No es que lo racional no exista; es
que se ha vuelto circunstancial, esporádico y selectivo. La inteligencia humana
se ha concentrado en la tecnología y esta ha sido capturada por el mercado, por
el consumo y por un cierto adormecimiento del intelecto proporcional al auge de
los ardores.(1)
Ya metido en política me asaltó una pregunta
filosófica, sabiendo que la una nutre a la otra, de cualquier manera.
Conservador, liberal, socialista, comunista,
del centro con todas las denominaciones que dentro de ellas quepan, extremistas
o radicales y hasta fundamentalista (que en últimas no sé qué es pero es bonita
palabra para estos efectos). Como dicen en política los hay, así como los hay cuando
no están aquí o allá o en ambas partes, tal como predican los que hacen
política dinámica!
Filosofando conmigo me llevé una sorpresa. No
puedo encajarme específicamente en ninguno de tales grupos políticos ni
filosóficos, pues así como la política es dinámica (¡!) yo también puedo serlo
(Buena exculpación, oigo decir).
Y llegué a la conclusión de que soy conservador
en actuaciones que mantienen mi zona de confort. Liberal en materia financiera.
De izquierda, comunista o socialista cuando se trata de repartir los bienes
ajenos (no los míos, aclaro, porque esos sí se respetan). Y soy radical, en
ciertos aconteceres.
Y ampliando más el pensamiento, regionalista
cuando me conviene; nacionalista, cuando así es necesario; globalista en
ciertos temas.
Soy de todo un poquito, dependiendo de mis
intereses y por lo dinámico, al igual que la política, hoy soy una cosa, pero
mañana, según mis inclinaciones del momento, puedo ser lo otro o lo contrario o
ninguna de las anteriores o todas ellas. Soy, visto así, una veleta, según los
vientos.
Y viéndolo desde la óptica política, entendida
dentro de un pensamiento crítico, pienso que hoy ya nadie es godo o liberal,
socialista o comunista, somos de todo un poquito, aún a nuestro pesar, o no
somos nada, o seguimos sólo al líder, independientemente de su color y real
pensar. Familia, patria y tradición claman los unos; los otros, claman por las
libertades y los de más allá exudan por el reparto de los bienes ajenos (ya los
viera yo cuando les expropiaran sus
propiedades!).
Facho! Gritan unos. Comunista! Le contesta el otro. Nazi!
Replica otro. A pesar de que los epítetos siempre han existido, hoy son más
notorios en la medida al acceso a redes sociales, los gemidos y gritos
insultantes que dentro del anonimato se propagan sin rubor y en tiempo real. Y
lo que es peor es que no se sabe realmente lo que se está gritando, ya es un
insulto y por eso valen tales gritos desobligantes. Hasta me llamaron tibio (no sé qué quiere decir esa
palabreja ampliada a la política) y cobarde, por proclamar en voto en blanco.
Pero qué le vamos a hacer (me importa un carajo lo que digan de mí, ninguno de
ellos me está manteniendo ni les debo favor alguno, me digo para mi tranquilidad
mental).
Y entre fanáticos, radicalistas, extremistas y
delirantes lo único que estamos haciendo es propagando odio, así sea
transitorio, mientras pasan las elecciones. La fortuna es que luego de
elecciones está el mundial y todo el sectarismo, radicalismo, extremismo y los delirios
políticos van a trastocarse por la selección Colombia y allí, ante un
televisor, lejos de la acción, vendrán los fanáticos, radicalistas, extremistas
y delirantes, los que se creen los dueños del equipo, los que se creen
entrenadores, árbitros o directores técnicos (Dios nos ayude!).
No hay cambio. O bueno, hay cambio, de la
política al fútbol, por el momento. Del fútbol ya veremos resultados, ya
veremos la intemperancia, la nostalgia, el desenfreno y la inmoderación ante un
televisor que no sabrá qué responderles. Y cuando acabe el mundial, los
críticos saldrán, como saldrán cuando el presidente que eligieron no les cumpla
la promesa dada, aún escrita en mármol.
No tenemos remedio, somos dinámicos y tenemos
todas las excusas para serlo, sin rubor ni vergüenza.
—Se negó a contarme nada más, pero me abrazó—. Tu único
pecado es haber nacido —dijo.(2)
Imagen de Google (3)
(1) Mauricio García Villegas. La
sequía de la razón.
https://www.elespectador.com/opinion/la-sequia-de-la-razon-columna-751200
(2) Gary Jennings, Robert Gleason y
Junius Podrug. Sangre
azteca.
(3) https://www.nuevamujer.com/diversion/2018/03/11/fotos-amparo-grisales-mas-memes-las-votaciones.html
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