miércoles, 14 de marzo de 2018

RECUERDO



Una frase oída al aire me hace escribir sobre el recuerdo. Decía algo de un recuerdo dentro de otro recuerdo.

Inicialmente pensé cómo podía un recuerdo estar dentro de otro recuerdo y recordé la fragilidad del pensamiento, de la vulnerabilidad en la grabación cerebral, en la traición de la mente, en la poca fiabilidad de lo que guardamos en cualquier lado de la cabeza, consciente o inconscientemente, por no mencionar al subconsciente, esas tres personalidades que allí habitan.

Los recuerdos nos confunden y basta con oír las versiones de varias personas a un mismo suceso pasado; cada una trae a su memoria lo que recuerda, le agrega apreciaciones subjetivas, le añade emotividad no ocurrida y al hacer la mezcla con los recuerdos ajenos, queda la sensación de no saber cuál fue realmente el hecho que se recuerda y de allí en adelante, cada vez que se piensa se le sumarán todos los elementos nuevamente oídos para crear un nuevo recuerdo dentro del recuerdo y de así la realidad termina tergiversada.

                Si se piensa un poco más, el recuerdo termina involucrado con otro recuerdo y éste lleva a otro haciendo tal mezcolanza que la verdad se evapora generando una nueva verdad, ya subjetivamente tergiversada, torcida, desconocida.

                Y en eso se nos va la vida, de allí que alguien hubiera puesto en alerta sobre aquella loca que habita en nuestra cabeza y como loca que es, no se puede confiar en ella, aunque a veces diga o parezca decir la verdad, dado que el desprestigio de su lengua le lleva a divagar con propiedad o con dubitación, pero nunca objetivamente.

Era más pequeña de lo que me había imaginado –como inevitablemente son los sitios que la memoria reconstruye-, pero también más aburrida y grisácea. Los recuerdos mejoran el pasado; es la realidad la que falla.(1)

Óleo sobre papel. Técnica espátula. JHB (D.R.A.)


(1) Siddhartha Mukherjee. El gen, una historia personal.

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