miércoles, 15 de mayo de 2024

MINORÍAS

             No todo es lo que parece y me parece que ahora soy de la minoría, porque las minorías se hicieron mayorías al callar a las otras a punta de amenazas y de infundir miedo.

 

            Fui mayoría, pero al parecer he sido desplazado a la minoría, a aquella que ya no puede pronunciarse sobre las otroras minorías porque la amenaza es de ser tildado de arcaico, machista, sexista, racista y los demás istas a los que se refería Oriana Fallaci, a todos aquellos istas que fanatizan.

 

            Esas otroras minorías se ofendían con nada (ahora siguen ofendiéndose con nada), porque sí, porque no. Porque se les mira o porque se les hace invisibles, como si a uno no le estuviera permitido mirar o no a esas antiguas minorías, hoy mayorías; al menos hubo una época en que uno podía elegir, pero la sensibilidad social actual opacó a esas mayorías y nos hizo cobardes y de mayoría inexplicablemente pasamos a minorías, cobardes, hay que decirlo, pues cómo se discute con un fanático que obviamente no tiene la razón (ni siquiera mandándolos a la mierda), pero así son las cosas y de mayorías nos dejamos convertir en una minoría y lo bueno es que esas actuales mayorías, que no dejan de ser minorías, al habernos silenciado y convertido en minorías ya no saben con quién pelear. Ironía de ironías mayorías que en un santiamén nos volvieron minorías.

 

            Creo que se tenía que decir, sin ofender, aunque por mí se pueden ir a la mismísima mierda, sin ofender. Y eso me recuerda que esa fue la táctica fue común a comunistas y nazis, si mal no recuerdo.

 

Vive sobre todo para los demás. Porque los demás siempre saben mejor que tú lo que es bueno para ti.[1]

Tomado de Facebook
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[1] La octava vida (para Brilka) - Nino Haratischwili.

lunes, 13 de mayo de 2024

IMAGINA

             Atrévete a imaginar o si solo pudiera imaginar, creo que se llamaba la canción.

             Es muy rico imaginar, resucitando ciertos pasados o tratando de vislumbrar el futuro, elevándose a los cielos, viendo todo color rosa, porque esa es una forma de imaginar con optimismo, deseable, perseguible como el amor que suena a imposible, el que nunca fue, el que nunca será, tal vez, porque la última palabra la tiene el destino; irónicamente uno no tiene voz ni voto ante él, por más esfuerzo que se haga, se aparta de nuestra voluntad, a su voluntad, se aleja de nuestro querer y hace lo que debe hacer, lo que está escrito en ese destino definido de antemano, con una frase tajante: es por su bien.

             Entonces sigamos imaginando, no importa que el destino tenga otra cosa escrita diferente, al menos démosle el gusto de llevarle la contraria, así sea por una sola vez ya que uno nunca sabe, de pronto cuaja. Y naturalmente no quiero sonar como un aguafiestas, por eso imagina, tal vez ya mañana no se pueda.  

—Hasta luego, Lew. Y gracias.

Colgué pensando en que si uno no iba con cuidado, la vida podía convertirse en una larga cadena de hasta luegos, uno tras otro, hasta que un día mirabas alrededor y no quedaba nada, ni rastro de todo lo que habías esperado, postergado u obviado.

Demasiado ocupado con su futuro para traerle presentes, como decía el poema de un amigo.[1]

Tomado de Facebook
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[1] El ojo del grillo. James Sallis.

viernes, 10 de mayo de 2024

MONÓLOGO

             Leyendo algún monólogo de mi lectura diaria, al que realmente no le ponía demasiada atención por su intrascendencia, como aquellos párrafos que se dedican a describir detalladamente el entorno y el estado del tiempo y se gastan líneas en demasía para ir al grano de lo que realmente me interesa, hice una abstracción mental y sinceramente no puedo precisar si el instante en que ocurrió era que yo entraba en el libro y como espectador no invitado veía ese entorno y el estado del tiempo descrito o, por el contrario, era el monologuista el que salía del libro y en vez de palabras reflejaba imágenes.

             Supongo que fue un destello de locura de un instante, instante que superaba al mismo instante haciéndolo patente, mostrándolo evidente no como instante sino como experiencia. Sí, lo sé, la explicación es más rara que la experiencia, pero así salió para tratar de explicarme o al menos tratando de hacerlo.

             Pues bien, eso me llevó a pensar, al menos en la literatura -no me lo imagino en un libro de física cuántica- que un buen libro cobra vida ante nuestros ojos, ante nuestro pensamiento, nos conmueve, nos estresa, hacen nacer amores y odios y hasta vanagloriándonos hacen salir los lados ocultos y negros de nuestro ser, como cuando compartimos con el protagonista el asesinato de alguien que se le merecía, sin fórmula de juicio.

             Y siendo bueno el libro nos involucramos de tal manera que terminamos imbuidos en el libro mismo, sin deseos de dejarlo hasta no concluirlo.

             Y ahora rememorando el instante aquél, me veo leyendo unas palabras sin saber que las leo, simplemente viendo cómo esas palabras se traducen en imágenes que van aflorando de la página, -hacia la locura, dirá alguien- y se convierten en película que va flotando entre renglones a su propio ritmo quedándose en el olvido si se está leyendo o se está viendo una película, cuántica, diría.

             Cosas de esos instantes de iluminación que a veces ocurren, aunque con el tiempo y los avances, los libros terminarán de esa manera, supongo.

 

—Bueno, seguiré mi camino. Gracias por su tiempo.

—Yo no te lo di. Tú lo cogiste.

—Tiene razón. Pero gracias de todos modos.[1]

Tomado de Facebook
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[1] Mariposas en la noche. James Sallis.

miércoles, 8 de mayo de 2024

SIGNOS

             Así puede iniciar la vida. De un punto y aparte, con o sin coma seguida o comillas disonantes y hasta de un punto y coma.

             También esa vida, está llena de puntos seguidos y de puntos finales, aún sin darnos cuenta, tildando apartes de esa misma vida.

             Es claro que se inicia de una palabra solamente -nacer- o con una frase delimitada, por una coma, por un signo de admiración o de interrogación, a cada cual lo que le corresponda, aunque siempre le seguirá un punto, seguido o aparte.

             Y también es claro que termina con un punto final, el último, el que define la terminación de esa biografía y que indica que no hay nada a continuación, nada más.

             Y pensando en el punto final, a lo largo de la vida hay muchos puntos finales, tal vez demasiados, pero necesarios. Algunos conscientes, otros inconvenientes, como indiferentes pueden ser. Unos los ponemos nosotros, otros nos los imponen y pueden ser puntos finales decorosos y hasta dolorosos, pero generalmente necesarios para poder iniciar otro párrafo u otro capítulo, porque la biografía está llena de capítulos, unos inconclusos, otros cerrados y sellados para siempre; no es uno solo, como la vida lo es, porque no lo puede ser, por aquello de que hay que pasar página, pues de lo contrario sería estancamiento, el libro no terminado, aunque también es cierto que lo dejamos así o pasamos página voluntariamente o nos exponemos a que nos la pasen sin nuestro querer, porque no puede dejar de pasarse página sería inconcebible, pues todo como tiene inicio siempre tiene que tener un final, así sea inconcluso.

             Y pensándolo, esa vida tiene comas, puntos y comas y puntos seguidos. Lo que los distingue es el espacio que se da a la respiración, corto, uno un poco más prolongado y otro que puede entonarse como una pausa con suspiro incorporado. Vaya uno a saber.

             Hasta ahora me doy cuenta de lo importante que son los signos ortográficos, simples grafías que pueden que no digan nada, pero que lo pueden tildar todo. 

Pero ¿cómo le diré? ¿La vida no es más que conjunciones, una detrás de la otra?

—Se parece más a un sistema de puntuación. Dos puntos y exclamaciones para algunos; puntos suspensivos para los demás.[1]

 

Tomado de Facebook
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[1] Mariposas en la noche. James Sallis.

lunes, 6 de mayo de 2024

QUÉ SERÁ?

             Qué me está pasando? Ya me canso mucho. A veces siento el peso de la vida, es el barómetro el que me da consuelo y con esa excusa me siento mejor.

            Olvido cosas y otras más las hago tan automáticamente que creo que las olvido, que las he hecho. Es natural para su edad, me digo para minimizar la situación.

             Ando como lento. Y qué quiere a su edad? Ya no tiene 20, ni siquiera 40, ya pasó de los 50 y hasta de los 60 y ya los está dejando a pasos agigantados, agradezca que camina, que puede hacer las cosas solo, entonces de qué se queja? Pues sí, me consuelo pensando que ya estoy viejo y miro a mis congéneres y los veo reflejados en mí, pues claro ya estoy viejo, qué más podía esperar?

             Y todo fue un sueño o el recuerdo de lo soñado, vaya uno a saber…

             Aunque seamos honestos, no me lo esperaba.

 

            Hace más de veinte años pensaba en que no me gustaría llegar a los 80 (aún hoy lo sigo pensando), pero un día desperté con esa misma sensación de pensamiento y me alertó algún pensamiento senil y en automático se hizo una cuenta matemática desafiante y desorientadora, la de cuánto faltaba para los 80.

             Mierda, me dije, faltan menos de doce años, son los que faltan por disfrutar y supongo que el sueño se cumple, voy contra el tiempo, tal como lo deseé en su momento y hay que disfrutarlos, no hay de otra, antes de que los estragos de la vida me lo impidan[1].

             Parece que esa fue la segunda parte del sueño, que como sueño, sueño es o no?

 

Siempre hacia el pasado. Kierkegaard tenía razón: entendemos nuestras vidas (si es que alguna vez las entendemos) solo al revés.[2]

Tomado de Facebook
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[1] Si dentro de veinte años puedo releer este blog, me tocará reconocer que no soy ni nunca lo fui, dueño de mi destino. Y punto aparte, no es un escrito depresivo ni desalentador, a pesar de que lo piense la siquiatría, las cosas como son. Son simples pensamientos que llegan al vuelo y como pensamientos que son, eso simplemente son.

[2] Mariposas en la noche. James Sallis.

viernes, 3 de mayo de 2024

LA NADA

             De qué se habla cuando no se habla de nada?[1] – De qué se habla? – De nada.

 

            Entonces pensé en el cielo. Vivirán todos juntos? Atosigándose unos a otros? O estarán parcelados? Vivirán en grupos según la época? Serán todos felices?

 

            O no están porque ya no existen?

 

            O todo es un invento del diablo que parece que es más vivo que Dios? Uno nunca sabe, Dios nos libre!

 

            Y si Dios es ateo?

 

            En eso pienso cuando no se habla de nada.

 

            Vaya curiosidades de la senilidad!

 

—Me imagino que debo agregarlo a mi lista, junto a la mecánica cuántica, el déficit del Tesoro y el sentido de la vida, ¿eh?[2]

Tomado de Facebook
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[1] Matar a Dios, oída la frase en esa película de Netflix.

[2] Mariposas en la noche. James Sallis.

miércoles, 1 de mayo de 2024

DEFINICIÓN

             Una pregunta a mansalva: Quién eres?

 

            Uno nunca está preparado para responderla, por timidez, por sorpresa, porque no haya nada qué decir.

 

            Y tiene varios contextos:

 

            De joven se solía uno identificar por la familia de donde provenía. Hijo de fulanito y zutanito y se citaban los pergaminos consabidos.

 

            Para la actuación de conseguir un trabajo: se mencionaban los estudios, los trabajos, los logros, se procuraba venderse lo mejor posible.

 

            Si de médicos se trata se comienzan con las dolencias, las operaciones realizadas, los síntomas y cosa curiosa, los antecedentes familiares, por aquello que lo que se hereda no se hurta.

 

            Si es conversación de amigos la respuesta es simplista: soy yo. El resto se da por sobreentendido.

 

            Y si a estas alturas de la vejez se le pregunta a uno, qué puede decirse? El máximo logro es ser un sobreviviente y pensionado, no hay más qué contar. A pesar de que cada quien tiene su propia historia, la que no se cuenta, la que debe ocultarse, la que da simple pereza contar, porque en últimas quién es uno?

 

Es curioso lo poco que queda de nuestras vidas cuando se resumen, cuando han empezado a convertirse en historia. Un puñado de hechos, movimientos, conflictos; es todo lo que ve el observador. Un cascarón deshabitado.[1]

 

A fin de cuentas, supongo, no era tan diferente de la forma en que todos creamos nuestras vidas con retazos, un trozo de libro por aquí, el título o el texto de una canción por allá, reminiscencias de personas que hemos conocido, fragmentos de películas; imaginándonos a nosotros mismos y viviendo según esa imagen, y luego pasando a otra y luego a otra, improvisando y avanzando día tras día a través de los años que llamamos vida.[2]

Tomado de Facebook
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[1] El tejedor. James Sallis.

[2] El tejedor. James Sallis.

lunes, 29 de abril de 2024

COMPARTIR UN FEED

                 Qué demonios es eso, me preguntaba al estar en Facebook, cuando antes era simplemente compartir. Click y punto, sin necesidad de distraerse con el feed.

                 Eso me llevó a un artículo de prensa[1] que decía: Tether, la criptomoneda del tipo stablecoin que afirma que cada uno de sus tokens está respaldado por un dólar estadounidense, es emitida por la empresa Tether Limited y desde sus orígenes ha estado envuelta en diversas polémicas. … Originalmente tether estaba disponible a través de Omni Layer, pero ahora se puede acceder a ellas en varias blockchains. Con la aprobación de Tether Limited, se puede alternar entre USD y Tether, un mecanismo que ayuda a mantener el anclaje de la stablecoin. No seguí leyendo porque no entendí absolutamente nada, chino para mí.

             Para tener un poco de cultura moderna, me llevó a buscar aquello de minería de criptomonedas, y me encontré con que La minería se basa en aplicaciones de software que se ejecutan en hardware específicamente diseñado y los mineros de todo el mundo conectan sus dispositivos de minería para formar una red entre pares. Juntos, se "encargan" de mantener el registro de Bitcoin verificando que sólo se aprueban las transacciones legítimas, es decir, verificando que cada transacción es única y que nadie está intentando "gastar dos veces" bitcoin copiando el mismo código digital de un Bitcoin. Seguí en las mismas, sin entender un carajo, pues todo lo que es intangible, hasta el mismo Dios, me es incomprensible y de allí que preferí seguir en mi ignorancia a pesar del qué dirán.

             Eso me llevó a recordar que hace años, contrataron a una muchacha experta en no sé qué y en su presentación habló y habló que de lo que habló me llevó a pensar que me estaba embruteciendo al no entenderle mayor cosa. De una frase, cinco palabras eran en inglés, el feelback, el enterteinment y yo no sé cuantas palabrejas y una que otra intermedia en español. Afortunadamente mi jefa que era de mi misma escuela se atrevió a pararla para decirle que no entendía un carajo y que lo mejor era que hablara en cristiano.

           Ahora, oyendo a estas nuevas generaciones quedo con la misma sensación o me estoy apendejando y embruteciendo con el tiempo o mi tiempo ya no es este porque hablan en una terminología que sinceramente me deja fuera de tiempo y no logro comprender mayor cosa de lo que expresan, si es que expresan algo.

 Algo está pasando y convencido como estoy, ese algo no es conmigo, seguiré con mi vida evitando todo aquello que no comprenda, como Quijote peleando contra molinos de viento, pero ilusionado en que como vivo me va mejor, expresándome en mi natural idioma sin necesidad de terminachos extranjeros. Ok?

 

No lo sabía: ¿había cambiado él o era el mundo que lo rodeaba el que había cambiado? A veces apenas lo reconocía. Como si acabara de bajarse de una nave espacial y se dedicara a reproducir los movimientos de los demás, tratando de pasar desapercibido, haciendo la mejor imitación posible de un terrícola. Todo se había vuelto tan pobre, tan ordinario, tan vacío. Hoy en día, te comprabas una mesa y te daban un contrachapado de dos milímetros. Te gastabas mil doscientos dólares en una silla y ni siquiera podías sentarte en ella, joder.

