jueves, 28 de junio de 2018

TE ESCRIBÍ Y...



Te escribí y me dejaste triste, me dejaste melancólico luego del punto final. Una lágrima se contuvo en su camino y no quiso continuarlo, por la tristeza de ese final... pero a la vez, por esa alegría de saber que fue un buen final. Sentí una tristeza tan especial que me es difícil explicarte, sólo pude sentirla, era como esa tristeza de un acabar que no debió ser, de un final que no esperaba... quería que el final fuera de dar y no de recibir, quería ser yo quien diera, no pensaba que fuera a recibir, por eso tenía esa tristeza... por no haberte dado...

Llegaste al punto final y luego sentí la alegría, sentí alegría por todo lo que me diste y por ese buen final. No esperaba sentir la alegría de un final, no esperaba que al final tú fueras la que me dieras la alegría de sentir alegría, esperaba dar mas no esperaba recibir, me diste ese buen final y por eso me hiciste feliz... y una lágrima de alegría quiso seguir su camino, pero tampoco quiso continuarlo, porque esas lágrimas no eran para ser derramadas en ese momento de final...

Por eso me siento satisfecho, me enseñaste la tristeza y la alegría, me enseñaste que cada lágrima tiene su momento... me enseñaste lo que puedo hacer... me enseñaste a recibir.

Ahora sí, cada vez que escriba, cada vez que llegue al fin y te ponga punto final, si siento esa tristeza y esa alegría sabré que he cumplido contigo...(1)

Óleo en papel. JHB (D.R.A.)



[1] Escrito el 11 de septiembre de 2001


lunes, 25 de junio de 2018

SILENCIO



En la vida hay más misterios que respuestas.(1)

El silencio puede resultar más ruidoso que la oscuridad misma.

Y en medio de una soledad, es el silencio el mejor compañero.

A veces, ese silencio hace ruido para espantar a la soledad impertinente, a la soledad del silencio mismo.

Aunque suene contradictorio, el silencio pleno no existe como no lo existe el tener la mente en blanco, porque siempre, aún en el silencio, la mente puede gritar, exacerbar, importunar y desacreditar.

Es entonces la mente la demente, la que importuna al silencio, la que no le deja en paz.

Y hay silencios de silencios. El silencio silencioso, el licencioso, el odioso. El que añora, el que recuerda, el que desea. 

A propósito, poética me resultó la definición de Wikipedia: El silencio es la ausencia total del sonido. También significa abstención de hablar, en el ámbito de la comunicación humana. Y, sin embargo, que no haya sonido alguno no siempre quiere decir que no haya comunicación. El silencio ayuda en pausas reflexivas que sirven para tener más claridad de los actos. El silencio es igual de importante que el sonido, porque sin sonido no se podrían hacer silencios.(2) 

Pero olvidó también aquellos silencios indiscretos, los comprometedores, los incómodos, los indecisos, los odiosos y aquellos en que es mejor no hablar, porque no hay nada qué decir, nada qué añadir, todo queda dicho, por el mismo silencio presente.

Silencios de silencios, silencio en el silencio, de tanto repetir la palabra, queda sinsentido, como algo no consentido y muchas veces desagradecido, por desconfianza, por rechazo, por ignorancia.

Hizo  un silencio. “Aunque uno podría llenar libros enteros con todo lo que no sé…”(3)


Imagen de Google





(1) Gary Jennings, Robert Gleason y Junius Podrug. Sangre azteca.
(2) https://es.wikipedia.org/wiki/Silencio_(sonido).
(3) Juan Gabriel Vásquez. La forma de las ruinas.

jueves, 21 de junio de 2018

¿DE LA POLÍTICA AL FÚTBOL, QUÉ CAMBIÓ?


           
Yo era un pillo con la voz de un mendigo, el alma de un ladrón y el corazón de una puta del puerto.(1)

En dos días cambió el chip, aunque para ser precisos, nada cambió en este país. De la polarización, del matoneo, de la grosería, del abuso de redes, de la radicalización que vivimos en la política, pasamos al del fútbol.

            He de advertir que no me gusta el fútbol, no me gusta verlo porque lo considero una pérdida de tiempo. Lo mismo me pasa con la política. Por eso mis comentarios, pretendiendo ser objetivos, están cargados de subjetividad.

            Colombia en el mundial. Y de entrada perdió. Por la hora de emisión decidí verme el partido, para ver a la gloriosa, a la inconfundible, a la eterna Colombia en un mundial. Lo único que vi en ese partido fue pata, a la lata! Ver cómo ese deporte cada día se reduce al empujón, a la zancadilla, a la trampa para coger el balón sin que el árbitro se dé cuenta y si se da cuenta, poner cara de cordero degollado, de yonofui –tan común en el colombiano cuando se ve descubierto-. Tal vez por eso dejé de ver fútbol, en cualquiera de sus versiones. Parece que lo ideal es quedarse con el balón a cualquier costo. Entiendo que ahora se entrena para hacer la pantalla, la del caído porque se le acercaron, de caer junto al herido que fue herido por el otro, de hacerse el sufrido al no tener cojones para aceptar la barbaridad cometida. Y ninguno de los actuales llamados crack se salva. Vi al famoso James meter la pata contra el contrario, con alevosía y mala fe y no fue el único. Si se dan cuenta, ahora los entrenamientos se reducen a cómo hacerse el herido cuando conviene, a mandar el empujón, el pisotón, la patada sin que se dé cuenta el árbitro y si se da cuenta a hacerse el yonofui, fuesinculpa, nolovi, como excusa a la arbitrariedad que a conciencia cometieron, repito.

Eso es lo que también ven los niños y pretendemos tener un mejor país, dando ese ejemplo. Todos esos niños que olvidaron quién era Bolívar, cuál la historia de su país, pero que recitan todos los equipos del mundo, a todos sus jugadores, los goles obtenidos, los tiros de penal hechos, los zaques de esquina, minuto a minuto y a esos se les aplaude por lo sabidos, por lo precoces. Y ni qué hablar de los espectadores: todos son directores técnicos, todos ellos que casi nunca han cogido un balón son expertos dando consejos, criticando e insultando a la pantalla, porque no puede ésta defenderse. A eso nos hemos reducido. En política y en fútbol, todos expertos desde la barrera y todos autorizados para insultar al que no esté de acuerdo con ellos.

Esta es la radiografía de un país, sin mencionar los incidentes bochornosos que una serie de estúpidos –no les cabe otro apelativo, me digo- cometieron en el exterior.

En nuestra época de tabletas y teléfonos inteligentes todo el mundo tiene una cámara en la mano todo el tiempo, y no hay escándalo ni suceso público, por inocuo que sea, capaz de escapar a esos testigos de oficio que todo lo ven, esos ubicuos chismosos digitales que todo lo filman y todo lo hacen disponible inmediatamente en las redes, solícitos pero inescrupulosos, indignados pero indiscretos.(2)

Imagen de Facebook. IMG-20180619-WA0016.jpg


(1) Gary Jennings, Robert Gleason y Junius Podrug. Sangre azteca.
(2) Juan Gabriel Vásquez. La forma de las ruinas.

lunes, 18 de junio de 2018

¿QUIÉN FUE EL PRIMERO?



Es una pregunta que me asalta últimamente. Y sigo preguntándome ¿quién fue el primero?

Me asaltó la pregunta de quién fue el primero que supo que el fuego tenía beneficios: que calentaba, que iluminaba, que cocinaba o quién fue el primero que se quemó.

Y me imaginé al primero que pudo encender fuego y a ese otro que comiendo se le cayó un trozo de comida en la hoguera –aunque también pensé en ese primero que hizo una hoguera- y al tratar de recuperar esa comida caída se quemó, echó madres y luego, del hambre, probó esa nueva sazón y le gustó y le contó al vecino y así sucesivamente.

