miércoles, 31 de mayo de 2017

LA HISTORIA REPETIDA


-siempre hubo entre los perros y yo,
si no una guerra abierta,
un estado de paz sin confianzas. (1)

Me preguntaba cómo es posible que ciertos personajes y ciertas tendencias, con la experiencia histórica que ha tenido la humanidad y que es de conocimiento mundial, ya que la globalización ha permitido que dejemos el provincialismo para ver más allá de nuestro propios cerros, podamos incurrir en pasiones políticas o religiosas que el tiempo ha demostrado son funestas, por mencionar solo éstas.

Y lo curioso del caso es que esas tendencias se están viendo en lo que llamamos potencias. Estados Unidos con el Trumph, Inglaterra el Bretix, Francia con sus elecciones, Alemania… ya conocemos a Alemania y el nacionalismo no ha desaparecido, puede volver.

Y ya la vivimos en Colombia y personajes de la talla de Uribe y otros más apasionados que le acompañan o que le hacen la contra.

Parece que eso de que quien no conoce la historia está condenado a repetirla es simplemente un cliché, un mito urbano, porque aún conociéndola seguimos repitiendo a través de los tiempos las mismas barbaridades cometidas en el pasado, en tiempo de bárbaras naciones, como antaño se decía, como antaño se hacía. 

Y eso me lleva a pensar que somos borregos que eternamente pastan en el pastizal que el pastor elije, sin derecho a que podamos pensar. Siempre me pregunté cómo con tantos alemanes –y tantos enemigos- soportaron a Hitler por tanto tiempo. También me pregunté, desde la Cabaña del Tío Tom, cómo fue posible que los negros en superioridad de número, de fuerza y de corpulencia, pudieron estar tanto tiempo sometidos. Cómo aguantamos aún a Uribe y cómo hay gente que todavía le sigue como al profeta enviado por Dios. Y no hay argumentos que valgan contra ello, es como si la ceguera se generalizara e impidiera ver con lógica, con sentido común.

Antonio Caballero me ayuda a encontrar la explicación. El miedo. Y dice: Y lo busca halagando los más bajos instintos del pueblo francés: el chovinismo y la xenofobia. En la raíz del fascismo está el racismo. El miedo al otro: al diferente, al extraño, al extranjero, al que es distinto por la raza o por la religión, por la ideología o por la lengua o por el color de la piel. El nacionalismo es la versión blanda, liviana del racismo, y en consecuencia del fascismo. La palabra fascismo viene de los fasci di combatimento, haces de combate, apretados y homogéneos como haces de flechas o de espigas, que conformaban las tropas de choque del partido del duce italiano Benito Mussolini, el cual tomó por eso el nombre de Partido Fascista. Luego vino el nacionalsocialismo hitleriano: el nazismo. Y con él, la guerra mundial. Todo ello como resultado del huevo original, del huevo de la serpiente: el miedo a la diferencia. Un miedo que solo se supera mediante el uso de la violencia, único modo de tratar al otro, al diferente.(2)

Y por su parte, la Fallaci sostenía (creo que en palabras del considerado patriota griego Panagoulis): Ésta es la época de los ismos -comunismo, capitalismo, marxismo, historicismo, progresismo, socialismo, desviacionismo, corporativismo, socialismo, fascismo-, pero nadie se percata de que todo ismo rima con fanatismo. Ésta es la época de los anti -anticomunista, anticapitalista, antimarxista, antihistoricista, antiprogresista, antisocialista, antidesviacionista, anticorporativista, antisocialista, antifascista-, pero nadie se percata de que todo ista rima con fascista. Nadie dice que el verdadero fascismo consiste en ser anti por principio, como quien agarra una rabieta, negando a priori que en cada corriente de pensamiento haya algo justo o algo susceptible de ser utilizado para buscar lo justo. El sentido e incluso el significado de la libertad se pierde al encasillarse en el dogma, en la ciega certeza de haber conquistado la verdad absoluta, sea éste el dogma de la virginidad de María o el dogma de la dictadura del proletariado o el dogma del Orden y la Ley, cuando la libertad es el único concepto inapelable e indiscutible. Tanto es así, que la palabra libertad no tiene sinónimos, tan sólo extensiones o adjetivos: libertad individual, colectiva, personal, moral, física, natural, religiosa, política, cívica, comercial, jurídica social, artística, de expresión, de opinión, de culto, de prensa, de huelga, de palabra, de fe, de conciencia. En última instancia, ella es el único ismo o sea el único fanatismo admisible, pero sin ella un hombre no es un hombre y el pensamiento no es pensamiento.(3)

