miércoles, 10 de abril de 2024

¿CUÁNDO PERDIERON SU PAPEL?

                 En este momento hay en el Chocó, la Guajira y en la selva niños muriendo de desnutrición y necesitan de tu ayuda.

                 El mensaje que oí mientras estaba en Youtube, correspondiendo a una publicidad pagada por la Unicef pidiendo donaciones. Me llamó la atención que fuera la Unicef, dependiente de la ONU, ese organismo burocrático que no hace nada más que mantener una burocracia que igualmente no hace nada y que sirven para tres cosas y que hace evidente su inoperancia y su inutilidad. Me preguntaba si en vez de botar la plata en esa publicidad y en esa burocracia no debería estar ayudando efectivamente a erradicar esos flagelos.

                 Y me surgió otra inquietud. Acaso el problema de esa desnutrición y ese abandono no es problema del gobierno? No son ellos, tanto gobierno como Unicef, los que debería atender y solucionar el problema en vez de endosárnoslo a nosotros los pobres contribuyentes? Es lo que faltaba, trasladar el problema acudiendo a expedientes de hacer sentir culpable al que no lo es, en explotar emociones para sus propios fines y para ocultar su propia ineficiencia, su propia desidia.

                 Esas llamadas donaciones siempre me han dado un mal sabor, nunca he creído en tanta bondad, pues como diría Diógenes, entre más conozco a los hombres más amo a mi perro -aunque veo en el Dr. Google que la frase también se atribuye a Lord Byron, vaya uno a saber, pero me inclino por el primero, al menos es más viejo y era más sabio-.

                 El abandono del Chocó y de la Guajira no es cuento nuevo, viene desde demasiados lustros, pero es culpa de ellos mismos, como se han acostumbrado a que todo es regalado, como en Haití si he de irme un poco más allá, pues lo que les llega es para robársela entre ellos, además de impunemente, olímpicamente. Recuerdo que alguien dijo lo que todos sabían pero que nadie quería decir al referirse que el mandar plata al Chocó era llevar plata a una cloaca y así ha sido históricamente, de eso no tengo duda, aunque se ofenda más de uno.

                 Lo sé, este discurso, además de ser patrocinado por la Unicef, hizo que saliera de mi la mala leche que me acompaña y concluyo que es una lástima que ni gobierno ni Unicef cumplan con su misión, definitivamente una lástima y lastima. 

Comprendo a los judíos —dijo—. Ellos tratan de implicar al mayor número de personas posible para que todo el mundo tenga mala conciencia. Quizá tengan razón.
—¿En qué sentido, señor?

—¿Acaso no hay en todos nosotros algún secreto, cosas de las que nos avergonzamos?[1]

Tomada de Facebook
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[1] El jardín de las sombras. Ian Rankin.


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