lunes, 27 de noviembre de 2023

PENDEJADAS MIAS

 

                Para ayudar a que la CIA perfile mejor mi propio perfil y la opinión que de mí tienen sus archivos, suponiendo que el gran hermano se ocupa de todos nosotros y viendo todas las series policíacas gringas y no gringas, me causó curiosidad y gracia la labor de los negociadores en momentos de tensión frente al criminal cogido en flagrancia, lo que lo liga en clara lógica a ser un criminal y no hay duda de su condición. Oía el discurso preestablecido, escrito en sus propios protocolos, supongo, pues están dados a tener protocolos para todo, hasta para ir al baño, supongo además y así han pretendido imponérnoslos.

 

                Decía que los discursos preestablecidos para disuadir al criminal para que baje el arma o para que suelte algún rehén, como muestra de buena intención, resulta ser un discurso de lo más estúpido, si se me permite afirmarlo, sea ante un criminal o ante un suicida (mire el porvenir que le espera -la cárcel o la muerte, diría uno-; no sabe el daño que le haría a su familia -cuando el daño ya está hecho-).

 

                El criminal debería tener bien claro el futuro que le espera, cárcel o muerte, pues está claro que en justicia no se puede salvar ante las evidencias, aunque aclaro que con tanto abogado torticero, todo es posible. Cómo es posible entrar a negociar con un asesino, que no va a dejar de serlo, no debería haber ningún tipo de negociación, pues de hecho ya le quitó el derecho a alguien y por ese mismo hecho, perdió todos sus derechos, hasta el de vivir, o no?

 

                Tratándose del suicida, con motivos suficientes para él para realizar ese acto, más los factores depresivos y eventualmente una crisis demencial permanente, diría uno cómo se dejan convencer con esos estúpidos discursos de policía de jolivud. Estando en pleno siglo XXI ya deberíamos estar tan avanzados que deberíamos ayudar a los suicidas, asistiéndolos en el cumplimiento de sus deseos y así evitar daños colaterales, me digo.

 

                El exceso de humanismo que se predica respecto de quienes han renunciado a sus derechos y deberes nos está matando, pues hemos terminado en reconocerle más derechos a quienes nos los arrebatan y fuera de eso terminan siendo mantenidos con nuestros impuestos, por lo que en medio de tanta estupidez me pregunto si acaso los que sí pagan impuestos, de alguna manera, y respetan además los derechos ajenos, de alguna manera, y cumplen con sus obligaciones, de alguna manera, no tienen más derechos que esos otros que se carcomen y destruyen la sociedad.

 

                Pregunta retórica, aunque con tanta hipocresía actual, donde nadie quiere decirlo de frente para no ser rechazado, supongo, o falta de calzones para hablar de verdades, los otros seguirán ganando apoyados hoy por sendos izquierdosos que se están llenando de plata, como lo hacían los derechistas a los que tanto criticaban.

 

                Pero bueno, el discurso me salió desde la placidez de mi comodidad y por eso le recomiendo a la CIA para que redefina mi perfil, la derecha es lo mío y sobre todo por la permisividad del pensamiento actual.

 

                Ave César!

 

… él mismo, le confesó entonces, los ojos húmedos de miedo trascendente o de dolor por las pérdidas sufridas, más de una vez había sentido, como el muchacho, unos incontrolables deseos de mandarlo todo a la mierda, aburrido de cargar con un estigma ancestral por cuya persistencia él no había hecho nada, en ningún sentido.[1]

Tomado de Facebook
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[1] Herejes. Leonardo Padura.

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