Hoy es una hoja en blanco, porque no ha pasado nada, a pesar de haber pasado tanto en este mundo.
Hoy
es en blanco para no volverme repetitivo, porque la retahíla se vuelve cansona,
cuando no pasa nada, a pesar de haber pasado tanto en este mundo.
Es
en blanco, para poder pasar desapercibido ante tanta noticia, que a pesar de su
abundancia, son las mismas cosas, del ayer y del antier. No hay nada nuevo, ni
siquiera de los muertos, porque ya están contabilizados.
En
blanco pienso, a pesar de que ese blanco vaya perdiendo blancura, por el paso
del tiempo, no porque lo esté ensuciando.
A
pesar de ser en blanco, en medio de la locura diaria, que es igual a la de ayer
y a la de antier, las palabras no dejan de fluir, porque cuando ya esté
totalmente blanco, alegórica y literalmente, ya no habrá nada qué decir, porque
luego del blanco, todo se ve negro, a pesar de las noticias.
Por
hoy –y tal vez por mañana- dejaré mi mente en blanco, a pesar de que las ideas
fluyen sin cesar, esa es la gran incertidumbre.
Escribir, he escrito mucho. Pero escribir es una forma sofisticada de silencio.(1)
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