viernes, 4 de junio de 2021

PROMESAS

             A veces las palabras resultan ser muy frágiles. Otras, pueden ser peligrosas. Unas más serán de esperanza, aún de fe, pero todas las palabras tienen su connotación y su contexto, sacadas del contexto, son solo palabras.

             Y como palabra pueden tener muchos significados y por la entonación, muchos más. Si son solo palabras buscadas en el diccionario pueden ser eternas, mientras no se conviertan en arcaicas y una vez allí, no hay poder humano para resucitarlas.

             También pueden ser innovadoras o simplemente nacientes, como aquellas que empiezan a nacer como neologismo.

             Y las palabras son solo un rasgo humano, aunque es bien cierto que ciertos animales las entienden, baste preguntarle a una mascota, reacciona ante ellas. Quién es el perro más lindo del mundo? Y la cola la batirá como si fuera una verdad celestial.

             Parola, parola, parola, por ejemplo (y si el lector es tan viejo como yo, sabrá que no me refiero a la malpensante que antaño solíamos mencionar), sino a la versión italiana, aquella cantada por Silvana di Lorenzo (o Alain Delon o Mina), tan solo palabras hay entre los dos. Varios significados para una frase, dependiendo de connotación o contexto.

 

            Y todo este discurso a dónde conduce? A una promesa de amor eterno, siempre dicha, casi siempre sentida, pero efímera y relativamente fugaz: una mueca de ironía, qué poco había durado aquella eternidad, qué efímera, qué malditamente fugaz había sido aquella sutil infinitud de amor apenas recién estrenado.[1]

             Es una promesa de amor eterno, en sus diferentes variantes, pero que conlleva la idea final. Sin embargo, casi siempre, se diluye en el tiempo y esa eternidad termina en un momento y la fatalidad llega con ella.

             Por siempre, para siempre, simplemente siempre. Siempre, toda la vida, toda la eternidad, hasta nunca jamás. Y rota la promesa, seguro viene otra eternidad, dicha en otra oportunidad, donde se piensa que sí es para toda la eternidad.

             Te amaré toda la vida,

            Todos los días, los meses, los años…

             Recuerdo haber leído, hace muchos siglos y no recuerdo en dónde, que la promesa más humana, más real es aquella que alguien dijo, algo así, te amaré mientras te ame.

             Eso me llevó a pensar que las eternidades solo se dan en el cielo, porque aunque la vida parezca eterna, lo que parece no suele ser.

 

Scire quando loqui magnum est, sed scire quando tacere maximum est.
JULIA DOMNA

«Es importante saber cuándo hablar, pero es mucho más importante saber cuándo callar»[2]




[1] La sospecha de Sofía. Paloma Sánchez Garnica.

[2] Y Julia retó a los dioses. Santiado Posteguillo.

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