Bernie había conocido a bastantes desencantados, tipos que empezaban a preguntarse qué estaban haciendo, si todo aquello tenía alguna importancia. En la mayoría de los casos, desaparecían poco después.[2]

Tomado de Facebook
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[1] https://www.infobae.com/tecno/2024/04/24/mercado-de-criptomonedas-cual-es-el-precio-de-tether/

[2] Driver. James Sallis.

viernes, 26 de abril de 2024

QUÉ LIBRO MARCÓ TU VIDA?

                 Pregunta que, como decirlo, no dice nada, porque un libro no marca ni define la vida de nadie, al menos la mía y me precio de haber leído bastante en el recorrer de este mundo. Tal vez, solo tal vez, el código penal, pues él impidió que matara a más de uno o al menos que lo cogiera a pata. O tal vez, pero tal vez, el catecismo del padre Astete, me digo que impidió que cayera en extravagancias consideradas pecados por la madre iglesia, no lo sé.

 

                Entonces, es una pregunta irreverente? Que busca dejar a la vista la eventual cultura de alguien. Lo que hace de la pregunta una grosería al ser ofensiva (o será que a mi edad ya me ofenden una serie de lo que considero ridiculeces?). Como sea, todo el mundo tiende a improvisar una respuesta para no sentirse subnormal, supongo (palabra ésta, subnormal, que se está poniendo de moda y me gusta hasta su contexto). Algunos, dentro de su improvisación se atreven a citar que cien años de soledad, con lo enrevesado e inentendible que es ese libraco (o por eso mismo), a pesar de lo que puedan opinar los macondianos.

 

                Acaso, me pregunto por último, para hacerse una vida es necesario que un libro le haya marcado? Qué ridiculez, sigo pensando. 

El ahorro de palabras nace de medir las palabras.[1]

Tomado de Facebook
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[1] No sé si es una cita de alguna serie vista, de algo oído o de mi propia cosecha, solo sé que lo anoté para no olvidarlo.

miércoles, 24 de abril de 2024

PRODIGIO PELIGROSO

                Uno quisiera tener una memoria prodigiosa, tener una memoria fotográfica. Anhela tener poderes, de videncia, de teletransportación, de predicción, si ello fuera posible. Quisiera leer y conocer el futuro, ser predictivo, solucionarlo, corregirlo, modificarlo. Ser genio, en una palabra, ser el non plus ultras, el solucionador de la humanidad.

 

                Pero pensándolo bien, todo ese prodigio podría ser una maldición. Si se piensa bien qué tal poder predecir la muerte de una persona, en buen estado de salud, claro está y saber que se muere dentro de las siguientes horas y sin poder interferir en ese futuro, lo máximo que se podría sería el poder anunciarlo, pero quién le creería y también es cierto que el poder decirlo podría generar mayores problemas, quién creería si los hombres estamos diseñados para no creer, si no le creyeron a Jesús cuando estaba vivo, cómo creerle a cualquier anónimo cristiano que le diga a uno que está próximo a morir, sin mencionar los problemas policíacos en los que se metería.

 

                Y uno, con esos poderes, estaría en capacidad de asumirlos? De decir lo que no se le debe decir a nadie y guardar secretos que solo el futuro conoce? Sí, debe ser una maldición.

 

                Muchas veces es mejor no desear lo que uno no está preparado para asumir. Las maldiciones son peligrosas, como los deseos.

 

La vida nos envía mensajes sin parar, y luego se sienta por ahí y se ríe al pensar en qué vamos a hacer para descifrarlos.[1]

Tomado de Facebook
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[1] Drive. James Sallis.

lunes, 22 de abril de 2024

MITOS

                 No sé si la palabra sea la apropiada, entendida como explicaciones que buscan expresar las ideas ancestrales de un pueblo acerca del mundo en el cual vive, según me indica Wikipedia o podría ser leyenda, o fábula, o puro cuento.

             La cuestión es que ya se implementó una indefinición sobre la misma definición y hoy hablamos con una propiedad meridional de mito y hasta de mito urbano. Es este al que me pueda estar refiendo y supongamos que es así, ante mi imprecisión lingüística.

