lunes, 31 de octubre de 2022

MI DIOS SE LO PAGUE

            Otra frase que parece que ha perdido su sentido y ya ni sentido tiene. Póngase la entonación que se quiera, de certeza, de agradecimiento o una vacua frase que se oye a diario, especialmente de quien pide limosna. Y así se convierte en una frase sin sentido, al perder el sentimiento realmente sentido, como aquella de que hoy por mí, mañana por ti.

 

            Las buenas frases van perdiendo su poder y su significancia.

 

             He visto que son dichas hasta cuando se da una respuesta negativa de ayuda, en el que ese Dios se lo pague o un simple gracias, son dichas con una silenciosa insidia, con un oculto odio y uno piensa hasta dónde una frase que está cargada de buen sentimiento pierde su esencia y termina ya sin sentido.

 

Así que me interesa la gente que cree que se puede salvar de esto. ¿Sabe lo que buscan en verdad? Volver a empezar. ¿Y no es eso acaso lo que todos buscaríamos si pudiéramos hacerlo? [1]

Foto JHB (D.R.A.)


[1] Perturbado. Raúl Garbantes.

viernes, 28 de octubre de 2022

¿TE CONOZCO?

            Muchas veces he oído la frase. Ajá, me limito a decir, ahora. Antes, ni me acuerdo lo que decía.

             Te conozco. Si interrogativa el recuerdo se encargará de recordar. Si afirmativa, puede que sí, conoce lo que he dejado ver, según las circunstancias, según la ocasión.

             Te conozco, dirán. Me conoce? Me preguntaré. En ambos casos nos conocemos parcialmente, por lo omitido, por lo escondido.

             Me conoce? Tal vez, pero ni yo me conozco. Aunque ese te conozco puede estar enmarcado en esa frase que se dice para ponerlo a uno en evidencia. La respuesta, depende del sonrojo.

             Y así, me conozco o te conozco? Indescifrables situaciones.

             Me hace recordar que en mi época que los llaneros cuando se les preguntaba si conocían a algún fulano, si no era así, respondían: lo distingo.

             Buena distinción.

 

«No sé quién soy», se dijo, «eso es lo que
me pasa. A partir de ahora, dejaré que sea
el espejo el que decida cada día qué soy».[1]

Tomado de Facebook
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[1] Números pares, impares e idiotas. Juan José Millás.

miércoles, 26 de octubre de 2022

ESTUPIDECES

            Hace algún tiempo reflexionaba sobre toda la plata que un muchachito llevaba encima por ropa, zapatos, reloj, cadena y demás artilugios que suelen usarse.

 

            Hoy resulta que los universitarios para lucirse, según ellos, y para demostrar la clase de universidad en que se educaban (si así es posible llamar) empezaron a boletearse en redes sociales anunciando cuánto costaba todo lo que llevaban encima.

 

            Y los universitarios empezaron la puya de universidad contra universidad, a ver quién cargaba ropas más costosas -y no cuánto estaban aprendiendo- y las redes sociales se llenaron de barbaridades. Leí por ahí a un tontarrón que se ufanaba de cargar cerca de treinta y cinco millones de pesos en su ropita, de las marcas más costosas.

 

            Y eso me llevó a pensar en la estupidez humana, nuevamente. Se están boleteando por ahí para que a la salida de la universidad aparezca cualquier hampón y lo deje sin nadita y ahí empezarán los llantos. Naturalmente la estupidez no es solo de ellos (y la viveza sí es del ladrón) pues la comparten con sus propios padres que permiten que ellos se ufanen de ellos y entre más arribista es el muchachito, más lo son sus padres que, si se me permite, supongo que no habrán encontrado esa plata de manera muy santa para poderse dar esos lujos, me digo. Y eso que no menciono los carros que dijeron que manejaban para ir a la universidad.

 

            Eso me lleva a pensar que la estupidez es heredable, pues creo que es más estúpido el padre al permitir que lo haga su hijo, pues lo único que está realmente haciendo es poner en grave riesgo a su hijo, igualmente o un poco más fantoche que el propio padre, aunque si es cuestión de genes, los dos terminan siendo tan estúpidos que se ponen en un riesgo innecesario, que les llevará a finales no deseados, cuando los honorables ladrones ataquen por ese lado. Y después llorarán lágrimas de sangre y todo por demostrar un arribismo del que sus propios padres carecieron en su momento.

