viernes, 31 de marzo de 2023

CONSUMISMO

                Como su mismo nombre lo indica, a diferencia de la necesidad, es la manía de comprar todo aquello que en últimas no se necesita; o será el deseo de tener, de acumular, de sentirse persona porque tiene. Vaya uno a saber.

                 Es solo el paso del tiempo el que nos enseña a ver las cosas de otras maneras, salvo que nos hayamos hecho acumuladores, que de alguna manera lo somos.

                 Pero viéndolo con ojos de viejo, las necesidades del pensionado se limitan ahora a respirar y esperar la siguiente mesada, pues si es un viejo inteligente, se da cuenta de la futilidad y de lo innecesario que es comprar cosas que realmente no se requieren.

                 Viendo en retrospectiva mi vida (uno de viejo todo lo ve en retrospectiva pues el horizonte de futuro ya no le es tan diáfano, debido a cataratas y a pérdida de la calidad visual, supongo), decía que mirando hacia atrás y nada más por mencionar un caso -y como cuestión de hombres, pues era, al menos en esa época, proclividad masculina exclusiva- la caja de herramientas. Llegué a tener multitud de destonilladores, unos cuantos martillos, varios hombresolos, acompañados de alicates de diferentes formas, tuercas y tornillos, serruchos y seguetas, por mencionar algunas herramientas -piénsese en la diversidad de tornillos (redondos, cuadrados, de cabeza plana, sin cabeza), puntillas, cauchos y cauchitos, tubos y tubitos) y un poco de todo aquello que uno siempre pensaba: esto lo puedo necesitar algún día. Y… nunca lo necesitó, como tampoco se necesitaron las variedades de una misma especie. Con un destornillador de pala y otro de estrella, un hombresolo, un martillo (aunque sea para partir la panela), un alicate y basta. Eso es lo indispensable, lo necesario.

                 Me horroriza ver armarios femeninos, por más sencilla que sea la mujer. Diez, veinte, treinta pares de zapatos. Nada más que de zapatos. En mi época llegué a tener unos tres o cuatro pares de zapatos, los cuales duraban lo que duraban y no era fácil deshacerse de ellos cuando estaban viejos, por el cariño que uno les cogía. Hoy, con dos pares basta y al menos duran cada uno unos dos años, al menos. A esta edad para arrastrar las patas no es necesaria la variedad.

                 Y si nos vamos a mirar un hogar y solo en la cocina hay ollas para todo, paellera, arrocera, exprimidora, ahora la freidora de aire, la express, multifuncional y otras tantas denominaciones y formas. Y lo curioso es que nunca se usan, porque ahora resulta más barato el corrientazo de la esquina que ponerse a cocinar, que tampoco es que la gente ya tenga tiempo para ello.

                 Y nos llenamos de cuanta maricada ofrece internet que no tiene realmente una utilidad inmediata o su utilidad es tan efímera que al haber desaparecido todavía uno está pagando alguna cuota con la tarjeta de crédito, porque la débito no aguanta para tanta maricada.

                 Es una enseñanza que le queda a uno de viejo, tanta plata que boté en tanta maricada que compré. 

Hoy hacerse una foto no es tan emocionante como ir al cine, jugar a los videojuegos o ver un DVD o los miles de canales de televisión por satélite. El mundo era más sencillo entonces. La fotografía tenía un significado: el valor de conservar un momento. Ahora nadie quiere conservar nada. Si se guarda algo, se vuelve una cursilada. Si un objeto deja de tener utilidad, te cansas de él y lo tiras para comprarte otro, si puede ser ese mismo día. ¿Para qué guardarlo si no lo vas a usar? En los viejos tiempos, a los niños les ilusionaba hacerse la foto de clase. Ahora les da pereza. Les estás quitando tiempo de jugar a la consola[1].