Y es así como el miedo nos gobierna, porque hace parte de nuestra propia vida, siempre hemos tenido miedo, siendo cobardes? No lo sé. Tal vez por eso somos honrados, por miedo a que nos delaten, por miedo al qué dirán, por miedo a la cárcel, tal vez por eso, simplemente por eso es que somos honrados. Y por eso, tal vez, sólo tal vez repitamos la historia por enésima vez.

—Porque este país está dividido por la mitad; o estás en un lado o en el otro, y basta que unos digan A para que los otros respondan B. Es sorprendente, pero aquí nadie escucha. En ocasiones, las posiciones se basan en estar en contra de lo que diga el adversario, no en un pensamiento propio que lleva a unas conclusiones. (4)


Tomado de Google.


(1) Saramago. El mejor amigo del hombre
(2) Antonio Caballero. El exiguo exágono. http://www.semana.com/opinion/articulo/antonio-caballero-opinion-sobre-las-elecciones-en-francia/524307#
(3) Oriana Fallaci. Un Hombre. Y lo escribió hace más de 40 años! Si se quiere más ilustración ver: https://es.wikipedia.org/wiki/Alexandros_Panagoulis
(4) Julia Navarro. Historia de un canalla

lunes, 29 de mayo de 2017

PONTIFICANDO ANDO


Si me equivocó me perdonan, si lo saben, me corrigen. Oí algo relacionado con la cosmogonía de Empédocles que decía, según entendí, que no vemos la totalidad sino solo la parte que subjetivamente creemos y queremos ver. Si lo emparentamos con Einstein, resulta que tanto el todo como la parte son relativos en la misma medida.

Y ahora a qué viene ésto? A que uno se la pasa pontificando de lo divino y de lo humano. Y uno pontifica creyéndose poseedor de la verdad y afirma con la seguridad de un letrado y se emberraca cuando nos ofenden llevándonos la contraria. (Conste que no estoy hablando del uribismo).

Y para saber que no la estaba embarrando con el título, verifiqué el significado y dice: pontificar. verbo intransitivo. 1. Presentar o exponer de una manera dogmática y con tono de suficiencia principios o ideas que no necesariamente han sido comprobados.(1)

He ahí la clave, me dije: el tonito de suficiencia, esa exposición dogmática propia de los colombianos cuando precisamente queremos pontificar, sin averiguar primero, sin tener conocimiento, la autosuficiencia o simplemente por descrestar o para imponer el criterio, como está de moda. Y recordemos que el dogma no permite contradicción ni contradictores, lo que es, es.

Y ya no dudamos ni admitimos estar equivocados y mucho menos nos excusamos de nuestra propia ignorancia, ni ante la evidencia de la barbaridad sostenida. Nos estamos acostumbrando en consecuencia a contraargumentar con el insulto, con la insolencia, con la grosería.

Y quiero aclarar una cosa, cuando uso el nos, si no aplica, entiéndase entonces el me, entendido como el yo, el que estas palabras escribe.

Y no sé si es por cuestión de la edad, pero ya no estoy seguro de tantas cosas y si bien antes pontificaba, hoy dudo, naturalmente me escudo en el yo creo, yo pienso, yo opino o como buen abogado (¿), con el mejor escudo que es: salvo mejor opinión.

Lo que ha ayudado a la duda es que también es cierto que con los años ya nada está claro, habiéndose preguntado uno do están mis gafas, cuando las tengo puestas. Vergüenzas da la vida.

