miércoles, 14 de febrero de 2018

INDIVIDUALIDAD


Creemos ser individualidad pero actuamos como colectividad. Es la dicotomía en la que permanecemos. Para ciertos aspectos la individualidad es primordial, pero para otros no.

Dicotomía inexplicable, como lo es la misma dualidad de todo –bueno y malo, claro y oscuro, dios y diablo-, como si lo uno se alimentara de lo otro –y viceversa, agregaría-, cuando conviene, porque la cuestión pareciera que es asunto de conveniencia.

De lo contrario, la una pareciera que no necesita de la otra, reniega de ella, la repele, pero en caso de necesidad se hermanan, como si siempre hubieran sido una.

Dualidad hipócrita, utilitarista, el fin justifica los medios, actitud maquiavélica.

De allí será que no podemos ser totalmente buenos? ni tan malos como deseáramos? Todo a conveniencia. Ese debe ser el misterio de la vida. Cuando me conviene, cuando nos conviene, en el sutil límite del interés.

Pareciera también que nos educaron en la contradicción del me y del nos y de allí nacería la explicación del rechazo entre me y nos, la improbabilidad de hermanarlos totalmente, porque pareciera maquiavélico reunirlos en una misma permanencia, pues reunidos solo pueden permanecer por un rato, mientras convenga.

Entonces el utilitarismo es el abuso de la colectividad en beneficio de la individualidad y si hemos de ser claros, también la viceversa, porque cuando se quieren escudar en la colectividad achacan al otro los defectos que ha de tener, gritan sin cesar: egoístas, egocéntricos, el bien general prevalece al individual. Hasta en eso somos hipócritas, todo por conveniencia.

No, no creo en nada, pero me quedó grabada una conciencia en algún lugar de mi cerebro; le aseguro que me hubiera gustado poder prescindir de ella porque es la peor compañera que pueda tener un hombre.(1)


Óleo sobre papel con espátula. JHB (D.R.A.)


(1) Julia Navarro. Dime quién soy.

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