En lista tenía varios
temas, pero se fueron acumulando los artículos originadores, lo que me lleva a
condensarlos lo más posible, dejar la idea y ver si en el futuro vuelvo sobre
ellas y amplío mi opinión, mi burla, mi desprecio, según el estado mental en
que me encuentre. Uno nunca sabe.
1. La conspiración[1].César Rodríguez
Garavito (…)
La industria del azúcar se
confabuló con tres profesores de la Universidad de Harvard para silenciar la
evidencia creciente sobre los daños que el azúcar produce sobre la salud (…)
No es una estrategia del pasado ni
sólo de la industria y la academia estadounidenses (…)
La otra cara de la conspiración
del azúcar, como la llamó The Guardian,
consiste en silenciar a los científicos y los ciudadanos que cuestionen el
mensaje de la industria.
La manipulación siempre ha estado viva a través de los
siglos, recordar que era buena la gasolina y las pinturas con plomo, que el
triclosan no hacía nada y cada día éramos envenenados, no solo por la publicidad
consumista, sino porque las grandes empresas sobornaban a quienes debían
decidir sobre su utilización (léase si se quiere la Sancta Sanctorum de la FDA, que certifica y descertifica a
conveniencia y pensar que media humanidad se arrodilla a sus consejos, menos
los muertos que ya han sido enterrados!).
Y la ironía me la encontré:
Y, entonces,
el productor original de la eflornitina (la farmacéutica estadounidense Marion
Merrel Dow, luego Hoechst Marion Roussel) decidió interrumpir la producción porque
no era rentable. Los médicos africanos tuvieron que seguir envenenando a sus
pacientes con el derivado del arsénico.
Y, para
rematar, la producción de eflornitina se retomó sólo cuando se descubrió que
impedía la aparición del vello facial. No había inyecciones para los enfermos,
pero había cremas para las coquetas[2].
2. Basado en la teoría de juegos. La mayoría de personas son envidiosas
Un experimento
social realizado con más de 500 personas reveló cuatro personalidades:
pesimistas, optimistas, confiados y envidiosos. Este último grupo es el más
numeroso.
Los envidiosos, a los que no les importa la ganancia obtenida siempre
que sea superior a la de los demás, son el grupo mayoritario, con un 30 %. Los
optimistas (20 %) deciden pensando que el otro va a escoger lo mejor para
ambos. Los pesimistas (20 %) eligen la opción menos mala porque creen que el
otro los fastidiará. Por último, los confiados (20 %), cooperan siempre, son
colaboradores natos: les da igual ganar que perder. Existe un quinto grupo
indefinido, formado por el 10 % de los voluntarios, que el algoritmo no pudo
clasificar porque no responden de manera determinante a ninguno de estos
patrones.[3]
Somos tantas cosas y lo mejor de todo,
es que somos tantas cosas malas, que no deberíamos ser animales sociables
–carroñeros-, deberíamos ser carroñeros solitarios para que no saliera la mala
leche que en general gobierna nuestros sentimientos. El colombiano mata y come
del muerto, está comprobado, como lo está aquello de que somos de los países más
felices del mundo y por tanto debemos reírnos, hasta de nuestra forma de ser?
Otra triste ironía. Sin olvidar adicionalmente que Cochise lo predijo hace
mucho tiempo, los colombianos nos morimos más de envidia que del corazón.
3.
Estraval y Elite: La nueva gran estafa
Después de
los escándalos de InterBolsa estalla un millonario desfalco financiero que
tendría comprometidos 1,5 billones de pesos. ¿Cómo se llegó a este nuevo
desastre?[4]
Acababa de ver la película La gran apuesta (en
inglés: The Big Short), muy buena sobre el descalabro financiero de años
recientes en hipotecas y demás. No hace mucho, el lobo de Wall Street, Wall
Street 2 y otras tantas cuyo nombre no recuerdo. Dos cosas para mencionar que
me generan malestar (mala leche, dirá alguno con razón). 1) Dentro de mi
simplismo, nunca he entendido cómo una bolsa de valores, que no genera ningún
producto mercantil palpable –fuera de papeles, aclaro- puede generar una crisis
–y no pasa nada, claro-. Coltejer quebrada y seguían vendiéndose acciones en
Interbolsa, un ejemplo. 2) Siguiendo con mi simplismo. Colapsa la economía y no
pasa nada, unos cuantos a la cárcel, uno que otro suicidio extremo –que les
vaya bien!- pero los grandes siguen tranquilitos –Deutsche Bank, por ejemplo-.
Como dijeron los de Interbolsa, nosotros
no somos ladrones, no nos traten como criminales! Para eso contribuyen en
las campañas políticas.
Ironía. 1) Nos clavaron el neoliberalismo cuando en los primeros
países que lo impusieron habían visto ya el fracaso del sistema. Gracias
Gaviria y su jardín (el que con niños se acuesta...). 2) Acaban de anunciar el
fracaso pensional privado en Chile, el cual copiamos de ellos hace como 20 años
porque era lo mejor del mundo y ahora Chile vino a copiar el modelo de
Colpensiones (antes Seguro Social)!
