Algún día desperté con la sensación que ronda al pensamiento de la necesidad de una redención.
No sé si fue producto de uno o varios sueños tenidos a lo largo de la noche que, por cierto, fue calurosa, según alcanzo a recordar. Sea tal vez por eso, como ingrediente adicional, lo que me llevó a pensarlo y me refiero al calor, al sentir en algún entreacto del sueño, la posibilidad de haber visitado las llamas del infierno, a lo Dante, y de allí que de alguna manera me hiciera pensar en que me consumían las llamas y de alguna manera necesitaba urgentemente una redención.
Cómo es posible que en sueños y entre sueños sucedan las cosas y se entrelacen situaciones y circunstancias que pueden dar qué pensar, me dije a mí mismo.
La palabreja me llevó a la necesidad de buscarla en la RAE[1]: Acción y efecto de redimir.[2] No dice nada, claro está. Las otras acepciones no me convencieron y menos la de Jesucristo, pues si ya me había redimido, mal podría volver a redimirme veinte siglos después, me decía. Lo que me llevó a buscar el verbo, directamente[3]. Definiciones típicas de abogados (liberación de esclavos, que no es del caso; recompra, que tampoco sirve; el pago por la liberación, tal vez, pero siguen siendo muy jurídicas), hasta que la última que es Poner término a algún vejamen, dolor, penuria u otra adversidad o molestia, entendiendo que en alguna parte alcancé a leer que es el redentor el que redime!
Con toda esta precisión, siento que ya hice un perfecto sancocho.
Eso me hizo sentir ante un confesor diciéndole las palabras sacramentales que aún no olvido, del acúsome padre de haber pecado mucho (¿) de pensamiento, palabra y obra (pero no en flagrancia!), por mi culpa, por mi culpa, por mi gravísima culpa (siéntase el golpeteo de la mano cerrada en el pecho) y quisiera arrepentirme, pero no de todo, pues algunos fueron muy buenos y de feliz goce, de esos no hay arrepentimiento; de los otros sí, los que causaron pena y hasta angustia. Pero de cuáles sí? Bueno, de cuáles no? Ya ni recuerdo algunos, otros fueron olvidados -por senectud o a la fuerza-, otros quisieran serlo y para todos ellos tengo justificantes y justificadores.
Entonces cómo puede haber redención, grita el cura. Ah! yo no sé, contesto, pero en los sueños fue muy fácil y si estuve en los infiernos, no fue del todo malo, creo recordar.
Y con el cura no pudimos ponernos de acuerdo, simplemente me echó y yo, con beatífica sonrisa de recuerdo de mis buenos pecados, salí contento conmigo mismo.
Y qué pasó con la redención, se preguntarán. Eso mismo me pregunto yo.
Solo
sufrimos porque pensamos que las cosas deberían ser de otra manera. En cuanto
abandonamos esta pretensión, dejamos de sufrir. En cuanto dejamos de imponer
nuestros esquemas a la realidad, la realidad deja de presentarse adversa o
propensa y comienza a manifestarse tal cual es, sin ese patrón valorativo que
nos impide acceder a ella misma.[4]
[1] Redención. Del lat. redemptio, -ōnis. 1. f. Acción y efecto de redimir. 2.
f. por antonom. redención que Jesucristo hizo del género humano por medio de su
pasión y muerte. 3. f. Remedio, recurso, refugio.
[2] Esa definición me hizo recordar los tiempos de
bachiller. En clase de español el profesor tenía unos momentos de diccionario y
yo siempre expectante cuando preguntaba levantaba la mano ágilmente y respondía
con el acción y efecto de… definición que por antonomasia usa la honorable
academia, razón por la cual pícaramente el profesor evadía darme la palabra.
[3] Redimir. Del lat. redimĕre. 1.
tr. Rescatar o sacar de esclavitud al cautivo mediante precio. U. t. c. prnl. 2.
tr. Comprar de nuevo algo que se había vendido, poseído o tenido por alguna
razón o título. 3. tr. Dicho de quien cancela su derecho o de quien consigue la
liberación: Dejar libre algo hipotecado, empeñado o sujeto a otro gravamen. 4.
tr. Librar de una obligación o extinguirla. U. t. c. prnl. 5. tr. Poner término
a algún vejamen, dolor, penuria u otra adversidad o molestia. U. t. c. prnl.
[4]
Pablo D’Ors. Biografía del silencio.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario