Atrévete a imaginar o si solo pudiera imaginar, creo que
se llamaba la canción.
Es muy rico imaginar, resucitando ciertos pasados o
tratando de vislumbrar el futuro, elevándose a los cielos, viendo todo color
rosa, porque esa es una forma de imaginar con optimismo, deseable, perseguible
como el amor que suena a imposible, el que nunca fue, el que nunca será, tal
vez, porque la última palabra la tiene el destino; irónicamente uno no tiene
voz ni voto ante él, por más esfuerzo que se haga, se aparta de nuestra
voluntad, a su voluntad, se aleja de nuestro querer y hace lo que debe hacer,
lo que está escrito en ese destino definido de antemano, con una frase tajante:
es por su bien.
Entonces sigamos imaginando, no importa que el destino
tenga otra cosa escrita diferente, al menos démosle el gusto de llevarle la
contraria, así sea por una sola vez ya que uno nunca sabe, de pronto cuaja. Y
naturalmente no quiero sonar como un aguafiestas, por eso imagina, tal vez ya mañana no se pueda.
—Hasta
luego, Lew. Y gracias.
Colgué
pensando en que si uno no iba con cuidado, la vida podía convertirse en una
larga cadena de hasta luegos, uno tras otro, hasta que un día mirabas alrededor
y no quedaba nada, ni rastro de todo lo que habías esperado, postergado u obviado.
Demasiado
ocupado con su futuro para traerle presentes, como decía el poema de un amigo.
Tomado de Facebook
439942295_2316269221900245_2200046861027781083_n
No hay comentarios.:
Publicar un comentario