lunes, 29 de abril de 2019

DICEN QUE MENOS ES MÁS…


            Es lo que dicen, especialmente los minimalistas. Viendo un documental al respecto se hacía referencia a qué cosas eran importantes en la vida.

            Y la respuesta al parecer generalizada es tener. Tener una familia, tener bienes, tener dinero, tener aceptación. Sinónimos de acaparar, poseer, conservar, ostentar. A más se tenga más se es importante, deja de ser un don nadie, cobra relevancia. No hay como tener el último celular de alta gama, el mejor carro, la mejor casa –no digo que la mejor familia porque aquí es más discutible-. Y el tener implica comprar, comprar, comprar cosas que en últimas resultan innecesarias. Es obsesión de poseer y de ser aceptado, a eso podría resumirse. Nada más recordar la colección de destornilladores que tenía, una selección completa de todos los modelos posibles, colección que nunca fue utilizada porque siempre usé el mismo –estrella o plano-, a sabiendas de que no necesitaba una colección. Siempre el mismo, siempre lo mismo.

            La sociedad –si es que puede culpársele- nos engañó haciéndonos creer que el secreto era adquirir, tener, acumular para poder ufanarnos de tener, que podíamos adquirir, que éramos alguien. Y en ese consumismo caímos porque así evitábamos que nos pordebajeáramos, sentíamos aceptación, al menos entre pares.

            Pero realmente qué es lo importante? La familia? El trabajo? La remuneración? La aceptación de los demás? Verse endeudado para poder tener? Y así, entonces qué es ser exitoso?

            Tener y por tener olvidamos las cosas simples, las que resultan ser más importantes. En la juventud y en la adultez son temas que no importan. Son temas postergables para la vejez, cuando ya puede ser tarde.

            Entonces es cuando uno se pregunta, realmente qué es lo importante? Cuando ya posiblemente es muy tarde para cuestionarse sobre el asunto.

… a veces temo que estamos demasiado aislados (…) y que el mundo sigue su curso sin nosotros.(1)

Óleo sobre papel, espátula. JHB (D.R.A.)


(1) John Katzenbach. Historia del loco.

viernes, 26 de abril de 2019

PENAS


            No me referiré a las del alma ni a las cotidianas del común de la humanidad, que podrán quedar para un tema posterior. Hago referencia a las sanciones por la comisión de un delito. Advierto, no soy experto en esa materia, pero como buen pensionado tengo autoridad para pontificar, por esa misma razón.

            Leí un artículo sobre un proyecto alemán que revive la reincidencia de la era nazi, escrito por un encumbrado conocedor con suficientes títulos para decir lo que dijo, que no es del caso traerlos a colación porque el contenido no era propiamente lo que quería tratar y del que solo comparto una parte(1). En términos simplistas decía que ante varias reincidencias se debería reajustar por una pena mayor, independientemente de la gravedad o levedad de las anteriores penas.

            Pienso que el que es bueno y por cualquier circunstancia va a la cárcel tiene posibilidades de regenerarse, si a ello hay lugar. Pero el que es hampón, hampón muere y si va a la cárcel no se regenera ni dándole con qué. Y la muestra está precisamente en la reincidencia, qué mejor muestra de que la cárcel no regenera? Más bien especializa. Y hablo de las cárceles colombianas, latinoamericanas, asiáticas, africanas, en donde la sobrepoblación es tal que donde cabe uno caben diez y no de las gringas que en películas nos presentan como hotel, con servicios incluidos.

            En ese hacinamiento que además genera competencia de territorio, de malquereres, de sálvese quien pueda, quién, por más carácter que tenga, se regenera?

            A pesar de los grandes sabios penalistas, llamados positivistas particularmente los italianos, que predicaban la cárcel como mecanismo corrector, así fuera a través del miedo o la intimidación como puede pensarse que es el objetivo final. Y aún creo que siguen predicando que la cárcel es el medio de corrección de faltas, mecanismo regenerador. En mi limitada mente y en mi poca experiencia con el tema, insisto en que el que es hampón es hampón y no se regenera, aún así lo quisiera.

            Y si una persona reincide, -lo que supone que ya estuvo en la cárcel-, permite concluir que de nada le sirvió el correctivo, tal vez se especializó, como dije, sea en la artimaña o en las amistades.

            Y pensando en las cárceles, a pesar de su penuria, el recluso termina siendo un mantenido –comida, habitación, recreación gratis y libre de impuestos- a costa del contribuyente o quién es el que lo paga? Por qué no deben retribuir su condena con trabajo, como las colonias agrícolas de antaño o como mano de obra para infraestructura? Ya oigo a muchos decir: No, pobrecitos, ellos también tienen derechos. Ja! Como si las víctimas no los hubieran tenido. Creo que los que menos derechos tienen son precisamente los presos (y para soportarlo de otra parte, ellos pierden legalmente derechos, como el de locomoción, como el de la libertad, como el de elección, precisamente como parte del castigo impuesto).
           