Y llega la hora del reconocimiento, de la civilización, de la tecnología, para bien o para mal, educadora o castradora y mentirosa, en que queda al descubierto la existencia de multiplicidad de verdades: la mía, la suya, la del conglomerado, la de la oposición, la nuestra, la de ellos.

Y a pesar de todo, seguimos pecando, seguimos pontificando, ese tonito de suficiencia dogmática no lo perdemos, a pesar de los años, por eso hay que darnos un espacio, dudar de todo, desconfiar aún de nuestros conocimientos, porque la verdad no es la que subjetivamente queremos ver, ni la que queremos creer, es precisamente lo contrario, como respuesta de reina de belleza.

Eso me llevó a pensar en Descartes y la duda –metódica-. Naturalmente me ayudo del Internet, ya estoy involucrado en su era y veo lo de la duda metódica(2), lo que lleva al pienso, luego existo (o si se prefiere la fórmula elegante: cogito, ergo sum).

E irónicamente, por aquello de pontificar y dudar, resulta que la famosa frase no era de Descartes (a pesar de que siempre nos lo enseñaron así) y por eso acusaron a Descartes de plagio (punto que nunca nos explicaron ni enseñaron) que al parecer lo tomó prestado y sin consentimiento de Gómez Pereira o de Francisco Sánchez el Escéptico, que pudieron tomarlo de San Agustín, que pudieron leerlo de Avicena(3).  (Conste que estas referencias no son producto de mi saber sino del Dr. Google, quien sí hizo doctorado).

De allí que no podemos estar seguros de nada. Ni siquiera de Internet! Qué inseguridad la de este siglo! Me excusaría.

Pues lo que no está en internet es que no existe
—respondió él con ironía.(4)





(1) https://www.google.com.co/search?q=pontificar+significado&oq=pontificar&aqs=chrome.1.69i57j0l5.3621j0j7&sourceid=chrome&ie=UTF-8
(2)  La duda metódica consiste en considerar como falso a cualquier supuesto del que se pueda dudar. Si esta existe, este supuesto se puede considerar verdadero o falso. Pero la duda funciona como falsedad porque se percibe falso y se elimina la verdad. Es decir, que si Descartes encontraba alguna duda en la raíz de un supuesto, lo podía considerar como falso. https://es.wikipedia.org/wiki/Duda_met%C3%B3dica
(4) Julia Navarro. Dime quién soy

viernes, 26 de mayo de 2017

TODO POR EL TONITO…



-          Cree que Dios tiene un plan diseñado para cada uno?
-          Como para qué o qué?
-          Digo, con tanto cuento que se cierra una puerta…
-          Maricas, Dios ni siquiera sabe que existimos!
¬ ¬ ¬


-          Estoy cansado de sostenerte, dijo la nuca.
-          Y yo qué? Replicaron los pies.
-          Silencio, sentenció el cerebro. Sin mí son mudos.
Y un fugaz pensamiento resplandeció por un segundo y a lo lejos sonrió maliciosamente.
¬ ¬ ¬


Lo mejor es mantener la humildad y no olvidarte nunca de quién eres. Sentenció.
-          Y quién soy? Me dije.
Y al instante pasaron mil pensamientos que alcanzaron a gemir:
-          El que soy?
-          El que veo?
-          El que pienso que es?
-          El que no es?
-          El que otros creen que soy?
-          El que soy pero que no puedo dejar ver?
-          Cuál? Me volví a preguntar.
¬ ¬ ¬


Irreverentemente me preguntaron:
-          Qué busca en la vida?
-          Hoy, nada. Ayer, todo. - Me limité a decir.
¬ ¬ ¬


-          Y por qué apaga la luz?
-          Para poder ver todo negro, le dije.
-          ¬ ¬ ¬


Oí que la vida se divide en cuatro partes: amar, sufrir, luchas y vencer. Y agregaron: el que ama, sufre; el que sufre, lucha y el que lucha, vence? Sigo preguntándomelo.
¬ ¬ ¬


-          La vida, un círculo vicioso? Y para qué?
-          Para que la muerte nos coja borrachos! Repliqué!
-          ¬ ¬ ¬


