miércoles, 28 de febrero de 2018

SUEÑO



En el ambiente flotaba un dejo a no sé qué. Era como si el mundo no existiera, existiendo; era como viajar dentro de un bus, rodeado de pasajeros que se iban disolviendo uno a uno, quedando solo, como si el ausente invisible fuera uno y no los demás, mientras los demás veían cómo se iba diluyendo uno en medio de su infinitud. O tal vez era al contrario, como si el que se hubiera disuelto fuera uno y los demás indiferentes no se hubieran dado cuenta que uno era el faltante.

Luego, encontrar un perro, un querido perro que fijamente le mira a uno, a los ojos, con mirada de premonición, de despedida, sin saber si esa mirada indicaba que era la despedida, sin conocer si era la de él o la de uno.

Una indescifrable mirada que se convierte en ausencia, sin saber tampoco si es la de él o la de uno.

Sus ojos no reflejaban nada, eran objetivos sin tener calificativos ni explicativos, aunque lo decía todo, sin decir nada concreto, predicando impúdicamente la incertidumbre.

Incertidumbre que es el infinito, como el infinito lo es en sí mismo.


Era un escrito inacabado al no saber su desenlace, si es que él acontecía…

Dios no tiene prisa, ¿por qué habría de tenerla yo? (1)


Óleo sobre papel. Espátula. JHB (D.R.A.)



(1) Siddhartha Mukherjee. El gen una historia personal. Frase atribuida a Frederick Griffith,  (https://es.wikipedia.org/wiki/Frederick_Griffith).

lunes, 26 de febrero de 2018

ES DIFÍCIL VIVIR?



No desesperes ni aún ante el hecho de que no desesperas, cuando todo parece perdido surgen nuevas fuerzas, eso significa que vives.(1)

El nombre de un capítulo de Star Treck que removió mi capacidad de hacer preguntas retóricas o como reto a escribir sobre aquello que no tiene respuesta, al menos mientras se viva. (Ya empezó con sus pendejadas existencialistas, oí por ahí.)

            Pero por qué no intentarlo? Me dije en mi propia defensa y de allí que prosiga con la pregunta: es difícil vivir?

            Las respuestas son tan variadas como las personas a las que se les pudieran hacer la pregunta, porque cada uno cuenta con la historia que le correspondió vivir. Al llevado por el divino, puede decir que sí, muy difícil, porque tiene que joderse el doble. Al que sobrelleva una carga considerada difícil en determinado momento igualmente puede reafirmarlo. Al enfermo crónico también opinará. Y así se pudiera ir segmentando población y de acuerdo como le haya ido en la procesión cada uno dirá, porque la carga se lleva adentro, muy adentro -y no me estoy quejando, o sí?-.

            La vida es la sucesión de altibajos, unas veces arriba –en la zona del confort, del placer, del bienestar- y otras abajo –llevado, vuelto…-, por lo que la respuesta lleva a que depende de a quién y cuándo se le haga la pregunta, si es en los altos o en los bajos y resulta, ahora que lo pienso, que la respuesta está ligada a la felicidad que desafortunadamente no es permanente, es cíclica. La vida es difícil cuando la felicidad ha estado ausente.

            Pero también veo que la respuesta está yéndose para otro lado, pues se trata de si la vida misma es difícil, no de la sensación de felicidad o infelicidad que ella trae. Entonces corrijo y ante tal pregunta tan puntual, la única respuesta es que la vida en efecto es difícil, es difícil de llevar, de soportar, de aguantar –con todo y altibajos-.

            Pero igualmente es cierto que sólo cabría una respuesta válida a la pregunta: Sí, es difícil vivir, pero toca, no hay de otra o sí?

Pasó el resto de la noche rezando, buscando a Dios en las oraciones repetidas, pero sabía que Dios no le escuchaba, nunca le había sentido cerca, ni le había dado una señal, y él, pobre de él, desgarrando su vida y la de tantos otros en Su Nombre. ¿Y si Dios no existiera? ¿Y si todo fuera una mentira?(2)



Óleo sobre papel. Técnica espátula. JHB (D.R.A.)



