No desesperes ni aún ante el hecho de que no desesperas, cuando
todo parece perdido surgen nuevas fuerzas, eso significa que vives.(1)
El nombre de un capítulo de Star
Treck que removió mi capacidad de hacer preguntas retóricas o como reto a
escribir sobre aquello que no tiene respuesta, al menos mientras se viva. (Ya empezó con sus pendejadas
existencialistas, oí por ahí.)
Pero
por qué no intentarlo? Me dije en mi propia defensa y de allí que prosiga con
la pregunta: es difícil vivir?
Las
respuestas son tan variadas como las personas a las que se les pudieran hacer
la pregunta, porque cada uno cuenta con la historia que le correspondió vivir.
Al llevado por el divino, puede decir que sí, muy difícil, porque tiene que
joderse el doble. Al que sobrelleva una carga considerada difícil en
determinado momento igualmente puede reafirmarlo. Al enfermo crónico también
opinará. Y así se pudiera ir segmentando población y de acuerdo como le haya
ido en la procesión cada uno dirá, porque la carga se lleva adentro, muy
adentro -y no me estoy quejando, o sí?-.
La
vida es la sucesión de altibajos, unas veces arriba –en la zona del confort,
del placer, del bienestar- y otras abajo –llevado, vuelto…-, por lo que la
respuesta lleva a que depende de a quién y cuándo se le haga la pregunta, si es
en los altos o en los bajos y resulta, ahora que lo pienso, que la respuesta
está ligada a la felicidad que desafortunadamente no es permanente, es cíclica.
La vida es difícil cuando la felicidad ha estado ausente.
Pero
también veo que la respuesta está yéndose para otro lado, pues se trata de si
la vida misma es difícil, no de la sensación de felicidad o infelicidad que
ella trae. Entonces corrijo y ante tal pregunta tan puntual, la única respuesta
es que la vida en efecto es difícil, es difícil de llevar, de soportar, de
aguantar –con todo y altibajos-.
Pero
igualmente es cierto que sólo cabría una respuesta válida a la pregunta: Sí, es
difícil vivir, pero toca, no hay de otra o sí?
Pasó el resto de la noche rezando,
buscando a Dios en las oraciones repetidas, pero sabía que Dios no le
escuchaba, nunca le había sentido cerca, ni le había dado una señal, y él,
pobre de él, desgarrando su vida y la de tantos otros en Su Nombre. ¿Y si Dios
no existiera? ¿Y si todo fuera una mentira?(2)
Óleo sobre papel. Técnica espátula. JHB (D.R.A.)
(1) Franz Kafka.
(2) Julia Navarro. La hermandad de la sábana
santa.
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