             La cuestión es sobre algunas apreciaciones que recibimos de los pasados, tales como: Si le rasca la palma de la mano derecha le va a llegar plata (ni se le ocurra rascarse porque se le va); si la izquierda, por lo siniestra que es, le van a cobrar algo; no es conveniente pasar debajo de una escalera, no es de buen agüero, como no lo es cruzarse con un gato negro (pobre animal estigmatizado). Cuando le pidan que pase la sal no la entregue en la mano a quien la pide, debe dejarla en la mesa para que el otro la recoja, sin contacto alguno. Ojo con el viernes 13 (y hasta con el martes 13) y muchas otras frases oídas a lo largo de los años que implican o buena o mala suerte, aunque generalmente la segunda.

             Mitos que se convirtieron en urbanos de tanto oírlo de nuestros pasados y de nuestra repetición a la siguiente generación y eso nos llevó a creer en ellos y a darles cierto grado de veracidad, de alguna manera.

             Hay otro, el de las botellas llenas de agua para que los perros no se orinen cerca de ese lugar. No sé si es que los perros no tienen la capacidad de entenderlo, pero resulta que mis perros nada más ven una botella de agua en un poste lo primero que hacen es alzar la pata y orinar en ellas, o es que tal vez nos están enseñando que los mitos urbanos son meras estupideces humanas.

                       De algunos de los mitos urbanos nos reímos sin sonrojo, pero de otros queda uno con la duda de su veracidad, por aquello de que las brujas no existen, pero que las hay, las hay.

             Mitos urbanos sin soporte sicológico, filosófico ni científico. Aunque pensándolo bien la consecuencia del pensamiento puede ser el resultado de la autosugestión y no de las maldiciones que se suponen encarnan cada una de ellas.

             Y mito es a leyenda, lo que ésta es a ficción, o quimera si se quiere o simplemente es un mero cuento que oídos de nuestros mayores que a su vez fueron oídos de sus otros mayores o de los del más allá.

             Por tanto, todo este discurso es un mero cuento de un viejo desocupado que no tenía nada qué decir, pero que, por si las moscas, encontró un tema.

 

Le entristecía que en estos tiempos ocurrieran tantas cosas en Internet y que, de repente, cualquier guerrero del teclado se convirtiera en «comentarista», «especialista» o «recopilador de noticias». Faltaba control de calidad. Todo el mundo creía tener algo que decir y no pensaba callarse. La ciudadanía probablemente se considerase mejor informada que nunca. Y lo estaba, pero no siempre con la verdad.[1]

 

 

Tomado de Facebook
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[1] El eco de las mentiras. Ian Rankin.

viernes, 19 de abril de 2024

ESTUPIDEZ COLECTIVA

                 De tiempo atrás venía tratando de entender por qué los alemanes, tal como son, se sometieron a Hitler, los rusos a Stalin, los chinos a Mao, los cubanos a Fidel, por solo poner unos ejemplos. Trataba de entender la situación de sometimiento. Naturalmente una vez en el poder el resto era fácil, a través del miedo, de la desconfianza del vecino delator y de la represión estatal el pueblo quedaba totalmente neutralizado.

 

                La respuesta la obtuve de un artículo de prensa[1] bastante preciso, bastante diciente y que, si uno se descuida, podrá ser sufrido en carne propia. La respuesta está en el mismo título de la columna: La estupidez colectiva, esa que a veces nos acompaña, que nubla la razón e impide el pensamiento.

 

                En resumen, esa estupidez es contagiosa y viral, Bonhoeffer encontró la explicación y Cipolla concretó las leyes que gobiernan tal estado mental. (No es que sea yo muy letrado, el letrado es Rangel que fue el que me ilustró, junto a Wikipedia[2]). Tales leyes son: 1) Siempre se subestima el número de estúpidos en circulación; 2) La estupidez se distribuye por igual no importa inteligencia, sexo ni plata; 3) el estúpido todo lo daña, hasta él mismo y supongo que sin darse cuenta, precisamente, sin tener en mente un provecho; 4) son impredecibles; 5) son más peligrosos que la maldad misma[3], que la mafia o los servicios secretos y pueden que lo sepan, pero eso es éxtasis para continuar.

