No sé si se
habrán dado cuenta de la publicidad engañosa que escudada en fines
aparentemente filantrópicos resultan una forma de ahorro para el anunciante,
mas no para el consumidor.
Me refiero a
una publicidad parecida a la siguiente:
Cuidamos tu salud
|
y la del planeta
|
Es por eso
que a partir de ahora la factura de los productos que tienes con
nosotros llegarán a tu correo electrónico.
Así haremos
más fácil y segura la forma de pagar y juntos protegeremos al planeta
evitando la tala de cientos de árboles.
|
En
principio uno apoya la idea, pero el trasfondo es mayor. Es una práctica que ya
han adquirido los servicios públicos, los bancos y en general las empresas a
las que uno debe pagarles mensualmente.
Una
factura implica papel, tinta, sobre, envío, por no mencionar el personal
encargado, y eso cuesta, pero aclaro que no forma parte del costo de la
empresa, sino costo trasladado al consumidor.
Dónde
se evita a la tala de árboles, me preguntaba. Ellos no generan la factura, pero
para pagarla nos obligan a que nosotros la imprimamos en casa, porque hay que
llevar el físico para el pago efectivo. Ellos evitan la tala, pero nos
trasladan la responsabilidad de imprimirla por lo que somos nosotros los que
terminamos siendo responsables de la tala aludida. Qué buen juego de
sentimientos los que se logran con la publicidad.
Y lo
que me da piedra es que ellos reducen costos (que ya estaban calculados para
ser pagados por nosotros los consumidores) pero no nos descuentan ni reembolsan
esos costos que ya fueron pagados por uno, es decir que, si se me permite ver
la perversidad del asunto, se están enriqueciendo adicionalmente sin justa
causa, porque el ahorro de ellos, pagados por uno, se lo quedan y
adicionalmente nos ponen en la carga de imprimir a nosotros, cuyo valor puede ser
mínimo pero que terminamos pagando doble, porque el costo inicial ellos se lo
quedaron –no nos devolvieron el valor previsto en el producto y nos toca pagar
la impresión adicional como anoté- y nos obligan a que nosotros imprimamos.
Por
el otro lado, la perversidad de usar la excusa de la tala de árboles para
apoyarlos en obtener una ganancia adicional sin ninguna carga emocional, para
ellos.
El
sistema es perverso y la manipulación es mayor. Desafortunadamente como hombres
invisibles no podemos hacer nada, someternos porque si no pagamos la factura no
hay servicio. Y terminamos creyendo que ese apoyo a tan loable labor es gracias
a nuestro querer para que el planeta no se extinga! O como dirían antaño, tras
de bobos con paperas!
Para cambiar
China, concluyó, sería necesario primero cambiar la sociedad. Para cambiar la
sociedad, se tenía que cambiar antes el sistema. Y para cambiar el sistema, se
debía comenzar cambiando a los que había en el poder. Mao. (1)
Óleo sobre papel. Espátula. JHB (.D.R.A)
(1) Philip Short. Mao.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario