miércoles, 20 de noviembre de 2019

MARCHAS


      Sinceramente no sé el objeto de las marchas y menos cuando terminan en desmanes y vandalismos y creer éstos que así lograron tumbar un gobierno, pero viene el desgobierno, el caos y la anarquía, cuya reconstrucción lleva su tiempo, sus impuestos y nada bueno para quienes pretendieron cambiar un régimen, aunque ello genera más corrupción, de toda índole. Pero bueno, eso es cuento aparte.

      Va a haber una manifestación contra el gobierno pero no he podido identificar con claridad qué es lo que se busca, por haber tantos promotores, tantos intereses y tantos conflictos, como en todos los gobiernos que he vivido. Lo que me parece que es, es una manifestación en la que todos quieren salir a gritar, lo que sea, desde que se diga con seguridad: abajo el gobierno, o el eterno el pueblo unido jamás… pero con todo y ello, el pueblo siempre seguirá jodido, no hay de otra.

      No veo claramente un objetivo único o al menos alguno confiable, es tanto como decir hay que salir a protestar, por lo que sea, qué más da?(1) Pero realmente qué es lo que se está buscando? Mejorar la calidad de vida de los colombianos? Mejorar un poco al menos la de los más desamparados? Todos están en la búsqueda de pescar en río revuelto, la mezquindad humana se aprovecha de esos momentos, cada cual quiere su tajada, eso lo tengo claro.

      Naturalmente he de confesarme. Nunca he sido partidario de ningún tipo de marchas, creo que nunca he participado en ellas, ni siquiera en la sonada marcha de la paz de antaño que hasta donde recuerdo, fue muy linda, muy tranquila, pero sus frutos no los vi, fue una marcha que se evaporó con la misma efervescencia con que nació. Ni qué hablar de las marchas contra la corrupción, quedaron en nada. Por el contrario, rehúyo de cualquier aglomeración, hasta de centros comerciales a las horas pico y ni qué decir de conciertos y reuniones similares. En mi defensa puedo decir: estoy en mi derecho, pero prefiero pensar en que libremente puedo decir que no me gustan tales eventos y me tiene sin cuidado lo que la gente pueda pensar de mí.

      Si con algo de objetividad miro retrospectivamente el gobierno actual y todos los anteriores, no veo diferencia, el país sigue igual, a veces con algo de progreso y en otras con otro tanto de retroceso. Todo sigue igual y lo que me preocupa es que todo este bombo termine mal, porque desadaptados sociales abundan y en cantidades; y todos se dejan llevar por la marea(2), pensando que si Chile y Ecuador y aún Bolivia lograron aparentemente cosas, ha tenido su costo y ha demostrado la debilidad de sus líderes, por no decir que no estuvieron a la altura que se esperaba, simples miedosos y temerosos de las encuestas. En efecto, en Santiago lograron que no se subiera el costo del metro, pero lo destruyeron y volverlo a poner a funcionar ya les digo cuánto tendrán que pagar en impuestos(3) y al presidente se le vio el miedo de la presión; en Ecuador impidieron que se bajara el subsidio a la gasolina pero el costo de no hacerlo en oportunidad les pasará una gran cuenta en el futuro y también mostró la debilidad de su presidente; tumbar a Evo, que en realidad no fue por las manifestaciones en su contra sino que los militares se cansaron de respaldarlo y están en busca de una mejor tajada, pero, como digo, todo tiene su costo, en vidas humanas, en la economía del país, en restablecer el orden.