Me pregunté también quién fue el primero que supo que una alverja era alverja y que era comestible. Y que vio que la semilla al caer con el tiempo germinó y decidió comer unas y botar otras, para que germinaran. Y el primero que dijo: esto es yerbabuena y sirve para el dolor estomacal y el que más adelante en vez de masticarla la hizo en aromática. Aunque el primero que comió cicuta no debió dejar testimonio alguno.

Y teóricamente esos primeros no eran muy inteligentes que se diga, si uno se atiene a los paleontólogos, sociólogos y antropólogos.

Y si sigo con la carne asada, inicialmente podrida supongo, antes de saberse cazador, quién fue el primero que le echó sal? Quién el primero que se las dio de agricultor, quién de sembrador, quién de cosechador y quién de cocinero? 

Y un meme me dejó sin palabras, con el que culmino este blog, que dice: quién fue la primera persona en leer? Y cómo aprendió si no sabía leer? Y cómo sabía que estaba leyendo si no sabía leer? (aunque corregí la ortografía, por pena ajena).

De allí concluí que no fui el primero haciendo preguntas sin solución (pendejas, dirán algunos envidiosos), aunque también es cierto que ni siquiera me acuerdo de mi primera vez.

Mientras yo nadaba en un mar de conocimientos, vivía en un mundo de ignorancia y de miedo.(1)

Imagen de Facebook (2)


(1) Gary Jennings, Robert Gleason y Junius Podrug. Sangre azteca.
(2) https://www.facebook.com/photo.php?fbid=957073684500867&set=a.297488870459355.1073741829.100005947332085&type=3&theater

viernes, 15 de junio de 2018

PASOS



No pases por el oasis sin darle un sorbo.(1)

            A dónde me llevan los pasos? Por qué siempre he de caminar en automático? Aunque a pesar de saber para dónde voy -voluntad dictaminada por el cerebro- por qué no dejo que sean los pasos quienes tomen las decisiones, de vez en cuando?
            
              Dejar que sean ellos, según su propia voluntad, si así se pudiera concebir, los que determinaran su caminar, su dirección, su destino y yo, sin mi voluntad sometido al querer de los pies, me dejara llevar. Tal vez así podría darme cuenta de que sigo mi destino, si así se pudiera llamar.
            
               A dónde me llevarían mis pies si dejara que ellos fueran los que decidieran? Irían hasta el cansancio, para recordarme que nunca me acuerdo de ellos, que los dejo abandonados como los zapatos cuando los dejo por ahí hasta la siguiente oportunidad en que me acuerde y los calce sin recordar que debo hacerles un mantenimiento?

            El paso requiere compañía, compañía de unos pies, de unos zapatos, aunque no requieran de mí. Y los pasos me siguen aún en sueños, así vuele en ellos, siempre están presentes.

            Y pensando en el futuro, debo pensar en los pasos, porque ellos Me guiarán hacia ese destino impredecible, aunque nunca recuerdo que es gracias a mis pies que llego a donde he de llegar. Un total abandono son mis pies.

            Y si pudieran decidir, a dónde me llevarían mis pies? Qué pasos me harían tomar?

En cuanto a nuestra relación personal, seguía presidida por la monotonía. Parecía que éramos un viejo matrimonio atado por la costumbre. Pero no me quejaba, la costumbre puede resultar muy confortable.(2)

Foto JHB (D.R.A.)