 

            He dicho. Continuaré leyendo los titulares que hablan de la inseguridad por la que estamos pasando, recordando cuánta papaya dieron.

 

Wallander no podía dejar de pensar que la época que le había tocado vivir, casi la misma que la de Yvonne Ander, giraba en torno a una sola y decisiva cuestión: ¿qué es lo que estamos haciendo con nuestros hijos?[1]

Tomado de Facebook
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[1] La quinta mujer. Henning Mankell.

viernes, 21 de octubre de 2022

VIRTUDES

            Al escribir sobre la esperanza hice alusión a las virtudes teologales y hoy, luego de más de sesenta años de que me las hubieran impuesto -como enseñanza aclaro- me dio por ver si recordaba aquellas enseñanzas del Catecismo del Padre Astete. Era un niño, y recuerdo que el catecismo estaba escrito, si bien pensando en el idioma más sencillo, la terminología era apta para personas mayores, por lo que el entendimiento estaba limitado para un niño. Recuerdo, si no es una falsedad del recuerdo mismo, que una de las preguntas iniciales era si éramos cristianos y la respuesta única era, lo tengo tan fresco: Sí, somos cristianos por la gracia de Dios. No tenía más de seis o siete años, creo recordar y se me ocurrió preguntar qué era la gracia de Dios. Fue la primera vez en que me sentí ofendido al pensar que había hecho una pregunta que no debía hacerse,  solo aceptarse y a partir de ahí entendí que lo mejor era no preguntar demasiado. Uno de mis primeros traumas religiosos al sentirme mal visto y no obtener respuesta alguna que resultara al menos satisfactoria. Aunque vaya a saber a esta edad qué es la gracia de Dios[1] y no hago alusión a lo gracioso que parece. Me había prohibido hablar de religión o de política, porque siempre termina mi mala leche saliendo a flote. Pero no me aguanté.

             Como sea, las virtudes teologales llamaron mi atención. Fe, esperanza y caridad,  los hábitos que Dios infunde en la inteligencia y en la voluntad del hombre para ordenar sus acciones a Dios mismo, me dice Wikipedia. Una definición que me llevó a pensar en que son escritas con palabras grandilocuentes pero que no alcanzan mi inteligencia. Y de ahí me saltan a las virtudes infusas, lo que acrecienta mi confusión. Sigue Wikipedia: son hábitos que disponen al entendimiento y a la voluntad para obrar según el juicio de la razón iluminada por la fe para que esta escoja los medios más adecuados al fin sobrenatural del hombre. Se diferencian de las virtudes teologales en que no tienen por objeto a Dios mismo sino el bien honesto. Dado que ordenan los actos en orden al fin sobrenatural, se distinguen también de sus correspondientes virtudes adquiridas. Y de ellas pasan a las cardinales y pareciera que siguen ad infinitum, diría un cardenal.

                 Con tanta sapiencia no entendí un carajo y por el contrario me cansé de seguir investigando, pensando en que una distinción entre ellas es si provienen y devienen de Dios hacia Dios o si provienen del Espíritu Santo al hombre y de este a Dios, pensando en que si el rodeo que le dan es acertado, si se tiene en cuenta que el Espíritu es el mismo Dios, según nos fue enseñado, por aquello de la Trinidad.

                 Como se ve, en lo religioso la lengua me pica y contradigo todo, tratando de encontrar una respuesta que me satisfaga y me reconcilie con la iglesia, pero veo que es tiempo perdido, nunca lo lograré aunque me acompaña la esperanza, esa fe ciega, de que cuando esté en el cielo y me encuentre frente a Dios al que le pueda hacer todas esas preguntas y que esa gracia que Dios nos escoge para bendecirnos en lugar de maldecirnos, a pesar de que nuestro pecado lo merece. Esta es su bondad a los indignos, y que espero obtener su respuesta, seguro que no me maldice, digo, al considerarme indigno (Él, no yo), si no está muy berraco, oyendo a los príncipes de la iglesia arder en los infiernos a los que Dante destinó, por manipuladores.

