viernes, 26 de junio de 2020

QUERIDO DIARIO

            Dicen que así empiezan los grandes diarios, los que no tienen fin, pero así también surgen los que no tienen futuro, los que mueren nada más se inicia. En todo caso son esas intimidades que no pueden salir a viva voz, porque contienen muchos secretos o porque no hay nada qué decir, fuera de contar la eterna rutina, en el segundo caso.

 

            Sin embargo, lo que resulta cierto, es que la mente morbosa hace que se inicie la lectura de una intimidad ajena, es un interés por el chisme y para poder saborear lo que esas palabras ajenas, insisto, ocultan. Los primeros párrafos pueden decirlo todo, así como uno que otro deja la lectura en este párrafo, al ver que no contenía lo que querían leer, el pensamiento ajeno, la intimidad de otro, la fortuna o desgracia de ese otro.

 

            Eso hace un título, un titular y al ver el engaño, el chisme frustrado, otros desertan de la lectura. Es propio del periodista, no importa el interior, basta con llamar la atención, como la he llamado a quienes hasta aquí han leído. Estamos llamados al chisme, al secreto, al misterio, al secreto, al deseo de entrar en la vida ajena, sin permiso.

 

            De allí el título, lo sé, mentiroso y manipulador.

 

            En este renglón ya otros habrán abandonado le lectura, desilusionados y otros pendientes de lo que falta para decidirse por el abandono, los que piensan que ya no vale la pena continuar.

 

            Hay otros insistentes que continúan leyendo estas palabras, no por conocer el final, sino para satisfacer la curiosidad, pensando que tal vez esperando que entre letras se deje ver un misterioso arcano, o tal vez leyendo a un baboso que abusó de su propio morbo –no en sentido literal, claro está- y lo dejó en evidencia, le hizo sonrojar y es mejor abandonar, porque uno no sabe si le lleve al mayor rubor y a ser expuesto a la burla.

 

            Depende del escritor, hasta dónde le lleve. Entonces me pregunto, alguno habrá llegado hasta este final? Final mentiroso y manipulador. Y me dirá, sin rubor: las pendejadas que uno tiene qué leer!

 

                                                                                              Lo que no debe saber tu enemigo, no se lo cuentes a tu amigo.(1)


(1) Santiago Gamboa. Los impostores.


miércoles, 24 de junio de 2020

UN TESORO

            Desde siempre he oído de la existencia de un tesoro en las profundidades de los mares colombianos, la del Galeón San José. Hacía rato que los españoles no recogían tributos en estas tierras y por ello se mandó el galeón a Cartagena, para recoger la cosecha generada por tributos del Perú hasta arriba, Colombia. Ya saliendo cargado de metales preciosos los ingleses lo hunden cerca de Barú. La carga bastante costosa –más de actuales diez mil millones de dólares, de lo declarado(1). Dicen que en contrabando había una buena suma adicional.-

 

            Naturalmente ante ese descubrimiento salieron los dueños –españoles, buscadores de fortuna y cuanto avivato hay, incluidos los nacionales, de acá!-. Hasta una corte gringa determinó que era de propiedad del estado colombiano por estar en nuestras aguas –tan amables los gringos, se les agradece el gesto!-.

 

            Decía que desde siempre había oído de su existencia porque creo recordar que fue un ejemplo en clase de derecho internacional, si mal no estoy. Y en efecto, desde 1980 se venían haciendo exploraciones. En 1985 Belisario Betancur informa sobre el descubrimiento y empezaron a dictarse leyes al respecto. Los gobiernos subsiguientes mantenían el asunto entrepapelado, tal vez pensando en comisiones non sanctas. En 2015 Santos presidente volvió a repetir el descubrimiento. Políticos, me dije, que carecen de memoria. Subió el Duque y la cosa se empantanó nuevamente, por nuevos estudios, nuevas negociaciones, nuevas comisiones –non sanctas-, supongo.