(1) Franz Kafka.
(2) Julia Navarro. La hermandad de la sábana santa.

viernes, 23 de febrero de 2018

OTRO ENGAÑO DE LA PUBLICIDAD



            No sé si se habrán dado cuenta de la publicidad engañosa que escudada en fines aparentemente filantrópicos resultan una forma de ahorro para el anunciante, mas no para el consumidor.

            Me refiero a una publicidad parecida a la siguiente:


Cuidamos tu salud
y la del planeta
Es por eso que a partir de ahora la factura de los productos que tienes con nosotros llegarán a tu correo electrónico.
Así haremos más fácil y segura la forma de pagar y juntos protegeremos al planeta evitando la tala de cientos de árboles.


            En principio uno apoya la idea, pero el trasfondo es mayor. Es una práctica que ya han adquirido los servicios públicos, los bancos y en general las empresas a las que uno debe pagarles mensualmente.

            Una factura implica papel, tinta, sobre, envío, por no mencionar el personal encargado, y eso cuesta, pero aclaro que no forma parte del costo de la empresa, sino costo trasladado al consumidor.

            Dónde se evita a la tala de árboles, me preguntaba. Ellos no generan la factura, pero para pagarla nos obligan a que nosotros la imprimamos en casa, porque hay que llevar el físico para el pago efectivo. Ellos evitan la tala, pero nos trasladan la responsabilidad de imprimirla por lo que somos nosotros los que terminamos siendo responsables de la tala aludida. Qué buen juego de sentimientos los que se logran con la publicidad.

            Y lo que me da piedra es que ellos reducen costos (que ya estaban calculados para ser pagados por nosotros los consumidores) pero no nos descuentan ni reembolsan esos costos que ya fueron pagados por uno, es decir que, si se me permite ver la perversidad del asunto, se están enriqueciendo adicionalmente sin justa causa, porque el ahorro de ellos, pagados por uno, se lo quedan y adicionalmente nos ponen en la carga de imprimir a nosotros, cuyo valor puede ser mínimo pero que terminamos pagando doble, porque el costo inicial ellos se lo quedaron –no nos devolvieron el valor previsto en el producto y nos toca pagar la impresión adicional como anoté- y nos obligan a que nosotros imprimamos.

            Por el otro lado, la perversidad de usar la excusa de la tala de árboles para apoyarlos en obtener una ganancia adicional sin ninguna carga emocional, para ellos.

            El sistema es perverso y la manipulación es mayor. Desafortunadamente como hombres invisibles no podemos hacer nada, someternos porque si no pagamos la factura no hay servicio. Y terminamos creyendo que ese apoyo a tan loable labor es gracias a nuestro querer para que el planeta no se extinga! O como dirían antaño, tras de bobos con paperas!

Para cambiar China, concluyó, sería necesario primero cambiar la sociedad. Para cambiar la sociedad, se tenía que cambiar antes el sistema. Y para cambiar el sistema, se debía comenzar cambiando a los que había en el poder. Mao. (1)

Óleo sobre papel. Espátula. JHB (.D.R.A)



(1) Philip Short. Mao.

miércoles, 21 de febrero de 2018

CUÁNTO TIEMPO SE PUEDE HABLAR DE NADA?



El tiempo es fijo, según enseña la física –no sé cuál-, aunque relativo, según Einstein y meterse a hablar del tiempo es tarea titánica. Para los simples mortales el tiempo va para adelante, mirando atrás ya es pasado y tratando de ver más allá del horizonte, futuro. Entonces leí que era lineal, es decir lo percibimos como algo lineal, como una carrilera.

Leí también que el tiempo además de ilusión es invención humana; por eso a la vaca poco le importa estar parada todo el tiempo rumiando sus pensamientos vacunos sin importar cuántos instantes de su vida se fueron en esa eterna tarea. Por eso no se preocupa de nada y nada le importa. O más bien será que el tiempo es tiempo pero por la invención del reloj la ilusión se concretó?

