miércoles, 29 de noviembre de 2023

REDENCIÓN

                 Algún día desperté con la sensación que ronda al pensamiento de la necesidad de una redención.

                 No sé si fue producto de uno o varios sueños tenidos a lo largo de la noche que, por cierto, fue calurosa, según alcanzo a recordar. Sea tal vez por eso, como ingrediente adicional, lo que me llevó a pensarlo y me refiero al calor, al sentir en algún entreacto del sueño, la posibilidad de haber visitado las llamas del infierno, a lo Dante, y de allí que de alguna manera me hiciera pensar en que me consumían las llamas y de alguna manera necesitaba urgentemente una redención.

                 Cómo es posible que en sueños y entre sueños sucedan las cosas y se entrelacen situaciones y circunstancias que pueden dar qué pensar, me dije a mí mismo.

                 La palabreja me llevó a la necesidad de buscarla en la RAE[1]: Acción y efecto de redimir.[2] No dice nada, claro está. Las otras acepciones no me convencieron y menos la de Jesucristo, pues si ya me había redimido, mal podría volver a redimirme veinte siglos después, me decía. Lo que me llevó a buscar el verbo, directamente[3]. Definiciones típicas de abogados (liberación de esclavos, que no es del caso; recompra, que tampoco sirve; el pago por la liberación, tal vez, pero siguen siendo muy jurídicas), hasta que la última que es Poner término a algún vejamen, dolor, penuria u otra adversidad o molestia, entendiendo que en alguna parte alcancé a leer que es el redentor el que redime!

                 Con toda esta precisión, siento que ya hice un perfecto sancocho.

                 Eso me hizo sentir ante un confesor diciéndole las palabras sacramentales que aún no olvido, del acúsome padre de haber pecado mucho (¿) de pensamiento, palabra y obra (pero no en flagrancia!), por mi culpa, por mi culpa, por mi gravísima culpa (siéntase el golpeteo de la mano cerrada en el pecho) y quisiera arrepentirme, pero no de todo, pues algunos fueron muy buenos y de feliz goce, de esos no hay arrepentimiento; de los otros sí, los que causaron pena y hasta angustia. Pero de cuáles sí? Bueno, de cuáles no? Ya ni recuerdo algunos, otros fueron olvidados -por senectud o a la fuerza-, otros quisieran serlo y para todos ellos tengo justificantes y justificadores.

                 Entonces cómo puede haber redención, grita el cura. Ah! yo no sé, contesto, pero en los sueños fue muy fácil y si estuve en los infiernos, no fue del todo malo, creo recordar.

                 Y con el cura no pudimos ponernos de acuerdo, simplemente me echó y yo, con beatífica sonrisa de recuerdo de mis buenos pecados, salí contento conmigo mismo.

                 Y qué pasó con la redención, se preguntarán. Eso mismo me pregunto yo.

  

Solo sufrimos porque pensamos que las cosas deberían ser de otra manera. En cuanto abandonamos esta pretensión, dejamos de sufrir. En cuanto dejamos de imponer nuestros esquemas a la realidad, la realidad deja de presentarse adversa o propensa y comienza a manifestarse tal cual es, sin ese patrón valorativo que nos impide acceder a ella misma.[4] 

Tomado de Facebook
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[1] Redención. Del lat. redemptio, -ōnis. 1. f. Acción y efecto de redimir. 2. f. por antonom. redención que Jesucristo hizo del género humano por medio de su pasión y muerte. 3. f. Remedio, recurso, refugio.

[2] Esa definición me hizo recordar los tiempos de bachiller. En clase de español el profesor tenía unos momentos de diccionario y yo siempre expectante cuando preguntaba levantaba la mano ágilmente y respondía con el acción y efecto de… definición que por antonomasia usa la honorable academia, razón por la cual pícaramente el profesor evadía darme la palabra.