 

            Es decir que ya van casi cuarenta años desde que se supo en dónde andaba el San José y por tramitología y burocracia –lo que implican comisiones non sanctas- ahí sigue enterrado, supongo.

 

            Soy colombiano, por tanto malpensado. Cuando decidan sacar la fortuna que al parecer transportaba –la declarada y la del contrabando- van a sacar montones de madera podrida, unos cuantos cañones corroídos y una que otra moneda, es decir, va a costar más el remedio que la enfermedad y quedaremos debiendo, seguro. Hasta donde mi malicia me indica, en el lugar donde está enterrado el barco no hay vigilancia, no creo que haya puesto de policía en custodia. Pero eso sí, ladrones –de arqueología- o simplemente saqueadores, deben haber pescado por esa zona durante cuarenta años, será que queda alguito?

 

            Por eso estamos como estamos, si en vez de haber perdido el tiempo en papeleo y burocracia no se hubiera sacado todo en su momento… Me saldrán detractores: que en esa época no se podía bajar tanto –pero ya habíamos llegado a la luna-, que costaba mucho –pero costo beneficio lo ameritaba-, que no se sabía qué había –mientras no se sacara no se sabía, ahora menos-.

            En conclusión, me digo: pero de qué se sorprende, está en Colombia. Si, como el galeón hundido, está en Colombia, tenía pero ya no tiene, todo se esfuma, como en Colombia! 

Haz lo que debas con lo que tienes, Cleopatra, no lamentes lo que pudo haber sido.(2) 

La única razón por la que estas cosas suceden más ahora que en siglos pasados es porque hay más gente en el mundo, lo que hace que también haya más hijos de puta. Es una cuestión de porcentajes (3).



[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Gale%C3%B3n_San_Jos%C3%A9; https://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/12/151205_economia_galeon_san_jose_colombia_egn; https://www.portafolio.co/economia/gobierno/colombia-no-compartira-el-tesoro-del-galeon-san-jose-534443; https://www.elheraldo.co/colombia/informe-sobre-tesoro-del-san-jose-es-especulacion-veeduria-del-patrimonio-sumergido-667506.
[2] Colleen McCullough. Antonio y Cleopatra.
[3] Roberto Martínez Guzmán. La suerte de los idiotas.


Óleo sobre papel. espátula. JHB (D.R.A.)

lunes, 22 de junio de 2020

CADENA PERPETUA

            Parece que pasó lo de la cadena perpetua para violadores de menores de edad –creo que exclusivamente para este tipo-, aunque parece que para el resto de violados no resulta importante.

 

            Si mal no recuerdo, un senador señaló que era una medida de solo populismo. Así me pareció. En temas de derecho penal hay de dónde cortar. Teorías y contra teorías sobre el delito y la pena; con la aparición de derechos humanos la cosa se complicó aún más, pues resulta que un sentenciado tiene más derechos que la víctima o sus daños colaterales. Como se ve, propicio el tema aquél de que el que la hace la paga.

 

            Que la cárcel es un medio para regenerar al penado, me da pena decir que eso en teoría es muy lindo –como todas las teorías-, en la práctica es una mera falacia -como todo en la práctica con abogado de por medio-. Ya oigo a mis detractores decir que todo tenemos derechos y les contesto: no, todos tenemos obligaciones, deberes y si cumplimos con ellos, tendremos el derecho correlativo.

 

            Y me preguntaba, cadena perpetua para qué? Si es como los gringos estamos hechos, donde no ponen una cadena perpetua sino que pueden condenar a más de una y en donde además, la cadena perpetua puede no ser tan perpetua, pues es negociable por unos añitos –mientras se olvida el tema-, como el caso de Ledher sapeando a Noriega y éste a otros más. Pero eso es la propia moral de los gringos –aquí somos iguales, pensándolo bien, aunque no hagamos buenas copias-.