Como ven, el tiempo da mucha tela para cortar. Teóricamente un segundo es un segundo, pero según la percepción un segundo puede ser más largo o corto que otro, a pesar de ser el mismo segundo, puede ser una eternidad o un suspiro, el último.

Entonces todo se reduce a la percepción de cada cual y de cada situación y no es tan fijo como aparenta; tal vez la física humana se equivoca y en tal caso es relativo, como lo afirmó Einstein, por lo tanto no es la física la que se equivoca, dirá el otro y en el entretanto el tiempo pasa, sigue pasando o al menos creemos que pasa, pero al seguir al sol o a la luna, si se quiere, hace que el tiempo adquiera realidad, así sea sólo viéndole recorrer su lineal camino, con algunas distracciones, se puede pensar.

Como ven, uno puede hablar de nada –en este caso conversar conmigo mismo- durante mucho tiempo, dependiendo del interés que haya aunque casi siempre todas las conversaciones y reuniones que se tienen terminan en el recuerdo, es decir en el pasado, en acordate de aquella vez, te imaginás lo que paso el otro día, y sonriendo o entristeciéndose el tiempo pasa, como filósofo preguntándose sobre lo divino y lo humano, sabiendo que ninguna de sus preguntas tienen respuestas y aún teniéndoles la conclusión siempre es la misma: qué mas da?

Tantas cosas importantes en la vida y usté ahí… sin hacer nada! Oiría a mi mamá. Y para que viera que su hijo era letrado le contestaría: Haciendo nada? Yo, aquí procrastinando! Y por estar en éstas, se me fue el día y no hice nada…

… decía siempre la palabra necesaria. Pero impedía la discusión. Quedaba todo dicho.(1)

Óleo sobre papel. JHB (.DR.A)



(1) Saramago. Claraboya.

lunes, 19 de febrero de 2018

DESDE LA LEJANÍA



El tiempo es una evidencia de nuestra brevedad.(1)

Desde la lejanía de mi pensamiento busco una explicación a lo que desde la distancia veo del prójimo.

Me encuentro con personajes disímiles incapacitados por la vida para valerse por sí mismos. Unos en sillas de ruedas, otros atrapados por la vejez que les impide la autonomía que alguna vez tuvieron, otros más, no tan viejos, sometidos a una enfermedad que les impide ser ellos mismos.

Y veo que todos ellos se aferran a esa silla de ruedas o a la incomodidad del vivir, a pesar de que sus ojos, vistos desde la distancia, tuvieran un mismo pensamiento, ese pensamiento perverso que les obliga a seguir viviendo, deseando en su más íntimo pensamiento, pienso yo, que la liberación les llegue.

He hablado con puro eufemismo por no ofender en un tema tan delicado como es la muerte, indeseada por la mayoría, pero liberadora para otros menos.

Con esta claridad y dejando un poco ese eufemismo embarazoso, veo a muchos viejitos ocultos tras la ventana, cuya única labor es ver por la misma ventana que desde la distancia igualmente yo espío. No sé, pero me parece ver en sus ojos, en sus expresiones, que ya lo único que esperan es que llegue pronto y sin dolor la muerte. No pueden hacer más que sentarse a esperarla, talvez deseándola, hastiados ya de mirar por la ventana cada día, todos los días, sin ningún cambio, fuera del de envejecer cada día más. Eso mismo pasa a toda esa gente que no puede ya valerse por sí mismos, por culpa de un derrame, de una caída, de cualquier desgracia.

Y sinceramente verles me deprime, porque no tienen futuro y su hoy, a más de aburrido, se vuelve incómodo, es como si se dijeran: me voy a echar a morir, sabiendo que para quien la desea, la muerte se resiste. Y me llega a la memoria la vejez de mi abuela, que también fue una extraña para mí, esperando cada día el no despertar, hasta que naturalmente le llegó. También veo en la distancia a mi mamá, anhelante de no dejarse vencer, pero cada día perdiendo su propia batalla. Y me preguntaba en ese entonces, estando limitadas, vale la pena vivir de esa manera?