Y nada qué decir sobre las penas. Son risibles, como lo predican los gringos con sus absurdos éticos. Condenados a pena de muerte y tres cadenas perpetuas más, pero si se vuelve soplón le perdonamos la muerte y una cadena… Aquí ya no es tan distinto con los llamados beneficios penitenciarios de buen comportamiento, de estudios, de colaboración y demás, con los que una condena a cinco años, con año y medio se sale con el abuso o la compra de tales beneficios. Todo ésto sin mencionar la corrupción adicional que hay entre los vigilantes de presos que permiten el tráfico de todo lo que pueda comprar la plata. Y todos se suponen que están corrigiéndose, resocializándose, como se dice ahora.

            Por esto es que soy partidario de la pena de muerte para asesinos, violadores y políticos, si se me permite entre otros, porque para qué mantenerlos a costa del erario –por no decir los contribuyentes-. Ya sé que me saltarán muchos para contradecirme con argumentos de humanidad, de hipócrita sensatez, ya los vería yo víctimas de violación o familiares del asesinado encontrándose en las calles a su victimario socializado!

            El que la hace la debe pagar o si se quiere, sin eufemismo, así sea con su vida ya que no tuvo consideración en su momento con la víctima. Ojo por ojo? Pues sí, qué le vamos a hacer.  
           
Cuando fuera mayor, él también aprendería a decir cosas que no eran del todo ciertas sin estar mintiendo.(2)

Óleo sobre papel. Espátula. JHB (D.R.A.)


(2) John Katzenbach. Historia del loco.

miércoles, 24 de abril de 2019

SOLO FIESTAS


Hoy, viendo la lejanía de mi vida laboral, la queja común de lo mucho que uno trabaja parece disiparse en la idea mentirosa de que así es.

Hay diez puentes en el año (es decir tres días seguidos de vagancia), más seis que son fiestas fijas (1º de enero y de mayo, 20 de julio, 7 de agosto, 12 de octubre y 11 de noviembre). Además en un año corriente hay 52 semanas, lo que quiere decir que hay 52 sábados y 52 domingos. Ya vamos en 120 días en el año que no se trabajan. Ahora si se cuenta la semana santa, son siete más (o menos, según el empleador); y si se sigue extendiendo otro más, por la actual costumbre de que las fiestas de fin de año laboralmente se compensan para tomarse la semana completa sea de navidad o de año nuevo, ya irían 134, mal contados en el año. Y eso que el año tiene sólo 365 días, mal contados. Y aún así nos quejamos.

Y si se es estudiante la cosa se amplía más. Vacaciones de fin de año, de mitad de año, la semana santa, la de los vagos inventada por Uribe, las jornadas que no pasan de seis horas porque los niños se cansan, etcétera.

Y si sigo con los empleados recuerdo a aquellos que iniciaban jornada llegando a deshoras, aunque hay que aclarar que la costumbre también impuso que media hora después de llegado no se trabaja, como tampoco se hace al menos la media hora antes de la salida, porque hay que tomar el tinto, hay que ir al baño, etcétera, sin mencionar que esa media hora –de la mañana claro está- se alarga un poco más comentando las últimas noticias deportivas, los devenires políticos o los pesares familiares, porque no hay cosa que más guste a la gente es el pobreteo (nooo, pobrecitooo y esooo?). Sin olvidar, claro está, la salida que tengo que ir urgente al banco a pagar nosequecosas, o ya es hora de ir a comprar las empanadas, porque está haciendo hambre. Las disculpas son miles, practiqué unas, las otras las oí como jefe.

Si sumáramos todo eso, la productividad dejaría mucho qué desear. Y todo el mundo se queja de que no se tienen suficientes vacaciones! Y lo explotados que están siendo sin justificación alguna!

Afortunadamente los pensionados vivimos en permanente festivo y somos explotados, por eso no perdemos la maña de buscarle el tiempito a ir a comprar la empanada o salir al banco a hacer algún pago, dejado algo a propósito para después, dejando que sea un propósito para después.

La verdad es escurridiza, y no estoy a gusto con ella. Ningún loco lo está. Así que, aunque lo escriba bien, quizás esté mal. Quizás esté exagerado. Quizá no pasó exactamente como yo lo recuerdo, o quizá tenga la memoria tan forzada y torturada debido a tantos años de fármacos que la verdad me elude siempre. (1)

Tomado de Google. 15826493_10154725422365168_9125807803752481706_n.png


[1] John Katzenbach. Historia del loco.

lunes, 22 de abril de 2019

CONTAMINACIÓN


Por Las famosas alertas naranjas –aunque me pregunto quién eligió esos colores- sobre la contaminación de las ciudades, inicialmente Medellín y hoy Bogotá contagiada y las medidas que se adoptan para mitigar sus efectos, no paro de pensar en la estupidez de esas medidas.