 

            Y seguía pensando en que si era tanta belleza, no me imagino o más bien me imagino que construirán muchas prisiones más, pues las que hay parece que no dan abasto, lo que genera contraticos, de esos, sí de esos que generan mucha… curiosidad. Pero ese es tema aparte.

 

            Pero sigo pensando, cuál es el costo de cada preso en este país? Parece que millón y pico mensual(1), lo que a perpetuidad hace que cada preso, viviendo aproximadamente 30 o 40 años más, una barbaridad de plata.

 

            Y seguía pensando, qué tal imponer la pena de muerte (para asesinos, violadores, políticos corruptos –sigo insistiendo en ellos-, entre otros). Visto desde el punto de vista costo beneficio nos resulta bastante barato. La cárcel no regenera, sigo insistiendo, en la mayoría de casos profesionaliza. Visto desde el punto de vista del daño generado, también es un beneficio, para todos.

 

            Como ven, otro tema que me exacerba, que saca mi mala leche, pero en este caso, como dijeran en época de bárbaras naciones: fusílenlos y se acabó el problema! (Y déjense de dilemas morales, que en otras épocas la regla era la pena de muerte y si se me permite refregarlo, los gringos actualmente la tienen. Cómo te queda el ojo?).

El pueblo es voluble y dúctil. Puede mudar de opinión con la misma facilidad que el viento cambia de dirección en un instante (2).

Tomado de Facebook
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[2] José Luis Correal. El trono maldito


miércoles, 17 de junio de 2020

TEORÍAS CONSPIRATIVAS

            Parece que como ahora hay más tiempo para desperdiciar o más para aburrirse, el método de desaburrimiento es el de permanecer conectado al internet y a las redes el mayor tiempo posible y es el aburrimiento el que lleva a ilustrarse con cuanta información navega en la red, ya aburridos de tanto feis.

 

            Baste mencionar la que originó el aburrimiento total, el coronavirus. Han nacido muchas teorías que hablan de la conspiración de los chinos que crearon el virus para desestabilizar el mundo, conspiración que achacan otros a los gringos y su CIA y aún a Putin, como mecanismo para apropiarse del mundo. Otra dirá que se trata de un mecanismo de depuración de la humanidad, porque somos muchos. Y así surgen, dado que Todo cataclismo, todo fenómeno devastador, genera teorías conspirativas (1), no hay de otra.

 

            Y me ha llamado la atención ésto de las teorías conspirativas, con la advertencia preliminar de que ignoro el tema, pero sobre él pontifico gratuitamente, al no tener tema para escribir en el blog.  

 

            Para hacer una buena teoría son pocos los ingredientes que se necesitan para hacer dudar a la gente. Ingredientes compuestos por: una verdad, es indispensable para efectos de credibilidad; una media verdad, es decir un periodista de por medio, que puede servir como un medio para contar con alguna prueba; una sarta de mentiras con algún viso de verdad y otras cuantas mentiras, realmente mentiras. A ello se le agrega el ingenio y la capacidad de saber contar una historia, concatenarla y saberla expresar, con la seriedad que se requiere para ser creíble y por último, tener un público dispuesto a oír, especialmente si se accede a redes sociales –el mayor embrutecedor de la humanidad, en cuanto no cuente con filtros de inteligencia-. "Entre más a menudo ves algo, se vuelve más familiar, y entre más familiar es algo, se vuelve más creíble".(2)

 

            Nada más leer los libros de Dan Brown o de Matilde Assensi o Umberto Eco, lo enredan a uno que, de no saber que son novelas, se come el cuento de que son realidades, y aún en medio no falta el ingrediente de alguna verdad.

 

            También es cierto, no se puede negar, que algunas de esas teorías resultaron ciertas, al parecer, pero estamos en un mundo en que creemos indiscriminadamente, pero desconfiamos en la misma medida, porque nos acostumbraron a oír la historia oficial, enterrando la real; nos acostumbramos a las verdades a medias, gracias a que nos encanta el eufemismo y, además, seguimos pensando como rebaño ante la imposibilidad de expresarnos como individualidad, ante el temor de la masa.