[3] Redimir.  Del lat. redimĕre. 1. tr. Rescatar o sacar de esclavitud al cautivo mediante precio. U. t. c. prnl. 2. tr. Comprar de nuevo algo que se había vendido, poseído o tenido por alguna razón o título. 3. tr. Dicho de quien cancela su derecho o de quien consigue la liberación: Dejar libre algo hipotecado, empeñado o sujeto a otro gravamen. 4. tr. Librar de una obligación o extinguirla. U. t. c. prnl. 5. tr. Poner término a algún vejamen, dolor, penuria u otra adversidad o molestia. U. t. c. prnl.

[4] Pablo D’Ors. Biografía del silencio.


lunes, 27 de noviembre de 2023

PENDEJADAS MIAS

 

                Para ayudar a que la CIA perfile mejor mi propio perfil y la opinión que de mí tienen sus archivos, suponiendo que el gran hermano se ocupa de todos nosotros y viendo todas las series policíacas gringas y no gringas, me causó curiosidad y gracia la labor de los negociadores en momentos de tensión frente al criminal cogido en flagrancia, lo que lo liga en clara lógica a ser un criminal y no hay duda de su condición. Oía el discurso preestablecido, escrito en sus propios protocolos, supongo, pues están dados a tener protocolos para todo, hasta para ir al baño, supongo además y así han pretendido imponérnoslos.

 

                Decía que los discursos preestablecidos para disuadir al criminal para que baje el arma o para que suelte algún rehén, como muestra de buena intención, resulta ser un discurso de lo más estúpido, si se me permite afirmarlo, sea ante un criminal o ante un suicida (mire el porvenir que le espera -la cárcel o la muerte, diría uno-; no sabe el daño que le haría a su familia -cuando el daño ya está hecho-).

 

                El criminal debería tener bien claro el futuro que le espera, cárcel o muerte, pues está claro que en justicia no se puede salvar ante las evidencias, aunque aclaro que con tanto abogado torticero, todo es posible. Cómo es posible entrar a negociar con un asesino, que no va a dejar de serlo, no debería haber ningún tipo de negociación, pues de hecho ya le quitó el derecho a alguien y por ese mismo hecho, perdió todos sus derechos, hasta el de vivir, o no?

 

                Tratándose del suicida, con motivos suficientes para él para realizar ese acto, más los factores depresivos y eventualmente una crisis demencial permanente, diría uno cómo se dejan convencer con esos estúpidos discursos de policía de jolivud. Estando en pleno siglo XXI ya deberíamos estar tan avanzados que deberíamos ayudar a los suicidas, asistiéndolos en el cumplimiento de sus deseos y así evitar daños colaterales, me digo.

 

                El exceso de humanismo que se predica respecto de quienes han renunciado a sus derechos y deberes nos está matando, pues hemos terminado en reconocerle más derechos a quienes nos los arrebatan y fuera de eso terminan siendo mantenidos con nuestros impuestos, por lo que en medio de tanta estupidez me pregunto si acaso los que sí pagan impuestos, de alguna manera, y respetan además los derechos ajenos, de alguna manera, y cumplen con sus obligaciones, de alguna manera, no tienen más derechos que esos otros que se carcomen y destruyen la sociedad.

 

                Pregunta retórica, aunque con tanta hipocresía actual, donde nadie quiere decirlo de frente para no ser rechazado, supongo, o falta de calzones para hablar de verdades, los otros seguirán ganando apoyados hoy por sendos izquierdosos que se están llenando de plata, como lo hacían los derechistas a los que tanto criticaban.

 

                Pero bueno, el discurso me salió desde la placidez de mi comodidad y por eso le recomiendo a la CIA para que redefina mi perfil, la derecha es lo mío y sobre todo por la permisividad del pensamiento actual.

 

                Ave César!

 

… él mismo, le confesó entonces, los ojos húmedos de miedo trascendente o de dolor por las pérdidas sufridas, más de una vez había sentido, como el muchacho, unos incontrolables deseos de mandarlo todo a la mierda, aburrido de cargar con un estigma ancestral por cuya persistencia él no había hecho nada, en ningún sentido.[1]

Tomado de Facebook
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[1] Herejes. Leonardo Padura.

viernes, 24 de noviembre de 2023

FRASES DE DOBLE FAZ

                Hay frases que pueden resultar equívocas, pero que de tanto uso ya uno termina entendiéndolas por el sentido que debe tener.