Así como los edificios envejecen con sus habitantes, así esos habitantes comienzan a verse con sus limitaciones, ya el uno con bastón, el otro en silla de ruedas, el otro más casi a rastras, todos tratando de llegar al patio común para compartir el sol que les corresponde en ese día, su única diversión, pienso yo.

Y cada vez que veo a alguno de ellos siempre viene a mí la inoportuna pregunta: Vale la pena vivir de esa manera? Miro a los cielos y pienso: Ojalá el del más allá se apiade de mí y me lleve lo más rápido posible, no quiero estar en esa situación, porque quiero morir en uso de mis completas facultades físicas y mentales, así suene contradictorio.

He dicho.

Óleo sobre papel. Espátula. JHB (D.R.A.)



(1) Federico Díaz-Granados.

viernes, 16 de febrero de 2018

USTED NO ES IMPORTANTE



            Ese usted oído en un capítulo de Star Treck me lo apliqué. En varias oportunidades de mi vida laboral lo oí, cuando pensaba que yo era importante, pero me repitieron somos prescindibles, hoy estamos, mañana no.

            Si lo pienso bien, ya más objetivamente –si ello es posible-, puedo afirmar no soy importante.

            Y veamos: Para el gobierno, no lo soy a menos que tenga que pagar impuestos y ser objeto de estadísticas que no llevan a ningún lugar. Para él no soy nada importante, una cédula más, un Nit más, conmigo o sin mí el gobierno prosigue. Ni siquiera mi voto es importante, porque no hace diferencia –a pesar de que la demagogia diga lo contrario-, ni para eso soy importante.

            Para la sociedad, si así puedo predicarlo de ese componente etéreo tan inexistente como el gobierno, tampoco soy importante, porque soy una más, invisible y no indispensable, porque no hago diferencia, talvez tumulto.

            Si reduzco más ese conglomerado, para el vecino no soy nada importante, cero a la izquierda, tal vez ni siquiera me conoce, menos ha de reconocerme. En su vida soy inexistente mientras no nos tropecemos en el ascensor, donde la educación indica que ha de saludarse, pero no más. Con un vecino no se puede intimar, es peligroso, me ha enseñado la vida que no hay peor cosa que un mal vecino. Por eso tampoco para esos vecinos soy importante, como ellos no lo son para mí, he de aceptar.

            Para mi círculo más cercano, qué tan importante soy? Si se pudiera ser objetivo ante esta pregunta y se evitara todo eufemismo –no mijito, no diga eso, nosotros lo queremos, usté es muy importante pa’ nosotros- se podría uno preguntar qué tan importante es uno para ellos? Podrían vivir sin mí? Soy indispensable e imprescindible para ellos? Requieren de mí para vivir su propia vida? Con eufemismo las respuestas serán afirmativas; siendo objetivo y con respuestas negativas, vuelvo y me pregunto qué tan importante soy?

            Por eso es mejor no seguir indagando para evitar preguntarme ante el espejo qué tan importante soy para mí mismo?

Deseaba por encima de todo, no molestar a nadie, pasar inadvertida, apagada como una sombra en la oscuridad. (1)


Óleo sobre papel. Espátula. JHB (D.R.A.)


(1) Saramago. Claraboya.

miércoles, 14 de febrero de 2018

INDIVIDUALIDAD


Creemos ser individualidad pero actuamos como colectividad. Es la dicotomía en la que permanecemos. Para ciertos aspectos la individualidad es primordial, pero para otros no.

Dicotomía inexplicable, como lo es la misma dualidad de todo –bueno y malo, claro y oscuro, dios y diablo-, como si lo uno se alimentara de lo otro –y viceversa, agregaría-, cuando conviene, porque la cuestión pareciera que es asunto de conveniencia.

De lo contrario, la una pareciera que no necesita de la otra, reniega de ella, la repele, pero en caso de necesidad se hermanan, como si siempre hubieran sido una.

Dualidad hipócrita, utilitarista, el fin justifica los medios, actitud maquiavélica.