 

            Que el hombre no llegó a la luna, que fue un montaje; que Bush fue el que ordenó la destrucción de las torres; que a Kennedy lo mataron los de la CIA; que Obama falsificó su lugar de nacimiento, como Maduro; que los gringos tienen escondidos unos extraterrestres; y tantos miles de ejemplos más. "La creencia de que el mundo es finalmente controlable es un impulsor muy poderoso de las creencias conspirativas en momentos de crisis donde hay un vacío en las explicaciones".(3)

 

            Está bien, no puedo desconocer que existen tales teorías y hasta aquellas que dicen que el mundo lo maneja un club de multimillonarios (al respecto he leído varias novelas, bastante buenas que en efecto generan la duda de su eventual existencia). Sin embargo, pensando en quien soy, en una persona corriente, sin poder alguno, un anónimo que tributa, una voz que no resuena más allá de su propio cerebro, a mí, ese yo que escribe estas líneas, qué carajos me pueden importar todas esas teorías, sean verdaderas o falsas, si no puedo hacer nada para ensalzarlas o demeritarlas, salvo ser propagador de ellas en las redes sociales, cuando quiero colaborar con un poco más de caos, en este mundo ya caótico de por sí.

 

            En otras palabras, a mí en qué me afecta mi vida la existencia de tales teorías? Así como me afecta la teoría de los nodos o la darwiniana, pues conociéndolas o no, la vida sigue igual y creer en ellas, a más de darme ansiedad, desconsuelo y angustia, no me lleva a ningún otro lugar y solo me distrae de la placidez con que debería llevar mi propia vida, ya verá el vecino cómo lleva la de él. 

Lo siento —dijo Elena—. Algunas cosas no son agradables de oír, pero por callarlas no dejan de ser verdad.(4)


Tomado de Google.
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[1] Explica Claudio Fantini, en https://www.youtube.com/watch?v=T-A-kB3Fk68.  

[2] Encontraron que las teorías conspirativas profundizan aún más las divisiones en la sociedad y promueven conflictos internos a medida que los creyentes y los escépticos se distancian unos de otros. "La gente las ha hecho parte de su identidad social", dice la doctora Pantazi. Y no hay que subestimar el poder de la exposición repetida. Esto es algo que los psicólogos llaman el efecto de la "ilusión de la verdad" y se ha visto amplificado por las redes sociales. "Entre más a menudo ves algo, se vuelve más familiar, y entre más familiar es algo, se vuelve más creíble", dice Jeff Hancock, profesor de comunicaciones de la Universidad de Stanford. https://www.bbc.com/mundo/noticias-49304146

[4] Roberto Martínez Guzmán. La suerte de los idiotas.


miércoles, 10 de junio de 2020

SE APRENDE DEL EJEMPLO?

            Resulta cierto que la pandemia ha ido visitando de país a país, de continente a continente, de tiempo en tiempo, ya que el enano se fue creciendo poco a poco.

 

            A los chinos les tocó de primero. Naturalmente como no sabían a qué se enfrentaban comenzaron a improvisar; era lo único que podían hacer ante lo desconocido. Improvisación que llevó al cara y sello, probemos esto para ver si funciona, probemos aquello que uno nunca sabe, no hagamos ésto que parece que no funciona, arriesguémonos con aquello, por si las moscas. Al menos lograron sumar y restar para controlar la expansión, con fortuna o sin ella.

 

            De allí a Tailandia, luego al Japón, pasa a los gringos, luego a Europa por Francia, un mes después la OMS dice que es infección internacional (1), Filipinas, de Francia a Italia y se regó como pólvora.

 

            Lo que resultó cierto fue que cada país, cada gobierno, improvisó y no de una manera realmente racional. Ejemplos de locos en el poder el Bolsonaro, el Trumph; de pendejos ciegos el Sánchez en España, el López en México, el Duque en Colombia. Es decir se tomaron medidas, pero de carácter político, no de salubridad pública, medidas que dependían de la imagen del político. Muy pocos pensaron en salubridad, aunque afortunadamente hubo uno que otro.