 

                Una publicidad fue la que me iluminó. Decía: cómo mejorar el estreñimiento. Uno entiende ya que se trata de un mecanismo para no sufrir estreñimiento, pero que vista bajo la lupa lo que estrictamente quiere decir la frase citada es lo contrario, de cómo hacer que el estreñimiento sea más estreñido, pues así se mejora el estreñimiento, me digo. Son frases que oídas con calma hacen la resonancia mental de que algo no concuerda.

 

                En el argot femenino son más ostensibles. Como aquella respuesta que nos dan cuando nos atrevemos a preguntar si están bien. Tu sabrás, es la respuesta, cuando no dicen A mí nada, cuando se les pregunta si les pasa algo.

 

                Y eso me lleva a otras frases ahora trilladas como aquella del garrote que se recibe porque no piensan como ellos. Y toda conversación termina con el grito de feminista, machista, homófobo, racista y las demás que están de moda, pues es una moda, no una forma de aceptación, como debería ser.

 

Lo que me lleva a otra que por ahí oí: Son verdades incómodas que nadie quiere oír.

 

Tanta incongruencia escrita me lleva a pensar en si mi cerebro también tiene un doble faz.

 

había aprendido que la verdadera grandeza humana está en la práctica de la bondad sin condiciones, en la capacidad de dar a los que nada tienen, pero no lo que nos sobra, sino una parte de lo poco que tenemos.… me satisfacía pensar que tal vez algún día el ser humano podía cultivar esta filosofía, que me parecía tan elemental, sin sufrir los dolores de un parto ni los traumas de la obligatoriedad: por pura y libre elección, por necesidad ética de ser solidarios y democráticos. Pajas mentales mías… [1]

Tomado de Facebook
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[1] El hombre que amaba los perros. Leonardo Padura.

lunes, 20 de noviembre de 2023

CRÍTICO O CÍTRICO

                No sé si puedo ser buen crítico de música moderna, pues de no serlo puedo terminar siendo también muy cítrico, tal vez porque vengo del siglo pasado y en música sigo pensando que todo tiempo pasado fue mejor.

                 Como sea, mientras el sueño llegaba me puse a leer y mientras en el televisor puse música (Non stop hits).

                 Oída la música no se oí mal y por eso me pude concentrar en la lectura casi todo el tiempo. En algún momento algo me llamó la atención del video y me encontré, casi sin quererlo, con un común denominador, tipo Shakira, en que además del arrastre de la loba, había que mover tetas y culo como locas, tirarse al piso como epilépticas, mover todas las partes nobles como poseídas por el demonio.

                 También me llamó la atención que en cantantes blancas -pues la mayoría de videos eran mujeres-, la escenografía debía presentar uno que otro negro, otros con ojos rasgados, hombres medio empelotos, insinuantes y otros más medio hombres, pues eso insinuaban también. Si el cantante era negro, de pronto se dejaba ver algún bailarín blanquito, otro de ojitos medio rasgados, porque supongo que si no los ponen pueden ser tildados de racistas, homófobos y quién sabe qué más. Curiosidades que uno se encuentra. Ahora el común denominador en novelas, presentación y demás parece ser que debe incluir toda la gama de colores del ser humano, toda la gama de modalidades sexuales y toda la gama de estupideces que puede imponer una moda, bajo argumentos poco creíbles, al menos para gente pensante.

                 Y claro, en todos esos videos no hay cosificación de la mujer (qué va!), todas las bailarinas (incluidos los que en algún momento fueron hombres) hacen movimientos tratando de mostrar más de lo que tienen, por no decir cuasiempelotas, con los consabidos movimientos de rabo y tetas con síntomas epilépticos y el ya casi universal del perreo (que se ve divino en los niños, dicen las beatas abuelas), no sé si como expresión de protesta contra las buenas maneras de antaño, porque ahora vale todo, mientras no sea contra ellos.