Tomado de Facebook
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[1] Inocencia robada. Arnaldur Indriðason.

miércoles, 29 de marzo de 2023

SINRAZÓN

                Palabra dicha así pegadita, por si no se sabía de su existencia[1].

 

                Me pregunto cada vez que el atronador sonido que se hace en un piso, pues muchas veces no me queda claro si es el vecino de arriba o el de abajo, el de la derecha o el de la izquierda, qué diablos es lo que hace con un taladro todos los berracos días.

 

                Si fuera un recién pasado, vaya y venga, uno sabe que la tortura será de al menos una semana, mientras suben cuadros, cuadran cosas y se acomodan.

 

                Pero si no lo es, qué carajos es lo que todos los berracos días hace esa persona con un taladro o por qué no lo hace todo de una vez, me pregunto, pero es como si fuera a cuenta gotas, con el deseo de martirizar a sus semejantes.

 

                Esa pregunta me carcome cada vez que oigo un taladro en el edificio y me gustaría que ese vecino anónimo se hiciera esa pregunta cada vez que coge el taladro, aunque lo más seguro es que la pregunta se la hace pero cada vez que el otro vecino toma su turno.

 

                Pero qué carajos harán con un taladro todos los berracos días, ni que fueran odontólogos.

 

Pero por cada trabajo que existe en el mundo, por insatisfactorio que sea, también existe siempre una persona que lo realiza. Si no, el mundo no podría seguir funcionando.[2]

Tomado de Facebook
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[1] 1. Acción o cosa ilógica o irracional. 2. Falta de razón o lógica en una cosa. https://www.google.com/search?q=SINRAZON&rlz=1C1UUXU_esCO936CO936&oq=SINRAZON&aqs=chrome..69i57.1726j0j7&sourceid=chrome&ie=UTF-8

[2] Cornell Woolrich. Hacia la noche.

lunes, 27 de marzo de 2023

DESPRESTIGIO

                La sola dualidad de su definición hace que la palabra o bien indique pérdida o bien ausencia: de prestigio o de buena fama. Y si se hace alusión al verbo, da una nueva acepción que da lugar a la privación. Entonces tres vértices que implican: pérdida, ausencia o privación. Sigo dando vueltas, pero dejemos así.

 

                Pensaba en que estamos en una época de desprestigio de lo que en algún momento se creyó; aunque viéndolo con mirada retrospectiva, reciente y remota, desde hace demasiado tiempo estamos como estamos.

 

                Por partes, entonces. El congreso es lo más desprestigiado que tenemos, junto con los políticos que hacen parte de esa maquinaria, lo que indicaría que perdió el prestigio y que a la vez, tal vez por el mismo hecho, lo privamos de él. Y así podemos seguir dando un paseo para ese estado social de derecho que tan buenamente quedó grabado, pero que tan malamente es aplicado. La justicia igualmente y por las mismas razones, aunque también es hasta por ausencia (de justicia). Y el ejército y la policía, lo perdieron, está ausente y se lo hemos privado, todo al tiempo. El presidente, si lo tenía lo perdió, hasta el momento. La vicepresidente es que está absolutamente ausente de lo que se llama prestigio; vergüenza me da ese personaje, si es que puedo manifestarlo. El resto de gobierno, más desprestigiado para dónde.

 

                Visto así estamos jodidos y lo peor y a pesar de lo que digan los profundos estudios de reputadísimas universidades, no hay solución y tampoco se vislumbra.

 

                Ese es el panorama y estamos jodidos, repito. Si se preguntara lo que acontece en el resto del mundo, tanto gobierno, congreso o parlamento, ejército o policía, justicia y políticos son y ellos están privados, ausentes o perdidos del prestigio.

 

Qué coincidencia, dirá alguno. Qué curiosidad, digo yo. Todo el mundo? Según mi percepción, sí. Estamos jodidos, sigo insistiendo.

