Cuadro al óleo. JHB (D.R.A.)
(…) en últimas el
silencio no es tanto la ausencia de sonidos como el vacío necesario para la
creación de los sonidos propios. Y con suerte quizás uno de esos sonidos podrá
despertar una sonrisa, una lágrima o una idea.(1)
Hay sonidos de
sonidos. Música de música. Pero ruidos? Los hay muchos. Sólo pensar en todos
esos ruidos que se generan en nuestra cabeza, desde comer papas fritas, el
mordisco de una manzana o el crujir de un buen chicharrón, estando en silencio.
También en la acumulación de pensamientos que en medio de su desorden solo
generan el caos y producen dolor de cabeza.
Ruido lo hay en
el entorno, aún en el silencio de la noche que a su pesar aún mantiene el
ruido, acallado por la mente que decide no oírlo. Ruidos de la lejanía, del
camión que irrespeta la soledad del silencio, del lejano maullido de gata en
celo que rompe el aparente silencio o del perro que con su ladrar alborota el
vecindario, sin olvidar el de un gallo que anuncia que es el dueño del corral, sabiendo
que no está en el campo.
Y el ruido de
la ciudad. Ese mata, ese irrespeta, ese domina. No solamente el de los carros
en su andar, el de la gente en su gritar, parlantes y voceadores,
conversaciones en susurros y a gritos, carburadores mal carburados, incluido el
ruido de los gases venenosos que desprenden, contaminación total.
Hay personas
que no soportan el silencio, que vibran con el ruido de la ciudad; los hay
también que prefieren el silencio inexistente, porque siempre habrá sonido, habrá
ruido así como habrán pensamientos malquerientes, silentes y hasta decentes.
Y hay ruidos de
ruidos, según la zona. Hay ruidos que no son disonantes, como el estar en plaza
de mercado en su mejor hora, oír bultos, traslados, conversaciones, negociaciones,
que en medio de su monotonía traduce el ruido en el sonido apropiado de plaza
de mercado, para quienes saben de ello.
Y no hay peor
ruido que el de centro de ciudad. Nada más ver la peatonal de la 7ª, en horas
pico, música, algarabía, parlantes, sonidos que en la individualidad llaman,
pero que en el conjunto generan un caos, un ruido caótico que lo único que
invita es a huir de allí, a pesar de lo folclórico que se pretendió hacer. Es
el momento en que el sonido y la música generan caos y lo único que puede
lograr es ahuyentar al transeúnte, a aquél que el ruido ensordece y le hace
evadir esa triste realidad, sumada a la suya propia, si la tiene. Sin hablar
del ruido que produce el tumulto, la imposibilidad al caminar.
Y el mejor
remedio, el cerebro que se encarga de cernir ruidos y sonidos, eligiendo cuál
oír, cuál desechar. Elije por nosotros, estando en automático, pero póngale el
manual y ah! ruido que escucharás!
La mente no está
en ninguna parte. Es una función del cerebro y las funciones no están en ningún
sitio físico sino que son algo que ocurre en un sistema. Para entenderlo, le
doy una metáfora sobre el movimiento y la rueda. Uno no diría que el movimiento
está en la rueda sino que es algo que hace la rueda. Algo similar ocurre entre
el cerebro y la mente.(2)
(1) Juan Carlos Botero. Reflexiones tras una
conferencia. https://www.elespectador.com/opinion/reflexiones-tras-una-conferencia-columna-718851´. Refiriéndose a la creatividad literaria.
(2) Ignacio Morgado. Para ilustración:
es catedrático de Psicobiología del
Instituto de Neurociencia en la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona , de la que
es decano fundador. Actualmente imparte clases de Psicología fisiológica y
lleva a cabo investigación experimental sobre recuperación de la memoria por
estimulación eléctrica cerebral. Ha recibido varios galardones académicos
y ha hecho estudios en centros internacionales de investigación (Universidades
del Rhur, Alemania, y de Oxford, Reino Unido; Instituto Tecnológico de
California, Caltech, EE.UU.). Pertenece a varias sociedades científicas
internacionales y ha sido asesor científico de la editorial Ariel y Cosmocaixa Barcelona. Es autor de más de un
centenar de trabajos especializados sobre psicobiología yneurociencia cognitiva. Sus últimas obras de
divulgación son Emociones e
inteligencia social: una alianza entre los sentimientos y la razón(Mina,
2006; edición castellana: Ariel 2007 y 2010) y Cómo percibimos el mundo: una aproximación a la mente y los sentidos (
Ariel, 2012), aprender, recordar
y olvidar (Ariel, 2014) y La fábrica de las emociones (Ariel, 2015). https://ca.wikipedia.org/wiki/Ignacio_Morgado
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