-          Era por allá, dijo Gabi.
-          Dirá por acá, corrigió Nacho.
-          Cada uno oriéntese como quiera, sentenció Gabi.
-          Ah! Dije yo.
-          ¬ ¬ ¬


-          En un árbol los anillos del tronco indican la edad…
-          Y en el hombre?
-          Lo bruto que fue el elegir el palo?
-          ¬ ¬ ¬

-          El camino inverso es una equivocación? Dije.
-          Lo mismo que ocurre con el rebaño, solo le hace caso al pastor y por qué el pastor no le hace caso al rebaño? Dijo.
-          Ya empezó con sus pendejadas… Hágale entonces. Dije.
-          La oveja es a pastor, pastor a iglesia, iglesia a borrego, qué tiene que ver el borrego con la oveja? Dijo.
-          La lana! Grité emocionado.
-          Y ahora ésta, dijo: Si el derecho es la solución a todo, por qué la justicia se la dan al que no tiene derecho?
-          No hay derecho, póngame una más fácil, aunque… todo es por la lana?
-          ¬ ¬ ¬

-          Otra vez emputado?
-          No, por?
-          Por el tonito, por el tonito…

-          ¬ ¬ ¬

Foto: JHB (D.R.A.)

miércoles, 24 de mayo de 2017

SUEÑOS QUE RUBORIZAN


Sería mucho mejor que no necesitáramos del sueño para estar en paz. (1)

Para mis blogs normalmente anoto en cualquier papel la palabra, el titular, la frase oída, la dicha, el tema o la alusión que me llama la atención y espero el momento en que al sentarme a escribir logren fluir en palabras. Tenía una pendiente que no sabía por dónde trabajarla: Prejuicio. Vueltas y vueltas le di, sin resultado, nada fluía al respecto porque las palabras quedaban cortas para lo extenso que consideraba debía ser y decir.

Sin embargo, anoche tuve un largo sueño que asocio con lo no escrito. Sé que hubo muchos genios que esperaban dormir para que las ideas surgieran; no es mi caso, pero la impertinencia de este sueño me llevó a concluir la tarea pendiente.

Trataré de relatar el sueño, sin eufemismo y con toda la discrepancia, intolerancia y desgreño que el cerebro usa para atormentarnos en ocasiones.

Estaba, en cualquier lugar, en una cama, con una compañía que sentía insoportable, para ambos lados; oía que me miraba y me decía hijueputa, yo le respondía luego de un silencio en que las palabras no existían, con el mismo insulto. Y entre esos silencios e insultos la vida proseguía como si fuera una película expuesta frente a la cama. Me sentí ofendido al oír que me insultaba; respondía con la misma furia.

Luego, como si la cama se hubiera convertido en un bus, desde mi asiento veía a compañeros de universidad, a compañeros de trabajo, de hace veinte, treinta años. Muchos desconocidos o tal vez muchas caras olvidadas de gente con la que me había cruzado. Y veía la razón por la que podía avergonzarme de algunos, darme pena de otros, por su origen, por su estrato, por su condición, aunque aclaro que ninguna sombra empañó por la disposición sexual o por color, lo que ahora me llama la atención.

Creo haber sentido en sus miradas, de la misma manera, cómo me discriminaban, por sentirse superiores, por sentirse inferiores, por venganza a mi aparente superioridad. Y por donde mirara, la incomodidad era grande, por el hecho de la discriminación, por el mismo prejuicio que notaba a lado y lado de la pantalla imaginaria. Me sentía incómodo, como incómodos estaban a mi lado.

Fue un sueño depresivo, desgarrador, vergonzoso, de esos que uno no quiere volver a repetir, yo lo llamaría un sueño indecente, de los que quiere uno ocultar como parte vedada de la vida, de lo que quiere esconder para que nadie lo sepa, nadie lo descubra, nadie note el rubor que eso conlleva. Un secreto íntimo y únicamente para uno mismo.

Me desperté con mala vibra, con vergüenza y recordé a una persona que en un momento me ayudó, hoy por lo que veo, muy prestante y sin razón alguna me dio rabia esa persona, no me lo he podido explicar hasta el momento. Rabia por mi envidia de que él sea lo que es y no yo? Rabia de por qué él sí y yo no? Otras preguntas que no tendrán respuesta, salvo que me ponga en manos de un terapeuta.

Y evadiendo esas respuestas, supongo yo, reaccioné ante lo prejuicioso que he sido a lo largo de mi vida, de una u otra manera. Acudieron a mi recuerdo frases maternas o de conversaciones con sus amigas que decían: es que esa india, si no ve que vive en tal barrio, pero si es un levantado, los papás eran unos pobres campesinos, lo saludan a uno como si fuéramos iguales… (lo puedo escribir con cierta libertad porque sé que mi mamá no me lee ni sabe de mis locuras, aunque puede que alguno de mis hermanos –esas joyitas!- se lo diga, lo insinúe o busque ruborizarme ante ella, en tal caso lo negaré y me haré el pendejo).

No trato de exculparme por mis prejuicios, nacidos de esas épocas, adquiridos por ósmosis involuntaria, no sé si la genética igualmente ha colaborado, pero luego de ese sueño he de reconocer que efectivamente he tenido y vivido de mucho prejuicio, aunque en mi defensa puedo confesar que con un trato no digamos más íntimo pero sí más allegado, he descubierto lo innecesarios que fueron en la mayoría de casos. Algunos, en su mayoría silentes, me han dado la cachetada, igualmente silente, que me merecía por pensar en las bobadas que pude pensar de ellos, en la discriminación de que fueron objeto de mi parte, materializada o no, pensada y no expresada y viceversa.

Si algún lector ha sido motivo de mi prejuicio, sólo quiero que sepa que lo siento, no era tan evidente como lo pude corroborar hoy. En mi defensa puedo confesar que con el tiempo se ha ido aminorando esa desagradable maña de discriminar, trato de ver con otros ojos las condiciones ajenas, de ponerme en sus zapatos, en no continuar como crítico ácido. Y ahora que lo recuerdo, la palabra surgió porque en algún lado oí o leí que preguntaban que si era posible dejar el prejuicio a un lado.

Claro que se puede, pero requiere de esfuerzo, no se puede confiar en el cerebro, la loca de la casa, que hace lo que se le da la gana, juzga y prejuzga sin razón, por eso hay que no confiar en ella ni darle en exceso confianza, a pesar de que pueda pensarse en que es un prejuicio, pero en este caso es mejor mantenerla a distancia, no es fiable!

los colombianos invocamos frecuentemente nuestros mandamientos 11 y 12. Y lo hacemos incluso con cierto orgullo pues creemos que ese espíritu nos hace un pueblo astuto. Pero en realidad estos mandamientos denotan una nación que tal vez esté compuesta de individuos astutos, pero que colectivamente es bastante sonsa, pues esa precaria confianza cívica dificulta la acción colectiva y obstaculiza el desarrollo y la consolidación de la democracia. (2)



Foto: JHB (D.R.A.)


(1) Saramago. Ensayo sobre la lucidez.
(2) Rodrigo Uprimny. Los mandamientos 11 y 12. http://www.elespectador.com/opinion/los-mandamientos-11-y-12-columna-689353

lunes, 22 de mayo de 2017

NEFELIBATA


Se dice de la persona soñadora, de quien parece estar en las nubes, en la inopia, fuera de la realidad.

Y la palabra tiene toda su estructuración idiomática: Formación culta del gr. νεφέλη nephélē 'nube' y -βάτης-bátēs'que anda', y este der. de βαίνειν baínein 'andar'.1. adj. Dicho de una persona: Soñadora, que no se apercibe de la realidad. U. t. c. s. Dice el diccionario de la Real Academia. No es una aparecida, tiene origen griego y todo, aunque ya el ser griego no es propiamente un honor, con la Grecia de hoy, digo. Y aplica a los despistados, a los que viven en las nubes, como tantas veces me ha pasado.

Lejos de mi pretender conocer, saber y usar todas palabras que la Real Academia ha informado que es U. t. c. s. (pensé que las siglas querían decir que estaban en desuso, pero traducen úsase también como sustantivo, oséase: me rajé, pensé que se trataba del a.e.d. algo así como actualmente en desuso).

