En este momento hay en el Chocó,
la Guajira y en la selva niños muriendo de desnutrición y necesitan de tu
ayuda.
El mensaje que oí mientras
estaba en Youtube, correspondiendo a una publicidad pagada por la Unicef
pidiendo donaciones. Me llamó la atención que fuera la Unicef, dependiente de
la ONU, ese organismo burocrático que no hace nada más que mantener una burocracia
que igualmente no hace nada y que sirven para tres cosas y que hace evidente su
inoperancia y su inutilidad. Me preguntaba si en vez de botar la plata en esa
publicidad y en esa burocracia no debería estar ayudando efectivamente a
erradicar esos flagelos.
Y me surgió otra inquietud.
Acaso el problema de esa desnutrición y ese abandono no es problema del
gobierno? No son ellos, tanto gobierno como Unicef, los que debería atender y
solucionar el problema en vez de endosárnoslo a nosotros los pobres contribuyentes?
Es lo que faltaba, trasladar el problema acudiendo a expedientes de hacer
sentir culpable al que no lo es, en explotar emociones para sus propios fines y
para ocultar su propia ineficiencia, su propia desidia.
Esas llamadas donaciones siempre
me han dado un mal sabor, nunca he creído en tanta bondad, pues como diría
Diógenes, entre más conozco a los hombres más amo a mi perro -aunque veo en el
Dr. Google que la frase también se atribuye a Lord Byron, vaya uno a saber,
pero me inclino por el primero, al menos es más viejo y era más sabio-.
El abandono del Chocó y de la
Guajira no es cuento nuevo, viene desde demasiados lustros, pero es culpa de
ellos mismos, como se han acostumbrado a que todo es regalado, como en Haití si
he de irme un poco más allá, pues lo que les llega es para robársela entre
ellos, además de impunemente, olímpicamente. Recuerdo que alguien dijo lo que
todos sabían pero que nadie quería decir al referirse que el mandar plata al
Chocó era llevar plata a una cloaca y así ha sido históricamente, de eso no
tengo duda, aunque se ofenda más de uno.
Lo sé, este discurso, además de
ser patrocinado por la Unicef, hizo que saliera de mi la mala leche que me
acompaña y concluyo que es una lástima que ni gobierno ni Unicef cumplan con su
misión, definitivamente una lástima y lastima.
Comprendo
a los judíos —dijo—. Ellos tratan de implicar al mayor número de personas posible
para que todo el mundo tenga mala conciencia. Quizá tengan razón.
—¿En qué sentido, señor?
—¿Acaso
no hay en todos nosotros algún secreto, cosas de las que nos avergonzamos?
Tomada de Facebook
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