Y me explico, antes de que me caigan encima. Estando en límites de peligrosa contaminación qué tan válido resulta que se limite la circulación por un día de una determinada placa. Que por un día se tomen determinadas decisiones sin poderlas hacerlas más extensibles por el miedo de los gobernantes a tomar medidas que no resultan populares.

Ante problemas grandes, las soluciones deben estar a su propia altura, no a la altura de la política, porque se ve mal o porque la imagen se baja en encuestas.

Si se tienen esos niveles de contaminación las medidas deberían ser como la de prohibir el uso de cualquier vehículo que parezca estufa. A los patios! inmovilizado hasta que le cambien el motor, si se quiere seguir usando, así sin fórmula de juicio, porque es evidente el daño a la salud, no la del vehículo, que debería ser dado de baja de una vez por todas.

Si se declara la alarma, la solución no es por un día es decidir que se suspende el tránsito durante el período necesario para que la contaminación baje a los niveles aceptables y unos días adicionales, sin fórmula de juicio. Pienso y pontifico para mis adentros que esas medidas tomadas por los alcaldes, parecen pañitos tibios para un enfermo grave, declarar un día sin carro como si eso fuera la solución; pues claro, por ese día bajan los niveles pero al otro día vuelve y juega.

Hay temas en que la opinión pública y las encuestas deben dejar de ser tenidas en cuenta y éste es uno de ellos. Si estamos tan mal y vamos a peor, lo mejor es tomar las medidas impopulares necesarias para que no llegue el momento de persignarnos por no haber dado solución a su debido momento. Ya lo dijo Humbolt hace más de ciento cincuenta años: Más tarde, (…) escribió sobre la destrucción de los bosques y los cambios producidos a largo plazo por la humanidad en el medio ambiente. Al enumerar los tres aspectos en los que la especie humana estaba afectando al clima, mencionó la deforestación, la irrigación descontrolada y, quizá lo más profético, «las grandes masas de vapor y gas» producidas en los centros industriales. Nadie antes de él había examinado así la relación entre la humanidad y la naturaleza.(1)

Me dan risa igualmente todas esas reuniones que terminan en tratados internacionales de emisiones de venenos que se comprometen, sin obligarse, a que en el futuro lejano se bajarán las emisiones, como si los pulmones de los de hoy aguanten al mañana ilusorio que les espera, a sabiendas que deben controlarse ya. Reunión de políticos estúpidos amparados por empresarios con sólo ansias de riqueza, a cualquier precio.

Como ven, ya se me salió el indio, pero hay temas que me enervan y en los que solo puedo pontificar, dada mi ignorancia, he de confesar, aunque sólo se requiera de sentido común.

Todo —diría más tarde (Humbolt)— es interacción y reciprocidad. (2)

Óleo sobre papel. Espátula. JHB (D.R.A.)


(1) Andrea Wulf. La Invención de la naturaleza. El nuevo mundo de Alexander Humbolt.
(2)  Wulf. Ob. cit.

miércoles, 17 de abril de 2019

A DÓNDE LLEGARÁ EL IDIOMA


Esa pregunta me asaltó, próximo a celebrar el día del idioma. Con las siglas que ahora se usan para intercomunicarse por redes sociales, en muchos de los mensajes quedo ido porque para mí resultan ser un simbolismo ininteligible como pueden ser los caracteres arábigos o chinos.

Siglas, emoticones, palabras sin vocales que se suponen dicen algo que a mi entender no llegan a expresar nada, al no poderlas descifrarlas.

Y todo herencia de los gringos que lo siglaban todo ante la pereza de pronunciar la palabra completa. Y hoy es más evidente. He de confesar que estuve imbuido, durante mi etapa laboral de siglas, porque ya asomaban para todo las famosas siglas, tales como la UTC, el UPAC y el famoso DANE e IVA, que eran medianamente cotidianas. Y viendo el recibo del agua en lugares para pago me encuentro con: SUPERCADES, CADES, RAPICADES, CEPS Y CAES, todo en un solo recibo.

Y así ha venido evolucionando el idioma con el TQ y el TAM de los enamorados al mrk y el hp. Si se sigue así, el extenso diccionario pasará a ser un libro más reducido, pues si hay 88.000 palabras en el del RAE –para que se vea que la misma academia se sigló(1)-, de las cuales se usan cerca de veinte mil en una persona relativamente culta; el resto está en vía de extinción por desuso y de las que pueden quedar para el resto menos culto, se esfumarán por desuso con el transcurso del tiempo.

st frs no pdr sr ld por personas medianamente cultas. (traduzco: esta frase no podrá ser leída) si así continuamos. Es evolución, dirán unos; es el idioma del futuro, dirán otros, pero que Dios me libre cuando me toque aprender ese nuevo idioma.