 

Pero es cosa de ahora? No, qué va. Mírese en cualquiera de las épocas de la humanidad, antigua, edad media, moderna, contemporánea, en todos igualito que hoy, con las variantes que en cada época han debido tener; nos remitimos a la historia para quienes no la hayan leído. Nada más ver los imperios romano, egipcio, griego o chino, por citar algunos, tienen sus propias historias, si se ha sabido leer bien. Entonces de qué nos quejamos si es un mal endémico de la humanidad aun a pesar de quienes creen que lo tienen.

 

Estamos jodidos, me repito incansablemente y no hay nada qué hacer (vos si sos pesimista, me dirán) y por eso quedo ausente, perdido y privado al saber que definitivamente estamos jodidos, aunque es de reconocer que se han presentado contrapesos que de alguna manera han permitido que lleguemos hasta ahora, permeados pero sobrevivientes, en medio de esa enfermedad.

 

O seré soló yo el que se ha dado cuenta. Parodiando a Borges: El mayor defecto del olvido es que a veces incluye a la memoria.

 

Un pueblo sin memoria es un pueblo sin futuro. Pero la conservación y la evocación de la memoria suele ser un asunto complicado. Lo que recordamos nunca refleja la totalidad de un hecho, un país, una época, sino sólo aquella percepción de lo que hemos vivido, condicionada además por lo que somos y pensamos, y que evocamos además selectivamente. Por eso es tan importante para la memoria colectiva contar con múltiples relatos, todos necesarios para evitar los olvidos, también selectivos, que pueden ocultar importantes lecciones imprescindibles para el futuro[1]. (Que de todos modos no serán atendidas, agrego).

Tomado de Facebook
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[1] La memoria y el olvido. Leonardo Padura. La cita de Borges también proviene de este libro.

viernes, 24 de marzo de 2023

ZONAS OSCURAS DE LA LEY

                Dicen los que saben que hecha la ley hecha la trampa. Son zonas oscuras que intencional o inocentemente quedan impregnadas en la ley, las que permiten hacerle el quite sin que se sienta que se viola lo prescrito. Son cosas de políticos que son aprovechadas por los abogados, lo que los hace en últimas tramposos, digan lo que digan. Y por ahí nacen los malos entendidos y las trampas.

 

                Inglaterra, que se basó en derecho consuetudinario hoy tiene leyes para todo, como todos los países civilizados y al regular el extremo lo único que logran es ahogar en normas, lo que puede llegar a hacer de la ley que sea injusta y hasta abusiva.

 

                Pero hablando de la belleza de Inglaterra y viendo la serie Clarkson Farm, uno termina pensando que tanta ley lo que impide es el progreso. En este caso, hasta para poner una piedra hay que pedir permiso. Y a quienes producen lo que da la tierra el ahogo es demasiado y se vio nada más con la salida del Bretix; tenían una serie de ayudas agropecuarias que les ayudaban a vivir. Nada más salidos de la Unión Europea, el gobierno prometió continuar con tales ayudas. Pero promesas de políticos, mamola, pasan los años y la ayuda prometida nunca ha llegado y el campo se ahoga, no por falta de tierras ni de quienes la trabajen, sino por políticas gubernamentales.

 

                Y sigo hablando de la Inglaterra que nos han vendido. El Clarkson quería tener un punto de venta de productos de la granja y los miles de problemas que tuvo para obtener la licencia. Un día decidió vender camisetas y gorras alusivas a la hacienda. Ah, quién dijo miedo. Hasta le iban a quitar los permisos porque gorras y camisetas eran hechas en cualquier pueblo orientas, pero no eran de la región. Y un inventario ahí pudriéndose. Pues acudir a la zona oscura de la ley, si prohibía vender, no lo hacía si se regalaban y para el efecto, hecha la ley, hecha la trampa, pues se vendía el tomate y se encimaba una camiseta o una gorra, aunque claro, el precio del tomate incluía el valor que correspondía a los otros productos.