4. Hacer humor en tiempos de lo
políticamente correcto[5]
El
humor hiere cada vez más susceptibilidades y mucho más en tiempos de gran
polarización, donde todo puede ser malinterpretado. ¿De qué reírse? (…)
De un tiempo para acá pocos se atreven a decir en público
palabras como ‘negro’, ‘marica’ o ‘indigente’. El lenguaje de lo políticamente
correcto dice, por ejemplo, que a los pobres ahora hay que llamarlos ‘población
en condiciones de vulnerabilidad’. Un chiste de pastusos, enanos, cojos o
ciegos constituye una ofensa mayor: podría atentar contra la dignidad de las
minorías o de los discapacitados. Y de política ya no se puede hablar porque o
se es castro-chavista o se es fascista. Es tal la presión que hasta en WhatsApp
está de moda usar emoticones de piel trigueña o negra para sentirse incluyente.
(…)
Internet se convirtió en un espacio donde la gente quiere
demostrar qué tan buena persona es al aprobar y desaprobar conductas mediante
el ‘me gusta’, el retuit, los emoticones y el comentario. Pero así como
promueve valores como la tolerancia y la libertad de expresión, ha agudizado
los odios y banalizado cosas tan graves como amenazar a alguien de muerte.
(…) “Hemos llegado a un punto en que negamos la realidad
misma de las minorías para evitar herir susceptibilidades. ¿No es peor
eso?”.Matador. (…)
El lenguaje, por ende, no es el problema. “Uno puede decir
negro, indigente y enano. Lo que no puede es hacer el chiste fácil burlándose
de su condición”, afirma Betto, caricaturista de El Espectador. “Mucha gente me
critica por cómo describo a los personajes de mis columnas, pero creo que los
chistes físicos, más que evitarlos, hay que destilarlos”, añade Samper Ospina. (…)
Si la corrección política es una fachada para
hacer creer a las personas que son mejores o para ocultar sutilmente
cuestionamientos necesarios, es incierto. (…)
La tolerancia que hace años promovía el humor
por simplemente ser humor está desapareciendo. El escritor Antonio Caballero,
que en días pasados dedicó una caricatura al tema, lo resume en dos frases: “El
problema no es del que habla, sino del que oye. Así los humoristas se resistan
a la corrección política, si las personas se someten a ella tendremos un mundo
aburridísimo donde habrá chistes pero no gente que se ría” (…)
Por casos semejantes y similares es
que a veces hay que mandar a la mierda a las minorías, porque se vuelven más
intransigentes, más intolerantes que quienes no lo son. Sin eufemismo lo he
dicho! Amén!
5.
Lo que Viviane Morales y sus mujeres firmantes no han entendido[6] Catalina Uribe.
Hay quienes dicen que la sociedad
está perdiendo sus valores, pero quizá lo que esté pasando es que nos estamos
perdiendo en ellos. Es difícil determinar lo que es bueno y justo en cada
situación, pero no es tan difícil ver lo que es cruel. Relegar a una parte de
la población, rechazarla a una ciudadanía de segunda, e impedirle ayudar a una
infinidad de niños que necesitan ayuda, es cruel. La crueldad de la
discriminación debería poner en jaque a muchos pseudo-valores, pero al final
del día es más fácil creerse un buen cristiano que de hecho serlo.
La estupidez humana está presente cada día,
advirtiendo a ratos que la estupidez puede ser mía al erizarme con esos temas,
los del centro democrático –que ni se merecen las mayúsculas del título- de
uribe –que tampoco se lo merece- ni de sus huestes, con lo cual la mala leche
me ha llevado a la intolerancia que ellos predican, parece como una técnica
usada por la CIA, como adelante se verán tips. Hoy nos reímos de los primeros
concilios católicos, en donde el tema central y que daba lugar a discusiones
eternas, irónicamente bizantinas, sólo hablaban sobre el sexo de los ángeles,
la virginidad de la virgen. Guardadas proporciones, así estamos hoy, así
seguimos y nos encantas las discusiones bizantinas, porque sabemos que son de
nunca acabar, que terminan en trompadas y que son perfectas para demostrar que
la racionalidad no sirve para nada. Sin argumentos, lo mejor es gritar e
insultar, Ave Cesar! (con mayúsculas correspondientes, para la ironía). Acabo
de leer que se intentó limitar esas discusiones con el Edicto de Constante[7]
(interesante!), será que lo pudiéramos decretar acá?
6.
Las sectas[8].
Melba Escobar.