 

            Cuando ya la vieron negra, siguieron improvisando, unos a lo Bolsonaro o Trumph, otros a lo apendejados y muy pocos, con algo de inteligencia.

 

            Pero bueno, el cuento venía a algo que me indicaba la lógica. Si la pandemia fue escalonada, porqué el siguiente afectado no tomó las medidas que fueron buenas para su antecesor y el siguiente de las experiencias buenas de los anteriores y así sucesivamente?  Mejorando cada vez más el proceso? Eso no sería más eficiente? Pero no, Bolsonaro prefirió copiar los berrinches de Trumph, a costa de sus ciudadanos.

 

            Estamos condenados a no aprender y a dejar en manos de políticos aquellas decisiones que deberían tomar quienes conocen del tema. A eso estamos condenados!

 

Pero Joaquín sabía que eran solo palabras, los sueños desesperados de unos hombres encolerizados. Los sueños se desvanecerían y el coraje se desmoronaría en cuanto tuvieran que afrontar la realidad.(2)

Tomado de Facebook
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[2] Marek Halter - María de Nazaret


lunes, 8 de junio de 2020

NO ENTIENDO

              No pretendo justificar a ninguno de los dos bandos. Estamos en medio de una pandemia que si bien va siendo superada ello no quiere decir que se baje la guardia. Y en medio de pandemias, sin medidas de protección ni siquiera mínimas, cómo hacen para que haya manifestaciones a favor o en contra de cualquier causa. Es lo que no entiendo.

             Y que mataron a un cristiano los gringos y eso dio papaya para iniciar el vandalismo, porque para los gringos una manifestación sin vandalismo y muerto incluido, no es manifestación. No lo entiendo.

             Y como se prendió la mecha por la muerte de un anónimo, que por su muerte se convirtió en héroe pero que en algún tiempo vuelve al anonimato, hizo que las manifestaciones ya, de por sí, al menos en gringolandia, se convirtieron en vandalismo, nada más que eso. Y a un vándalo cómo se le frena? Me pregunto.

             Y como el mundo está para la copia, desafortunadamente no la buena, las manifestaciones por ese anónimo, han proliferado, anónimo que no está por demás advertir era eso, un anónimo. Pero Inglaterra, Australia y hasta Brasil organizaron sus manifestaciones por ese anónimo del otro lado del mundo, sin ni  siquiera saber quién era el anónimo. Y en esas manifestaciones, por lo que vi en televisión, en medio de una pandemia, no se respetaban los mínimos de seguridad para evitar el contagio. Eso es lo que no entiendo.

             No entiendo cómo en medio de pandemia permiten manifestaciones. No entiendo por qué la mecha se prende en otros lugares a los cuales ni siquiera les importa el anónimo muerto. Como si en cada país no tuvieran anónimos que cada día mueren víctimas de venganzas, de robos o, como en Colombia, por ser de los llamados líderes sociales. No entiendo entonces para qué organizar una marcha por el anónimo gringo cuando dentro de la casa hay muchos anónimos muriendo; seguro que porque es gringo, es mejor, siguiendo la lógica del pensamiento de muchos, de que lo extranjero es mejor. Lo sé, por el otro lado, cómo no tener policías, de por sí atravesados? Dicotomías incomprensibles.

             Todo eso me lleva a corroborar una vez más la estupidez humana. Definitivamente no entiendo a esta humanidad. Si por mí fuera, me gustaría ver que por la irresponsabilidad de manifestantes así murieran uno que otro de ellos de coronavirus y ahí sí pensara: quién me mandó a ir a la manifestación por un anónimo que no sabemos qué tan inocente era.

             Pero así somos. Viva la libertad! 