                 Maricadas que me da por escribir, pudiendo hacer cosas más provechosas, me digo para finalizar esta incoherencia sobre virtudes que mejor olvido.

 

… al momento de entregar a los reos a la justicia secular. Ellos eran los encargados de ejecutar las sentencias, la Iglesia no podía manchar sus manos con la muerte. Me acerqué de nuevo al pulpito y frente a las autoridades civiles y religiosas pronuncié las palabras que eximían a la Inquisición de toda culpa en el final que iban a tener los reos. La Inquisición perseguía, acusaba, torturaba y sentenciaba, pero no mataba. Esto lo hacía un verdugo, impersonal, sin nombre, encapuchado.[2]

Tomado de Facebook
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[1] La gracia es que Dios nos escoge para bendecirnos en lugar de maldecirnos, a pesar de que nuestro pecado lo merece. Esta es su bondad a los indignos. (https://www.gotquestions.org/Espanol/gracia-Dios.html). Esto fue lo que encontré, entre otras cosas y que con lo malo que soy, preferí transcribirlo, para que no digan que estoy con proclividad a la maldad en virtud de ese pecado, original dicen que se llama, pero que me lo endilgaron por herencia, y este es el momento en que puedo decir que acepto la herencia pero con beneficio de inventario, pues de lo contrario o aún aceptándolo, quedo condenado, como ya lo he de estar, según la iglesia.

[2] Patricio Sturlese. El inquisidor.

miércoles, 19 de octubre de 2022

QUIMERA

                Sueño o ilusión que es producto de la imaginación y que se anhela o se persigue pese a ser muy improbable que se realice. O con la precisión de la RAE: Aquello que se propone a la imaginación como posible o verdadero, no siéndolo. Lo que da otra connotación.

 

            De eso también vivimos. De quimeras, sueños y anhelos que defraudan cuando no se cumplen. Sí, lo sé, producto de la imaginación, que es lo que nos sobra. Esperanzas infundadas, tal vez, pero siguen siendo sueños, meras quimeras que animan al alma a seguir, en este valle de lágrimas.

 

            Lo que me llevó a buscar la mitología griega y, si de allí proviene la palabra, estamos jodidos, porque La quimera vagaba por las regiones de Asia Menor aterrorizando a las poblaciones y engullendo animales, y hasta rebaños enteros. Por lo tanto era un mal sueño y una ilusión que uno no quisiera tener.

 

            Lo equívocas que pueden resultar las palabras, cuando la ignorancia está de por medio. O cuando parecen ser lo que no son; de ahí la importancia de tener bien abiertos los oídos y los ojos, pues ellos también nos llevan a ver cosas que de pronto tampoco lo son. Puede que todo termine siendo una mera quimera, de la que no podemos escapar.

 

Es una cuestión filosófica, ¿no? ¿Cómo puedo saber algo si lo ignoro? ¿Cómo puedo saber que algo sucede si no lo experimento?[1]

Tomado de Facebook
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[1] Peter Robinson. Un trozo de corazón.

lunes, 17 de octubre de 2022

ESPERANZA

            Confianza de lograr una cosa o de que se realice algo que se desea. Ilusión, expectativa, espera, anhelo, perspectiva, confianza, creencia. Son todos ellos sinónimos. Abrigar un deseo con anticipación. O como virtud teologal, lo que se espera que Dios dé los bienes que ha prometido. (Acaso prometió algo? Pues la historia señala que para cumplir es muy demorado, baste señalar el tiempo que se tomó para poder llegar a la tierra prometida).

 

            Pero bueno, lo que me preguntaba, independiente de filosofía y religión, es qué sería de uno sin la esperanza y eso que es lo último que se pierde. Y en este caso parece que sí hay razón, pues a pesar de las circunstancias, pareciera que nunca se pierde, tal vez se extravía, pero de perderse, perderse, siempre está por ahí, aunque sea agazapada.

 

            Entonces, qué sería de nosotros sin la esperanza.

 

A pesar de ser una pregunta retórica, una respuesta retórica es que no me gustaría no tenerla (ojo con dos negativos que dan un positivo, así sea falso, y en este caso parece que hace cumplir la regla), aunque la fe se haya perdido.

 

Y Prometeo contesta: «Sembré en su corazón la ciega esperanza». (Esquilo). [1]

Tomado de Facebook
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[1] Cinco mujeres y media. Francisco González Ledesma.

viernes, 14 de octubre de 2022

PENSAMIENTOS EN VOZ ALTA

            Algún día, harto de oír en los noticieros solo noticias de corrupción y saqueo de las arcas estatales, algo dejó de rimarme. No sabía qué era, pero era algo que no me cuadraba.

             La luz vino llegando cuando oí algo del presupuesto nacional.

             Pues claro, pensé. De dónde viene la plata con que se alimenta el estado y que alimenta a unos cuantos ladrones? Pues de un presupuesto. Y de dónde viene esa plata que alimenta el presupuesto? Pues claro, de los impuestos, pues de dónde más. Y quién pone toda esa plata por la vía del impuesto? Pues claro, del bolsillo de uno, de donde más.

            Y pensé en el estado que es incapaz de generar riqueza por sí solo, no es autosuficiente, ni siquiera es suficiente, siempre quiere tener más y así termina endeudado, como cualquier paisano. Se parece al hijo vago que uno debe mantener, solo pide y pide y él, derrocha y derrocha, sin vergüenza alguna, el muy sinvergüenza.

             El estado sin impuestos no es nada, pero nos hace creer que es su plata y cualquiera pensaría que como es su plata, puede hacer lo que se le dé la gana con ella. Pero… mejor no me distraigo y sigo.

             De lo que me dejó la experiencia de mi vida laboral, casi toda pública, es que en toda entidad se bota plata (pago a asesores innecesarios, compras que no se necesitan y un largo etcétera que ya conocemos). Según mi ignorancia, casi el 20% del presupuesto de una entidad se va en esos menesteres, que incluye las cuotas burocráticas que alientan y alimentan a los políticos que se creen dueños de la respectiva entidad. Conocí suficientes corbatas a los que se les pagaba por no ir, quienes a su vez pagaban el peaje respectivo a su respetivo político. Un eterno laberinto.

             Y si se calcula lo que se roban en casi todas las entidades, por cualquier vía, para ellos todo está permitido, a ojo de buen cubero uno diría que se va en ese tipo de corrupción entre el 20% y 30% de ese presupuesto cubriendo todos esos menesteres.

             Cualquier ignorante como yo, puede ver que así de fácil se pierde la mitad del presupuesto y no creo que esté muy lejano en acertar en mi apreciación, es sabido que las matemáticas no me van bien, entonces dejemos que sean apreciaciones de un mal pensante, pero acertadas si me diera por ser matemático. Advierto que lo que digo no es exclusivo de estas tierras, es endémico en todos los países y así se acepta, en todos lados se cuecen habas.

             Si se ha perdido la mitad del presupuesto de esa manera, me preguntaba sobre quién había perdido. La respuesta más obvia, pues el estado. La respuesta más lógica, pues no, no es el estado el que pierde, es el contribuyente el que ha perdido esa platica, pues es su propia plata la que se están roban, lo irónico es que nos han vendido la idea de que es plata del estado, pero no, no es del estado, es la plata de uno, o sea que nos han robado a nosotros incluso a los que se la han robado, pues irónicamente, de cualquier manera también han pagado de alguna manera impuestos, por lo que se estarían robando por partida doble, a los que no formamos parte de esa calaña.

             El tema da para hacer un tratado de economía, sociología, política y de todo lo que se quiera. Naturalmente no hay remedio, por más que uno se lo proponga, mientras haya políticos hambrientos.

             Solo quería pensar en voz alta que lo que se pierde y se roban de un presupuesto nacional, departamental o municipal no es del erario público, se están tumbando la plata que uno paga de impuestos, directos o indirectos, la plata de uno, poca o mucha, pues a eso se reduce todo, teniendo en cuenta que el estado sin contribuyentes no es nada,

             Da tristeza ver cómo juegan con uno y todavía se preguntan por qué hay evasión? 

… (pensaba) muy sensatamente que cuando tienes que elegir entre dos males no existe verdadera libertad.[1]

Tomado de Facebook
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[1] La dama de Cachemira. Francisco González Ledesma.

lunes, 10 de octubre de 2022

A VECES…

            A veces la información, mal redactada, claro está, me hace sentir no sé si ignorante o que me están hablando en chino y tengo que leer y releer las cosas hasta que solo puedo concluir que no soy yo, sino que es el otro el que cree decir lo que dice, pero realmente no está diciendo lo que dice.

