No sé si la modernidad me está ganando y, por
ahora, hay cosas que me son muy molestas.
Una, la forma como se escribe ahora, donde por
un lado reina el copie y pegue, sin verificar si realmente viene al caso y la
abolición paulatina de las vocales; parece que van a la extinción. Nada más ver
cómo, sin distingo de edad, se escribe en redes sociales, en correos
electrónicos. Fds, me escribieron preguntándome por fds y yo, perdido no supe qué
contestar; pensé que se referían a la reserva federal gringa o a una empresa de
entregas, pero yo no tenía relación alguna con ninguna. El doctor Google me dijo
que era una tienda de ropa, fuera de serie, pero tampoco, nada qué ver con la
pregunta. Hasta que contextualicé un poco más, recordando que me alejo de la
gente precisamente por la ignorancia a la que ellos cada vez más se acercan,
según mi punto de vista, claro está. Total, me estaban preguntando por mi fin
de semana! Dios mío, cada día soy más ignorante porque al parecer los demás ya
se involucraron en ese ritmo de vida.
Y mi rechazo se origina en un consejo que me
dieron, al ver una respuesta mía sin puntuación ni ortografía por el afán de
responder, supongo; y me hizo reaccionar antes de caer en la impertinencia de
escribir a lo moderno. Me dijeron, bueno, el siquiatra de la familia me dijo,
que así sea un correo debo escribirlo bien, no tanto por el respeto al destinatario,
sino por uno, para que el cerebro no se acostumbre a ser perezoso, pues ello conlleva
consecuencias neuronales; el cerebro debe ejercitarse para que no disminuya su
actividad. Primero muerto que loco, me dije. Por eso es que odio cuando me
escriben tipo red social, porque desde mi punto de visto, yo no soy el
ignorante, que respeten al menos mi edad!
La otra, que igualmente me ofende y con más
profundidad, es otra impertinencia, que así al menos considero. Siento que una
persona es cretina cuando se presenta como el doctor fulanito, especialista en
algo, con un peachedé en cualquier cosa, doctorado en nosédónde y continúan citando
todos los diplomas que deben tener colgados en algún lugar, acaso no basta con
ser fulanito? Y no sé si es más cretino el que para sustentarse en algo, que al
parecer no puede ser oído de sus propias palabras producto de su propio
pensamiento, se respalde en fulanito de tal, doctor en algo, peachedé en algo,
doctorado en algo. Acaso uno no puede tener sus propios pensamientos, sus propias
conclusiones sin necesidad de sentirse autorizado por la opinión de otro? O son
cuestiones de ego? Sólo a los médicos les respeto sus estudios, porque tienen
mi vida en sus manos y a mayor especialización, así sea de práctica, es decir
viejos, más respeto les tengo. Dios me libre de caer en manos de un médico con
muchos títulos, poca edad y pocos conocimientos, a pesar de su aparente
especialización y sapiencia.
Desde que se inventaron la necesidad de
especializaciones el mundo cambió, porque todo profesional tenía que tener al
menos uno, no importa en qué –que lo digan los congresistas de mi época que se
especializaron gracias a sus ayudantes o a la universidad que de todos modos le
regalaba el diploma, y me consta-; luego era necesario el magister (que no sé
qué es y tampoco me interesa investigarlo) y luego el doctorado, más el
doctorado del doctorado y no sé cuántas más, que tampoco me interesan a estas
alturas de la vida, con pensar en que me quedan unos cuantos años de vida ya es
suficiente.
Por eso se me pone la carne de gallina cuando
veo a alguien que no tiene los calzones, pienso yo, para opinar sino que acude
al expediente de opinar con la opinión de otros, ellos con peachedé, doctorado
y mil cosas más, que al parecer los hacen más inteligentes y naturalmente, el
bruto es uno.
Y ya que estoy en éstas, recuerdo que hubo un
momento de mi vida profesional en que mis opiniones eran respetadas sin
necesidad de escudarme en lo que dijeron otros. Con el tiempo y creo que con la
llegada de internet, cualquier opinión tenía que estar respaldada, lo que le
quitaba originalidad a la opinión de uno. Y con el tiempo, fui desplazado por
contratistas asesores, con mil títulos que sabían más que uno, pero cuyos
conceptos dejaban mucho qué decir (y me consta), pero eran los asesores de
turno. De esa manera me guardé mi opinión y en lo posible no opinaba, el bruto
es uno, para qué dar papaya!
Estudié una cosa y por las variantes de la
vida, terminé haciendo muchas cosas ajenas a esa profesión, con la claridad de
que ese aprendizaje me gustó y disfruté cada uno de los puestos que desempeñé y
lo hice lo mejor que pude. Pero recapacitando, hoy me pregunto en qué punto me
perdí? Afortunadamente ya la profesión me tiene sin cuidado, de nada me sirve,
estoy pensionado, pero me siguen molestando, dándome urticaria si he de
confesarlo, estos temas y me sigo preguntando, en qué momento me perdí?
… la lengua, un ser vivo, sufre
continuas mutaciones de síntesis, préstamo, influencias de lenguas cercanas,
giros coloquiales y de jerga local, que, claro, hacen de ella un instrumento de
estudio fascinante, pero que complican enormemente su manejo.(1)
Imagen de Google (2)
(1) Santiago Gamboa. Los impostores.
(2) https://www.google.com.co/url?sa=i&rct=j&q=&esrc=s&source=images&cd=&ved=2ahUKEwiEgNGCt4neAhVFqlkKHf0KAUoQjRx6BAgBEAU&url=http%3A%2F%2Fwww.xdviral.com%2F19-conversaciones-de-whatsapp-muy-chistosas%2F&psig=AOvVaw3TtqZn8HXa7xC0aPVNUDbu&ust=1539726633913248
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