Al rabino siempre le había parecido irónico que, a pesar de ser la creación más sublime de Dios, los seres humanos siguieran siendo meros animales y su comportamiento se rigiera en gran medida por la búsqueda de comodidades materiales. «Buscamos el bienestar de nuestros cuerpos físicos con la esperanza de que se extienda también a nuestras almas.»(1)


Tomado de Facebook.
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[1] Dan Brown. Origen.


viernes, 5 de junio de 2020

HOJA EN BLANCO

            Hoy es una hoja en blanco, porque no ha pasado nada, a pesar de haber pasado tanto en este mundo.

 

            Hoy es en blanco para no volverme repetitivo, porque la retahíla se vuelve cansona, cuando no pasa nada, a pesar de haber pasado tanto en este mundo.

 

            Es en blanco, para poder pasar desapercibido ante tanta noticia, que a pesar de su abundancia, son las mismas cosas, del ayer y del antier. No hay nada nuevo, ni siquiera de los muertos, porque ya están contabilizados.

 

            En blanco pienso, a pesar de que ese blanco vaya perdiendo blancura, por el paso del tiempo, no porque lo esté ensuciando.

 

            A pesar de ser en blanco, en medio de la locura diaria, que es igual a la de ayer y a la de antier, las palabras no dejan de fluir, porque cuando ya esté totalmente blanco, alegórica y literalmente, ya no habrá nada qué decir, porque luego del blanco, todo se ve negro, a pesar de las noticias.

 

            Por hoy –y tal vez por mañana- dejaré mi mente en blanco, a pesar de que las ideas fluyen sin cesar, esa es la gran incertidumbre.

 

Escribir, he escrito mucho. Pero escribir es una forma sofisticada de silencio.(1)



[1] Alessandro Baricco. Esta historia.


miércoles, 3 de junio de 2020

EL DESPECTIVO


            Está definido como: Que transmite una connotación negativa de desprecio o poco respeto.

            Y al respecto viene la columna de Florence Thomas (1), que al igual que como Salud Hernández, no tienen pelos en la lengua, me encantan porque no usan el eufemismo, dicen lo que debe decirse, sin importar lo que los demás opinen o se ofendan, porque para ofenderse estamos los colombianos.

Nos están tratando como a los niñitos entre dos y cinco años y más o menos vamos a tener las mismas medidas que ellos. ¡Eso es el colmo! Los adultos mayores somos responsables, capaces de tomar decisiones y de protegernos.  Somos más responsables en relación a la protección que jóvenes que a veces veo en las esquinas, en grupos y con el tapabocas en el cuello. Entonces, ¡no nos vengan a decir que debemos encerrarnos nosotros! 
Nos sentimos discriminados, como en una casa por cárcel, en un arresto domiciliario.  Nos tratan como parias de la sociedad, como si no tuviéramos nada que ofrecer. A eso se suma la infantilización de tratarnos como abuelitos. Yo sí tengo un nieto, soy abuela, pero nunca seré “abuelita”. Soy una abuela que quiere caminar todos los días para no deteriorarse. Todo ha sido tan desagradable que el mismo presidente Iván Duque se dio cuenta.
Vamos a desobedecer, y yo ya estoy desobedeciendo. Lo digo y no sé que me pueda caer encima. Afortunadamente, las mujeres hemos aprendido a desobedecer desde hace tiempo o sino hoy no estaríamos vivas. Yo estoy saliendo más de media hora todos los días cuando hace sol. Es absolutamente indispensable para mí.  Sé quedarme adentro, pero la falta de contacto social también es insoportable. He usado el zoom,  meet, pero para mí eso no es vida. A los 20 minutos tengo ganas de mandar todo al carajo. 