(1) Película un método peligroso. Palabras de Otto Grass a Jung. (Otto Gross (1877-1920) fue un psiquiatrapsicoanalista y anarquista austríaco. Fue uno de los primeros discípulos de Sigmund Freud. Más tarde se hizo anarquista y se unió a la comunidad utópica de Ascona. Wikipedia.)
(2) Julia Navarro. Historia de un canalla

martes, 12 de junio de 2018

EL VOTO EN BLANCO



Todos necesitan a alguien a quien despreciar.(1) 

Que el que vota en blanco traiciona a la patria (como si todavía hubiera patriotismo, salvo en el fútbol en que al parecer es válido sentir un orgasmo al ver el tricolor o al oír el himno); que es un tibio (no sé qué quiere significar la palabreja); que es un cobarde (amenazan unos subrepticiamente); que es un voto para el otro (que no suma sino que resta, para unos; para otros, que suma al otro, pero no le resta al de más allá); que es un inconsciente;  un apátrida (ya lo dije en otras palabras), y un sinfín de palabras con tinte insultante para demeritar el voto que se deposita en tal sentido.

Ya me han dicho tibio, cobarde y otro terminacho más, porque no soy políticamente correcto (Dios, cómo odio esa palabreja gringa).

Sea o no para defender mi voto he llegado a estas reflexiones. El voto es voto y es uno no importa por cuál opción se prefirió. El tarjetón da las alternativas diversas para votar por las diferentes vertientes e incluye la casilla del voto en blanco, por lo tanto es la ley la que permite el voto en tal sentido. El voto en Colombia es un derecho, mas no se ha precisado como obligación.

Bajo estas reglas –legales arguyo para darle fuerza al argumento y hacerlo sentir con autoridad, así sea yo un invisible- la persona es libre por votar por quien quiera y como quiera. Puede cambiar de opinión, por sinceridad o por miedo, por resquemor o por creencia, por credulidad o por presión de grupo, porque es parte de la democracia. Y como no es obligatorio, cada cual puede optar por no hacerlo por pereza, por indiferencia, por sacaculista, falta de convicción, porque los candidatos no lo convencen, en fin, puede no votar y no pasa nada.

De la misma manera se puede votar en blanco por convicción (como en el presente caso, porque si no se puede ver ni pintados a ninguno de los candidatos, por coherencia mental no puede optar por el menos malo, por el menos peligroso, por el menos miedoso –y no salgan con pendejadas de la dinámica de la política, que todo lo permite, sin sonrojo, sin rubor-). Se puede votar como protesta (como en el presente caso, que aunque ese voto no genere ningún efecto jurídico, simplemente se deja sentada una posición). O votar en blanco por rebeldía, por joder –dirían algunos- así como algunos votan por varios o por no inscritos para que anulen el voto.




Si se habla entonces de democracia, todas esas posibilidades son posibles, son auténticas, son permitidas. A esas reglas se sujeta la convivencia. Pero como la política se ha politizado tanto –si es permitida la seudoredundancia-, se ha polarizado demasiado y en el curso de los tiempos se ha llegado a demeritar, insultar, patear, profanar y enemistar con todo aquel que no comparte el respectivo pensamiento, olvidando que si son verdaderos demócratas el respeto del prójimo diferente debería ser premisa, no excepción.

Por eso creo que cada cual debe votar como quiera (usando el eufemismo), por el motivo que quiera, por quien quiera sin necesidad de desprestigiar, patear, insultar a quien no lo hizo como él quería.
Es cuestión simple de democracia, aunque yo diría, quitándole la connotación política, por simple cuestión de respeto al prójimo, si es que la palabra aún tiene algún contenido.

En una palabra que cada cual haga con su voto lo que se le dé la gana (sin eufemismo y de forma decente, creo) y deje tranquilo al prójimo, si es que queremos conseguir algún tipo de paz.

Y como ven, a pesar del tema, contuve toda mi ira, mi rabia, mi mala leche al escribir este blog, por el irrespeto que sentimos los tibios, los cobardes, los apátridas cuando así nos llaman porque por coherencia mental hemos decidido votar en blanco. (Entre paréntesis, sinceramente porque no dejé salir el gamín que habita en mí cuando me siento pordebajiado).