                 En fin, lo mejor es oírles en la distancia, más que verlos, así uno no se ofende demasiado a esta tierna edad y no se evidencia la cosificación, el racismo, la homofobia y, en general, las estupideces que en estos tiempos debe uno soportar, como forma hipócrita para esconderse de la prevalencia de la retahíla eterna de los derechos humanos actuales que solo sirven a conveniencia. Aunque a la larga, bien visto, se puede ver todos esos videos como una función de porno bien disfrazado, por aquello del movimiento sexi…  

A un volumen ensordecedor empezaron a sonar los golpes de un reguetón (¿el mismo del solar?, ¿o todos los reguetones eran un solo reguetón y por eso él no los distinguía?) a cuya irrupción los otros nueve tripulantes del taxi, incluido el chofer y excluido el Conde, respondieron con un casi coordinado movimiento de caderas y hombros, para luego comenzar a corear la letra de una canción que todos (con la vergonzosa excepción del Conde) se sabían, gruñido por gruñido.
Cuando el auto torció por la calle Neptuno, tan o más abarrotada que la zona del Parque Central, y comenzó a torear a peatones, carretillas y triciclos para pasajeros, el chofer, convertido en una especie de líder del coro, indicó a sus tripulantes que ya podían sumarse todos a la interpretación:

Dame un chupi chupi

Que yo lo disfruti

Abre la bocuti

Trágatelo tutti…

Y, mientras cantaban, los viajeros masculinos les indicaban a las viajeras femeninas el sentido de la petición de una mamada, al tiempo que ellas, complacientes, hacían la mímica de realizar la felación y deglutir con gusto y avaricia la eyaculación que estremecía a sus compañeros de viaje hacia el placer. Damas y caballeros, jóvenes y ancianos, semiindigentes y bien vestidos usuarios del taxi colectivo parecían en ese instante ajenos a las tribulaciones del mundo y, sobre todo, a las de sus propias vidas, inmunes al calor y al vaho del petróleo que impregnaban el vehículo, empeñados en realizar una coreografía ritual que parecía ensayada con anticipación, y disfrutaban a ritmo de reguetón de un viaje entre suicida y asesino a bordo de un rugiente Buick de los años cincuenta devenido limosina de diésel Made in Cuba. Descolocado, alien en su propia tierra, Conde no pudo evitar un nuevo asalto de su vocación de meditador: la pobreza feliz, filosofó. La tabla de salvación nacional.[1]

Tomado de Facebook
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[1] La transparencia del tiempo. Leonardo Padura.


viernes, 17 de noviembre de 2023

ELECCIONES CELESTIALES

                Sé que no puedo escribir sobre política, por mi mala leche. Tampoco sobre religión, por las mismas razones.

                 Sin embargo, es que no me pude contener con lo que vi en redes en las últimas elecciones. Reunir los dos temas en uno es explosivo. Y pensaba que quienes escribían y reproducían tales mensajes era gentes medianamente cultas, cultivadas y con estudios universitarios o al menos con un poco de sentido común, pero no, si seguimos así, el mundo será manejado por estúpidos o más de lo que muchos ya lo son.

                 Y teniendo en cuenta mi mala leche, entro en tema.

                 Recibí oraciones para exorcizar las elecciones y a los candidatos de aquél que nos gobierna, en pleno siglo XXI, no en la edad media, en este siglo, válgame Dios. Recurrir a los cielos, tal como se ve en las imágenes -para que no se diga que son producto de mi mala leche- pero tanta ignorancia junta escandaliza, por no decir que me emputa, si he de confesarlo con claridad.

                 Replicando tales sandeces, propias de siglos pasados, en las que se delega la responsabilidad social en Dios y si no funciona quién llevará la responsabilidad, me pregunto. Y siendo así y pensando solo en Venezuela y Nicaragua, parece que el Dios de esas latitudes es sordo o está de parte de tales dictadores.

