lunes, 10 de octubre de 2022

A VECES…

            A veces la información, mal redactada, claro está, me hace sentir no sé si ignorante o que me están hablando en chino y tengo que leer y releer las cosas hasta que solo puedo concluir que no soy yo, sino que es el otro el que cree decir lo que dice, pero realmente no está diciendo lo que dice.

 “… tenemos esa preocupación sincera, no sabemos si hemos perdido de vista algún aspecto y por eso queremos cómo entender ese diálogo para poder intentar de entendernos”, señaló la magistrada.[1] Como era noticia escrita no pude establecer ese diálogo para entender poder intentar entendernos (hasta el mismo corrector señaló la falta de coherencia en la frase transcrita). Me fue muy difícil.

             Pero bueno, una alcaldesa, al referirse a que el subsidio de vivienda se iba a modificar, resultó diciendo: "Al arreglar los baños, hay un enfoque de género importantísimo porque para las mujeres es bueno tener un espacio privado en el cual asearse.”[2]

             Me preguntaba si hoy por hoy toda vivienda no tiene un baño? Y el baño no es para uso de cualquier persona (indistintamente género, gusto o goce) y el baño, hoy por hoy, no cuenta con una puerta (por humilde que sea) para guardar la privacidad? Un baño, una puerta se tiene solo por enfoque de género? O por dar intimidad, nada más -y evitar olores, pensaría maliciosamente-. Creo que se necesita ese diálogo para entender poder intentar entendernos. O el baño es exclusividad de las mujeres? (ergo, cualquier cosa que hagan los hombres se tendrá como cochinada propia de los hombres, no de su aseo e intimidad, si se quiere llegar a ese entender poder intentar entendernos.

             Y eso me llevó a leer en algún aparte algo de discriminación positiva, que resultó que es algo bueno, aceptado y moralmente bien visto. Yo que pensaba que discriminación era discriminación, como pecado es pecado (y nada de pecados buenos o veniales). No me cabe en la cabeza (claro está que formada en el siglo pasado) que se den estos conceptos, inventados por quién sabe quién como una forma de amortiguar unas verdades que es mejor ver por el lado optimista, para que sean aceptadas como tales. Vaya estupidez. Discriminación positiva, por ejemplo el de dar unos cargos no por la inteligencia sino por llenar un requisito para no ofender a ciertas razas, ciertos géneros, ciertas especies. Siempre pensé que era válido proteger al inválido, pero no por serlo, -ya sé, me estoy metiendo de intríngulis, pero-, pero… cualquiera sea el género, la especie o la raza, debe llegar a él por su capacidad, conocimiento e inteligencia, pues si se lo dan por llenar un porcentaje, eso es más que discriminación y quienes lo acepten deberían rechazarlo por ofensivo, por discriminatorio, si es que tiene al menos un poco de inteligencia, pero como son las cosas modernas, a ellas hemos de adaptarnos, así sean incoherencias como las mencionadas. Nada más pensar en incoherencias como Y cerró el repertorio de respuestas el propio presidente quien ayer, fiel a su costumbre, quiso ponerle drama social al tema, afirmando que las compras eran para que los trabajadores de las casas presidenciales pudieran tener el mismo nivel de comodidad que los dignatarios. Cosa que no solo contradice a sus funcionarios que habían afirmado que las compras eran para las casas privadas del presidente y la vicepresidenta, sino que no tiene sentido si vemos las cantidades compradas: cuatro juegos de cama y dos plumones, por ejemplo, cosa que indica que no eran para el personal que allí trabaja. Un poco de coherencia no cuesta nada, sobre todo cuando es hora de liderar con el ejemplo.[3]

 

Puede ser que me hayan concedido este puesto justamente porque soy mujer. Sin embargo, no me importa. No tengo nada contra la discriminación positiva. Hemos sufrido durante siglos, así que hace mucho que nos lo deben.[4]

No hay comentarios.:

Publicar un comentario