante ellos y
ante los demás.
De la misma manera veo una niña que recién aprendió a
caminar. Tampoco le importa cómo está el tiempo, anda abrigada, sobreprotegida.
No le importa el mañana, porque está en el hoy, es su eterno hoy, mientras no
adquiera conciencia del tiempo, mientras no le sea impuesto un reloj en su
muñeca, reemplazante de la muñeca.
Y veo la sonrisa inocente de niña, que apenas da pasos que le
aseguren el caminar por la vida.
Y viendo esa sonrisa, pensando que es un regalo que sólo me
hace a mí, me reconcilio con el tiempo, el frío tiempo y con el paso del
tiempo, porque nada puedo hacer, simplemente sonreír de repetirme, qué importa
cómo está el tiempo, lo mejor es cómo estoy yo. Y la sonrisa ilumina mi día y
me reconcilio con la vida misma.
Imagen de Facebook (2)
(1) Antonio Machado. Extracto de Proverbios y cantares (XXIX)
(2) https://co.pinterest.com/araujo2114/no-te-rindas/
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