 

                Quiso poner un restaurante y para que no se lo negaran acordó con todos los vecinos que le vendieran sus productos y de esa manera cumplir con lo dispuesto en la ley. Pero de nada sirvió, los obstáculos aparecieron por todos lados y las ilusiones de todos los que iban a participar con sus productos se vieron frustradas. Ah, pero por ahí tenían un granero más viejo que el hambre y a alguien se le vino a la cabeza que se podía disponer de esos graneros en lo que se quisiera, pues había una vieja ley que así lo disponía. Pues quién dijo miedo, en el granero se hizo el restaurante sin permiso de nadie, porque esa zona oscura lo permitía. A eso lo obligan a uno, a buscar el recoveco ante la imbecilidad legal.

 

                Y otro ejemplo, tenía un toro, si no se ponía aviso, el dueño es el responsable de cualquier daño que ocurra. Si se pone el aviso de la presencia de un toro bravo, potencialmente, tome para que lleve, la responsabilidad es del dueño. Pero los recovecos legales se consiguen. Solución, poner un letrero que diga toro en el prado. Ya la responsabilidad no queda en el dueño, pues avisó del potencial peligro.

 

                El exceso de leyes mata y más cuando la mayoría tienen un interés oculto, pero uno diría, afortunadamente existe una zona oculta a la cual acudir sin que se incurra en ilegalidades. Vaya solución, lo hacen a uno tramposo. Y en esto ya no es Inglaterra, es el mundo entero y dentro de él, el nuestro, en que estupideces abundan. De curiosidad me encontré con un jabón de baño, con fecha de vencimiento. Dios mío me dije, eso no es una estupidez? Y productos como la miel o el aceite de ricino, acaso vencen? O vencen por virtud de la voluntad legal a pesar de que no venzan, insisto.

 

Y naturalmente cuando a uno lo quieren clavar salen los leguleyos con aquello de que dura lex sed lex (a la mierda, pienso muchas veces) y de ahí que a uno lo obliguen a buscarle la comba al palo o la zona oscura para poder salir indemne de la estupidez y ridiculez de la ley.

 

He dicho.

 

Sila puede hacer lo que se le antoje —replicó César—. Le han nombrado dictador, que es mejor que ser rey porque sus edictos tienen fuerza de ley y no está atado por la lex Cecilia Didia de los diecisiete días que deben transcurrir entre la promulgación y la ratificación, ni tiene que presentarlas al Senado ni a las asambleas. Y no se le puede pedir explicaciones por nada de lo que haga, ni por nada de lo que haya hecho antes. Ahora que te advierto —añadió pensativo—, que si Roma no se conduce con mano firme está acabada. Así que espero que todo le salga bien y que tenga la visión y el valor para hacer lo que sea preciso.[1]

Tomado de Google



[1] Colleen McCullough - Favoritos de la Fortunas. Un ejemplo de lo que se entendía por dictadura en la época romana, no como las contemporáneas, era para poner orden y lo lograban.

miércoles, 22 de marzo de 2023

RECORDACIONES

                Un día de recordaciones sobre todo de recuerdos de los que ya se fueron, de abuelos ya olvidados, de padres no tanto y de tantos otros conocidos que han seguido su tránsito por esta tierra hacia lugares más lejanos, más extraños o a lugares en donde ya no lo son.

 

Pesares y pasares por la vida, aunque Alguien lo recordaba, entonces. No fue olvidado por completo. —Siempre hay alguien que recuerda[1]. Así es, siempre hay alguien que les recuerde, así sea fugazmente.

 

                Y leo sobre, al parecer una leyenda tailandesa:

 

—No has llorado —dijo.

—Ya he llorado suficiente —dijo.

