Pensaba en voz alta, pero solo para mí. Para oírme, aunque la mayoría de las veces no me hago caso. Sé que me hablo, que hasta puedo darme buenos consejos, pero desconfío de mí mismo, porque algunas veces no acierto, aunque algunas sí y siempre viene el mismo sonsonete: Yo se lo advertí, pero cuando atino no dice ni mú. Se hace el desentendido, se hace, en una palabra, el pendejo.
También hablo conmigo, en
silencio, aunque ahora poco importa, especialmente cuando se habla en voz alta
con uno mismo. Antes no se podía hablar con uno mismo en voz alta, por una
propensión a que se le tratara de loco. Hoy, la cosa cambió, ya no solo se
habla solo en voz alta sino hasta se gesticula y en el entretanto se camina sin
cesar de aquí para allá, como divagando con el camino, pues es lo normal cuando
se puede hablar por celular. Cuántas veces no he oído a mis espaldas un buenos
días y uno contesta creyendo que es con uno, pero vaya sorpresa, es alguien que
está saludan a otro alguien en el celular y termina uno sintiéndose, al darse
cuenta, que no es con uno y se siente lo tarado, lo fuera de sitio, con un saludo
verbalizado que quedó en el aire.
Pero me desvié[1],
decía también que al hablar conmigo en voz silente, es decir no verbalizado en
voz alta y con palabras, pues de qué otra forma podría ser, pues en el silencio
se habla con pensamientos, que supongo también que se verbalizan con palabras,
terminan siendo las mismas conversaciones y porque ya uno se conoce y sabe
cuáles son sus límites, aunque no quiera reconocerlo, porque hasta en esa misma
intimidad uno no está dispuesto a reconocer errores o debilidades, pues estamos
diseñados hasta para decirnos mentiras, ocultando verdades que no queremos oír
ni esa, nuestra intimidad.
Qué descarados somos y aún así
pretendemos entender el mundo y para colmo, al prójimo.
En aquel momento él recordó una frase que
concentraba en pocas palabras una gran sabiduría: «A las críticas un hombre las
puede negar o refutar, sin embargo, ante el elogio se encuentra indefenso».[2]
No hay comentarios.:
Publicar un comentario