Alcancé a ver una parte de una entrevista que le hacían a Edgar Morín[1] y deduje que decía algo así como que cada vez que se toma una decisión es porque se presentan opciones y se debe decidir por alguna de ellas.
Entonces
siempre estamos enfrentados a decidir. Decidir, elegir una opción entre varias.
Allí radicaba lo que llamamos libertad? Pregunta que me he hecho.
Y lo
decidido es lo que debería aceptarse, sin cuestionamiento, sin arrepentimiento,
porque fue la decisión adoptada ante varias opciones, así fueran dos, al ser
alternativas.
Si la
decisión lleva a buen fin poco se piensa en ella, ya que poco importa, porque
nos hizo felices o al menos nos hizo sentir bien, porque el efecto satisface y
no genera nada diferente a la satisfacción misma.
Cuando el
efecto es adverso, el perverso cerebro entra en acción y allí es cuando surgen
los problemas. Por qué la tomé? Si hubiera decidido lo contrario? Si no hubiera
hecho caso? Si, si, si, eternos síes condicionales. Pero estamos jodidos en
este punto, por haber optado por lo decidido y no ser capaces de sobrellevar
esa carga, que objetivamente deberíamos asumir, al tomar, como sea, la decisión
adoptada. Diría uno: sí, la cagué y qué? El paso siguiente sería el de salir
del atolladero al que nos llevó la decisión, si se puede; si no, seguir con la
vida porque qué más se hace? Pero nos quedamos con la culpa, que dura tiempo
superar, hasta que el tiempo o la berraquera de uno diga en voz alta: Basta!
&
Al otro día
de escribir lo anterior, viendo DW[2], estaban tratando un tema
sobre hasta qué punto las decisiones eran nuestras. Hablaban de cómo manipulan
los medios y la publicidad nuestras decisiones no solo en el campo de las
necesidades que nos crean sino en el ámbito social y volviendo a Morin decía
Wikipedia: Para Morin, el imaginario colectivo es el conjunto de deseos, valores y prácticas
sociales, que constituyen un dualismo entre la imaginación y la realidad. De
forma que la industria cultural se pone al servicio del imaginario colectivo,
como cualquier elemento inventivo y creativo necesario para cualquier producto cultural. Este imaginario colectivo nace de la necesidad de
sentirse pertinente a la sociedad y
encajar. Por este motivo las masas se crean un ideal al que quieren aspirar,
determinando este dualismo entre la realidad que viven y el imaginario al cual
aspiran. La cultura de masas se encarga de crear los símbolos, mitos e imágenes que
pertenecen tanto a la vida práctica como la imaginada.
Y
volvieron mis preguntas retóricas de hasta qué punto somos tan libres como
creemos serlo. Hasta qué punto el mundo moderno nos ha moldeado para tomar
decisiones creyendo que son nuestras, sin serlo. Como dije, preguntas
retóricas.
Estaba orgulloso de su uso del lenguaje
complicado con el que el mundo de los negocios enmascaraba la realidad del
comportamiento humano.[3]
[1] El
programa era emitido por TV5Monde, edición del 22 de junio. https://es.wikipedia.org/wiki/Edgar_Morin.
[2]
Hecho en Alemania.
[3] Con el agua al cuello. Donna Leon.
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