—No quiero entristecerle demasiado —dijo —. Le resultaría más difícil llegar al cielo. Sería más difícil si tuviera que nadar entre mis lágrimas.[2]

 

                Y llega también el recuerdo de la despedida. Esto es lo que suele decirse cuando alguien muere, que quién lo iba a imaginar, como si fuera el primer difunto de la historia. Pero se mueren todos, nos morimos todos, aunque cada muerto parezca el primero.[3]

 

                Y para culminar el recuerdo, pudiéndose ser el siguiente en la lista, de palabras ajenas, concluyo: En las primeras ceremonias fúnebres a las que uno asiste se sitúa en el último banco, y sale incluso a fumar un cigarrillo si la cosa se alarga demasiado. Pero a medida que los años transcurren vamos avanzando banco a banco en dirección al muerto hasta ocupar su sitio.[4]

 

                Parece que ya me aproximo al altar, me dice socarronamente el pensamiento, con descaro, sin sonrojo alguno, pero con una certeza que me deja pensativo.

Tomado de Facebook
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[2] Arnaldur Indriðason . Invierno ártico

[3] Cuentos de adúlteros desorientados. Juan José Millás.

[4] Cuentos de adúlteros desorientados. Juan José Millás.

viernes, 17 de marzo de 2023

MÁS PENSAMIENTOS ÍNTIMOS

                Pensaba en voz alta, pero solo para mí. Para oírme, aunque la mayoría de las veces no me hago caso. Sé que me hablo, que hasta puedo darme buenos consejos, pero desconfío de mí mismo, porque algunas veces no acierto, aunque algunas sí y siempre viene el mismo sonsonete: Yo se lo advertí, pero cuando atino no dice ni mú. Se hace el desentendido, se hace, en una palabra, el pendejo.

 

                También hablo conmigo, en silencio, aunque ahora poco importa, especialmente cuando se habla en voz alta con uno mismo. Antes no se podía hablar con uno mismo en voz alta, por una propensión a que se le tratara de loco. Hoy, la cosa cambió, ya no solo se habla solo en voz alta sino hasta se gesticula y en el entretanto se camina sin cesar de aquí para allá, como divagando con el camino, pues es lo normal cuando se puede hablar por celular. Cuántas veces no he oído a mis espaldas un buenos días y uno contesta creyendo que es con uno, pero vaya sorpresa, es alguien que está saludan a otro alguien en el celular y termina uno sintiéndose, al darse cuenta, que no es con uno y se siente lo tarado, lo fuera de sitio, con un saludo verbalizado que quedó en el aire.

 

                Pero me desvié[1], decía también que al hablar conmigo en voz silente, es decir no verbalizado en voz alta y con palabras, pues de qué otra forma podría ser, pues en el silencio se habla con pensamientos, que supongo también que se verbalizan con palabras, terminan siendo las mismas conversaciones y porque ya uno se conoce y sabe cuáles son sus límites, aunque no quiera reconocerlo, porque hasta en esa misma intimidad uno no está dispuesto a reconocer errores o debilidades, pues estamos diseñados hasta para decirnos mentiras, ocultando verdades que no queremos oír ni esa, nuestra intimidad.

 

                Qué descarados somos y aún así pretendemos entender el mundo y para colmo, al prójimo.

 

En aquel momento él recordó una frase que concentraba en pocas palabras una gran sabiduría: «A las críticas un hombre las puede negar o refutar, sin embargo, ante el elogio se encuentra indefenso».[2]

Tomado de Facebook
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[1] Y realmente me desvié del tema con el que quería tratar este blog, que era relacionado con la belleza de la naturaleza, tema que tocará dejar para otra oportunidad, ya que en esta no se pudo, por las desviaciones propias de mi pensamiento.