 “… tenemos esa preocupación sincera, no sabemos si hemos perdido de vista algún aspecto y por eso queremos cómo entender ese diálogo para poder intentar de entendernos”, señaló la magistrada.[1] Como era noticia escrita no pude establecer ese diálogo para entender poder intentar entendernos (hasta el mismo corrector señaló la falta de coherencia en la frase transcrita). Me fue muy difícil.

             Pero bueno, una alcaldesa, al referirse a que el subsidio de vivienda se iba a modificar, resultó diciendo: "Al arreglar los baños, hay un enfoque de género importantísimo porque para las mujeres es bueno tener un espacio privado en el cual asearse.”[2]

             Me preguntaba si hoy por hoy toda vivienda no tiene un baño? Y el baño no es para uso de cualquier persona (indistintamente género, gusto o goce) y el baño, hoy por hoy, no cuenta con una puerta (por humilde que sea) para guardar la privacidad? Un baño, una puerta se tiene solo por enfoque de género? O por dar intimidad, nada más -y evitar olores, pensaría maliciosamente-. Creo que se necesita ese diálogo para entender poder intentar entendernos. O el baño es exclusividad de las mujeres? (ergo, cualquier cosa que hagan los hombres se tendrá como cochinada propia de los hombres, no de su aseo e intimidad, si se quiere llegar a ese entender poder intentar entendernos.

             Y eso me llevó a leer en algún aparte algo de discriminación positiva, que resultó que es algo bueno, aceptado y moralmente bien visto. Yo que pensaba que discriminación era discriminación, como pecado es pecado (y nada de pecados buenos o veniales). No me cabe en la cabeza (claro está que formada en el siglo pasado) que se den estos conceptos, inventados por quién sabe quién como una forma de amortiguar unas verdades que es mejor ver por el lado optimista, para que sean aceptadas como tales. Vaya estupidez. Discriminación positiva, por ejemplo el de dar unos cargos no por la inteligencia sino por llenar un requisito para no ofender a ciertas razas, ciertos géneros, ciertas especies. Siempre pensé que era válido proteger al inválido, pero no por serlo, -ya sé, me estoy metiendo de intríngulis, pero-, pero… cualquiera sea el género, la especie o la raza, debe llegar a él por su capacidad, conocimiento e inteligencia, pues si se lo dan por llenar un porcentaje, eso es más que discriminación y quienes lo acepten deberían rechazarlo por ofensivo, por discriminatorio, si es que tiene al menos un poco de inteligencia, pero como son las cosas modernas, a ellas hemos de adaptarnos, así sean incoherencias como las mencionadas. Nada más pensar en incoherencias como Y cerró el repertorio de respuestas el propio presidente quien ayer, fiel a su costumbre, quiso ponerle drama social al tema, afirmando que las compras eran para que los trabajadores de las casas presidenciales pudieran tener el mismo nivel de comodidad que los dignatarios. Cosa que no solo contradice a sus funcionarios que habían afirmado que las compras eran para las casas privadas del presidente y la vicepresidenta, sino que no tiene sentido si vemos las cantidades compradas: cuatro juegos de cama y dos plumones, por ejemplo, cosa que indica que no eran para el personal que allí trabaja. Un poco de coherencia no cuesta nada, sobre todo cuando es hora de liderar con el ejemplo.[3]

 

Puede ser que me hayan concedido este puesto justamente porque soy mujer. Sin embargo, no me importa. No tengo nada contra la discriminación positiva. Hemos sufrido durante siglos, así que hace mucho que nos lo deben.[4]

viernes, 7 de octubre de 2022

HISTORIAS

                Todos tenemos nuestras historias. No es una, son muchas y entre más viejos, ellas se convierten en demasiadas.

 

                Historias de vida, de amor, de dolor, de sufrimiento, de enfermedad, de cariño, de gozo, de sapiencias, de odio, de caídas, de desamores, de tantas cosas y no nos damos cuenta hasta que alguien menciona que somos un libro de historias, con diferentes capítulos, de todos los colores, de lágrimas y llantos, de risas y de sonrisas, picaronas y de recuerdo.