                  En el nombre de JESÚS: rompemos, cortamos, destruimos, cancelamos, invalidamos el pacto histórico que hizo Gustavo Petro, con hechicería, brujería, brujos, brujas, hechiceros, santeros, satánicos sobre Colombia. Dice uno de los párrafos de la oración y con eso ya se me elevó la presión, no dicen cuantos rosarios, padrenuestros ni salves se deben decir para que llegue a su destino tal oración, lo que me da lugar a pensar en dónde está la caridad cristiana tan replicada y poco ejecutada, deseando el mal al prójimo. Me hizo acordar de hace unos días en que tomé un taxi, se le olvidó poner el taxímetro y me clavó con la carrera, hice el reclamo porque hacía poco había hecho el mismo recorrido y sabía el costo, pero para qué pelear con tal individuo que para colmo, luego del reclamo, me dijo que Dios lo bendiga, eso me dijo el hijueputa y solo pude responderle, pues espero que a usted no, pues mi caridad cristiana no daba para tanto, si es que todavía tengo.

 La otra oración empezaba: *Oración para antes de las Elecciones* Señor Dios, a medida que se acercan las elecciones, buscamos entender mejor los temas y preocupaciones que afronta nuestro país, y cómo el Evangelio nos apremia a responder a estos retos como ciudadanos fieles de nuestra comunidad parroquial. Y luego agregaba: Te pedimos Señor nos conceda discernimiento para que elijamos líderes que escuchan tu Palabra, viven en tu amor y caminan por la senda de tu verdad y de la justicia a medida que siguen el camino de Jesús y sus Apóstoles y nos guían hacia tu Reino de paz y de libertad. Si Dios supiera de semejantes cosas, además de excomulgarnos nos saba del reino de los cielos a patadas, ante tanta estupidez.

 En consecuencia, dejemos las cosas así porque al parecer las redes sociales están diseñadas para alborotar la estupidez humana, pues una cosa es la Oración de la paz, de San Francisco, bellamente elaborada por algún alma de poeta y otra el de las viejas locas (y viejos, para no ser tildado de algo) que se comportan como beatas mientras les desean el mal al prójimo y ese tipo de personas sí deberían soportar los castigos propios de la edad media, pues no hay justificación para tanta estupidez.

 Eso me dijo el señor, Juan 1:11. 

Con la escabrosa recuperación posterior, el país no pudo volver a ser el que había pretendido ser. Del mismo modo en que ellos ya no podrían serlo. El país fue más real y más duro, y ellos se tornaron más desencantados y cínicos. Y también se hicieron más viejos, se sintieron más cansados. Pero, sobre todo, se habían alterado dos percepciones: la que el país tenía de ellos, y la que ellos tenían del país. Supieron de muchas maneras que el cielo protector en el cual les habían hecho creer, por el que habían trabajado y sufrido carencias y prohibiciones en aras de un futuro mejor, se había desarbolado tanto que ya ni siquiera podía protegerlos del modo en que se lo habían prometido, y entonces ellos miraron con distancia hacia un territorio desgajado e impropio y se dedicaron a cuidar (es un decir) de sus propias vidas y suertes, y de las de sus seres más entrañables.[1]

 

Al llegar la Pola al asiento que se le destinaba, dijo en alta voz: ¡Miserable pueblo, yo os compadezco! ¡Algún día tendréis más dignidad![2]

 

Y más adelante, tomando de Laboulaye: "Creer que el sufragio universal producirá por sí la elección más acertada es una ilusión; el sufragio universal es una mas enorme muerta, impulsada por la pasión: los hombres de más talento no son por lo común los más populares, y es muy dudoso que la multiplicidad de sufragios produzca necesariamente las elecciones más ilustradas."[3]

Tomado de Facebook



[1] Herejes. Leonardo Padura.

[2] Crónicas de Bogotá III. Pedro Ibañez.

