miércoles, 21 de febrero de 2018

CUÁNTO TIEMPO SE PUEDE HABLAR DE NADA?



El tiempo es fijo, según enseña la física –no sé cuál-, aunque relativo, según Einstein y meterse a hablar del tiempo es tarea titánica. Para los simples mortales el tiempo va para adelante, mirando atrás ya es pasado y tratando de ver más allá del horizonte, futuro. Entonces leí que era lineal, es decir lo percibimos como algo lineal, como una carrilera.

Leí también que el tiempo además de ilusión es invención humana; por eso a la vaca poco le importa estar parada todo el tiempo rumiando sus pensamientos vacunos sin importar cuántos instantes de su vida se fueron en esa eterna tarea. Por eso no se preocupa de nada y nada le importa. O más bien será que el tiempo es tiempo pero por la invención del reloj la ilusión se concretó?

Como ven, el tiempo da mucha tela para cortar. Teóricamente un segundo es un segundo, pero según la percepción un segundo puede ser más largo o corto que otro, a pesar de ser el mismo segundo, puede ser una eternidad o un suspiro, el último.

Entonces todo se reduce a la percepción de cada cual y de cada situación y no es tan fijo como aparenta; tal vez la física humana se equivoca y en tal caso es relativo, como lo afirmó Einstein, por lo tanto no es la física la que se equivoca, dirá el otro y en el entretanto el tiempo pasa, sigue pasando o al menos creemos que pasa, pero al seguir al sol o a la luna, si se quiere, hace que el tiempo adquiera realidad, así sea sólo viéndole recorrer su lineal camino, con algunas distracciones, se puede pensar.

Como ven, uno puede hablar de nada –en este caso conversar conmigo mismo- durante mucho tiempo, dependiendo del interés que haya aunque casi siempre todas las conversaciones y reuniones que se tienen terminan en el recuerdo, es decir en el pasado, en acordate de aquella vez, te imaginás lo que paso el otro día, y sonriendo o entristeciéndose el tiempo pasa, como filósofo preguntándose sobre lo divino y lo humano, sabiendo que ninguna de sus preguntas tienen respuestas y aún teniéndoles la conclusión siempre es la misma: qué mas da?

Tantas cosas importantes en la vida y usté ahí… sin hacer nada! Oiría a mi mamá. Y para que viera que su hijo era letrado le contestaría: Haciendo nada? Yo, aquí procrastinando! Y por estar en éstas, se me fue el día y no hice nada…

… decía siempre la palabra necesaria. Pero impedía la discusión. Quedaba todo dicho.(1)

Óleo sobre papel. JHB (.DR.A)



(1) Saramago. Claraboya.

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