miércoles, 24 de abril de 2024

PRODIGIO PELIGROSO

                Uno quisiera tener una memoria prodigiosa, tener una memoria fotográfica. Anhela tener poderes, de videncia, de teletransportación, de predicción, si ello fuera posible. Quisiera leer y conocer el futuro, ser predictivo, solucionarlo, corregirlo, modificarlo. Ser genio, en una palabra, ser el non plus ultras, el solucionador de la humanidad.

 

                Pero pensándolo bien, todo ese prodigio podría ser una maldición. Si se piensa bien qué tal poder predecir la muerte de una persona, en buen estado de salud, claro está y saber que se muere dentro de las siguientes horas y sin poder interferir en ese futuro, lo máximo que se podría sería el poder anunciarlo, pero quién le creería y también es cierto que el poder decirlo podría generar mayores problemas, quién creería si los hombres estamos diseñados para no creer, si no le creyeron a Jesús cuando estaba vivo, cómo creerle a cualquier anónimo cristiano que le diga a uno que está próximo a morir, sin mencionar los problemas policíacos en los que se metería.

 

                Y uno, con esos poderes, estaría en capacidad de asumirlos? De decir lo que no se le debe decir a nadie y guardar secretos que solo el futuro conoce? Sí, debe ser una maldición.

 

                Muchas veces es mejor no desear lo que uno no está preparado para asumir. Las maldiciones son peligrosas, como los deseos.

 

La vida nos envía mensajes sin parar, y luego se sienta por ahí y se ríe al pensar en qué vamos a hacer para descifrarlos.[1]

Tomado de Facebook
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[1] Drive. James Sallis.

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