[2] Juegos mortales. Raul Garbantes.

martes, 14 de marzo de 2023

UNAS PREGUNTAS AJENAS

                Hechas para ser leídas, para ser digeridas, de pronto; por lo objetivas, pueden ser deprimentes, pero son preguntas para hacerse:

 

«¿Quién se oculta detrás de nuestro rostro? —se preguntó ¿a quién representamos de verdad en nuestro deambular por las ciudades, por el mundo?».[1]

 

                Pregunta altanera. Siempre responderemos, soy yo, siempre he sido yo. Pero es así? Yo no soy el de hace cincuenta años, ni el de hace diez, nada más pensar que ya no soy empleado, por eso he dejado de ser el de ayer y mañana, si el caminar me es limitado, no seré el de hoy. No sé si el genio se me habrá agriado más o tal vez haya mejorado algo pues ya no tengo prójimo con el que pelear. Lo que sé es que dentro y detrás del rostro tenemos varias facetas, superficiales o profundas y todas ellas las representamos en algún momento y con ellas deambulamos.

 

*

 

Nunca pensaba en mí misma, ni me preguntaba qué quería en la vida. Así pueden pasar los años, sin hacer otra cosa que seguir la rutina que nos hemos marcado. Un año tras otro, y otro, y otro… Calló y miró la nieve.[2]

 

                Un año tras otro, tras otro y cada vez un año más, pasando los años. Callo y miro hacia la infinidad, sabiendo que no hay otra respuesta.

 

*

 

-        Nunca dices nada. Es como hablar con una pared.

-        ¿Por qué necesitas explicaciones para todo? —dijo Erlendur—. Hay cosas que no tienen explicación. Y cosas que no necesitan explicarse.[3]

 

Pero siempre espero una explicación al saber que no sé mucho y lo poco que sé ya no es necesario.

 

“No tengo más remedio que aguantar porque es peor desesperarse”, repetía en las cartas que escribía desde el hospital.[4]

Tomado de Facebook
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[1] Juan José Millás. Volver a casa.

[4] Nosotras. Rosa Montero. Palabras atribuidas a Frida Khalo.

 

lunes, 13 de marzo de 2023

EL MÓVIL

El tipo que desayunaba a mi lado, en el bar, olvidó un teléfono móvil debajo de la barra. Corrí tras de él, pero cuando alcancé la calle había desaparecido. Di un par de vueltas con el aparato en la mano por los alrededores y finalmente lo guardé en el bolsillo y me metí en el autobús. A la altura de la calle Cartagena comenzó a sonar. Por mi gusto no habría descolgado, pero la gente me miraba, así que lo saqué con naturalidad y atendí la llamada. Una voz de mujer, al otro lado, preguntó: «¿Dónde estás?». «En el autobús», dije. «¿En el autobús? ¿Y qué haces en el autobús?». «Voy a la oficina». La mujer se echó a llorar, como si le hubiera dicho algo horrible, y colgó.

Guardé el aparato en el bolsillo de la chaqueta y perdí la mirada en el vacío. A la altura de María de Molina con Velázquez volvió a sonar. Era de nuevo la mujer. Aún lloraba. «Seguirás en el autobús, ¿no?», dijo con voz incrédula. «Sí», respondí. Imaginé que hablaba desde una cama con las sábanas negras, de seda, y que ella vestía un camisón blanco, con encajes. Al enjugarse las lágrimas, se le deslizó el tirante del hombro derecho, y yo me excité mucho sin que nadie se diera cuenta. Una mujer tosió a mi lado. «¿Con quién estás?», preguntó angustiada. «Con nadie», dije. «¿Y esa tos?». «Es de una pasajera del autobús». Tras unos segundos añadió con voz firme: «Me voy a suicidar; si no me das alguna esperanza me mato ahora mismo». Hazlo, le dije, pero que esta vez espero que lo hagas bien.

Miré a mi alrededor; todo el mundo estaba pendiente de mí, así que no sabía qué hacer. «Te quiero», dije y colgué.