Y lo peor es que los ignorantes se sienten ofendidos cuando uno les corrige, con sus tropeleras respuestas: pero me entendió o no? Siendo ésta la más decente que he visto. Todo ello se debe en buena parte al escaso esfuerzo que se hace por hablar bien y por escribir mejor. El irrespeto por la ortografía ya es mayúsculo con eso de los mitos urbanos que enseñan que para qué las tildes, o las mayúsculas en los nombres propios, o que las palabras en mayúscula no llevan tildes o el de poner las mayúsculas en cada palabra, porque así se usa ahora. Ni qué decir de los usos de los signos de puntuación, eso es punto aparte.

Por eso sigo pensando a dónde llegará el idioma y que Dios me libre de los ignorantes.

A diferencia de casi todos los europeos, Humboldt no pensaba que los indígenas fueran bárbaros, sino que admiraba su cultura, sus creencias y sus lenguas. Hablaba más bien de «la barbarie del hombre civilizado» al ver cómo trataban los colonos y misioneros a la población local. Cuando regresó a Europa, llevó consigo una imagen totalmente nueva de los llamados «salvajes».(2)

Tomado de Facebook, creo.  FB_IMG_15551605646563715.jpg


(1) Me excusan pero para el efecto me tocó inventarme el verbo siglar –poner siglas- si se me permite.
(2) Andrea Wulf. La Invención de la naturaleza. El nuevo mundo de Alexander Humbolt.

lunes, 15 de abril de 2019

Y HOY CÓMO ME ABURRIRÉ?



Palabras de un español que decidió quedarse en Colombia, en un pueblo olvidado de Dios en la costa pacífica, cuya casa frente al mar al levantarse le lleva a pensar en cómo se aburrirá ese día.

Palabras que pueden resultar disonantes pero también sabias, si se le sabe mirar, si se le encuentra el sentido filosófico.

Y esas palabras me llevaron a Bertrand Russell que a principios del siglo XX –hace cien años- se quejaba que a los niños no se les enseñaba lo que era el aburrimiento, pues el aburrimiento era parte del ser humano. A partir de él el hombre se las ingeniaba para salir de allí, le hacía mentalmente más activo, más proactivo si se quiere. Y sostenía que Una generación que no soporta el aburrimiento será una generación de escaso valor.

Y agregaba: La capacidad de soportar una vida más o menos monótona debería adquirirse en la infancia. Los padres modernos tienen mucha culpa en este aspecto; proporcionan a sus hijos demasiadas diversiones pasivas, como espectáculos y golosinas, y no se dan cuenta de la importancia que tiene para un niño que un día sea igual a otro, exceptuando, por supuesto, las ocasiones algo especiales. En general, los placeres de la infancia deberían ser los que el niño extrajera de su entorno aplicando un poco de esfuerzo e inventiva. Los placeres excitantes y que al mismo tiempo no supongan ningún esfuerzo físico, como por ejemplo el teatro, deberían darse muy de tarde en tarde. La excitación es como una droga, que cada vez se necesita en mayor cantidad, y la pasividad física que acompaña a la excitación es contraria al instinto. Un niño, como una planta joven, se desarrolla mejor cuando se le deja crecer sin perturbaciones en la misma tierra. El exceso de viajes, la excesiva variedad de impresiones, no son buenos para los jóvenes, y son la causa de que, a medida que crecen, se vuelvan incapaces de soportar la monotonía fructífera. No pretendo decir que la monotonía tenga méritos por sí misma; solo digo que ciertas cosas buenas no son posibles excepto cuando hay cierto grado de monotonía. 

Russell habla de los infantes de hace cien años, es decir de todos aquellos abuelos que ya murieron, espero que no de aburrimiento. Si Russell hubiera conocido a la infancia actual tal vez se sentaría simplemente a llorar, porque comparativamente un niño de hace cien años con uno de hoy no hay modo de comparación. El niño no ha salido de la cuna y para que no llore le dan una tablet o un celular para que se entretenga; para que no se aburra, no se les deja soportar la monotonía fructífera y no se les da la oportunidad de saber que si quieren desaburrirse son ellos los que tienen que buscar la solución.

Retrotrayendo mi memoria a mi infancia y juventud, caigo en la cuenta de que mi aburrimiento lo colmaba con la lectura, de allí esa afición. Y por eso hoy, ya pensionado, me pregunto cada día: y hoy cómo me aburriré? Y cada día sale con su consabida respuesta.

A veces, el silencio en común es el mejor consuelo.(1)


Óleo sobre papel. Espátula. JHB (D.R.A.)