      Por eso sigo pensando en la utilidad de las marchas, mas cuando se llega a los extremos de los extremistas que solo están interesados en crear anarquía, pues, como dije, solo buscan generar miedo, simplemente eso, el placer de destruir, sin importar las consecuencias. A la muchedumbre destructora no le importa arrasar con el negocio de un paisano que ni siquiera tiene un seguro para ampararle; o al imprudente que quedó entre la multitud y le quemaron su carro y de pronto ni seguro tiene; a la ciudad que se ve destruida por desmanes y que, como insisto, debe recuperarse y sólo lo logra poniendo más impuestos para volver a levantar aceras, semáforos, paredes. Ya no hay Gandhis ni Martin Luther King pacifistas, hoy sólo puede terminar en turba desquiciada. Por eso no creo en las manifestaciones, porque hay mucho loco en el camino y las consecuencias pueden terminar siendo más costosas que la misma enfermedad.

      Espero que esa manifestación sea una más y que los desmanes no se presenten. Mientras, desde la comodidad de mi vida lo veré desde lo lejos, como lo he hecho a lo largo de mi vida y me tiene sin cuidado lo que puedan pensar de mí.

      Amén, hermano, oigo decir con sarcasmo y un tinte de ironía.

Un pastiche ingenioso de verdades, medias verdades y completas falsedades. Como sucede con las mejores mentiras.(4)

Tomado de El Tiempo (5)

[1] En Colombia, la movilización del 21 se ha convertido en una gran confluencia de quejas, frustraciones y reclamos de sindicalistas, estudiantes, indígenas, profesores, artistas, etcétera. Unos hacen paro, otros solo marchan. Unos van a agitar consignas ideológicas contra el Gobierno, otros van a enarbolar pañuelos blancos en favor de la defensa de los líderes sociales. Ese desahogo colectivo, en el que cada cual va a salir por una causa, no ha estado exento de falsas noticias, manipulación y polarización, como es usual en el territorio apache de las redes sociales. Revista Semana. https://www.semana.com/nacion/articulo/que-hay-detras-del-paro-del-21-de-noviembre-de-2019/640594
[2] De la noche a la mañana, Perú, Ecuador, Chile y Bolivia entraron en fuertes crisis políticas marcadas por protestas callejeras. A pesar de tener causas y efectos distintos, varios sectores interpretaron que se trataba de un movimiento telúrico que recorría la región para tumbar a los gobiernos. (…)Los promotores del paro, hábilmente, en los últimos días impusieron dos tendencias: Marchar contra el mal gobierno y salvar la paz. En el primer caso, sintetizaron una consigna efectista: puede que no haya un colombiano que no esté inconforme con algo. Desde la corrupción hasta un hueco frente a su casa. Así se creó una dinámica en la que de manera inédita aparecieron las más distintas voces diciendo que iban a la marcha. (…) Pero, si el presidente Duque les reiteró que por ahora no se presentará ningún supuesto paquetazo laboral ni pensional que golpearía a los trabajadores, entonces ¿por qué el paro? El Tiempo. https://www.eltiempo.com/politica/gobierno/paro-nacional-del-21-de-noviembre-promotores-y-opositores-434268
[3] Las protestas en Chile le han salido muy caras a ese país. El cálculo oficial del Gobierno dio los siguientes resultados. Se estima que los daños en infraestructura ascienden a 4.500 millones de dólares. De esos, 300 millones de dólares corresponden a los daños de las 70 estaciones de metro prácticamente destruidas de las 136 que tiene Santiago. La economía ha perdido 3.000 millones de dólares que corresponden al 1,08 del PIB. El comercio ha caído en un 10 por ciento, y el recaudo del IVA en un 25. Se han perdido 100.000 puestos de trabajo. Y el crecimiento económico esperado, de 2,5 por ciento, ahora se proyecta en 1,9 por ciento. Confidenciales de Semana. https://www.semana.com/confidenciales/articulo/perdidas-y-costos-de-las-protestas-en-chile/640589 y también https://www.semana.com/confidenciales/articulo/cifras-del-gobierno-de-evo-morales-en-bolivia/640588
[4] Robert Ludlum. El engaño.
(5) El Tiempo. Edición del 19 de noviembre de 2019. Columna de Eduardo Escobar.

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