miércoles, 9 de junio de 2021

MI PAÍS

Y mi país empezó a desmoronarse. Violencia, odio, pobreza, corrupción. 

 

Eso oí en una serie que comenzaba a ver. Pensé que hablaba de este país, mi país, pero no, era otro. 

 

Aunque me pareció la radiografía de este país o, podría ser la de cualquier país actual. Pero el diagnóstico era acertado, porque hoy eso es lo que nos está caracterizando. Violencia a granel, no solo la nacida de la guerrilla y los narcos, hampones incluidos (esos y los otros) y hoy más debido a la polarización en que estamos, debido igualmente a culpa que recae en los políticos, especialmente de aquellos que se consideran los mesías, de ambos lados, de todos lados. Es la polarización que se ve en este paro, donde el odio con la violencia se van alimentando mutuamente, contra el vecino que ayer nos era indiferente y aún del que ni siquiera conocíamos. Igual circunstancia comparte con el otro. Por cosas de la vida quedamos en lados opuestos. 

 

Reconciliarse, difícilmente, los rencores ya se implantaron, aunque dicen que el tiempo y la distancia curan todo. Si no se vuelven a ver, tal vez se disipe todo. 

 

La pobreza, esa siempre ha existido, no hay mucho qué hacer, ni regalándoles todo, porque creen que así se convierte en derecho, a no hacer nada y tener todo. Es la promesa que hacen todos los políticos, a sabiendas que no van a cumplir, no importa la ideología que tengan. Todos son iguales, eso póngale la firma. Y de la corrupción, ni hablar, sobran las leyes, faltan las verdaderas acciones.  

 

Ese es mi país. 

 

Polarización, será que de eso se trata?

 

He leído la versión del rey Jacobo. Junto con el Corán, el Talmud y el Libro del Mormón.
—Bien. ¿Qué punto en común encuentras en todos ellos?
—La violencia. La gente dice que el Corán incita a la violencia. No tiene nada que envidiarle a la Biblia. Si no recuerdo mal, el Deuteronomio está especialmente puntuado de mensajes apocalípticos. Matarás a golpes por aquí y por allá. [1]



[1] Camel Club. David Baldacci.



 


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