[1] Matilde Asensi. El regreso de Catón.

viernes, 12 de abril de 2019

DERECHOS ABUSIVOS


… parecía distinto —dijo, y sacudió la cabeza—. No. No es cierto. Parecía igual. Y todos somos diferentes, a eso me refiero. Era distinto fuera, pero aquí dentro era igual.(1)


Hoy traigo a colación el abuso de ciertos derechos, tema que al parecer es mejor tratar con guantes de seda que en mi caso corresponde a un tratamiento sin eufemismos.

Me refiero a las denominadas minorías que abusivamente se consideran autorizadas para tomar derechos de las mayorías para poder escudar todo el odio que de ellos mismos emanan, nacido precisamente de sentirse inferiores, aunque también es cierto que han sido alguna vez injustamente vapuleados.

Para aquellos a los que les gusta la filosofía jurídica, su mayor exponente Carlos Gaviria, tiene una magistral sentencia que trata sobre el derecho de los iguales y de los desiguales y de éstos ante sus propios congéneres, entre tantas muchas por él presentadas(2).

Pero bueno, el tema venía a propósito de los problemas del gobierno con los indígenas,  tan de moda en este momento y leyendo un artículo de prensa al respecto encontré: En reciente artículo, Francisco Lloreda expone con meridiana claridad el problema de algunos, y solo algunos, indígenas del Cauca: “Ser indígena no le da derecho a nadie a estar por encima de la ley. Lo dice la Constitución Política de Colombia en su artículo 13… Artículo que no se cumple, pues los indígenas en el país hacen lo que les viene en gana y nada pasa. Bloquean todos los años una de las principales vías del país, y nada pasa. Dejan dos departamentos en riesgo de desabastecimiento de alimentos y combustible, y nada pasa. Causan pérdidas millonarias a agricultores y comerciantes, y nada pasa… Pero como son indígenas, son intocables: ciudadanos de mayor jerarquía, para quienes la ley no aplica o aplica cuando les conviene, y son insaciables en la captura de rentas del Estado... Se confunde el derecho a la protesta con llevarse por delante los derechos de los demás, y la disposición al diálogo de los gobiernos, con debilidad. Ahí está el resultado: un país de vías de hecho y no de derecho”.(3)

En eso se han convertido las minorías, en intocables, diciéndolo sin eufemismo alguno. Y véase a cualquiera de ellos, sean Lgt (como se escriba y lea), a indígenas, negritudes, feministas, etc., si uno llega a opinar al respecto, teniendo el derecho, somos tratados de discriminadores, antifeministas, etc., lo que conlleva una denuncia por discriminación. Ocurre lo mismo con aquello que antaño llamábamos piropos, no de los ordinarios que nos hacía reír o sonrojar de vergüenza ajena, ahora se llama acoso confesarle a una mujer la atracción o lo bonita que es, pero ellas si pueden cascar y matar a un hombre y no hay delito de hominicidio, si pudiéramos tenerlo.

De allí que los que no somos minoría se nos ha volteado el tiesto y la mayoría ahora somos los que necesitamos que nos protejan de nuestros derechos abusados por aquellos que considerándose minoría ahora hacen la mayoría.

A dónde va la humanidad, es lo que ahora me pregunto. Esta vaina se trastocó.

Todo lo que hay al otro lado de estas puertas es terrible. Odio, muertes y asesinatos. ¿De dónde procede? ¿Quién lo hace? ¿Quién sigue siendo bueno? Quizá no sea porque Satán está aquí, (…). Quizá sea porque todos nos hemos vuelto peores y ni siquiera sea necesario que él esté aquí porque nosotros hacemos su trabajo por él. (4)

Óleo sobre papel. Espátula. JHB (D,R,A,)


(1) John Katzenbach. Historia del loco.
(3)Mauricio Botero Caicedo Ni desposeídos, ni expertos en pirotecnia  https://www.elespectador.com/opinion/ni-desposeidos-ni-expertos-en-pirotecnia-columna-847726
(4) John Katzenbach. Historia del loco.

miércoles, 10 de abril de 2019

AVATAR


Pero ningún hombre puede luchar contra su destino, ¿no? No podemos ponernos delante del caballo al galope de la Fortuna y hacerlo detener. Es una caprichosa. Podemos gritar, luchar, conquistar y matar, pero la diosa Fortuna gobierna la nave y lleva el timón dirigiendo nuestras vidas mientras nosotros nos enfrentamos a su tormentoso mar del azar.(1)

En un programa sobre clonación y el deseo humano de eternizarse, se mencionó el deseo de convertirnos en avatares para evitar precisamente los avatares de la vejez. Ante la duda de la palabra decidí verificar su significancia.

Identidad virtual que escoge el usuario de una computadora o de un videojuego para que lo represente en una aplicación o sitio web. Así definido por el doctor Google.