Pero bueno, a qué viene este derroche de sapiencia?

A la dinámica del idioma? Sí, pero no, porque después dicen los ignorantes que con ello vale todo y la Yuli Zuleima saca pecho, aunque de por sí lo saca, conociéndola y no propiamente con fines didácticos, ojalá el tatuaje se pudiera leer mejor, digo, para no tener que acercarse uno tanto para leerlo.

Nuestro problema es que estamos evolucionando, en este caso idiomáticamente, por el lado malo, el que considero negativo, es decir llenándonos de anglicismos, galicismos y gaminismos innecesariamente pues el idioma castellano o si lo prefieren español, da para largo y para ancho, (oyó pelao?). Aunque ha de reconocerse que a los gringos les hemos dado de su propia medicina, con la espanglización de su idioma, si se me permite la expresión.

Ahora sí concreto, a qué viene el cuento?

Venía con la idea pendiente, tanto que había anotado la palabreja nefelibata para acordarme de escribir sobre el tema. Pero Margarita Rosa se me anticipó con un artículo que publicó en El Tiempo sobre las palabras que dejan el sinsabor, como lo es el prefijo ex, que da para lo bueno como para lo malo, de expresidente a expresidiario, por no decir lo de examante y exmarido, que era el tema de Margarita y cada cual con su propia connotación.

Y lo mío venía precisamente a ver cómo las palabras con el tiempo se desfiguran, para bien o para mal y con el tiempo pasan a tomar características que originalmente no eran o al menos no eran las principales, si tenemos en cuenta las diferentes acepciones que pudieron tener.

Cito un ejemplo: manipular. Según la Academia es Del b. lat. manipulare. 1. tr. Operar con las manos o con cualquier instrumento. 2. tr. Trabajar demasiado algo, sobarlo, manosearlo. 3. tr. Intervenir con medios hábiles y, a veces, arteros, en la política, en el mercado, en la información, etc., con distorsión de la verdad o la justicia, y al servicio de intereses particulares. 4. tr. coloq. Manejar alguien los negocios a su modo, o mezclarse en los ajenos.

La primera acepción que corresponde a la noción que tiene un uso más común, era la que antaño uno conocía. Aún la segunda. Hoy, las tercera y cuarta acepciones tomaron la posición de las otras, desplazándolas. Hoy por hoy oír de manipulación uno piensa de inmediato en algo doloso, ilegal, rastrero.

Otras palabras no han ascendido ni descendido, se mantienen incólumes, por ejemplo la siniestra, entendida como la izquierda y la izquierda, como todos sabemos (nótese el plural de primera persona usado en marketing -por mercadotécnica para purismo lingüístico- o manipulación de masas en ambos casos para hacer énfasis de sabiduría y evitar ser contradicho, porque contradecido lo corrige automáticamente el autocorrector, por aquello que es auto –pero no vehículo, aunque en últimas podría considerarse como el vehículo para subrayar en rojo la ignorancia o, se lo advertí, en otras palabras); decía, como todos sabemos a pesar de que ya no es una palabra tan pecaminosa como antaño si deja el sabor de la improvisación en materia gubernamental, entre otros. Aún hay que recordar que en el siglo pasado los izquierdos, es decir los zurdos, no eran muy bien vistos, tal vez por eso cambiaron la palabra y de ser izquierdos pasaron a ser zurdos, para desviar la atención y no ser satanizados.

Y otras palabras tienen poder asesino. El mejor ejemplo la palabra pero seguida de un sustancial y preciso silencio o pausa, para darle la connotación pertinente y no precisamente la mejor. Nada más recordar aquellos tiempos juveniles en que le decían a uno: lo quiero (en esa época no se daba el tuteo como se hace ahora), lo quiero pero… y con eso quedaba uno matado con el corazón partío. O el usté es bueno para ascender pero… laboralmente le generaban un chichón que dolía y cómo dolía, pensando uno que era el mejor para ello, que no tenía peros. Por eso las palabras matan.