[3] Memorias. Aquileo Parra.

viernes, 10 de noviembre de 2023

GUERRA

                No entiendo mucho de los orígenes de la guerra. Pero ahora son ejercicios de poder que se hacen constantemente, para desviar situaciones vergonzantes, como la que hace poco decidió Israel iniciar, por un ataque al que el Mossad no se dio cuenta, no previó o prefirió dejarlo pasar para poder iniciarla. Una guerra en que no se sabe si es por territorio, por religión, por poder o simplemente para desviar la atención. Me quedo con la inquietud del gol que le metieron o que se dejó meter uno de los mayores servicios de espionaje de este mundo.

 

                Y como todas las guerras actuales, que pretenden hacerla en una semana y que por falta de previsión se torna eterna, como la que se le ocurrió a Putin iniciar y que juraba ganaba en unos días y van para año y pico. No piensan en el daño que se genera a la humanidad, ni en los daños colaterales que igualmente generan. No acabo de entenderlos.

 

                Y para colmo, no sé si de la estupidez o de la incapacidad de pensamiento de los líderes, aparecen lambones por todos lados, apoyando a uno u otro lado en contienda. Me refiero a su excelencia Petro que no tiene nada qué ver en el problema, que en vez de gobernar su propio país, que parece le quedó grande, termina echándole gasolina al mundo, como si fuéramos alguna potencia que pudiera opinar al respecto, pero es lo que nos ganamos, aquél adicto al café (pero que parece que en una medida de uno de café por cuatro de wiski, revuelto con ciertos polvitos blancos según las malas lenguas).

 

                Naturalmente he leído sobre la importancia de la guerra como negocio, no tanto por la guerra misma, sino por lo que viene después de ella, la anhelada reconstrucción, sin que se logre jamás una paz, pues el odio perdurará por algunas generaciones más en los sobrevivientes al verse desprendidos de sus propios difuntos y el círculo vicioso de anhelada paz queda en promesa incumplida.

 

                En resumidas cuentas, me atengo a un párrafo de Leonardo Padura:

 

… nada sabía ni habría querido saber de guerras en las que gentes como él siempre terminaban siendo los perdedores, pero aun así tuvo que gastar diez años de su vida en una pelea fratricida que nunca entendió del todo, en la que al final no hubo ganador definido sino un compromiso de envainar las espadas por puro agotamiento. Porque, con el tiempo y los pactos, combatir de uno u otro lado, por el monarca o contra el monarca, llegó a ser hasta una simple cuestión de ubicación geográfica, o de obediencia a un señor, o de genuinos deseos de acabar con algo que estaba mal o alguien decidía que estaba mal. Y de súbito las regiones, las ciudades, los pueblos y aldeas, hasta las familias se encontraron divididos, se consideraban enemigos para alimentar una demoledora guerra civil que, una década después, no dejaba vencedores ni vencidos ni cambiaba el país para mejor: todo sería igual, en realidad peor.

Porque la Historia lo sorprendió ubicado en un sitio del que no podía escapar, y por diez terribles años Antoni Barral tendría que pelear al lado de su señor en una guerra en la cual siempre supo que luchaba por lo que pretendían otros, por lo que decidían o querían decidir otros, los poderosos de siempre, los que fuerzan la Historia.

En algún momento escuchó a su caballero hablar, como en un delirio, del final vergonzoso de una guerra vergonzosa que había arruinado al país; de cómo algunos señores y dignatarios habían manipulado sentimientos de pertenencia en los habitantes del reino, según ellos amenazados por poderes invasivos foráneos, pero solo para ocultar tras esos pretextos sus verdaderos intereses de poder y riqueza; de la suerte apenas alterada de los campesinos remansas al cabo de tantos años de lucha.

La guerra civil, decía Jaume Pallard con un vigor y una lucidez que no le correspondían, apenas había sido una más en la crónica de las guerras vividas y por vivir: un juego por el poder, la explosión de las ambiciones, la expresión de lo peor de la condición humana.[1]

Tomado de Facebook
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[1] Leonardo Padura. La transparencia del tiempo.

miércoles, 8 de noviembre de 2023

PIES

También en ese instante se había detenido a observarse los pies, con la recurrente conciencia de que habían sido y seguirían siendo los conductores de su destino.[1]

 

                Esta frase me llevó a pensar o, mejor, a tomar conciencia de la importancia de mis pies (término con el que incluyo a las piernas, rodillas, muslos y demás componentes por mí ignorados, todos ellos).