 

                Rangel concluye: En Colombia, por fortuna, mucha gente ha empezado a abrir los ojos y con dolor y arrepentimiento, callado o no, comienza a entrar en razón y a dejar de apoyar un gobierno elegido en un momento de estupidez colectiva.

 

Es el escenario al que Petro nos va llevando. Más allá de un golpe de Estado, la deriva autoritaria de Petro hace indispensable que todos los demócratas nos unamos, más allá de egos, vanidades, ambiciones personales e insustantivas diferencias ideológicas[4]. Y de la estupidez, agrego yo.

 

                Qué más puedo decir? Esperar que sea cierto lo dicho por Rangel o que sean los mismos estúpidos los que se encarguen de desmontar lo que montaron. Uno nunca sabe.

 

¿Por qué contar una verdad cuando con una mentira es suficiente?[5]

Tomado de Facebook
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[3] un Malvado es preferible a un Estúpido, puesto que las actividades del malvado a la postre significan que algunos bienes cambian de manos, mientras que las actividades de los estúpidos no presuponen beneficio para nadie. Dice Wikipedia al tratar la vida de Cipolla.

[4] Rafael Nieto Loaiza. https://www.elcolombiano.com/opinion/columnistas/rafael-nieto-loaiza-populismo-constituyente-y-la-democracia-en-peligro-IA24174815

[5] Mejor el diablo. Ian Rankin.

miércoles, 17 de abril de 2024

ALTERNATIVAS

                 Cuando se me presenta un problema procuro ver las posibles vías de solución, no es que sea muy inteligente, son cosas que se me vienen a la cabeza, naturalmente después de solucionado el problema veo que la solución era más fácil de lo que pude pensar. Esas son cosas de la vida.

                 Una de ellas, tal vez lo mencioné alguna vez, era al notar la ausencia de mariposas y abejas donde antes eran notoriamente reconocibles. Un problema que se nos pasa porque… no es problema para nosotros, aunque para mí, pobre anónimo, es cuestión de extrañarlas. Y pensé que en los parques deberían construirse colmenas, nada del otro mundo, aunque sí ubicadas en alturas inalcanzables para los indeseables que desean aprovecharse de ellas. Era solo una solución que se me ocurrió y no demasiado costosa.

                 Otra, viendo cómo se despoblaban los pueblos, vino a mi memoria la existencia de conventos inhabitados, casi abandonados y de esas consagradas monjas de antaño que hacían caridad sin esperar demasiado. Viendo uno de ellos pensé en por qué esas religiosas no montaban su negocio abriendo ancianatos, no para pudientes sino para abandonados, con cargo a recursos del municipio, aunque ya sé que éstos prefieren botarlos con sus amigotes, pero por una vez podrían hacer una excepción, me consolaba.

                 De esa misma manera veo casas totalmente abandonadas, con peligro de demolición, que llevan años sin pagar los consabidos impuestos. Una forma de evitar ocupas o de dar alguna forma de vivienda a desplazados y menesterosos sería que se rehabilitaran medianamente esas casas y como por falta de pago de impuestos podían pasar a las arcas estatales éste podría cederlos, con limitaciones, claro está, a esos necesitados, una forma de amortiguar tanta pobreza. Aunque aclaro, esa cesión no puede ser gratuita, porque al pobre no se le puede regalar nada, debe pedirse algo a cambio, que ayude a levantar la vivienda, que colabore con algo, para que pueda saber que hay parte suya en el esfuerzo y de esa manera asuma una sensación de pertenencia o al menos de compromiso, digo yo.

                 Ya que los gobiernos botan tanta plata en tantas cosas inútiles disfrazadas de grandilocuentes discursos, esas ideas no serían tan alocadas ni costosas, dice un anónimo viejo que solo piensa en voz alta, a sabiendas de que nadie escucha. 

Todos regresaremos un día a la oscuridad cuando se apague el sol —añadió con ojos risueños—. «Aunque mi alma caiga en la oscuridad me alzaré en plena luz».[1]

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[1] En la oscuridad. Ian Rankin.