De allí será que no podemos ser totalmente buenos? ni tan malos como deseáramos? Todo a conveniencia. Ese debe ser el misterio de la vida. Cuando me conviene, cuando nos conviene, en el sutil límite del interés.

Pareciera también que nos educaron en la contradicción del me y del nos y de allí nacería la explicación del rechazo entre me y nos, la improbabilidad de hermanarlos totalmente, porque pareciera maquiavélico reunirlos en una misma permanencia, pues reunidos solo pueden permanecer por un rato, mientras convenga.

Entonces el utilitarismo es el abuso de la colectividad en beneficio de la individualidad y si hemos de ser claros, también la viceversa, porque cuando se quieren escudar en la colectividad achacan al otro los defectos que ha de tener, gritan sin cesar: egoístas, egocéntricos, el bien general prevalece al individual. Hasta en eso somos hipócritas, todo por conveniencia.

No, no creo en nada, pero me quedó grabada una conciencia en algún lugar de mi cerebro; le aseguro que me hubiera gustado poder prescindir de ella porque es la peor compañera que pueda tener un hombre.(1)


Óleo sobre papel con espátula. JHB (D.R.A.)


(1) Julia Navarro. Dime quién soy.

lunes, 12 de febrero de 2018

MI VOTO


Estamos en época electoral. Antaño se acuñó la frase de que mi voto podía hacer la diferencia. Siempre me pregunté cuál diferencia? En 40 años de vida política han pasado diez gobiernos y todos semejantes, con algunas divergencias, que en últimas no son tan notorias.

Los votos que consideramos sensatos, los llevados por gente que nos consideramos sensatos, con algo de sentido común, con un poco de inteligencia independiente, que no estamos atados soterráneamente a ningún político no somos los que elegimos. Eligen los que tienen amarrados el voto al puesto burocrático, los que compran los votos, los que se amangualan con los otros poderes, de donde concluyo razonablemente hoy, que mi voto no vale nada. Ni suma ni resta, tal vez divida, pero no más.

Pero hay algo más que aparentemente ninguno de nosotros sabía. Hoy el voto decisivo no es el del votante, son otros los que deciden, como siempre se pensará, pero el de hoy es el voto dirigido, nacido de la globalización y del adelanto tecnológico. Vi un programa en DW, bastante interesante, sobre la sicometría aplicada a la política. Se llama el programa: Juego sucio: Cómo ganó Trump las elecciones(1). Manipulación solo manipulación, de la rampante y de la sofisticada, del miedo, del odio, de las mentiras, del poder, de argucias, de sucias argucias.

El ejercicio que hizo algún conocedor fue averiguar sobre su propia vida en Internet y se llevó la sorpresa de que conocían todos sus gustos viendo las publicaciones, jugando con la información de las redes sociales, tan solo por los me gusta, los comentarios formulados al aire, los anuncios compartidos. Y efectivamente a uno lo condicionan porque saben más de nuestras vidas que nosotros mismos. Un ejercicio que hicieron en el programa relata cómo y cuánto Internet sabe más de uno que la gente, la familia, los compañeros nada más jugando con algoritmos.

Me hizo pensar que nada más viendo las barbaridades que publico, los comentarios venenosos que hago sobre política, cadenas y demás cosas del feis, ya tienen mi perfil de viejito próximo a morirse, criticón, que odia tanto a Petro, como a Ordoñez, a Uribe y demás políticos, por lo tanto no soy votante que pueda servir, pero me orientarán a una zona desconocida, aún por mí mismo, pues con esa información me manipularán de alguna manera. Saben que me producen urticaria los temas religiosos, las frases mentirosas, la política, que soy calvo porque no uso champú, que muchas veces me dejo llevar por la mala leche, que soy irreverente a veces lindando a grosero, etc.

Siendo así, cada día me convenzo más que mi voto es, además de intrascendente, trivial, futil, vano, porque no hago ninguna diferencia, como antaño me habían inculcado, pero, siempre hay un pero, al menos será para poner en aprietos, al votar en blanco, sabiendo que la Constitución(2) –si de algo sirve, agrego- permite descabezar a unos cuantos vagabundos –aunque sé que en la siguiente les reemplazarán otros de la misma calaña- y de esa manera espero que mi voto pueda marcar alguna diferencia, al menos dentro de mi propia convicción.