Y otras, como eufemismo y sin eufemismo, que ya quedaron abandonadas en el diccionario, como la de melifluo, deleznable y que de ser usadas, queda uno como un  fantoche tratando de descrestar cristianos y naturalmente como la que titula este blog, que para ser sincero no he podido pronunciar de corrido y me trabo con ella, tal vez, solo tal vez, por andar en las nubes.

Cada vez que Proeresio habla se limita, ya que las palabras limitan todo, siendo ellas mismas limitadas. Por esa razón Prisco es el más sabio de todos: el silencio no puede juzgarse. (1)

Foto: JHB (D.R.A.)



(1) Mika Waltari. Sinuhé el Egipcio.
Proeresio: retórico y maestro cristiano de Armenia originario de Cesárea quien enseñó en Atenas. Fue uno de los sofistas destacados de la época. Conocido como el rey de la elocuencia. Prisco: (no confundir con los hampones colombianos). Al parecer filósofo contemporáneo del primero, pero no logré mayor información. 

miércoles, 17 de mayo de 2017

PRE-FIJO

Ten cuidado con lo que preguntas, no sea que te lleves una respuesta desagradable. —Esa era una de sus máximas preferidas en los tribunales.(1)

-          Me pregunto, cómo liberarse de prejuicios?
-          Y yo… todos los prejuicios son adquiridos?
-          Pues algunos deben ser genéticos y hasta atávicos. Porque la palabreja tiene el pre fijo!
-          Ya empezó con sus pendejadas?
-          No, lejos de mí! Por definición prejuicio debería ser juicio previo o no?
-          Por el contrario, el prejuicio es que uno no tiene juicio ni para pensar ni para expresar, lo suelta como bomba, sin pensarlo, sin importarle lo que ocurra ni siquiera los daños colaterales.
-          Entonces el pre… el prefijo… me hizo acordar de las clases de español con el prefijo, el sufijo y todo eso, ya hace más de 50 años y me vi en aquellas épocas, en particular en ese colegio de altos techos, construcción, creo que republicana o anterior a esa, grandes ventanales, pasillos que culminan en arcos…
-          Aterrice, papito, aterrice.
-          No, precisamente pensando en ello me llevó al prejuicio que se tenía en la época, buena educación pero quedaba en el aire el dejo de ser un colegio para clases menos favorecidas, como se destilaba en la época.
-          Sí, el prejuicio de los colegios distritales de otra época, buena educación, pero, como usté dice, para clases menos favorecidas.
-          Y con los años oír a las clases emergentes que de allí salieron, haciendo comentarios como que a sus hijos no los pondría en esos colegios…
-          Prejuicio. Y no es que sea un juicio previo, es un juicio sin precaución, un juicio disparado a la loca, una opinión irreverente, propia del insulto…
-          Pobres testigos de Jehová! Pero se la ganaron…
-          Aunque habría que reconocer que son muy valientes, valientes porque se meten en la boca del lobo, pleno catolicismo de ese entonces con aquello de apostólico y romano, siendo solo bogotano…
-          Sí, hay que reconocerles eso a los primeros exploradores que se atrevieron a tocar de casa en casa. Igual que a los gitanos, que recuerdo que también fueron objeto de discriminación por estas tierras bogotanas. Las mamás con la amenaza de que ellos robaban niños y se los comían. Pobres gitanos.
-          El prejuicio es vicio y como vicio que es, difícil de liberar.
-          Y aún habiéndose quitado, lo atávico que tenemos lleva a ser resucitado en momentos de efervescencia y calor, cuando de pelea se trata, se suelta para la ofensa y sin calcular los daños colaterales, además del hijueputazo, añadido el prejuicio de negro, de marica, de vagabunda o del epíteto que resulte adecuado en ese momento y, como dije, sin calcular los daños colaterales que son los que resultan más venenosos.
-          Sí, qué cagada. El prejuicio es discriminatorio, excluyente, genera violencia verbal que termina en la física, como cuando nos cogimos a pata por… ya se me olvidó por qué fue.

-          A mí también (a Dios gracias!) 

Foto: JHB (D.R.A.)


(1)  Robert Harris Conspiración Saga: Cicerón - II