Las imágenes tomadas de redes sociales me ayudan a explicar mi propia rabia? (2)

Cuando las palabras bondadosas fracasan, pueden resultar provechosos los golpes.
Santo Domingo.(3)


(1) Gary Jennings, Robert Gleason y Junius Podrug. Sangre azteca.
(2) facebook_1505251862695; 34584586_10155476018830913_4682769720041013248_n; blog; 34510300_2013565332194302_1164961101096419328_o
(3)  Gary Jennings, Robert Gleason y Junius Podrug. Sangre azteca.

lunes, 4 de junio de 2018

AL FIN QUÉ SOMOS?


No es que lo racional no exista; es que se ha vuelto circunstancial, esporádico y selectivo. La inteligencia humana se ha concentrado en la tecnología y esta ha sido capturada por el mercado, por el consumo y por un cierto adormecimiento del intelecto proporcional al auge de los ardores.(1)

Ya metido en política me asaltó una pregunta filosófica, sabiendo que la una nutre a la otra, de cualquier manera.

Conservador, liberal, socialista, comunista, del centro con todas las denominaciones que dentro de ellas quepan, extremistas o radicales y hasta fundamentalista (que en últimas no sé qué es pero es bonita palabra para estos efectos). Como dicen en política los hay, así como los hay cuando no están aquí o allá o en ambas partes, tal como predican los que hacen política dinámica!

Filosofando conmigo me llevé una sorpresa. No puedo encajarme específicamente en ninguno de tales grupos políticos ni filosóficos, pues así como la política es dinámica (¡!) yo también puedo serlo (Buena exculpación, oigo decir).

Y llegué a la conclusión de que soy conservador en actuaciones que mantienen mi zona de confort. Liberal en materia financiera. De izquierda, comunista o socialista cuando se trata de repartir los bienes ajenos (no los míos, aclaro, porque esos sí se respetan). Y soy radical, en ciertos aconteceres.

Y ampliando más el pensamiento, regionalista cuando me conviene; nacionalista, cuando así es necesario; globalista en ciertos temas.

Soy de todo un poquito, dependiendo de mis intereses y por lo dinámico, al igual que la política, hoy soy una cosa, pero mañana, según mis inclinaciones del momento, puedo ser lo otro o lo contrario o ninguna de las anteriores o todas ellas. Soy, visto así, una veleta, según los vientos.

Y viéndolo desde la óptica política, entendida dentro de un pensamiento crítico, pienso que hoy ya nadie es godo o liberal, socialista o comunista, somos de todo un poquito, aún a nuestro pesar, o no somos nada, o seguimos sólo al líder, independientemente de su color y real pensar. Familia, patria y tradición claman los unos; los otros, claman por las libertades y los de más allá exudan por el reparto de los bienes ajenos (ya los viera yo cuando les expropiaran sus  propiedades!).

Facho! Gritan unos. Comunista! Le contesta el otro. Nazi! Replica otro. A pesar de que los epítetos siempre han existido, hoy son más notorios en la medida al acceso a redes sociales, los gemidos y gritos insultantes que dentro del anonimato se propagan sin rubor y en tiempo real. Y lo que es peor es que no se sabe realmente lo que se está gritando, ya es un insulto y por eso valen tales gritos desobligantes. Hasta me llamaron tibio (no sé qué quiere decir esa palabreja ampliada a la política) y cobarde, por proclamar en voto en blanco. Pero qué le vamos a hacer (me importa un carajo lo que digan de mí, ninguno de ellos me está manteniendo ni les debo favor alguno, me digo para mi tranquilidad mental).

Y entre fanáticos, radicalistas, extremistas y delirantes lo único que estamos haciendo es propagando odio, así sea transitorio, mientras pasan las elecciones. La fortuna es que luego de elecciones está el mundial y todo el sectarismo, radicalismo, extremismo y los delirios políticos van a trastocarse por la selección Colombia y allí, ante un televisor, lejos de la acción, vendrán los fanáticos, radicalistas, extremistas y delirantes, los que se creen los dueños del equipo, los que se creen entrenadores, árbitros o directores técnicos (Dios nos ayude!).

No hay cambio. O bueno, hay cambio, de la política al fútbol, por el momento. Del fútbol ya veremos resultados, ya veremos la intemperancia, la nostalgia, el desenfreno y la inmoderación ante un televisor que no sabrá qué responderles. Y cuando acabe el mundial, los críticos saldrán, como saldrán cuando el presidente que eligieron no les cumpla la promesa dada, aún escrita en mármol.

No tenemos remedio, somos dinámicos y tenemos todas las excusas para serlo, sin rubor ni vergüenza.

—Se negó a contarme nada más, pero me abrazó—. Tu único pecado es haber nacido —dijo.(2)
Imagen de Google (3)

(1) Mauricio García Villegas. La sequía de la razón. https://www.elespectador.com/opinion/la-sequia-de-la-razon-columna-751200
(2) Gary Jennings, Robert Gleason y Junius Podrug. Sangre azteca.
(3) https://www.nuevamujer.com/diversion/2018/03/11/fotos-amparo-grisales-mas-memes-las-votaciones.html

sábado, 2 de junio de 2018

Y DALE CON LA POLÍTICA…!



Tenía razón Valencia: al hombre se lo había tragado el olvido. Nada sorprendente, por otra parte, en este país amnésico y obsesionado con el presente, este país narcisista donde ni siquiera los muertos son capaces de enterrar a sus muertos. El olvido era lo único democrático en Colombia: los cubría a todos, a los buenos y a los malos, a los asesinos y a los héroes, como la nieve en el cuento de Joyce, cayendo sobre todos por igual. (1)


            He procurado no meterme en problemas de once varas, tales como religión, política… pero estamos en elecciones y la vena (venenosa dirá más de un malqueriente) me picó. Naturalmente no tengo idea del tema, lo que aprendí de ideas políticas ya no son aplicables, dejaron de ser, simplemente.

            Tradicionalmente la política se movía entre godos y liberales, entendiendo, palabras más, palabra menos, que los primeros querían conservar el modo establecido, en todos los aspectos y los segundos en la prelación de las libertades, especialmente las económicas. En el medio se colaban lo que llamábamos las izquierdas, soportables al mantenerse en la distancia y porque los gringos supieron meterle un buen miedo a todo lo que oliera a comunismo.

            Las cosas fueron evolucionando en política, mas no doctrinariamente. Una evolución curiosa, pareciera que de caudillismo. Los partidos tradicionales se han ido esfumando, evaporando a pesar de conservar sus nombres, pero en la doctrina fuera de blablablá al que se asemejan todos, ya casi nada queda. (Si quieren vean los programas partidistas y concluirán como yo, que son eso, blablablá, juramentos a la bandera que ni siquiera es respetada).

            Y lo mejor de todo es que hoy hablamos con una propiedad de derecha, de izquierda, de centro, de centro delantero y realmente hoy por hoy pareciera que todo se queda en vaguedades (más vagas que las de antaño), en populismo(2) y demagogia(3).

            Y hoy me pregunto, alguno sabe qué es derecha, qué es izquierda, qué es centro, qué es ser comunista o socialista o nacionalista? Yo, personalmente, ya no lo sé, para mí todo el discurso político se centra en eso, en demagogia, pretender decir lo que no se debe decir (lo políticamente correcto? Dios mío, cómo odio esa palabreja).

            Lo que resulta cierto es que el comunismo y el socialismo quedaron en meros nombres, la madre Rusia se dio cuenta que lo más lindo del mundo era el capitalismo. Pero como no estamos en Dinamarca sino en Cundinamarca, los de izquierda de acá no se han dado por enterados de que ese sistema fracasó. Y el pueblo pueblo, menos! Todavía aspiran a tenerlo todo gratis (casa, carro y beca), sin esfuerzo y cualquier promesa en ese sentido los envalentona. Dios me libre de recibir algo sin trabajo, porque me acostumbran y el día en que no me den, a los que me dieron ese algo gratis y dejaron de dármelo, les saldrá caro. Esa es la triste realidad.