La historia es lo más importante para una nación. Es la base sobre la que se apoya cualquier sociedad. Y a nosotros nos han robado la nuestra. Los libelos de nuestros enemigos nos la han arrebatado y la han mancillado hasta extraviar al pueblo.(3)


Óleo sobre papel. Espátula. JHB (D.R.A.)


(1) Puede verse en http://www.dw.com/es/juego-sucio-c%C3%B3mo-gan%C3%B3-trump-las-elecciones/av-42109422
(2) Artículo 258. (…) PARÁGRAFO 1o. Deberá repetirse por una sola vez la votación para elegir miembros de una corporación pública, gobernador, alcalde o la primera vuelta en las elecciones presidenciales, cuando los votos en blanco constituyan mayoría absoluta en relación con los votos válidos. Tratándose de elecciones unipersonales no podrán presentarse los mismos candidatos, mientras que en las de corporaciones públicas no se podrán presentar a las nuevas elecciones las listas que no hayan alcanzado el umbral. 
(3) Robert Harris. El hijo de Stalin.

viernes, 9 de febrero de 2018

EL DOLOR DEL ERARIO PÚBLICO?


Para mí, cuando un hombre da su palabra, debería de ser suficiente garantía, pero desgraciadamente la vida me ha enseñado que el código de conducta que me inculcó mi padre no está en vigor.(1)

El que se cuela en Transmilenio, el que cobra el soborno por un trámite, el que se roba la licitación, el que daña una máquina en el parque, el que evade impuestos, el que contrabandea, el que abusa de las zonas francas, el que cobra por la justicia o la salud, el que… son muchos el que que se presentan olímpicamente y le hacen daño al erario público, sin que tengamos conciencia del daño que efectivamente se está haciendo a cada uno de los contribuyentes.

Eso me llevó a recordar a Antanas Mockus, el político loco al que siempre hemos tildado como tal, pero que dentro de su filosofía tiene mucho que dar. Ojalá pudiéramos aprender, como cuando nos obligó, en medio de su enseñanza, a pasar las calles por las esquinas, costumbre que poco a poco se implantó y que, de alguna manera, se asentó en nuestro colectivo (aclaro que no sé qué significa tal palabreja, pero suena rimbombante, elegante y académicamente seria). Los recursos públicos son sagrados, explicaba, pero nadie le paró bolas y sólo hoy le vengo comprendiendo.

Y lo empecé a sentir cuando cambié de pensamiento o cuando el pensamiento me hizo reflexionar. Y encontré parte de la relación al leer: el Estado no produce, sólo gasta (…) Económicamente hablando, el Estado es un parásito (necesario e indispensable) que sobrevive exclusivamente del trabajo de los contribuyentes.(2) 

Para mantenerse un estado la única manera es a través de los impuestos y para mantenerlo hay que pagarlos, pero ellos salen del contribuyente, es decir el que a las malas debe contribuir, teóricamente con una contraprestación, hoy distorsionada, pero ese es otro asunto, porque pareciera que hubiera sinonimia entre paciente y contribuyente.

Sin dar más vueltas, el asunto se resume a que debería doler más el robo de las arcas, en cualquiera de sus manifestaciones –de la más leve como es el colado,  como la más grave que es el robo descarado a través de licitaciones-, porque en últimas al que le están robando no es propiamente al estado (parásito, para estos efectos) sino al contribuyente que aporta y nos roban por partida doble, porque además de soportar el robo, la suma robada no es devuelta por lo que nos toca volver a aportar la nueva suma o la faltante, si es que se logra recuperar algo de lo robado.

Sé que toda esta reflexión es soñar con el deseo, pero parece que son ilusiones de viejos que en su juventud no hicieron nada para solucionarlas en su momento.

Que es viejo… los viejos también tienen valor.(3)


Óleo. Papel y espátula. JHB (D.R.A.)