           Y es un despectivo de periodistas el uso de las famosas palabras de viejitos, abuelitos a todo el que se acerque a los sesenta, por no decir anciano, viejo o simplemente señor, que con eso basta. Yo ya me jodí, tengo más de sesenta y ya me voy acostumbrando que por mi vejez me vean como un anciano, cuya connotación hace que la gente le vea a uno como el zarrapastroso, el que no puede dar dos pasos seguidos, a pesar de que no sea cierto. De ahí que de pronto el viejo se vuelva cascarrabias, que lo traten con desprecio, todo por una palabra, el abuelito. Pero bueno, uno ya pensionado, que se vayan al carajo. Por eso me opongo al estilo actual del diminutivo que termina siendo despectivo, dentro de la definición transcrita y voy entiendo a los negritos, a las gorditas, al pobrecito, a la amiguis y demás terminachos que terminan, desde mi punto de vista, despectivos y sin elegancia. Una cosa es que un nieto diga abuelito y otra que en la droguería le digan: y usté aguelito, qué va a llevar?

            Pero bueno, son cosas contra las que es inútil luchar. Pero me daré el placer de mandarlos a la mierda cuando me sienta ofendido, porque los viejitos cascarrabias lo podemos hacer con plena libertad, ya no tenemos nada qué perder, salvo la vida, aunque he visto noticias que señalan que hubo no sé cuántos muertos de abuelitos, que tenían hasta ahora cincuenta años! Con eso me doy por bien servido, se amplió el rango.

Estoy viejo y retirado. Como escribe el bardo, sin carrera que correr ni pasión que derrochar.(2)


Tomado de Google.
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[2] Frederick Forsyth - El Manifiesto Negro.

lunes, 1 de junio de 2020

DESDE LA DISTANCIA



             Ya entrado en años, en muchos años aunque son menos los que quedan, si he de ser sincero, veo mi historia ya lejana, ya alejada.

            Desde esa distancia que me separa el tiempo, del tiempo que debí surcar, para llegar a este tiempo, veo que mi historia se concentra en mi infancia, a pesar de haber pasado por el resto de etapas.

            Pero cuando quiero rememorar solo salen historias de infancia y me veo, apoltronado en mi comodidad, del ahora relatando el ayer más lejano. Imagínense estar en una cómoda esquina de un lugar, cualquiera que sea, cómodo y agradable, tomándose un aromoso café, expreso en lo posible, con un cigarrillo, si eso fuera posible, porque ya lo vetaron en muchos lugares. Y desde allí, con los ojos entrecerrados, necesarios para ambientar al recuerdo, huidizo de por sí; abusador, cuando quiere implantar su idea; abusivo, cuando quiere acomodar la historia; olvidadizo, cuando no le conviene el recuerdo; agresivo, cuando contiene dolor; e ignorante, cuando decidió por el olvido total.

            Pero me distraje, como suelo hacerlo, pues es difícil retener por mucho tiempo las ideas, cuando ellas son atropelladas por el frenético pensamiento.

            Será necesario retornar al psiquiatra para que desde su diván, como patrullero de tránsito, guíe la idea y evite su distorsión, su contorción, su desviación?

            Me preguntaba, cuando quería traer recuerdos de mi vida, siempre los de la infancia eran los que se aventuraban, olvidando que también fui adolescente –que también tuvo sus historias-; fue joven, con sus historias; maduró, con sus historias; trabajó y tuvo muchas historias, y se ha pensionado y hoy, ya no tiene historias, necesita traerlas de la memoria para poder pasar su tiempo.

            Y qué historias las que tuvo en cada momento. (Nótese que del yo, del mí, de lo mío, se pasó al intemporal neutro, al lo, a la persona generalizada, neutralizada). Sí, es cierto, cada parte de la historia tuvo su propia historia, como la tiene aún hoy, en que aún puedo rememorar la existencia de una vida.

            Y como decía, qué carajos era lo que quería contar? Parece que mi vida es un distractor permanente, pero es mi vida! O no?

Mas ¿a qué penar por aquello? El agua pasada no mueve molino. (1)

Óleo sobre papel, espátula. JHB (D.R.A.)


(1) Matilde Asensi. La conjura de Cortés.