No conforme con esa definición, cuyo sentido no era propiamente el que buscaba, porque lo había entendido como el alter ego que queremos tener, así sea en otra dimensión, encontré que el término es más viejo: Como avatar se conoce, desde el punto de vista de la religión hindú, la manifestación corporal de una deidad, especialmente — aunque no únicamente — Visnú. La palabra, como tal, proviene del sánscrito avatâra, que significa ‘descenso o encarnación de un dios’. En este sentido, el hinduismo concibe al avatar como ser divino que desciende a la tierra en forma de persona, animal o de cualquier otro tipo de cuerpo, con la finalidad de restablecer el dharma, o ley divina, y salvar al mundo del desorden y la confusión generada por los demonios.(2)   

Y todo deviene del deseo humano de ser dios, con todo lo que ello podría significar, pero que básicamente está contenido en el deseo eterno de poder y dinero, aspectos a los cuales se reduce nuestra mezquindad, al menos para aquellos que están embebidos en ello –lo digo, porque no los tengo-. No me veo yo o la humanidad sometida, paupérrima, en la miseria a eternizarse en esa situación, un deseo que resultaría masoquista, me digo.

Pensando el hombre en inmortalizarse o en hacerse eterno, aunque el primero basta con pasar a la historia y no todos los inmortalizados han sido buenos (de Hitler y Stalin a Escobar y toda la gama de asesinos que la historia se ha encargado de inmortalizar) porque de villanos y héroes está llena la historia.

Pero quién eternizará a un pobre o a un mendigo o a mí, sin ir más lejos? Sólo se puede pensar que son los ricos y poderosos los que desean vivir en la inmortalidad. Entonces sólo unos cuantos podrían obtenerla. Ver a Santodomingo, Ardila Lulle o a Sarmiento Angulo haciendo la cola respectiva y a Uribe, en su deseo de eternalizarse. Naturalmente la apuesta al azar es riesgosa, porque no saben si la fortuna o el poder los van a acompañar por toda la eternidad y no me los imagino siendo pobres o sin poder dentro de doscientos años, porque el azar y el destino son cosas curiosas que no se ajustan a la voluntad humana. Nada les garantiza que todo ande bien. Llegado el momento de ser pobres ansiarán la muerte, salvo que les vendan el alma al diablo que si es cierto lo que dicen, el diablo mantendrá fortuna y poder eternos, sin derecho al retracto, porque el diablo no es tan pendejo como lo pinta el doctor Fausto, porque con el diablo trato es trato y no vale corte internacional alguna.

En mi caso diría: no, gracias, a pesar de que la vida me ha tratado bien, muy bien, creo que si llego a los ochenta sería más que suficiente y, por el contrario, debería existir la alternativa en que uno mismo pudiera apagar su botón de vida cuando vea que ya es inútil seguir viviendo.

Todo son perspectivas de vida.

Los ricos siempre creen que pueden pagar su salvación en el más allá.(3)

Óleo sobre papel, espátula. JHB (D.R.A.)


(1) Matilde Asensi. El regreso de Catón.
(3) Julia Navarro. La hermandad de la sábana santa.

lunes, 8 de abril de 2019

POPULISMO O ESTUPIDEZ?


Con la demagogia en boca de un político resultan sinónimos. Pedir perdón por lo que pasó hace quinientos años? Y se le olvida al populista que los aztecas sometieron con igual barbaridad a los toltecas, mexicas, olmecas, mayas y demás. Aunque omitió que la iglesia católica también debía pedir perdón por las gracias hechas por la Inquisición. Y que los judíos pidieran perdón por la crucifixión, o los rusos por las caricias ofrecidas por Stalin, o a Trumph por la sistemática matanza de indios norteamericanos.

Simplemente pienso en tales cosas como estupideces de la raza humana, perdones que se inventaron y que hay que presentar para estar en la modernidad. Lo que fue, fue y punto, para qué retornar a esos tiempos si ya no hay nada qué solucionar.

Es tanto como el dicho aquél, tan usual en políticos de llegar a las últimas consecuencias, cuando no hay últimas ni hay consecuencias.

Es ese afán de distracción de cosas más importantes de la vida diaria y del hoy que deben disfrazarse para que la atención del que la sufre se desvíe hacia otros horizontes, pasados, remotamente pasados.

Y recuerdo sentencias en las que obligaban a un jefe mío a pedir disculpas por un error cometido veinte años atrás, como si las hubiera cometido, pero para evitar desacato un perdón público no se le niega a nadie y cuando se presenta, pasa desapercibido y al rato ya es olvido. Entonces?

En el mundo hay cosas más importantes, hay un diario acontecer que debe ser previsto o resuelto o demandaremos a España para que se arrepienta de haber enviado a Colón y todo lo que eso conllevó? Y además, no hay pueblo libre de culpa, por acción u omisión, ni siquiera el tercer mundo era un remanso de paz pues las tribus siempre buscaban dominio, connatural en el ser humano y subyugaron, mataron y desaparecieron. Entonces?

