viernes, 25 de junio de 2021

ENTRETEJIDOS

             Alcancé a ver una parte de una entrevista que le hacían a Edgar Morín[1] y deduje que decía algo así como que cada vez que se toma una decisión es porque se presentan opciones y se debe decidir por alguna de ellas.

 

            Entonces siempre estamos enfrentados a decidir. Decidir, elegir una opción entre varias. Allí radicaba lo que llamamos libertad? Pregunta que me he hecho.

 

            Y lo decidido es lo que debería aceptarse, sin cuestionamiento, sin arrepentimiento, porque fue la decisión adoptada ante varias opciones, así fueran dos, al ser alternativas.

 

            Si la decisión lleva a buen fin poco se piensa en ella, ya que poco importa, porque nos hizo felices o al menos nos hizo sentir bien, porque el efecto satisface y no genera nada diferente a la satisfacción misma.

 

            Cuando el efecto es adverso, el perverso cerebro entra en acción y allí es cuando surgen los problemas. Por qué la tomé? Si hubiera decidido lo contrario? Si no hubiera hecho caso? Si, si, si, eternos síes condicionales. Pero estamos jodidos en este punto, por haber optado por lo decidido y no ser capaces de sobrellevar esa carga, que objetivamente deberíamos asumir, al tomar, como sea, la decisión adoptada. Diría uno: sí, la cagué y qué? El paso siguiente sería el de salir del atolladero al que nos llevó la decisión, si se puede; si no, seguir con la vida porque qué más se hace? Pero nos quedamos con la culpa, que dura tiempo superar, hasta que el tiempo o la berraquera de uno diga en voz alta: Basta!

 

&

 

            Al otro día de escribir lo anterior, viendo DW[2], estaban tratando un tema sobre hasta qué punto las decisiones eran nuestras. Hablaban de cómo manipulan los medios y la publicidad nuestras decisiones no solo en el campo de las necesidades que nos crean sino en el ámbito social y volviendo a Morin decía Wikipedia: Para Morin, el imaginario colectivo es el conjunto de deseos, valores y prácticas sociales, que constituyen un dualismo entre la imaginación y la realidad. De forma que la industria cultural se pone al servicio del imaginario colectivo, como cualquier elemento inventivo y creativo necesario para cualquier producto cultural. Este imaginario colectivo nace de la necesidad de sentirse pertinente a la sociedad y encajar. Por este motivo las masas se crean un ideal al que quieren aspirar, determinando este dualismo entre la realidad que viven y el imaginario al cual aspiran. La cultura de masas se encarga de crear los símbolosmitos e imágenes que pertenecen tanto a la vida práctica como la imaginada.

 

            Y volvieron mis preguntas retóricas de hasta qué punto somos tan libres como creemos serlo. Hasta qué punto el mundo moderno nos ha moldeado para tomar decisiones creyendo que son nuestras, sin serlo. Como dije, preguntas retóricas.

 

Estaba orgulloso de su uso del lenguaje complicado con el que el mundo de los negocios enmascaraba la realidad del comportamiento humano.[3]

Tomado de Facebook
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[1] El programa era emitido por TV5Monde, edición del 22 de junio. https://es.wikipedia.org/wiki/Edgar_Morin.

[2] Hecho en Alemania.

[3] Con el agua al cuello. Donna Leon.

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