 

                Estamos llenos de historias y no lo sabemos, hasta que alguien nos recuerda que somos un libro lleno de cuentos, pero que no todos pueden ser contados o leídos, porque algunos son vergonzantes, otros vergonzosos y hasta libidinosos; algunos otros para ser oídos en el silencio, para ser compartidos en la soledad, para unos solos vistos, son las historias que se conservan en la intimidad, la historia de reserva, aquella que se ve en la distancia con ese sabor de distancia, tal vez con sonrisa distante, cargada de recuerdos que son para uno solo, pero que no dejan de ser historia, así no sea contada, y no dejan de estar en el libro de nuestra historia, porque son nuestras historias.

 

«Son como sueños», pensó, «he tomado la verdad con toda su pureza y la he deformado en mi imaginación». Seguramente era eso lo que había ocurrido.[1]

Tomado de Facebook
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[1] La colina de los cuervos. Peter Robinson.

miércoles, 5 de octubre de 2022

PROGRAMADOS

                Una frase al aire me hizo pensar en que somos seres programados, sin ser un símil informático, aunque termina siendo lo mismo.

 

                Desde pequeños nos programan -y luego nosotros hacemos otro tanto- : No puede hacer esto, no puede hacer aquello, que se baje de ahí, que se esté quieto, que dos mas dos son cuatro y por cuatro son dieciséis, (a+b)2=a2+2ab+b2, que eme con a ma, que Dios creó el mundo, que vaya por el mandado, que para que se puso a tener hijos, que pida rebaja que a todos se la hacen, que se baje de ese columpio, que cuidado con el Transmilenio y un eterno etcétera que abarca lo imaginado.

 

                Luego de lo dicho, no somos programados desde siempre, qué va, la genética también tiene su parte y la misma cantaleta la proseguimos por generaciones, con las variaciones propias de cada tiempo.

 

                Somos programados (cual computador) y así alimentan nuestro cerebro (cual disco duro) y a la vez nos hacen programar a los siguientes, a pesar de que somos algo más que la programación.

 

                Otra ironía de la vida.

 

Que se vayan al carajo la marea creciente de las prohibiciones.[1]

Tomado de Facebook
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[1] Asuntos de un hidalgo disoluto. Héctor Abad Faciolince.

lunes, 3 de octubre de 2022

Y EL AHORA

                Qué es el ahora? Me dio por preguntarme. Retórica pregunta, específicamente humana. Ni los perros ni las moscas lo saben, ni les importa y tal vez sea ese el misterio de su propia felicidad. No sé si tengan recuerdos del ayer o la esperanza del mañana. Andan en su eterno ahora. Por eso, repito, deben ser felices.

 

                Pero bueno, la pregunta, retórica por demás, sigue siendo qué es el ahora. El minuto que acaba de pasar es y fue el ahora, ahora mismo. El minuto que está en progreso es y será el ahora inmediato.

 

                Eso me lleva a pensar que ese ahora preguntado es relativo, aún sabiendo que al hablar de ahora estoy hablando de presente. Así como hay pasado inmediato, debe haber un presente inmediato que, en otras palabras sería el futuro inmediato o, si se quiere, el ahora que acabó de pasar hace segundos y el que viene en los próximos segundos. Supongo que la física cuántica tendrá su respuesta, lástima que no tengo ni idea de eso.

 

                Ya lo sé, ya me estoy enredando y todo por una pregunta retórica -como lo siguen siendo las mías-, que no tienen respuesta -también lo sé, como todo lo que me pregunto-, o tal vez tengan muchas respuestas, unas verdaderas, otras falsas, otras no tanto, como todo lo que ocurre ahora que escribo, que el inicio ya fue pasado inmediato y antes de él, lo que tuve en mente previamente y lo que no he escrito, que al ser escrito se está convirtiendo en mi futuro inmediato.

 

                Toda una galimatías que, visto sin el ahora, hubiera generado felicidad, como en la mosca o el perro, que no se preguntan qué es el ahora.

 

Nadie echa en falta lo que nunca ha conocido.[1]

Tomado de Facebook
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[1] Historia de Dios en una esquina. Francisco González Ledesma.