 

Ya entrado en la senectud, cuando los pies comienzan a arrastrarse así no se quiera, adquirí conciencia de ese compañero de sesenta y pico de años que me han aferrado y acompañado a lo largo del camino de este planeta y a decir verdad, a los que también me he aferrado. (Como dato curioso, Google Maps me informó que al finalizar el año 22 había recorrido el 43% de la esfera terrestre y durante el primer trimestre de este año había sido el 2%. Lo sé, datos inútiles, pero llamativos como para preguntarse cuántas veces en la vida, así sea con pasos rutinarios del día a día, ha dado la vuelta a la circunferencia terráquea o cuantas veces pudo haber ido y venido a la y de la luna; lo sé, preguntas retóricas que tampoco sirven de nada).

 

Entonces los pies me han llevado a los pasos, los buenos y los malos pasos que he dado y no sé si seguiré dando, en esta vida. Testigos de las diversas situaciones de mi vida, buenas, no tan buenas y hasta regulares o malas, testigos igualmente de mis círculos repetitivos o viciosos, si se quiere (supongo que de allí las frases de mal paso, buen paso, recoger los pasos, devolver los pasos). Permanente e indiscutible compañía y a los que he abandonado, pies y pasos, al suponer que son imprescindibles, obligatorios, que para algo están, olvidando naturalmente su importancia y que sin ellos, no estaría aquí, bien o mal. Tantas veces son ellos, mientras estoy en piloto automático, los que han dirigido, decidido y actuado por los diversos caminos de la vida, guiados por su propia autonomía, o tal vez por un mensaje cerebral inadvertido que indicaba el rumbo que se debía tomar, mensaje subliminal recibido de un subconsciente inconsciente.

 

Olvidados los pies, los pasos evaporándose en los recónditos escondites de la memoria, qué falta de cuidado han tenido y todo lo que han servido, me digo mientras me masajeo los primeros, reconociendo en tales movimientos el placer de la calidez y descanso que da un buen masaje. Y los pasos, como dije, tratando de que no se evaporen demasiado rápido, tratando de retenerlos para que el recuerdo perviva así estén distorcionados.

 

Se miró los pies, otra vez estaba en camino[2].

Foto JHB (d.r.a.)


[1] La transparencia del tiempo. Leonardo Padura.

[2] Padura.

lunes, 6 de noviembre de 2023

PREGUNTADERA

                Hoy pensaba de dónde venía nuestra capacidad de hacer tanta pregunta; de la curiosidad, lo sé, también del deseo de obtener respuestas a nuestra ignorancia y siendo así, nos faltan años para poder terminar de hacer preguntas.

                 Hay muchas preguntas, tantas que el tiempo no da, emergen con el camino, surgen unas mientras otras, sin respuesta, se evaporan, esperando el mejor momento, o el más inoportuno, para volver a resurgir.

                 Y las hay de todo tipo, las de la búsqueda del conocimiento, otras de decepción como por qué me tocó a mí. Las hay incómodas, inconvenientes, irreverentes, ilógicas y hasta repetitivas.

                 Unas que hay que hacer, otras que por vergüenza no se hacen, otras más que pican la curiosidad y rayan con el chisme, las más. Y otras, que es mejor no hacer, va y nos chocamos con algún arcano decepcionante. Otras se suponen, algunas más se presumen y hasta las hay inconclusas y las peores, las que no debían hacerse pero se hicieron y su respuesta, previsible, ofenden, nos hacen evidentes, nos generan rubor.

                 Y me pregunto hoy, ya no había escrito sobre el tema? Presumo que sí, pero esta ha de ser una variación a dos manos, como dirían los músicos.

                 Es el problema de la preguntadera, que no estamos en capacidad de conocer todas las verdades, va y nos ofendemos.