No hay como dejar el pasado remoto tranquilo o pediremos a Dios que se disculpe por habernos traído a este mundo lleno de lágrimas en vez del paraíso prometido? Como dice Héctor Abad: Además, ¿no habrá un momento en que las culpas, propias y extrañas, caduquen? ¿Hay que seguir acusando a romanos y judíos de la muerte de Cristo? Es bueno que haya memoria histórica, pero una memoria demasiado larga nos hunde en una psicología de rencor y de resentimiento. Mucho mejor mirar el presente y el futuro.(1)

Definitivamente el ser humano es más estúpido de lo que uno se imagina y en máximo grado, si se trata de un político.

(Se te fue la mano en mala leche, me dice alguno de mis compañeros de mente). Sí, pero es que a veces no me aguanto, digo en mi defensa.

Todo el mundo mentía. Unas mentiras maravillosas, desenfrenadas, optimistas, desmedidas, entusiastas.(2)

Óleo sobre papel, espátula. JHB (D.R.A.)


[1]Héctor Abad Faciolince. ¿Nunca expira la culpa? https://www.elespectador.com/opinion/nunca-expira-la-culpa-columna-847719
[2] John Katzenbach. Historia del loco.

viernes, 5 de abril de 2019

EUROPA


Viendo un programa de DW sobre los diferentes esfuerzos de unificar a Europa luego de la segunda guerra uno llega a la conclusión de que la Europa unida es una utopía, hecha realidad, pero que cada vez se aleja más de la realidad del deseo. Ver cómo los ingleses, dentro de su superioridad, cuando podían no quisieron y cuando quisieron no pudieron unirse en una sola entidad. Debido principalmente a factores históricos que parecieran genéticos, es decir a su eterno rencor con los franceses y al de éstos con aquéllos, ambos sintiéndose superiores al otro, con Alemania de por medio. Churchill hacia 1950 lo propuso pero nadie quiso. Cuando los ingleses lo volvieron a querer, De Gaulle se opuso. Y así se eternizaron en la indecisión. Y ahora los ingleses sí pero no.

Además las frágiles alianzas europeas resultan curiosas. La Thatcher (goda) con Mitterrand (socialista) contra Kohl. En otras alemanes e ingleses contra franceses o el uno aliado contra el otro. Y así un salpicón permanente, sin mencionar a los italianos, por hablar de los pesos pesados, si es que los italianos son aceptados, como no lo son los parientes pobres como son los españoles, portugueses y demás. Y los rusos haciendo lo que les corresponde. Y también los gringos, obviamente.

Y todo se reduce al interés, del poder, naturalmente, del oro, pues claro. Basta sumar interés, poder, oro y allí están las frágiles alianzas, mientras conviene.

Y en el entretanto la frágil Europa en el vaivén de los intereses. Lo que falta es un líder que ordene, que ponga orden. Y los rusos haciendo lo que les corresponde. Y también los gringos, obviamente.

Y curiosamente los líderes parecieran cíclicos. Aparecen todos juntos por un período (Churchill, Stalin, Hitler, Mussolini) y luego decae y pasa a manos de improvisadores. Pareciera que los ensayos de unión no perduran, mientras no haya mano dura que imponga la autoridad y el orden. 

En fin, la eterna historia de la humanidad y ahora en manos de demagogos, cosa de locos.

Un recuerdo que parece sólido como una piedra, acto seguido me resulta tan vaporoso como una neblina. Ése es uno de los principales problemas de estar loco: nunca estás seguro de las cosas.(1)

Óleo sobre papel, con espátula. JHN (D.R.A.)



[1] John Katzenbach. Historia del loco.


miércoles, 3 de abril de 2019

AISLADOS


En día de puente tuve el placer de ver en Señal Colombia una maratón de una serie llamada Aislados. Programas de media hora en la que pasearon a esa Colombia que no conocemos y de ser sincero que tampoco conoce el gobierno.

Mulatos, Venado, Taraira, Jordán Sube, Isla Fuerte, Macarena, Puerto Huina, Salahonda. Son algunos de los nombres de poblados –alegóricamente llamados municipios- de Guanía, Vaupés, Chocó, Nariño, Santander, Bolívar- que, al menos yo, jamás había oído mencionar, salvo uno.

El común de ellos, el abandono estatal, el olvido de todos, la subsistencia obligada de sus pobladores a punta de persistencia, de desgano, de sometimiento, de esperanza también.