            Hoy elegimos, no por partidos, ni por programas sino porque el que más nos endulza el oído, el más bonito –dicen unas cuantas madres-, el que nos cae bien, el que promete esculpirlo en mármol, el que prometió el puesto. Si pudiera compararme a Nietzsche –es decir si fuera famoso e importante- podría decir: los partidos políticos en el mundo han muerto! O si no, explíqueme, así sea con plastilina, qué es ser de derecha o de izquierda o de centro o ambiguo, porque ya no lo entiendo, ya no sé qué es eso y me disculparán, pero soy un pobre ignorante que ya de esas cosas no entiende.

Solo veo que en política es políticamente correcto (cómo odio la palabra, Dios mío) usar la religión como escudo, ver a los godos partirse –venderse más adecuadamente- en dos, para los de aquí y para los de allá, y así siempre probarán la torta, porque siempre estarán con el que gana. Los liberales en meros harapos, lo que queda de ellos. Que como la política es dinámica se cambia de bando en cualquier momento y no pasa nada, porque lo importante es quedar enmermelado. Que todos prometen y prometen lo que queremos oír. Y si Cundinamarca no se salva, Dinamarca menos y para la muestra un botón, que todo vale, nada más ver la sonrisa picarona y deshonesta del Trump, semejante a la de los dos que se están peleando el poder actualmente en estas tierras.

            Y por último me pregunto: el poder para qué? (Y eso que no doy la talla de Echandía). Por qué carajos se matan por la primera magistratura (nombre tan lindo) si ella se invistió para el servicio de la comunidad (ajá!), para pensar en el bienestar de todo el país (ajá!), para hacer un mejor país para los colombianos (ajá! Los izquierdistas me criticarán por no mencionar también a las colombianas, aja! Pero eso sí, salgo del closer y confieso que soy machista, porque el mundo me hizo así! Y?).

            Y sigo sin saber cómo distinguir uno de centro, otro de izquierda, otro de derecha, si todos son facciones cuyo discurso se limitó al populismo y a la demagogia, así me digan redundante.

De hecho, no se me ocurrió opción mejor en ese momento que mentir también. (Casi nunca hay mejor opción: la mentira tiene mil usos, es maleable y sumisa como un niño: hace lo que le pidamos, siempre está dispuesta a servirnos, no es pretenciosa ni egoísta ni pide nada a cambio. Sin ella, no sobreviviríamos ni un segundo en la jungla de la vida social.(4)


Imagen tomada de Facebook (5)

(1) Juan Gabriel Vásquez. Las reputaciones.
(2) Populistas a la derecha, populistas a la izquierda. Quien dice «populismo» se adentra en un terreno difícil… En todo caso, el concepto de populismo es peyorativo… Hablamos entonces de demagogia, y la demagogia tiene un gran repertorio de métodos. Ralf Dahrendorf. El populismo es una filosofía política que apoya los derechos y el poder de las personas en su lucha contra una élite privilegiada.​ Se trata de un concepto difícil de definir con exactitud, con el que se designan realidades diferentes.​ El uso del calificativo «populista» se hace habitualmente en contextos políticos y de manera peyorativa, sin que del término se desprenda por sí mismo una evidente identificación ideológica, sino estratégica —dentro del espectro izquierda-derecha—  https://es.wikipedia.org/wiki/Populismo
(3) Empleo de halagos, falsas promesas que son populares pero difíciles de cumplir y otros procedimientos similares para convencer al pueblo y convertirlo en instrumento de la propia ambición política. https://www.google.com.co/search?q=demagocia&oq=demagocia&aqs=chrome..69i57j0l4.2701j1j4&sourceid=chrome&ie=UTF-8
(4) Juan Gabriel Vásquez. La forma de las ruinas.
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