(1) Julia Navarro. Dime quién soy
(2) Mauricio Botero Caicedo. De lo profano y lo sagrado. https://www.elespectador.com/opinion/de-lo-profano-y-lo-sagrado-columna-205721
(3) Saramago. Claraboya.

miércoles, 7 de febrero de 2018

PADRE, CUÁL ES MI PROPÓSITO?


Fue la pregunta que hizo la hija al Señor Data(1). Y él, quedó mudo. Y su hija le requirió adicionalmente: Cuál es mi misión? Cuál mi razón de ser?

            Afortunadamente mi hijo jamás me hizo una pregunta así. No tendría respuesta, como no la tengo si hoy me lo pregunta.

            Con esas preguntas cualquiera queda rajado.

            Y no creo que sea pregunta impertinente, ni tan siquiera retórica, a pesar de que pueda no tener respuesta.

            También es cierto que nunca se me ocurrió preguntársela a mi papá, aunque me hubiera gustado habérsela hecho, tal vez me habría dado alguna luz, aunque no lo creo, lo hubiera puesto en su propio aprieto filosófico o tal vez él si lo tenía claro. Dudas que me quedarán.

            Ya en edad madura es pregunta a la que no le encuentro solución, por más que lo piense, porque entre más lo piense, dada ya la cortedad de mi existencia, más encuentro que no hay propósito, no hay misión, no hay razón de ser. Lo que fui, es lo que soy, pero… cuál el propósito? Tanto el inicial como el final.

            No soy de los que piensan que el tal propósito fue nacer, crecer, estudiar, estudiar, estudiar, procrear, trabajar, trabajar, trabajar, pensionarse y morir, porque eso en sí puede ser la vida, mas no el propósito de vida, ni tan siquiera la razón de ser. Porque si así fuera, me jodí… Sonrío al pensar, como chiste que leí en estos días, cómo le habría ido al espermatozoide que iba detrás de mí?

            El propósito debería fijarse al inicio de la vida, como señalando un plan de ruta, al menos pautas de vida. A estas horas de la vida, sí, me jodí! El propósito de vida es lo que adelante queda, un panorama ya de obligatorio cumplimiento, no muy halagüeño para muchos.

            Por eso le recomiendo: ni se le ocurra preguntarse a estas alturas cuál es su propósito en esta vida? En lo que le queda de vida? Mejor deje las cosas tal como están y no se amargue con mis preguntas, que son las que me hacen escribir.

Pretexto para pasar el tiempo, como si la eternidad fuese la vida del hombre.(2)

Óleo en papel. Espátula. JHB (D.R.A.)



(1) El comandante Data, el androide de Star Treck, the next generation y oficial del Enterprise y al parecer le apareció una hija humanoide. Lo que son las cosas. 
(2) Saramago. Claraboya.

lunes, 5 de febrero de 2018

EL EXTRAÑO QUE HABITA EN MÍ.


Las cosas siempre acaban por ser descubiertas, si uno tiene la paciencia de esperar.(1)


Viendo el espejo vislumbro al ser que habita en mí.
El que aborrezco?
El que me intimida?
El que tiene mis más profundos y temidos secretos?
El ángel que también allí habita?
El irascible? El quejoso?
El misterioso? El malintencionado?
El aprovechado?
El triste? El depresivo?
El explosivo?
El malqueriente? El celoso?
El histriónico? El envidioso?
El energúmeno? El desconfiado?
El traidor? El sometido?
El prepotente? El miedoso?
El desleal? El injusto? El enjuto?
El aprovechado?
El suicida? El irreverente?
El embaucador? El manipulador?
El incrédulo? El iracundo?
El opresivo? El interesado?
El olvidadizo? El huidizo?
El terco? El intransigente?
El indigente? El pendejo?
El miserable?

Y pensar que tan sólo fueron algunas frases que se me ocurrieron, cuántas más faltaron? Y todas ellas habitan en mí, así de simple. No hay excusa.


Óleo sobre papel. Técnica espátula. JHB (D.R.A.)


(1) Ken Follet. El escándalo Modigliani.