 

¿Pero en verdad a qué le temes, Elías, a Dios o a tus vecinos?», preguntó al fin, utilizando la lengua de los sefardíes castellanos, luego de abandonar la pipa sobre el escritorio. A Elías lo sorprendió la dificultad que entrañaba responder aquella simple cuestión. «De Dios sé qué se puede esperar…, y de mis vecinos también», fue lo que se le ocurrió decir… [1]

Tomado de Facebook
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[1] Herejes. Leonardo Padura.

viernes, 3 de noviembre de 2023

BONDADES DE LA VEJEZ

                 De esos mensajes chistosos que recibe uno por Whatsup o cualquier red, encontré uno que adelante transcribo que es bastante chistoso, pero igualmente es bastante real, de burla pasa a realidad y pueden terminar siendo consejos, esa es una virtualidad de las redes.

 

                Es encontrar en ellos el lado amable para nuestra pobre y agobiada humanidad y qué carajos, de vez en cuando vale la pena reírnos, así sea de la vida misma porque lo que nos espera es una realidad vacilante por no decir, pesimistamente, que la vaina se pondrá jodida. 

 

                Y entrando en tema, esas ventajas de la edad dicen ser:

 

1. EL CURRICULUM TE IMPORTA UNA MIERDA, YA NO TE DARAN UN NUEVO TRABAJO.

2. SI ERES PARTE DE UN GRUPO DE REHENES, SERÁS DE LOS PRIMEROS EN SER LIBERADO.

3. NO TIENES QUE CEDER TU ASIENTO A NINGÚN ANCIANO.

4. YA NO ERES HIPOCONDRÍACO, AHORA SÍ ESTÁS ENFERMO.

5. YA NO TIENES NADA QUE APRENDER PARA EL LARGO Y DIFÍCIL CAMINO DE LA VIDA.

6. TU SEGURO SOCIAL COMIENZA A VALER LA PENA.

7. TUS ARTICULACIONES PRONOSTICAN EL TIEMPO MEJOR QUE LOS METEORÓLOGOS.

8. TUS SECRETOS ESTÁN SEGUROS CON TUS AMIGOS; ELLOS TAMPOCO SE ACUERDAN.

9. TU DOTACIÓN DE NEURONAS ACTIVAS LLEGÓ, POR FIN, A UNA CANTIDAD MANEJABLE.

10. PUEDES VIVIR SIN SEXO..., PERO NO SIN TUS GAFAS !!

11. SI HACES UNA FIESTA, TUS VECINOS NI SE ENTERAN...

12. TU ROPA JAMÁS PASA DE MODA.

13. LOS PECADOS CAPITALES HAN CAMBIADO; EJEMPLO: ... LA  'LUJURIA' ES AHORA 'PEREZA'.

14. A LA MAYORIA DE TUS AMIGOS NO LES IMPORTARÁ RECIBIR ESTE CHAT A LAS 05:00 AM, PORQUE CASI TODOS ESTARAN DESPIERTOS.

15. EN BREVE, NO RECORDARÁS QUIEN TE MANDÓ ESTE MENSAJE, PERO TAMPOCO A ÉL LE IMPORTA, PORQUE TAMBIÉN YA LO OLVIDÓ

PD: LO CAMBIÉ A LETRA GRANDE PORQUE YO TAMPOCO VEO UN CARAJO

 

                Juventud, divino tesoro, dijo el poeta.  

Carajo. Una vez lo leí, eso nunca se me ha olvidado, que la mayor desgracia de un hombre es sobrevivir a todos sus amigos. No sé si el que lo escribió pasó por eso, pero yo le digo que es verdad… Todos los días, cuando abro los ojos a las cinco de la mañana y descubro que sigo aquí, me hago la misma pregunta: ¿hasta cuándo vas a seguir jodiendo, Rogelito? Es que hace rato estoy convencido de que lo único que me falta por hacer en esta vida es morirme.[1]

Tomado de Facebook
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[1] La neblina del ayer. Leonardo Padura.