El todos, la belleza de la naturaleza que de continuar así, también terminará destruida. Muchos al no tener luz, la tala de árboles necesaria para subsistir y poder cocinar, hacer sus casas. Para poder subsistir, envenenando ríos en búsqueda de oro. Y el gobierno gobernando desde el escritorio. Me llamaron la atención algunas cosas. En algunos sitios sin autoridad (en uno hay un inspector que oficialmente no es inspector porque para ser inspector se necesita ser abogado); en otros, casi todos, sin servicios básicos, pero eso sí, con celular a pesar de las maromas que hay que hacer para coger la señal. Y el más triste, el gobierno gobernando en la lejanía, impidiendo el propio progreso, si a eso se le puede llamar a la escasa subsistencia: un pueblo minero que por tratar de hacer una cooperativa de explotadores de oro, desde Bogotá se hizo licitación de explotación que se cerró el viernes y se adjudicó al siguiente lunes, naturalmente a una canadiense y mi mente malpensada con dejo de desprecio pensó en cuántos políticos se enriquecieron con la jugada, cuántos funcionarios sacaron su tajada a costa de la lejanía, de un pueblo tratando de subsistir.

Naturalmente escribo desde lejos de esas zonas desesperanzadas, porque no las conozco, a duras penas sabía de su posible existencia. Es decir, reconozco que pontifico desde mi cómodo escritorio. No he padecido lo que esos pobladores lo han hecho, he sido privilegiado en salud, estudios, progreso, mas ellos no y aún así pontifico.

Entonces pienso que existen muchas colombias, las de las ciudades, la de los municipios de acuerdo con su riqueza y la gran mayoría, los pueblos alejados, los abandonados, los que no cuentan por ser invisibles. Es triste tener una Colombia olvidada, olvidada por el gobierno, por la autoridad y me atrevo a decir que igualmente olvidada por Dios!

Eso me pasa, lo de la depre, por estar viendo desde mi cómoda cama cómo viven los abandonados de Dios! (Y ya no conozco a Bogotá, cuántos lugares hay olvidados?)

Criollos, mestizos, esclavos e indígenas no formaban un pueblo unido, sino dividido y lleno de desconfianza mutua. Era una advertencia que Bolívar nunca olvidó. (1)

Óleo sobre papel. Espátula. JHB (D.R.A.)


(1) Andrea Wulf. La Invención de la naturaleza. El nuevo mundo de Alexander Humbolt.

lunes, 1 de abril de 2019

VACÍOS DE VIDA


Como si en esta vida no hubiera suficientes enfermedades, la tecnología y el mismo Internet nos ha llevado a descubrir y de contera adquirir más de ellas, pero además de las físicas (artritis, carpianas, etc.) éstas son mentales, que uno cree imaginaciones ajenas.

Cuántas veces piensa uno que el celular está sonando o que le ha llegado un mensaje y mentiras, nada de nada, solo imaginación, lo que a su vez genera un grado de angustia, tanto al oírlo sonar como al saber que no es cierto.

La angustia de salir de casa y no encontrar el celular en el lugar que comúnmente se lleva.

El miedo de atender una llamada a deshoras por pensar lo peor que puede pasar. O el de ver que quien llama es el jefe no siendo horas de atención al público.

El simple miedo de perder el celular.

O el que genera cuando se hace consulta médica con el doctor Google y el diagnóstico no es muy apaciguador.

O el exceso del selfie con su falsa sonrisa, de acuerdo con los cánones señalados por quién sabe quién (abrir los labios, mostrar los dientes, demostrar que es feliz y hacer con los dedos la ve, de no sé qué significado pueda tener). O los feos evitando salir en la selfie, porque se saben feos y que será motivo de risa. Aunque los que se hacen la selfie permanente han sido catalogados como el estado mental de constante deseo de fotografiarse a sí mismo y compartir fotos en las redes sociales para compensar la falta de autoestima y para llenar un vacío en la intimidad. No lo digo yo, lo dice dizque la Asociación Americana de Psiquiatría(1).

Y cada una de las situaciones mencionadas ya tienen su nombre propio(2), habiendo muchas más, desde el no ser aceptado por el grupo, el ser criticado y naturalmente está el pantallero, el sobrado, el venenoso y supongo que hasta el gordo del grupo, como antaño establecía la jerarquía de convivencia.

Por eso creo que el mundo estará en las manos de los siquiatras pues cada día nos hundimos más en la red y los males que ella misma traerá a la humanidad.

—Siempre hay una explicación para lo que hacemos y para lo que somos —prosiguió—. Y, si no, mírese usted misma.(3)

Óleo sobre papel, con espátula. JHB (D.R.A.)


(1) http://www.expansion.com/directivos/estilo-vida/tendencias/2016/03/06/56dc893646163f3e5f8b45bf.html
(2) Cibercondría. Telefonofobia. Retterofobia. Selfiefobia. Vibranxiety. Editiovultafobia. Phubbing.  Selfitis. Whatsappitis. Nomofobia. Las definiciones se pueden consultar en el artículo citado.
(3) Matilde Asensi. El último Catón.