Dos calles más allá sonó otra vez: «¿Eres tú el imbécil que anda jugando con mi móvil?», preguntó una voz masculina. «Sí», dije tragando saliva. «¿Me lo vas a devolver?». «No», respondí. Entonces, gracias, concluyó. Al poco, lo dejaron sin línea, pero yo lo llevo siempre en el bolsillo por si ella volviera a telefonear.[1]

Tomado de Facebook
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[1] Cuentos de adúlteros desorientados. El móvil. Juan José Millás. Lo escrito en cursiva es el relato textual, lo otro un aporte a la sencillez del cuento.

jueves, 9 de marzo de 2023

SUEÑO MINISTERIAL

                Por la abundancia de noticias y adicionalmente por repicar tanto una noticia, en alguna noche soñé que tenía algún cargo ministerial y que antes de que me echaran por whatsapp, había hecho llegar mi renuncia al señor presidente, que me había elegido sin yo haberlo pedido.

 

                Y decía algo así:

 

                Presento ante usted mi renuncia al cargo que me había designado, que como le dije personalmente, ni esperaba ni deseaba, aunque lo asumí como reto y con el deseo de aportar mi grano de arena por el mejoramiento de nuestro país.

 

                Hice mis mayores esfuerzos para ser coherente entre sus objetivos y las necesidades nacionales. Vertebrar todo ello fue tarea difícil ante las incoherencias mismas del mismo gobierno, partiendo de instrucciones -veladas, muchas de ellas, incoherentes otras más, como aquella de modificar los manuales de funciones para que cualquier cargo fuera ejercido por cualquier persona, bastaba con que tuviere un título de bachiller-. De igual manera expresé la falta de necesidad de arrasar con todas aquellas actividades que venían del gobierno anterior, bastaba con continuar con las que estaban funcionando, estructurar las que fallaban y ahí sí desechar las que realmente eran innecesarias.

 

                Quise apoyarme en el mejor grupo de trabajo, sin embargo ello solo fue posible mínimamente, teniendo en cuenta que de parte de su despacho o de sus órdenes, según fui informado, llegaban hojas de vida que no cumplían los mínimos requisitos para ocupar cargos de dirección o de decisión, pero órdenes eran órdenes y por cumplir con los compromisos políticos, un bachiller bastaba para que asumiera su labor. De esa manera era imposible cumplir los objetivos, aún los mínimos que se esperaban.

 

                De otra parte, la interferencia externa era mayúscula, del mismo gobierno o de los políticos con quienes se había cerrado algún acuerdo. Y la interferencia mayor se hizo patente en la intervención de la primera dama, quien no sobra recordar no ostenta el cargo de funcionaria pública, pero que intervenía en la selección de personal, en la escogencia de contratistas y en entorpecer las tareas diarias dando órdenes no dadas por quien fungía legalmente el cargo. Tanto es así que personalmente se lo expresé a la primera dama, quien terminó ofendida al considerar que se le había faltado al respeto, al señalarle que debía ser ella la que dirigiera los destinos del ministerio al haberse apersonado con tanta pasión, pero con desatino, en los nichos del poder.

 

                Entre otras, estas son las razones que me fuerzan a dejar el cargo, para que sea el señor presidente el que determine lo pertinente, si pretende llevar a buen éxito su labor.

 

                Me veía en Palacio presentando mi renuncia, con la frente en alto y a sabiendas de que saldría por la puerta trasera, por los términos de mi renuncia. Pasaron algunos días y no recibía ninguna señal de aceptación y lo último que recuerdo del sueño es que en la cuenta de Tuiter del señor presidente se decía que había decidido prescindir de mis servicios, así no más.

 

                Me desperté muy tranquilo al ver que fui capaz de presentar mi renuncia en aquellos términos, pero con la debida piedra al ver que el desgraciado ese me había destituido. 

… resonaba de nuevo la pregunta que se hacía el poeta: «¿Dónde se perdió el color de tus días?». Oh, ¿dónde?[1]

Tomado de Google
(¿entonces no fue un sueño?)



[1] Rosas Muertas. Arnaldur Indriðason