Aunque no crea en los
nacionalismos, o más bien crea en el daño que pueden causar, me cuesta no
pensar en Colombia como un país con una serie de tics, de manías, de sesgos, de
rasgos particulares tan específicos que cuesta no caer en generalizaciones. (…)
Al final, las sectas, o castas, o
pandillas o como quiera cada uno llamar a su circulillo, se alimentan de su
contraposición con otra secta o pandilla o casta o lo que sea: la derecha
contra la izquierda, el Sí contra el No, la oligarquía contra el proletariado,
los conservadores contra los progresistas, los de Suba contra los de Usaquén,
el Santafé contra Millonarios, Uber contra Tappsi, o lo que sea, siempre habrá
forma de encontrar un opuesto, de aferrarse a la secta con garras y dientes y
oponerse a ese otro con pasión visceral y descarnada, como eternos hinchas
furibundos en un partido que nunca se acaba.
Sin mayor comentario, así somos cuando queremos ser pandilleros!
7.
¿Por qué se viralizan las noticias falsas en Internet?[9]
Expertos en redes sociales coinciden en que hay dos razones
fundamentales para que esto ocurra: pereza cognitiva de los propios usuarios.
Y, en casos más complejos, sofisticadas estrategias de gurúes digitales que
manejan al dedillo la crispación reinante en la web. En cuanto a la primera
explicación, es claro que los consumidores de Internet se dejan llevar por los
vaivenes de herramientas como Facebook y Twitter.
Respecto a la segunda razón, es claro que la red puede ser un
peligroso amplificador de intereses mezquinos. De hecho, en el mundo existen al
menos 1.500 organizaciones dedicadas a la creación de mentiras virales para
hacerles daño a gobiernos, multinacionales o personajes públicos
No me queda gran comentario, por un lado, estúpidos
que somos y por el otro, por estúpidos que somos. Y caemos en ambas y lo peor,
recaemos sin rubor!
8. Tips del manual de sabotaje de la CIA[10].
Luis Carlos Reyes
Quizá Colombia esté más
infiltrada por la CIA de lo que John Lenin, el personaje de Jaime Garzón, se
imaginaba.
Primer tip de sabotaje: “Insista en que todo se realice a través de
‘conductos regulares’. Bajo ninguna circunstancia permita que se tomen atajos
para lograr decisiones más expeditas”. En este aspecto, la victoria de la CIA
ha sido completa. En Colombia, hasta las visitas al baño están reglamentadas.
Segundo: “En cuanto sea posible, dé discursos, hable tan frecuentemente
como le sea posible… y no dude en hacer algunos comentarios patrióticos
pertinentes”. La aplicación de este principio es evidente no sólo en los
discursos del congreso, donde al fin y al cabo uno espera este tipo de cosas.
También lo es en el sinnúmero de reportes y documentos no legales que empiezan
con panegíricos a la constitución, a las leyes y a tal o cual decreto, y luego
lo dejan a uno en las mismas y sospechando que en el fondo no se dijo nada.
Siguientes tres: “Delegue tantos asuntos como sea posible a comités para
‘estudio y consideración adicional’. Trate de hacer que los comités sean tan
grandes como sea posible – nunca de menos de cinco personas”; “traiga a
colación tantos temas irrelevantes como le sea posible”; y “debata
interminablemente sobre las palabras exactas de comunicados, minutas y
resoluciones”. Los logros de la CIA en este campo no son sólo evidentes en las
ocasionales comisiones de notables que se nombran para abordar nuestros
problemas, sino en cosas del día a día. Pensemos, por ejemplo, en cómo tras
meses de trabajar en la regulación de Uber el Ministerio de Transporte se quedó
callado con respecto al verdadero problema, que es la existencia de los cupos
de taxi, pero sí se explayó en disposiciones sobre el color de la pintura de
los “taxis de lujo”. Como acto de sabotaje, hay que reconocerlo, es brillante.
Siguiente tip: “Vuelva a traer a colación temas que ya se habían
decidido en reuniones pasadas, y trate de reabrir el debate sobre la
conveniencia de las decisiones ya tomadas”. Es un éxito contundente de la CIA
si pensamos en cómo las disposiciones de una alta corte contradicen las de
otra, luego son suspendidas por un tribunal extranjero y por último, digamos,
son invalidadas por un juez promiscuo del Amazonas. Una vez traté de explicarle
a un amigo washingtoniano cómo fue el circo de veredictos en contra y a favor
de la destitución del alcalde Petro y tuve que desistir. A estas alturas ni la
CIA entiende.
Y concluyo, los gringos nos estupidizaron, primer
pecado; segundo pecado, nos dejamos estupidizar, por estúpidos, y hoy… seguimos
arrodillados, pero más sabidos, dirán algunos.
Colofón: Vale la pena a esta edad emputarse por todo
eso, sabiendo que somos invisibles y que nuestra opinión no importa? Que con
nosotros o sin nosotros las cosas seguirán iguales?
(Foto
de Facebook)
[2] http://esmateria.com/2013/01/23/el-escandalo-de-los-medicamentos-veneno/
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