¿Quién me puede enseñar a ser normal si somos únicos?
¿Quién nos puede enseñar si a ellos nadie les enseñó?
Les enseñó alguien que se creía normal,
pero que no sabía quién le había enseñado a serlo,
sólo creían que era normal
y por eso enseñó lo que creía que era normal.
Y así siglo tras siglo, creyendo que enseñaba bien,
que enseñaba lo correcto.
¿Pero qué estaba enseñando? me pregunto.
¿Qué era la normalidad?
¿Qué estaban enseñando? Me repito.
Y si somos únicos, ¿qué estábamos aprendiendo?
Qué normalidad estábamos recibiendo? ¿cuál transmitiendo?
Y entonces me pregunto: ¿qué aprendí?
¿Qué tan normal soy? ¿Qué tanto me acomodé a sus enseñanzas?
Y hoy, vuelvo y me pregunto: ¿Qué tan normal soy?
¿De qué normalidad estamos hablando? Me pregunto.
¿De la que nos enseñaron? ¿De la que me implantaron?
¿Y todo a mi pesar? ¿Y qué mal la trasmití?
Y con todo, sigo preguntándome: ¿Qué tan normal soy?
Si al menos supiera qué significa normal.
¿Será que me volví excepción? ¿O soy una excepción más?
Y ¿debo temer a la excepción?
Porque cuando la excepción llega, lo normal deja de ser.
Y entonces me pregunto:
¿qué pasa cuando la razón deja de tener razón?
Y ¿cuando lo normal deja de ser normal, por tanta excepción?
Sólo sé que moriré sin explicación.
Todos los hombres nacemos con
los días contados.(1)
26994159_10155546098714565_7715112211273720794_n.jpg
(1) Julia Navarro. La hermandad de la sábana santa.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario